“RECAMBIO SIN CAMBIOS”
La caída de Trump y el regreso de los demócratas a
la Casa Blanca ¿El final de una era o el inicio de nuevos intentos por reabrir
las viejas ambiciones globalistas desde Washington?
Por
Charles H. Slim
En
las postrimerías del desenlace electoral en EEUU, los números comenzaron a
reafirmar la tendencia inesperada: Biden se imponía sobre Trump. Algo había que
hacer mientras el desconcierto y la desesperación campaba en las huestes de los
republicanos trumpistas. En la soledad de su despacho, Trump contemplaba
azorado su hora más oscura mientras sus partidarios lo convencían de que todo
ello era producto de un fraude orquestado por los conspiradores de “Qanon”.
Así
entre las reacciones de un imperio que se desgrana vimos algunas tan bizarras
que describen hasta donde se halla corroído. Un ejemplo de ello fue ver como la
predicadora evangelista sionista Paula White, contratada como asesora
espiritual de Trump, mediante un extraño ritual –muy extraño a la tradición cristiana- convocaba a las huestes de
ángeles de Latinoamerica y África para socorrer al gobierno de la confabulación
de una “Confederación demoniaca” que buscaba arrebatarle el gobierno. Recordando
a la verborragia de los charlatanes teleevangelistas de las décadas pasadas,
White se desgañitaba recitando una serie de frases inteligibles más parecidas a
una formula mágica de una secta satánica, que a una oración divina. Esta
predicadora neosionista fue la que junto a otros colegas del ramo evangelista,
el presidente y su círculo intimo, festejaron –además de Netanyahu y sus partidarios en Israel- el asesinato del
general iraní Qassem Soleimani y ocho ciudadanos iraquíes ejecutado a comienzos
del 2020.
Sin
lugar a dudas, éste personaje del mesianismo sionista, es otro de los puntos
flacos en la personalidad extravagante y notoriamente delirante del multimillonario
“Outsider” que sin lugar a dudas ayudaron
a ridiculizar su figura.
Mientras
estas estrafalarias sesiones se llevaban a cabo, la sociedad se movilizaba por
las calles de las principales ciudades del país en favor y en contra de la
continuidad del presidente mientras en los caucos de los principales estamentos
financieros, económicos y gubernamentales con intereses propios, deliberaban y especulaban
sobre como pararse conforme a quien triunfe.
Los
demócratas y sus aliados festejaban la idea de que Trump sea desalojado de la
Casa Blanca y si podía ser de forma humillante mejor. Pero 70 millones de votos
para Trump no es precisamente una derrota humillante y al mismo tiempo informa que
varios aspectos de su administración fueron positivos para una buena parte de su
población, incluyendo el manejo de la cuarentena –alentando la actividad económica y productiva- en los estados en
los que gano.
Quienes
viven y se enriquecen mediante el gran negocio electoral de la “democracia”
(indistintamente de demócratas y republicanos), son quienes respiran profundo por la salida de Trump.
Creen que dejarán de escuchar sus molestos puntos de vista y ácidas
consideraciones sobre temas centrales para los globalistas pero ¿Significa que
han acabado para siempre con el indeseable “Outsider”? Sin dudas que no. Los
republicanos aunque les moleste su personalidad no querrán relegar a un
mandatario con tantos votos en su haber.
Pero
Trump, una vez más puso en evidencia las
contradicciones del sistema y ocurrió en momentos que Donald Trump denunció
fraude en las elecciones. Las principales cadenas televisivas ABC, NBC, CBS directamente
levantaron el discurso mientras otras lo recortaron (FOX NEWS) o como el caso
de CNN lo ridiculizaron alegando que las declaraciones “carecían de pruebas” ¿Qué significo eso? Sin
dudas se trató de una medida inédita para un presidente en funciones y jamás
vista en la historia política norteamericana. Para muchos se trató un acto de
escadalosa censura inusitada y para los partidarios de Donald Trump, la prueba
más reveladora de que hay una conspiración para manipular el resultado
electoral.
