“¿DÓNDE SE HALLA LA ARGENTINA?”
La vieja y repetida historia de gobiernos
argentinos que no saben en donde están parados
Por Javier
B. Dal
Saliendo del continuo circulo de la degradación
socio-político y social que se palpa con solo caminar por las calles de Buenos
Aires y mucho más en el interior, pocos son quienes ven lo que sucede en los altos
círculos del intelectualismo nativo, también muy marcado por una grieta
doctrinaria y filosófica entre quienes aceptan como una nueva religión al
Globalismo esponsoreado por Biden y Cia y quienes a su propio gusto e
interpretación, también lo aceptan.
Recordemos que Mauricio
Macri expuso su abierta militancia a esta propuesta a la cual también adhieren
el PRO y personajes sueltos del frente Todos por el Cambio. En este caso no
asombra ya que hay en estos sectores un convencimiento que mana de su
anglofilia. Pero en el Kirchnerismo o si se quiere el Peronismo 2.0 (nacional y
popular), que supuestamente esta en las antípodas del liberalismo, también se
milita con gran entusiasmo (y gran ingenuidad) los preceptos del Globalismo.
Esto demuestra que no
hay dos bandos claros y en oposición ya que, ambos y en su propia conveniencia aceptan
los engañosos mandatos originados en las elites angloestadounidenses que el
actual presidente estadounidense Joe Biden y su vieja amiga Hillary Clinton
militaron desde hace ya dos décadas con tanto entusiasmo y que lograron colocar
ante Naciones Unidas con la Agenda 2030; pero ¿De qué se trata ese globalismo?
Es una agenda trazada
por elites liberales internacionales que bajo la apariencia de propender al
respeto de los derechos humanos y beneficiar a todos sin distinciones de ningún
tipo, buscaran cambiar la dinámica de las relaciones humanas en todos sus aspectos
(desconstrucción) que terminaran impactando en cada persona y así en la
sociedad de cada país donde se acepte. Se trata de imponer un patrón de
pensamiento único que bajo las apariencias de igualdad y la libertad individual,
además -como velado objetivo geopolítico- de destruir los valores de
cada comunidad y a los mismos estados nación, trata de normalizar cuestiones
que no son parte del común e incluso, son antinaturales.
Acá en Argentina un
signo claro de esto es el “idioma inclusivo” que bajo el argumento de que busca
“igualar” el trato indistintamente de géneros tradicionales, anulando los
masculinos de las palabras para reemplazarlos con la letra e o el @, solo crea
confusión y mayor desentendimiento entre las personas en especial sobre una
niñez que está creciendo en medio de un sistema educativo caduco. Pero lo más
preocupante es que este delirio es promovido por referentes políticos del
gobierno e incluso, ha penetrado en el ámbito académico de algunas casas de
estudio.
Para la elite
estadounidense (que va más allá del gobierno), esta agenda tiene dos objetivos:
En lo doméstico, se trata de un truco que solo busca sumar adherentes quienes
luego serán votantes, así de simple. Pero ¿Puede ser solamente eso? EEUU que se
ha jactado de ser el modelo de la democracia hace tiempo que está en baja y ya
no es un secreto que para sobrevivir necesita de los recursos de los demás. Las
políticas de intervención y la agresión bélica enmascarada bajo pretextos
engañosos ha sido el motor de progreso de los últimos treinta años de esta
“gran democracia”. Esto en el campo de la macro economía y las finanzas pero en
casa, los demócratas comenzaron a ver que los derechos que prometían en cada
elección ya no abarcaban a la media de sus ciudadanos y fue allí que se les
prendió el foco y se preguntaron ¿Quiénes están fuera de la vista del sistema
pero son muy inherentes a él?
El avance político del
movimiento homosexual en los caucus de la vida partidocrática estadounidense no
bastaba ya que allí no había lugar para otras minorías sexuales en crecimiento.
Que ellos fueran discriminados no significaba que ellos no discriminaran. Allí
ni se veían (y aún muchos siguen rechazándoles) con buenos ojos a los travestis
(Trans), lesbianas y otra serie de variantes sexuales de las cuales cada
persona se auto percibe. Igualmente y de cara al exterior se trata de persuadir
a las nuevas generaciones, de vender un estilo de vida disfrazado de igualdad.
