domingo, 14 de mayo de 2023

 

SIN DIA DEL PERDÓN

¿Cuánto vale la vida y los derechos de los árabes palestinos?

Por Pepe Beru

La continuidad en las arbitrariedades cotidianas israelíes sobre los palestinos de Jerusalen, Cizjordania y que se condensan en las inhumanidades que en estos últimos días se han llevado a cabo sobre la Franja de Gaza no pueden dar otro resultado que el enfrentamiento y la determinación de los palestinos a luchar por la subsistencia ante un enemigo brutal.

No se puede dejar de hacer esta aclaración ante el acostumbrado batiburrillo y torcidas especulaciones que los medios y los simpatizantes pro israelíes de la intelectualidad argentina salen a mencionar para tapar lo que el estado de Israel, en su ambición mesiánica por apropiarse de toda la Palestina histórica ya no puede justificar. Las demoliciones punitivas de casas de familias palestinas como castigo por que uno de sus familiares o vecino formaba parte de la resistencia o simplemente por oponerse a Israel, es algo que se viene viendo en Jerusalen y toda Cizjordania ¿Cuál es el argumento para estas medidas medievales?

Tampoco hay argumento posible de articular para explicar cómo bombas y misiles barren casas y edificios con civiles, es por eso que para los sionistas y sus partidarios el silencio es la regla y cuando nos posible esconder hechos tan repulsivos, intoxicar la información y salir a clamar victimismo antisemita es la gastada táctica.

No hay ninguna afrenta y mucho menos, una persecución anti semita por condenar las bestialidades que se han visto a lo largo de 70 años y mucho menos las que en estos últimos días vimos con los asesinatos de niños palestinos en Gaza. Los dirigentes políticos y militares sionistas han aprovechado las ventajas de vivir a la sombra del poder imperial estadounidense y solo por ello han creado la aureola de impunidad de la que gozan sus crímenes, profundamente antisemitas.

Un estado que practica la tortura, las detenciones administrativas (sin cargos ni autorización judicial), las profanaciones contra los lugares santos (tratando de erradicar especialmente las prácticas islámicas) y las apropiaciones inmobiliarias no puede tener otro calificativo que aberrante y nada democrático como contraposición a los propagandistas en este continente que siguen pintando a este como “la democracia de Medio Oriente”.

Igualmente y si lo vemos desde el punto de vista de la realpolitik, esa calificación (de democracia) no es desacertada dado que es solo una apariencia, un espejismo que está en la línea de la argumentación política meramente declarativa y decorativa con la de sus benefactores angloestadounidenses se presentan ante el mundo.

Nadie se tendría que sorprender cuando se pone en evidencia donde geopolíticamente se ubica Israel y su papel en los conflictos contemporáneos. La argucia de su condición y el holocausto han sido los argumentos cansinos para excusar y acallar estos crímenes y ni hablar de sus agresiones constantes a los vecinos. La aviación y la artillería israelí bombardea las ciudades, casas y edificios sin importar las bajas inocentes y los palestinos el único recurso de fuerza con el que cuentan es la resistencia con cohetes y morteros. Entonces ¿Por qué la resistencia palestina no va a devolver los golpes?

Pero también existen otras aberraciones que silenciosamente lleva adelante este pequeño monstruo de creación y sostenido por el poder angloestadounidense. Las cárceles israelíes son verdaderos “Dungeons” y patíbulos dedicados a comprimir a los palestinos sin importar que sean hombres, mujeres o niños. Sobre esto, Naciones Unidas sigue demostrando una escandalosa impotencia. Cuando tratan de escudarse detrás de la moralidad y el victimismo, ello suena cuando menos un discurso altisonante. 

Bajo este estado opresor la única libertad de la que puede gozar el árabe-palestino es la de morir, incluso en variadas formas. Pueden morir asesinados por militares, policías o a manos de los eficientes torturadores israelíes hasta en los patíbulos en interminables huelgas de hambre que les consume la vida. Así fue la suerte del mártir Kadher Adnan de Jenin quien a los 45 años murió de inanición en uno de los patíbulos israelíes.

Adnan fue otro de los tantos palestinos que bajo la figura de la “detención administrativa”, fue privado de su libertad al arbitrio de las más que tenebrosas fuerzas policiales del estado judío, el mismo que asesina a los periodistas y activistas humanitarios. Como militante de la “Yihad Islámica” Adnan tenía su suerte echada y fue por eso que lo dejaron morir sin prestarle asistencia alguna.

Estos son los grotescos recovecos que los medios, los políticos (que son varios) y los alcahuetes filosionistas que trabajan para ellos se guardan de decir. Igualmente hoy se puede saber y como era de esperar, crispa de odio a sus partidarios.  

Sacar la chapa de judío no debiera ser un salvoconducto para ofenderse y mucho menos pretender silenciar la injusticia que viven los palestinos. Esos mismos judíos que militan el sionismo son los que hacen un flaco favor al judaísmo al tratar de mezclar creencia, origen y victimismo por un pasado en el que los palestinos no tuvieron nada que ver. Si defenderse lo consideran una afrenta, ello refleja el grado de supremacismo colonialista que les afiebra, que bajo el influjo de una notable concupiscencia, creen que pueden arrebatar los bienes y las vidas de los palestinos sin consecuencias.

No sobra volver a reiterar que los árabes palestinos son semitas y sin dudas mucho más que los sionistas askenazis europeos (polacos, lituanos, ucranianos etc) que llegaron a en la década de los cuarenta Palestina para insertar el actual estado de cosas mediante el terrorismo. 

Estos sectores son los mismos que mantienen un contubernio agazapado con los poderes de occidente, en particular con Washington y Bruselas con quienes cooperan en todo lo que sirva para llevar la inestabilidad y el caos a las sociedades árabes-islámicas. No por casualidad ni admiración es que los neoconservadores estadounidenses tienen tan buenas migas con los sionistas que van desde el criminal Benjamín “Bibi” Netanyahu y su gabinete de racistas hasta las asociaciones como AIPAC y ZOA quienes han sido importantes e influyentes instigadores de las intervenciones belicistas de EEUU en los países árabes (en especial en Irak y Siria). 

Los israelíes tratando de domesticar a los árabes siguen implementando una política de la zanahoria y el garrote, asestando sus golpes sin discriminar entre combatientes y pobladores por el simple motivo de que no les importa y la justicia penal internacional no parece ser competente. Con esto en vista ¿Cómo se puede hablar de paz?

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