¿CUI BONO?
¿Quiénes se han beneficiado del resultado eleccionario en Argentina?
Por Pepe
Beru
Quien en apariencias parece haber sido el ganador, es muy posible que no
lo haya sido ¿A qué me refiero? Los resultados de la elección presidencial en
Argentina han sorprendido a muchos más de lo que los medios han querido mostrar
o al menos cuestionar. Con este resultado hay beneficiados tanto en lo interno
como en el exterior.
El sistema
se halla intacto y eso es lo que importa al Status Quo. Parte de este son los medios y el llamado
círculo rojo quienes están espantados por las posiciones de un errático Javier
Milei. Muchos empresarios pegados al estado, los parásitos de la eterna
subvención y bicicleteros financieros respiran aliviados, aunque por el
momento. Tal vez la explicación pueda venir por ahí pero ¿Eso explica los tres
millones de votos para Massa que parecen haber caído del cielo?
A pesar de
que se dice que aumento un poco la concurrencia, eso no explica que ello haya
sido el factor potencial para semejante resultado.
Que los
medios no hayan planteado ninguna duda por esta muy sospechosa elección no
significa que los ciudadanos se traguen este silencio ensordecedor.
Las
denuncias por quema, rotura y desaparición de boletas de Milei parecieran no
haber llegado a los oídos de la “justicia electoral”, que es parte de la misma
administración salpicada de una costumbrista corruptela. Quien tiene el
aparato, tiene los recursos para abrir o cerrar el grifo y eso es sin dudas lo
que pudo influir en el resultado. Pero ¿Solo los kirchneristas y los
partidarios de Massa se beneficiarían con las zanjadillas al candidato
libertario?
Ha quedado
más que clara, la ineptitud y la incapacidad de la oposición para estar de
acuerdo en un mismo plan de acción. Liderados por representantes con ínfulas de
prodigalidad moral, solo son mezquinos cuentapropistas de sus intereses sectoriales.
Todos ellos son la reminiscencia de la abulia flemática y de lo peor de la
partidocracia que sigue buscando apoyos con meros discursos vacíos de acción.
Son los
eternos “institucionalistas” que quieren cambios sin cambiar nada.
Así como el
gobierno tiene una cierta influencia y una muy difusa simpatía por el multilateralismo
con todo lo que geopolíticamente implica, la oposición compuesta por radicales,
liberales y otras tendencias más estrambóticas del ideario conservador, también
tiene su orientación bien determinada con un mundo bajo la hegemonía angloestadounidense
y obviamente, una simpatía irreductible por Israel.
Aunque no
se vea en la superficie y el pueblo llano (en especial los más pobres) no lo
advierta o poco le importe, son dos tendencias que marcan el paso de las
políticas de cada uno de estos sectores que intentan traspolar a la política
nacional, estas visiones geopolíticas que como es de esperar, tienen sus
correspondientes intereses.
En este
sentido, la derrota abrumadora de Juntos por el Cambio significó el
truncamiento de la promesa de Patricia Bullrich de que si ganaba, sacaría a la
Argentina de los BRICS. Hay sin dudas consternación no solo dentro de este arco
político sino y aún más, dentro de los sectores político-financieros en
Washington y la Unión Europea que veían en Bullrich una determinada aliada para
su agenda internacional.
Igualmente
esto no significa lo inversamente opuesto. Quiero decir, que el triunfo de
Massa no es la garantía para que la Argentina tome un camino determinante y
sostenido por la senda del multilateralismo. Sergio Massa es un gran
prestidigitador de la política y aunque sus trucos de salón parecen haber embaucado
a sus oponentes y en especial a una parte del electorado, son completamente
inocuos para estadistas serios como Vladimir Putin y Xi Jinping.
Hay
actualmente en el mundo una guerra y que no se reduce a los campos de batalla
en Ucrania. Hay una guerra por la concepción de una nueva geopolítica y en la
cual se hallan trenzados el moribundo unilateralismo estadounidense que usa a
la OTAN como su brazo armado y el multilateralismo con ancla en Oriente y que sobre
la base de una alianza estratégica Euroasiática persigue abrir nuevas y más
extensas instancias de relaciones entre las naciones por fuera del sistema institucional
extorsivo y criminal controlado por los EEUU.
Israel
también tiene parte importante en estas cuestiones de la política argentina. Bullrich
siempre ha sido una muy ardiente partidaria pro-Israel y en ese tono, comparte
con el libertario Milei su genuflexión incondicional a todo lo que Tel Aviv
haga y diga en especial, con su persistente intención de involucrar a Hesbolá y
a Irán en los atentados de 1992 y 1994 en Buenos Aires.
Igualmente,
los israelíes todavía tienen la esperanza de que Milei pueda triunfar y con
ello, establecer con su gobierno amplios contactos para estrechar políticas y
programas, aprovechando las actuales circunstancias en Palestina para
criminalizar de forma directa cualquier política que de apoyo a los palestinos.
Por último,
la presidencia de Massa no significaría un alineamiento a la multipolaridad y
mucho menos, el discutir de forma clara y profunda las implicancias de las
políticas israelíes en referencia a la actual carnicería que llevan a cabo
sobre la población de Gaza. Para nada. Como lo hemos dicho antes, Massa es un
charlatán y como tal, puede vender cualquier cosa que le encarguen. Massa puede
ir a orar al Muro de los Lamentos y paso seguido, mentir de forma alevosa sobre
algo que afirmó tan solo una hora antes.
Sobre
¿Quién se beneficia con este triunfo del primer round? Tal como se ven las
cosas, solo aquellos que creyeron en el miedo que infundió Massa con sus spots
y también claro, los empresarios que razonaron con el viejo adagio “Más vale
malo conocido que bueno por conocer”, que no significa que Javier Milei sea eso
“bueno”, pero al meno sin duda es una novedad en la oferta política; o acaso
los argentinos que tanto nos llenamos la boca con la palabra “democracia”
olvidamos que ésta significa “alternancia”?