Así desde fundaciones como
el National Endorment for Democracy (NED), la “Open Society”, el Centro por las
Libertades Civiles fundado en Ucrania allá por 2007 (CCL que tuvo incumbencia
en el golpe de Kiev en 2014) los cuales a
su vez promueven foros “democráticos” en países de la periferia, solo son mascaras
coloridas que ocultan operaciones de la CIA en el exterior y personajes como
George Soros ligados a las finanzas en Wall Street que presumen de un falso
altruismo en pro de los derechos humanos, se comenzó a financiar e impulsar la
militancia de organizaciones LGTB alrededor del mundo, como una forma de impulsar
la militancia por el reconocimiento de derechos a esta minoría llegando a que
al día de hoy, en nombre de la libertad y la igualdad se esté sexualizando a la
niñez (incluso con intervenciones quirúrgicas) bajo el pretexto de presuntos
avances científicos que buscan “corregir” la sexualidad de quienes por su corta
edad no han llegado a madurarse.
En Argentina el
gobierno supuestamente y desde el discurso, se halla en la vereda de enfrente
de los liberales pro-globalismo (los mismos que se disfrazan de republicanos),
pero eso no se refleja en los hechos. Tanto unos como otros cumplen con esta
agenda. Es muy posible y más allá de las inconsecuencias crónicas de su
presidente los mismos peronistas no tengan ni idea de la fagocitación
ideológica a la que fueron expuestos. Incluso hay una pregunta que no hallará
una respuesta univoca y es ¿Cuáles son los valores de la nación argentina?
Caso diferente se da en
otras latitudes donde existen sociedades con profundas raíces que se entrelazan
con el actual estado y que, al contrario de alentar los disvalores del
Globalismo, los combaten. El rechazo frontal de esta agenda por parte de Rusia,
China e Irán, cada uno defendiendo los valores de sus culturas los ha puesto desde
hace tiempo en la mira de una persistente e insidiosa campaña de demonización
direccionada desde los sectores globalistas a través de sus costosas
propagandas de medios y que hoy ya ha saltado a su fase de guerra abierta en
Ucrania. Porque en último sentido lo que allí sucede (y más allá del fabuloso negocio
que representa) se trata de un enfrentamiento entre el tambaleante hegemonismo
angloestadounidense (sobre el que se apoya la idea globalista) y la opción del
multilateralismo liderado por Rusia.
Así queda claro que en
lo externo, la finalidad del Globalismo es bien clara: subvertir el orden y las
costumbres de los países con valores filosóficos y religiosos que son
financiera y económicamente inviables para su agenda de consumismo recargado que
(con el ambicionado “reseteo” financiero de Klaus Schwab) es lo que realmente
se esconde detrás del Globalismo. En este sentido, el Islam y algunos países
que practican esta religión se presentan como los más impermeables y
problemáticos a estas expectativas. Como ya vimos y seguimos viendo, la
implantación del caos, fomentando el terrorismo, la desconfianza y la
inseguridad seguirá siendo la principal receta para estos escenarios.
En América Latina se
persigue lo mismo solo que por otros medios más suaves aunque, sin dejar de ser
violentos. Para ello se valen de ONGs y supuestos expertos en promover políticas
de género que entre algunos temas apuntan a promocionar los beneficios del
cambio de sexo, la unión civil entre personas del mismo sexo y el aliento a la
infertilidad quirúrgica entre la juventud como parte de una rebelión contra los
patrones sociales y religiosos que se oponen a esta cartilla global acudiendo
para ello a todos los medios posibles, incluida la violencia.
No se puede dejar de
señalar que atrás de estos temas tan sensibles y que se los presenta como nuevos
aspectos de la libertad individual se esconde el oscuro tabú de la pederastia,
consumido en los altos círculos del poder tanto en los EEUU como en Gran
Bretaña que los medios establecidos han sabido acallar.
También es parte de
esta pervertida agenda, el aborto legal, un tema que los políticos argentinos
han demostrado (pese a que muchos se presentan como católicos practicantes) estar
muy bien alineados al Globalismo abriéndole paso al feroz supremacísmo
feminista que ha hecho de esto una bandera de su irracionalidad. Sumado a ello,
la reducción de la natalidad por la negativa de un amplio sector de los jóvenes
en no traer descendencia aporta otra problemática para el futuro demográfico inmediato.
Un país con un vasto territorio sin ocupar y con inacabables posibilidades para
progresar, aceptando este tipo de políticas eugenésicas disfrazadas de derechos
de la mujer a disponer de su cuerpo (sin considerar su propia responsabilidad) sin
dudas condenará a la nación a la degradación y su inexorable extinción.