miércoles, 12 de julio de 2023

 

DOBLES RASEROS GEOPOLITICOS

Las últimas decisiones de La Casa Blanca y sus aliados europeos vienen a remarcar su inconsistencia discursiva y la anomia internacional

 

Por Charles H. Slim

Hace exactamente veinte años atrás, cuando la CNN y la BBC informaban a coro que las operaciones de combate en Iraq habían terminado y que en las calles de Bagdad reinaba la calma tras la “llegada” de las fuerzas angloestadounidenses, la realidad para los iraquíes era muy diferente.

“No teníamos agua potable, no había combustible y faltaba la electricidad…estábamos en la ruina total” comenta Ibrahim, un vecino del por aquel entonces exclusivo barrio Karradah que debió huir a Europa y hoy en su casa junto a su familia en Suecia puede contar con lágrimas en su rostro como los invasores destrozaron su país.

Los iraquíes estuvieron huérfanos en su lucha contra los invasores ya que Naciones Unidas y los gobiernos árabes no movieron un dedo por temor a represalias de Washington. En este último caso el pueblo árabe fue diferente y por ello que desde antes de la invasión y durante la ocupación, muchos voluntarios cruzaron las fronteras para combatir junto a sus hermanos. Y pese a que existía un estricto embargo que subsistía desde 1991 al que se sumaba el estrecho control sobre el comercio y tráfico de armas hacía Iraq, los iraquíes hicieron mucho daño con las viejas armas que pudieron retener del antiguo ejército ¿Qué habría sucedido si una organización trasnacional como la OTAN hubiera surtido de la generosa y multimillonaria ayuda como la que hoy recibe el régimen ultranacionalista y racista ucraniano?

Claro que es una especulación contrafáctica pero sirve para demostrar la hipocresía, el doble rasero y la falsedad histórica de quienes en público se escudan en el respeto al derecho internacional.

Casualmente esta misma hipocresía vuelve a repetirse y no casualmente por los mismos hipócritas de ayer. Al parecer a los burócratas en Washington con un senil Joe Biden a la cabeza se les ha olvidado ciertas restricciones y prohibiciones legislativas internacionales que tratan de proteger la integridad humana. La intención de enviar cargamentos de bombas de racimo a Ucrania dice mucho de esto.

En momentos que se llevaban a cabo las conversaciones de los miembros de la OTAN en Vilnius, Lituania, los militares estadounidenses revisaban sus stocks de bombas racimo que se apilan en almacenes de varias bases dentro de EEUU y no precisamente para desmantelarlas. Para distraer la mirada de estos movimientos los medios (como era de esperar) se enfocan en trivialidades e incluso tocan superficialmente lo conversado en Lituania.

Más allá de las finalidades y los objetivos políticos de la cumbre, Washington buscaba alinear a los 32 miembros asistentes tras sus planes tendientes a darle el mayor apoyo material posible a un régimen ucraniano que no ha logrado cumplir con los objetivos que buscaban con la fracasada contraofensiva. Por el momento no han visto conveniente darle la membresía a Ucrania ya que ello sería la declaración oficial de guerra a Rusia. Por lo pronto, los jerarcas de la OTAN han optado por tratar de instalar un relato geopolítico que asimile a Ucrania como “el Israel de Europa” una comparación tan fuera de lugar como arbitraria ¿Acaso es la señal más clara de la velada alianza entre los integristas ucranianos y los sionistas revisionistas?

Polonia siguiendo las directivas de La Casa Blanca se puso al frente en su retórica amenazante contra Rusia que tiene planes de agolpar miles de tropas y material bélico en las fronteras del este. Igualmente Joe Biden y sus socios británicos no escatimaron en demandar mayores esfuerzos para apoyar a Zelensky aún contra mandatos y leyes internacionales.

Una vez más y como ya ha quedado harto comprobado, el llamado “occidente colectivo” va contra el derecho internacional conllevando con ello más sufrimiento e inestabilidad al proponer de forma descarada no solo seguir proveyendo más misiles de largo alcance provistos por Gran Bretaña y Francia y proyectiles con Uranio empobrecido sino también, otras armas prohibidas y comprobadamente dañinas para la población civil.

La intención de entregar a Kiev bombas de racimo implicaría no solo mayores daños para las poblaciones civiles sino también, la abierta violación al Tratado Internacional en la Convención sobre Municiones en Racimo firmado por 94  estados en Oslo en 2008 que prohíbe la fabricación, almacenamiento y por supuesto su empleo en conflictos armados.

Entre las variantes que puede emplear estos dispositivos de siembra de explosivos está la de que alberguen bombetas con agentes químicos como el Sarín, Cloro o Tabúm y lo más peligroso, agentes biológicos con gérmenes (Usado en misiles con ojivas cargadas de bombetas M-134 de Sarín de fabricación estadounidense)[1].

EEUU fue un lamentable y triste precursor en el uso de estos artefactos especialmente y de forma indiscriminada durante la guerra de Vietnam donde han quedado dispersas y latentes miles de esas bombas que no han estallado pero que ocasionalmente causan la muerte o mutilaciones a niños que las hallan.

También los estadounidenses las usaron en Iraq tras la invasión en 2003 donde se registraron terribles masacres en zonas densamente pobladas como la ejecutada el día 2 de Abril de 2003[2] en “Al Hilla” que aún no han sido investigadas y mucho menos procesadas por la justicia internacional.

Estos artefactos llevan en su interior centenares de pequeñas bombas del tamaño de una pelota o latas de cerveza que se esparcen sobre amplias superficies para crear un bombardeo por saturación, pero muchas de ellas no explotan y es allí donde se convierten en un peligro latente para los civiles.

Igualmente y ya desde hace nueve años, el régimen de Kiev viene usando contra las poblaciones de Lugansk y Donetsk armamento semejante como son las llamadas minas “mariposa” que son sembradas desde el aire usando aviones, helicópteros o transportadas en ojivas de artillería.

Tal vez ya sería siendo hora que Naciones Unidas empiece a ejercer la función que a la cual alguna vez asumió el compromiso de cumplir.     

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