Sin
lugar a dudas, no hay nada novedoso en esto. En otras épocas se habrían cargado
a Trump, pero hoy por hoy ello no es conveniente. Durante todo el periodo de la
presidencia de Trump, sus opositores de la “elite política” con la complicidad de estos grandes emporeos
del negocio de la “información” no dudaron en burlarse y agredir constantemente
su persona. Pero ¿Acaso lo hacían por un interés sincero por la transparencia y el respeto de la
Constitución? Los medios estadounidenses, son grandes corporaciones con
intereses económicos que se posicionan a discresión y conveniencia del gobierno
que se halla en el poder. Si Trump no se hubiera metido con ellos, lo habría
cubierto hasta donde pudieran. Igualmente
no siempre es el gobierno el que detenta el poder real en una nación como EEUU
y eso fue lo que Donald Trump desafió durante todo su periodo.
Entonces
¿Por qué no sería posible que se hubieran fraguado las elecciones? Si vemos que
millones de votos fueron emitidos por correo (de los cuales, tres cuartas
partes votaron por Biden) ¿No sería posible adulterar una buena parte de ellos?
Y podríamos decir de las máquinas de votación ¿Acaso creen que no pueden ser
manipuladas? Los antecedentes sobre la “adulteración del voto electrónico” en
Ohio allá por 2004 y las implicancias de contratistas de la CIA en esto, permiten
sospechar estas maniobras. Incluso Mike Connel, implicado en eso y antes de
testificar murió en un desafortunado (pero muy conveniente accidente).
La
sola idea de que el público norteamericano atendiera a esta denuncia y de
precedentes como el referido, hizo palidecer a los empleados del “sistema”
quienes además de estar interesados en que no se cuestione aquel, son una parte importante del “Establishment”.
Lo
cierto es que como lo han señalado varios estudiosos, el levantamiento del
discurso del presidente denunciando una maniobra fraudulenta dejo a la vista la
violación de la primera enmienda en el capitulo del “Bill of Rights” de la
Constitución estadounidense que garantiza “que no hay límites a la libertad de
expresión”, impidiendo la censura previa aún cuando las manifestaciones puedan
ser injuriosas. De ser así quienes se vean afectados por ellas, podrán acudir a
la justicia para hacer valer su derecho y obtener una satisfacción contra las
presuntas mentiras. ¿Qué fue lo que movilizó a los medios a censurar las
palabras de un presidente en funciones?
En
el caso del presidente Trump, la medida de los principales medios fue,
levantarlo del aire, otros recortar el contenido de su discurso y algunos como
CNN, burlarse con lo cual, podría interpretarse como una maniobra cuando menos
sospechosa de parcialidad y de ocultamiento a la opinión pública. Con ello, han
avivado aún más las sospechas de que el resultado electoral podría estar
amañado; entonces ¿Qué
fue lo que movilizó a los medios a censurar las palabras de un presidente en
funciones?
Trump
se había venido oponiendo a varias empresas que afectaban a los planes
globalistas de los liberales de izquierda y de sus simpatizantes en el resto
del mundo. Su visión de “América Primero” corto muchos negocios trasnacionales
y cerco las importaciones en favor de los productos elaborados por los trabajadores
estadounidenses. Al mismo tiempo, deshizo los negociados políticos que se
vinculaban a las intervenciones externas en las que Obama y los demócratas
trabajaban hasta su llegada. Las guerras de conquista disfrazadas de
intervenciones humanitarias (como las que gestaron Bush y Obama) se detuvieron
y con ello, los dispendiosos gastos militares y los contratos para operaciones
especiales de inteligencia se vieron seriamente recortados.
Estos
argumentos no son poca cosa y tampoco debe crear asombro que los mismos hayan
sido secundado por una administración demócrata como la de Obama y Biden que
entre algunas de sus incongruencias, se destacó el mantenimiento de la farsa de
la “lucha contra el terror” estableciendo con la “Hermandad musulmana” una
alianza política que ayudaría a los planes geopolíticos de Washington en los
países árabes, incremento de los “asesinatos selectivos” y los “ataques
preventivos” con Drones sobre Yemen, Afganistán y Pakistán.
No
hay dudas que con Joe Biden y “Cia” en la Casa Blanca, veremos nuevos intentos
por reabrir los frentes de guerra que Trump había desactivado y en ese plan,
que no queden dudas que reestablecerá plenas relaciones con la OTAN para orquestar
una intervención militar contra Venezuela, reimpulsar las operaciones
intrusivas contra el la región autónoma del Dombas al este de Ucrania y la
Penínusla de Crimea, reforzara las operaciones navales en el Mar de la China,
mayor implicancia en Yemen y muy posiblemente reactive el plan por destruir los
estados nación árabes y fraccionar al Oriente Medio en regiones
pluriconfesionales. En conclusión, todo volverá a recomenzar.