DOBLES RASEROS GEOPOLITICOS
Las últimas decisiones de La Casa Blanca y sus aliados europeos vienen
a remarcar su inconsistencia discursiva y la anomia internacional
Por
Charles H. Slim
Hace exactamente veinte años atrás, cuando la CNN y la BBC informaban a
coro que las operaciones de combate en Iraq habían terminado y que en las
calles de Bagdad reinaba la calma tras la “llegada” de las fuerzas
angloestadounidenses, la realidad para los iraquíes era muy diferente.
“No
teníamos agua potable, no había combustible y faltaba la electricidad…estábamos
en la ruina total” comenta Ibrahim, un vecino del por aquel entonces exclusivo
barrio Karradah que debió huir a Europa y hoy en su casa junto a su familia en
Suecia puede contar con lágrimas en su rostro como los invasores destrozaron su
país.
Los
iraquíes estuvieron huérfanos en su lucha contra los invasores ya que Naciones
Unidas y los gobiernos árabes no movieron un dedo por temor a represalias de
Washington. En este último caso el pueblo árabe fue diferente y por ello que
desde antes de la invasión y durante la ocupación, muchos voluntarios cruzaron
las fronteras para combatir junto a sus hermanos. Y pese a que existía un estricto
embargo que subsistía desde 1991 al que se sumaba el estrecho control sobre el
comercio y tráfico de armas hacía Iraq, los iraquíes hicieron mucho daño con
las viejas armas que pudieron retener del antiguo ejército ¿Qué habría sucedido
si una organización trasnacional como la OTAN hubiera surtido de la generosa y
multimillonaria ayuda como la que hoy recibe el régimen ultranacionalista y
racista ucraniano?
Claro que
es una especulación contrafáctica pero sirve para demostrar la hipocresía, el
doble rasero y la falsedad histórica de quienes en público se escudan en el
respeto al derecho internacional.
Casualmente
esta misma hipocresía vuelve a repetirse y no casualmente por los mismos hipócritas
de ayer. Al parecer a los burócratas en Washington con un senil Joe Biden a la
cabeza se les ha olvidado ciertas restricciones y prohibiciones legislativas
internacionales que tratan de proteger la integridad humana. La intención de
enviar cargamentos de bombas de racimo a Ucrania dice mucho de esto.
En momentos
que se llevaban a cabo las conversaciones de los miembros de la OTAN en
Vilnius, Lituania, los militares estadounidenses revisaban sus stocks de bombas
racimo que se apilan en almacenes de varias bases dentro de EEUU y no
precisamente para desmantelarlas. Para distraer la mirada de estos movimientos
los medios (como era de esperar) se enfocan en trivialidades e incluso tocan
superficialmente lo conversado en Lituania.
Más allá de
las finalidades y los objetivos políticos de la cumbre, Washington buscaba
alinear a los 32 miembros asistentes tras sus planes tendientes a darle el
mayor apoyo material posible a un régimen ucraniano que no ha logrado cumplir
con los objetivos que buscaban con la fracasada contraofensiva. Por el momento
no han visto conveniente darle la membresía a Ucrania ya que ello sería la
declaración oficial de guerra a Rusia. Por lo pronto, los jerarcas de la OTAN han
optado por tratar de instalar un relato geopolítico que asimile a Ucrania como “el
Israel de Europa” una comparación tan fuera de lugar como arbitraria ¿Acaso es
la señal más clara de la velada alianza entre los integristas ucranianos y los
sionistas revisionistas?
Polonia siguiendo
las directivas de La Casa Blanca se puso al frente en su retórica amenazante
contra Rusia que tiene planes de agolpar miles de tropas y material bélico en
las fronteras del este. Igualmente Joe Biden y sus socios británicos no
escatimaron en demandar mayores esfuerzos para apoyar a Zelensky aún contra
mandatos y leyes internacionales.
Una vez más
y como ya ha quedado harto comprobado, el llamado “occidente colectivo” va
contra el derecho internacional conllevando con ello más sufrimiento e
inestabilidad al proponer de forma descarada no solo seguir proveyendo más
misiles de largo alcance provistos por Gran Bretaña y Francia y proyectiles con
Uranio empobrecido sino también, otras armas prohibidas y comprobadamente
dañinas para la población civil.
La intención
de entregar a Kiev bombas de racimo implicaría no solo mayores daños para las
poblaciones civiles sino también, la abierta violación al Tratado Internacional
en la Convención sobre Municiones en Racimo firmado por 94 estados en Oslo en 2008 que prohíbe la
fabricación, almacenamiento y por supuesto su empleo en conflictos armados.
Entre las
variantes que puede emplear estos dispositivos de siembra de explosivos está la
de que alberguen bombetas con agentes químicos como el Sarín, Cloro o Tabúm y
lo más peligroso, agentes biológicos con gérmenes (Usado en misiles con ojivas
cargadas de bombetas M-134 de Sarín de fabricación estadounidense)[1].
EEUU fue un
lamentable y triste precursor en el uso de estos artefactos especialmente y de
forma indiscriminada durante la guerra de Vietnam donde han quedado dispersas y
latentes miles de esas bombas que no han estallado pero que ocasionalmente
causan la muerte o mutilaciones a niños que las hallan.
También los
estadounidenses las usaron en Iraq tras la invasión en 2003 donde se
registraron terribles masacres en zonas densamente pobladas como la ejecutada el
día 2 de Abril de 2003[2]
en “Al Hilla” que aún no han sido investigadas y mucho menos procesadas por la
justicia internacional.
Estos
artefactos llevan en su interior centenares de pequeñas bombas del tamaño de
una pelota o latas de cerveza que se esparcen sobre amplias superficies para
crear un bombardeo por saturación, pero muchas de ellas no explotan y es allí
donde se convierten en un peligro latente para los civiles.
Igualmente
y ya desde hace nueve años, el régimen de Kiev viene usando contra las
poblaciones de Lugansk y Donetsk armamento semejante como son las llamadas
minas “mariposa” que son sembradas desde el aire usando aviones, helicópteros o
transportadas en ojivas de artillería.
Tal vez ya
sería siendo hora que Naciones Unidas empiece a ejercer la función que a la
cual alguna vez asumió el compromiso de cumplir.