lunes, 22 de junio de 2020


“THE BOLTON SHOW”
El dilema del Sistema de revisión previa que pareciera no funcionar con la obra del ex asesor John Bolton ¿No está comprometida la Seguridad Nacional o quizá, ello sirva para desbancar a Donald Trump?


Por Charles H. Slim
La mañana del 10 de septiembre del 2019 en la La Casa Blanca para algunos sería un día para recordar y para otros, mejor olvidar. El aire se cortaba con un cuchillo y las tensiones entre Trump y uno de sus asesores especiales de seguridad nacional estaban por llegar al climax. John Bolton, un funcionario republicano con un amplio record de trabajo dentro de las filas del estado federal y leal un neoconservador dispuesto a llevar los intereses de EEUU hasta las últimas consecuencias, sería despedido como un simple empleado por un caprichoso presidente que no aceptaba sus puntos de vista.

Sin dudas Trump metió la pata y si esperaba que Bolton no se iba a vengar de semejante humillación, se equivocó y mucho.

Un mes antes uno de mis contactos en Washington me había comentado de unos rumores sobre que John Bolton estaba por lanzar una primicia que haría temblar la administración de Trump. Sonaba bastante creíble ya que Bolton ocupaba un lugar sensible y estratégico dentro de la administración pudiendo saber de los entretelones más finos y escandalosos de las decisiones que se tomaban en La Casa Blanca.

La noticia de que Bolton el 23 de junio lanzaría un libro con sus memorias no hizo esperar sus consecuencias y la primera de ellas fue, la de poner muy nervioso al nada previsible Donald Trump.

Como asesor de Seguridad Nacional, Bolton tiene muchos secretos bajo su conocimiento pero sabe muy bien que no puede exponer aquellos que comprometan a la integridad y la seguridad nacional.  Para los detractores de Trump y en particular para la elite del negocio de la política, es una oportunidad invalorable para terminar por desbancar al indeseable “outsider”. Bolton puede llegar a ser la bota que le patee el trasero a Trump y lo desaloje de la Casa Blanca. Sin dudas que en sus memorias habrá descripciones más que elocuentes y muy incomodas de episodios vividos dentro de la administración Trump.

Ante semejante panorama Trump y su círculo leal han tratado de frenar la publicación de estas memorias, algo que no solo no encontrara éxito sino que vuelve a dejar muy parada a su administración. Los primeros que tuvieron la primicia de conocer algunos pormenores de éste compilado de memorias fueron –como no podía ser de otra forma- el “Washington Post”, “The New York Times” y el “Wall Street Journal”, medios detestados por  el esquizofrénico mandatario.

Algunas de las revelaciones que el mismo Bolton ha ventilado antes de la salida de este libro son tales como que, Trump no estaba capacitado para ser presidente o aquella referida a una supuesta conversación en la que le habría suplicado a nada menos que al Primer ministro chino Xi Jinpin que lo ayude para obtener la reelección en noviembre de 2020 a cambio de fomentar las compras de material agrícola para surtir las necesidades de los estados que producen granos. Desde la vista de un profano, una verdadera incoherencia con las posturas que ha venido mostrando La Casa Blanca al público, pero desde el punto de vista del ejercicio de la política del “Doble rasero”, es algo que no sorprende.

Una de las formas que Trump busco para tratar de sabotear la publicación  fue la de alegar que en ella, habrían documentos clasificados (calificación altamente sensible) que podrían comprometer a la Seguridad Nacional lo que de por sí es un delito federal en los EEUU. Pero como lo dejo en claro el abogado de Bolton, Charles Cooper, tras haber realizado durante cuatro meses la revisión del manuscrito con 500 páginas que se pretende publicar, aseguro que no constan en las citas del libro documentos clasificados.

Igualmente, Donald Trump cuenta con la ventaja de hallarse en el poder y es por ello que tiene los recursos que le brinda el sistema con los cuales a lo menos, puede  retrasar indefinidamente la publicación. En ese camino parece estar dirigido el Fiscal General William Barr quien aseguró que el proceso de revisión de ese material “no estaba concluido”.  Para el abogado Cooper esto solo es una maniobra dilatoria con la cual la administración pretende censurar la libre publicación de un material que el público norteamericano tiene derecho a conocer.

