SIN DIA DEL PERDÓN
¿Cuánto vale la vida y los derechos de los árabes palestinos?
Por Pepe Beru
La continuidad en las arbitrariedades cotidianas israelíes sobre los
palestinos de Jerusalen, Cizjordania y que se condensan en las inhumanidades que
en estos últimos días se han llevado a cabo sobre la Franja de Gaza no pueden
dar otro resultado que el enfrentamiento y la determinación de los palestinos a
luchar por la subsistencia ante un enemigo brutal.
No se puede
dejar de hacer esta aclaración ante el acostumbrado batiburrillo y torcidas
especulaciones que los medios y los simpatizantes pro israelíes de la
intelectualidad argentina salen a mencionar para tapar lo que el estado de
Israel, en su ambición mesiánica por apropiarse de toda la Palestina histórica
ya no puede justificar. Las demoliciones punitivas de casas de familias
palestinas como castigo por que uno de sus familiares o vecino formaba parte de
la resistencia o simplemente por oponerse a Israel, es algo que se viene viendo
en Jerusalen y toda Cizjordania ¿Cuál es el argumento para estas medidas
medievales?
Tampoco hay
argumento posible de articular para explicar cómo bombas y misiles barren casas
y edificios con civiles, es por eso que para los sionistas y sus partidarios el
silencio es la regla y cuando nos posible esconder hechos tan repulsivos,
intoxicar la información y salir a clamar victimismo antisemita es la gastada táctica.
No hay
ninguna afrenta y mucho menos, una persecución anti semita por condenar las
bestialidades que se han visto a lo largo de 70 años y mucho menos las que en
estos últimos días vimos con los asesinatos de niños palestinos en Gaza. Los dirigentes
políticos y militares sionistas han aprovechado las ventajas de vivir a la
sombra del poder imperial estadounidense y solo por ello han creado la aureola
de impunidad de la que gozan sus crímenes, profundamente antisemitas.
Un estado
que practica la tortura, las detenciones administrativas (sin cargos ni
autorización judicial), las profanaciones contra los lugares santos (tratando
de erradicar especialmente las prácticas islámicas) y las apropiaciones
inmobiliarias no puede tener otro calificativo que aberrante y nada democrático
como contraposición a los propagandistas en este continente que siguen pintando
a este como “la democracia de Medio Oriente”.
Igualmente
y si lo vemos desde el punto de vista de la realpolitik, esa calificación (de
democracia) no es desacertada dado que es solo una apariencia, un espejismo que
está en la línea de la argumentación política meramente declarativa y
decorativa con la de sus benefactores angloestadounidenses se presentan ante el
mundo.
Nadie se
tendría que sorprender cuando se pone en evidencia donde geopolíticamente se
ubica Israel y su papel en los conflictos contemporáneos. La argucia de su
condición y el holocausto han sido los argumentos cansinos para excusar y
acallar estos crímenes y ni hablar de sus agresiones constantes a los vecinos.
La aviación y la artillería israelí bombardea las ciudades, casas y edificios
sin importar las bajas inocentes y los palestinos el único recurso de fuerza con
el que cuentan es la resistencia con cohetes y morteros. Entonces ¿Por qué la resistencia
palestina no va a devolver los golpes?
Pero
también existen otras aberraciones que silenciosamente lleva adelante este
pequeño monstruo de creación y sostenido por el poder angloestadounidense. Las
cárceles israelíes son verdaderos “Dungeons” y patíbulos dedicados a comprimir
a los palestinos sin importar que sean hombres, mujeres o niños. Sobre esto,
Naciones Unidas sigue demostrando una escandalosa impotencia. Cuando tratan de
escudarse detrás de la moralidad y el victimismo, ello suena cuando menos un
discurso altisonante.
Bajo este
estado opresor la única libertad de la que puede gozar el árabe-palestino es la
de morir, incluso en variadas formas. Pueden morir asesinados por militares,
policías o a manos de los eficientes torturadores israelíes hasta en los
patíbulos en interminables huelgas de hambre que les consume la vida. Así fue
la suerte del mártir Kadher Adnan de Jenin quien a los 45 años murió de
inanición en uno de los patíbulos israelíes.
Adnan fue
otro de los tantos palestinos que bajo la figura de la “detención
administrativa”, fue privado de su libertad al arbitrio de las más que
tenebrosas fuerzas policiales del estado judío, el mismo que asesina a los
periodistas y activistas humanitarios. Como militante de la “Yihad Islámica” Adnan
tenía su suerte echada y fue por eso que lo dejaron morir sin prestarle
asistencia alguna.
Estos son
los grotescos recovecos que los medios, los políticos (que son varios) y los
alcahuetes filosionistas que trabajan para ellos se guardan de decir. Igualmente
hoy se puede saber y como era de esperar, crispa de odio a sus partidarios.
Sacar la
chapa de judío no debiera ser un salvoconducto para ofenderse y mucho menos
pretender silenciar la injusticia que viven los palestinos. Esos mismos judíos
que militan el sionismo son los que hacen un flaco favor al judaísmo al tratar
de mezclar creencia, origen y victimismo por un pasado en el que los palestinos
no tuvieron nada que ver. Si defenderse lo consideran una afrenta, ello refleja
el grado de supremacismo colonialista que les afiebra, que bajo el influjo de
una notable concupiscencia, creen que pueden arrebatar los bienes y las vidas
de los palestinos sin consecuencias.
No sobra
volver a reiterar que los árabes palestinos son semitas y sin dudas mucho más
que los sionistas askenazis europeos (polacos, lituanos, ucranianos etc) que
llegaron a en la década de los cuarenta Palestina para insertar el actual
estado de cosas mediante el terrorismo.
Estos
sectores son los mismos que mantienen un contubernio agazapado con los poderes
de occidente, en particular con Washington y Bruselas con quienes cooperan en
todo lo que sirva para llevar la inestabilidad y el caos a las sociedades
árabes-islámicas. No por casualidad ni admiración es que los neoconservadores
estadounidenses tienen tan buenas migas con los sionistas que van desde el
criminal Benjamín “Bibi” Netanyahu y su gabinete de racistas hasta las
asociaciones como AIPAC y ZOA quienes han sido importantes e influyentes instigadores
de las intervenciones belicistas de EEUU en los países árabes (en especial en
Irak y Siria).
Los
israelíes tratando de domesticar a los árabes siguen implementando una política
de la zanahoria y el garrote, asestando sus golpes sin discriminar entre
combatientes y pobladores por el simple motivo de que no les importa y la
justicia penal internacional no parece ser competente. Con esto en vista ¿Cómo
se puede hablar de paz?