“UN ESCENARIO TENTADOR”
¿Cómo se encuentra la Argentina ante el actual
escenario de inseguridad global y el avance de las guerras híbridas?
Por Javier
B. Dal
Mientras venimos viendo como el Globalismo que no es otra cosa que un rejunte de recalcitrantes sectores de neoconservadores y sionistas con sus nidos en el mundo anglosajón, que buscan formatear el mundo a su conveniencia y para ello destruyen los estados nación estratégicamente importantes, en la Argentina hace mucho tiempo que los mismos políticos (indistintamente de su partido) colaboran con esa tarea destruyendo a su propio país desde dentro.
Hoy más que nunca se
hace evidente que la seguridad y la inteligencia a cargo del estado es más
necesaria que nunca. Seguido de esto, la justicia sin dudas se ha vuelto tan
ansiada como el agua para un deshidratado, pero en la Argentina parece que
seguirá siendo un recurso muy escaso. Y es que los índices de la inseguridad
ciudadana en todo el conourbano de la provincia de Buenos Aires y la capital se
han disparado de forma alarmante. Sumado a eso, el crecimiento y extensión
paulatina del gran negocio del narcotráfico está creando una mutación peligrosa
en el delito que sin dudas más tarde o más temprano escalara al “terrorismo”
aunque nadie por aquí quiera reconocerlo.
Aclaremos que esto no
solo lo sufren los argentinos, especialistas en lloriquear y victimizarse como
si otros pueblos no hayan sufrido calamidades indecibles. El mundo hace tiempo
que viene sacudiéndose con brutalidades e injusticias indescriptibles y era
cuestión de tiempo para que ellas se replicaran en esta región. En Argentina
con la llegada del neoliberalismo menemista el juego sucio disfrazado de
terrorismo internacional golpeo tres veces en el país: Bombazos a la embajada
de Israel, a la AMIA, Río Tercero y quizá el cuarto con el asesinato del hijo
del presidente Menem.
Ninguno de estos hechos
pudo ser esclarecido (en parte) por el deterioro institucional de las áreas de
inteligencia y seguridad que luego y con la ayuda (por ineptitud o
deliberadamente) de los políticos serían cooptadas por agencias de inteligencia
foráneas.
Hoy se sabe quiénes
verdaderamente son los que manejan el terrorismo internacional y cómo lo
financian para crear -como estrategia- un caos controlado. Como parte de
aquel, las drogas y las armas se han vuelto uno de los negocios más prolíficos
desde que EEUU y sus socios de la OTAN han impulsado sus complots e
intervenciones bélicas en el Oriente Medio, Asia Central y hoy con gran
participación en Ucrania.
Hay un gran juego
global de dominación y el principal actor con ambición de conquista es el
Occidente anglosajón. No olvidemos que un presidente colombiano en 2017 le
abrió las puertas a la OTAN para que opere descaradamente en todo el continente
y a partir de ese entonces las operaciones sucias a base de tácticas hibridas y
subversión contra Venezuela, Nicaragua y sus injerencias blandas en países políticamente
deshilachados y totalmente desguarnecidos como Argentina son una constante que
los medios tratan de olvidar.
En la Argentina la
destrucción de estas áreas estratégicas no fue una casualidad. Como hemos visto
apenas un mes atrás, políticos y funcionarios importantes de la justicia
federal fueron sorprendidos concurriendo a una reunión con el terrateniente
británico Joe Lewis de quien se sabe, además de tener amistad con el ex
presidente Mauricio Macri tiene lazos con Londres. Tal vez usted crea que los
oponentes de estos anglófilos sean pro rusos, pro chinos, pro-iraníes (como
sugieren los sionistas locales) o nacionalistas de alguna clase. Nada de eso. Tanto
el Frente por el Cambio (que rejunta radicales, liberales y peronistas de
derecha), la izquierda (salvo un minúsculo sector) y los llamados “libertarios”
(donde el sionismo está omnipresente) son del mismo club. En cuanto a los
nacionalistas en Argentina hace tiempo que se extinguieron.
Los Kirchneristas que
se autoproclaman “Nacionales y Populares” nada tienen de esa denominación y los
hechos así lo demuestran. Ellos también responden a los mismos intereses anglosajones
solo que indirectamente y beneficiando a diferentes sectas. Así de bajo ha
caído el país y por estos entuertos de arribistas y transas que solo interesan
a sus propias ambiciones de poder, el país se halla a la deriva y abierto a
cualquier elucubración de alguna de las agencias de inteligencia que están
administrando las guerras actuales.
La “Berretalandia” que
reina hoy en todos los órdenes del país se extiende a la seguridad y de ello
son responsables los mismos argentinos que votaron a los representantes que (en
diferentes períodos) han destruido todo lo que funcionaba. Sus autores fueron
los “demócratas” de pacotilla quienes bailando al compás de la política
angloestadounidense no veían más allá de su nariz. Son los mismos que
desarmaron las estructuras de preparación de las fuerzas policiales
profesionales para convertirlas en meros bolsones de reclutas sin preparación que
solo buscan un sueldo fijo y una obra social ¿La excusa? Los anteriores eran represores
de la última dictadura militar.
Lo mismo con las
Fuerzas Armadas y con sus ramas de inteligencia, las mismas que lucharon en
1982 contra el Reino Unido y la OTAN, fueron esquilmadas en su profesionalismo.
Mientras eso pasaba, muchos “montoneros” pasaban a prestar sus servicios a
alguna empresa fachada de la CIA (caso de Rodolfo Galimberti) o a ocupar puestos
partidarios en la mentada democracia. Así Patricia Bullrich, Carlos Kunkel,
Patricia Vaca Narvaja son solo algunos ejemplos de reinversión ideológica y el
gatopardismo nacional. Similar destino para la cloaca de la inteligencia
estatal civil de la SIDE. Como los gatilleros del ERP y Montoneros no mostraban
algún talento para manejar el área de inteligencia optaron por apretar los
botones políticos para formatearla a su conveniencia y así la llamaron AFI como
si eso cambiara la situación. Según su razonamiento y bajo el juicio
desquiciado de grupetes setentistas como “Madres y Abuelas”, esos organismos estaban
pobladas de elementos que habían violado los derechos humanos ¿Solución? Disolverlas
y al comprobar que ello era pegarse la cabeza contra la pared de la realidad entregaron
las designaciones, equipamientos y preparación de los aspirantes a los maestros
de la violación de los derechos humanos como son los asesores del Mossad
israelí, la CIA y los siempre presentes elementos del MI6 británico.
Con estos sigilosos
cambios que se han ido ejecutando desde hace tres décadas hasta hoy ¿Por qué
les debe extrañar a los habitantes de la Patagonia que “mochileros israelíes”
exploren el territorio con intensiones nada auspiciosas, o que broten grupos de
“Mapuches” con reivindicaciones secesionistas, que la pesca foránea arrebate impunemente
la riqueza ictícola del mar argentino o, aviones privados provenientes de las
islas ocupadas de Malvinas puedan aterrizar en la pista de Lago Escondido que
pertenece al multimillonario británico Joe Lewis sin que (teóricamente) el
estado se entere?
Como se puede advertir,
esos políticos muchos de ellos con largos prontuarios que siguen engordando sus
culos y manteniendo a sus “chiches sexuales” a costa del presupuesto del estado
no resisten un mínimo análisis de razonabilidad. Por fortuna no existen
problemas de sectarismo religioso ni de índole étnico a los cuales provocar
para una guerra civil pero eso no relega los peligros de una violencia de mayor
entidad y bien organizada. El país ya está entregado y abierto a lo que burócratas
en el norte crean conveniente.