Era esperable la reacción del gobierno. Aquí no se puede culpar a Trump de estas tretas administrativas. No es la primera vez de que se trata de obstruir la publicación de material que puede llegar a ser embarazosa para un funcionario determinado, una administración o incluso, de información que es de legítimo conocimiento público. Se estaría tratando de usar el proceso de revisión como un obstáculo administrativo que terminaría siendo definido por la Corte de Justicia. Con ello el presidente Trump tendría tiempo suficiente para llegar a las elecciones sin los cuestionamientos y las increpaciones que podrían desatar en la opinión pública de los estadounidenses. El sistema funciona siempre para el poder pero, no hay que olvidar que Trump tiene enemigos poderosos dentro del Establishment por lo cual no se hace raro que –ratificada la sentencia judicial- el libro logre publicarse.

Pero si no se interfiere con los mecanismos administrativos que desde hace cuatro décadas revisa toda producción de documentos que pueden afectar a la Seguridad Nacional,  Trump puede estar tranquilo de la publicación no será inmediata.

¿De qué diablos puede asombrarse usted? Si hay algo que el pueblo americano y gran parte de los ciudadanos del mundo no pueden ya ignorar es que el gobierno federal por medio de sus agencias de inteligencia, ha censurado todo tipo de informaciones que implicaban hechos y situaciones inconfesables que disfrazados detrás de la Seguridad Nacional han manchado la imagen de los EEUU como una nación de libertades y democracia.

El historial de operaciones sucias de la CIA es prominente. Para frenar la ola de escándalos que su ventilación podía causar la Agencia uso las mismas maniobras para convertir el “Procedimiento de Revisión” en un obstáculo burocrático para censurar  informaciones que podían afectar los ánimos en el interior.

Desde la década de los 70´s (1970) la CIA vino usando estas tácticas sucias para impedir la publicación de trabajos documentados de algunos de sus agentes en retiro. El caso de las memorias en Countercoup del agente retirado Kermit Roosvelt, es una de ellas quien develaba en su obra la implicancia que tuvo la “Agencia” (Op. Ajax) en Irán para gestar y ejecutar el derrocamiento del primer ministro Mohammad Mossadegh en 1953.  

La CIA logro detener la publicación de este libro durante años haciendo que su autor se frustrara y abandonara la empresa. Igualmente la obra se termino por publicar pero con los cambios que la CIA realizo en su contenido, hizo que se la deformara al grado de convertirla en una obra “de ciencia ficción”. El precedente “Frank Snepp”, un agente de la CIA que pretendió publicar su libro Intervalo Decente sin la revisión, fue contraproducente para los partidarios de la libertad y la transparencia de los actos de gobierno ya que la Corte de Justicia falló contra Snepp dándole argumentos al gobierno de seguir implementando el mecanismo de revisión previa.

Aquello fue el punto de inflexión que se cerró en la administración de Ronald Reagan con la Directiva n° 84 de Decisión de Seguridad Nacional de 1984 que, pese a ser inmediatamente bloqueada por el Congreso en el mismo año, se continuo con la práctica administrativa que obliga a todos los empleados y funcionarios de agencias de inteligencia a “firmar un acuerdo de confidencialidad” (Información Compartimentada Sensible, LIC) que para el caso de pretender realizar una publicación obliga a la revisión previa.

Al día de hoy las agencias de inteligencia siguen llevando adelante este tipo de procesos de revisión previa lo que sin más rodeos es una censura previa, aunque los burócratas en Washington no quieren reconocerla como tal. Los defensores de la libertad publicación de información luchan denodadamente contra estos mecanismo y con la actual situación de pandemia (que ha incrementado los costos para su solicitud), ha vuelto mucho más dificultoso avocarse a lograr esas desclasificaciones. Pero lo más irónico de todo esto y volviendo al caso de Bolton, es que ahora es uno de sus propios funcionarios (John Bolton) que tanto tiempo sirvió a ese sistema, tejiendo intrigas y sabiendo de primera mano oscuras situaciones y complots para beneficiar a los EEUU, hoy es quien debe tomar y tragarse la medicina que el mismo administró durante décadas de servicio ¿O tal vez no sea así?

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