LA MASACRE DEL HOSPITAL EN GAZA
Por
Javier B. Dal
Como ya lo hemos dicho muchas veces, lo que hoy está ocurriendo en Gaza
no empezó el 7 de octubre pasado y tampoco Israel es la víctima en todo esto.
En las últimas horas un hospital repleto de personal médico, de heridos entre
ellos mujeres embarazadas y bebes fueron asesinados por un bombardeo de la
fuerza aérea israelí que por estos momentos están tratando de desmentir a
través de las redes sionistas en todo el hemisferio.
Fuentes
árabes reportan que los desaparecidos bajo los escombros alcanzan las 1200
personas entre ellos 500 niños lo que da un panorama de la campaña deliberada
de aniquilación que las FDI están llevando adelante bajo la conducción política
de Netanyahu y su gabinete supremacista y racista.
Israel ha
violado con creces el derecho internacional humanitario tal como lo ha hecho en
el pasado, logrando escapar gracias a la impunidad que le da EEUU. La voladura del hospital “Al Maamadani” es
una más de esas violaciones que fue ejecutada en pleno de un ataque aéreo
israelí tal como dan cuenta los testigos en las inmediaciones y también
observadores extranjeros que por estas horas tratan de no ser asesinados como
sus colegas de la UNRWA de Naciones Unidas hace unos días antes.
El cinismo
de Netanyahu y del gobierno israelí no asombra y hasta en cierto sentido es
entendible. Echarle las culpas a otro y trillar sobre el victimismo apelando a
un odio “anti judío” es una táctica psicológica usual de Israel con lo cual,
eso no debería asombrar. Pero si lo que asombra y si es de destacar, como los
partidarios pro-israelies en occidente y en especial en los medios, han tratado
de argumentar las más estrafalarias mentiras para tratar de encubrir este hecho
brutal y sádico que se enmarca en una gigantesca limpieza étnica que los
sionistas de la ultraderecha festejan con mucha alegría.
Con notable
desparpajo, los medios en occidente desinforman sobre el curso de los eventos
poniendo siempre por delante la excusa del “ataque contra Israel”. Ello es el
puntapie de cómo presentan los hechos y el origen de los mismos.
El ejemplo
más deleznable de esta parcialidad informativa se ve en los medios argentinos o
más bien deberíamos decir, de la capital Buenos Aires donde el discurso es
descaradamente unidireccional a tal punto, que quienes dan el punto de vista de
la situación de los palestinos son ciudadanos judíos argentinos que viven en
Israel y obviamente, defienden a ese estado y ponen sobre los hombros de los
árabes, la culpa de lo ocurrido.
Para estos
“testigos” israelíes que no están en Gaza pero que hablan como si allí
estuvieran no puede considerarse sino como una siniestra parodia mediática.
Sumado a esto, la alegación de estos mismos medios invocando que el Mossad
aseguraba -como si se tratara de la verdad revelada- que la explosión
que fue un cohete de “Hamas” el responsable del hecho, tras lo ocurrido el 7 de
octubre muy poca credibilidad puede tener lo que informe esta agencia.
Sumado a
esto, el comunicado de las FDI acusando a la “Jihad Islámica” de lo ocurrido
por una supuesta andanada de cohetes que habrían disparado y pasado por encima
del hospital, tampoco puede gozar de credibilidad dado que no están respaldadas
con pruebas verificables. Sobre esto último y ante los crecientes
cuestionamientos, la publicación de un audio en el que Tel Aviv dice que es la conversación
en árabe -supuestamente interceptada- entre supuestos miembros de la
resistencia diciendo que el hospital había sido golpeado por uno de sus
cohetes, además de muy dudoso, es imposible de certificar siendo muy
seguramente, otro de los engaños que su inteligencia es muy ávida de armar. En
conclusión, todas estas argumentaciones solo han sido un intento de tapar el
sol con el dedo.
A los testigos
presenciales y las fuentes árabes se unió la publicación del diario “The Wall
Street Journal” donde se aseguró que el vector que destruyo al hospital en Gaza
y mato a más de 800 inocentes fue una bomba aérea “M-84” de fabricación
estadounidense que obviamente, no tiene la resistencia palestina.
Aún toda la
inteligencia israelí, aparentemente burlada el sábado 7 de octubre pasado no ha
explicado cómo pudo suceder lo que sucedió cuando fueron avisados por los
servicios de inteligencia egipcios e incluso por la CIA.
Es claro que
Tel Aviv y los partidarios sionistas alrededor del mundo tratan de desligarse
de este nuevo crimen (uno más a lo largo de 75 años de ocupación) con la
inestimable cooperación de los medios. Pese al intento de lavarle la cara a lo
que las FDI han venido llevando adelante, la mascare causada en este hospital
de Gaza fue certera y decididamente condenada por Tor Wennesland, Coordinador
Especial de las Naciones Unidas para el Proceso de Paz de Oriente Medio señalando
a Israel como responsable.
No es algo
nuevo ver como Israel ataca blancos civiles de forma deliberada e
indiscriminada. Durante años, causar daño a los civiles y a la infraestructura
crítica ha sido parte de la estrategia de castigo colectivo. Las masacres en “Al Qa´ana” en 1996 en el sur
del Líbano o la “Operación Plomo Fundido” sobre Gaza entre 2008 y 2009, son
pruebas gráficas de esto. Entre otras acciones que ha llevado adelante y de las
cuales hay extensa documentación son los ataques a las ambulancias sabiendo que
estaban tratando de auxiliar a los heridos. Lo vimos en Belén, Jenín y Ramallah
en 1999 y el 2000, también en el sur del Líbano.
Durante
julio del 2006 en la guerra de agresión contra el Líbano los aviones israelíes
no solo bombardearon centros urbanos, las estaciones de radio y televisión y
hospitales repletos de pacientes sino que incluso, atacaron a las ambulancias
que pese a la identificación que llevaban en el techo fueron ametralladas por
los aviones F-16 israelíes.
El grado de
destrucción que demolió la estructura del hospital de Gaza se condice con la
potencia destructiva de los ataques israelíes en los que se vieron como
demolían las torres y edificios de departamentos hasta reducirlos a escombros. Los
cohetes palestinos que no son misiles ni llevan una carga explosiva tan potente
como la que llevan las ojivas militares israelíes, no podrían generar ese grado
de destrucción estructural.
La
brutalidad de estos ataques aéreos no es casual. Hay que entender la concepción
racista de la ideología sionista y en especial de la ultraderecha que ve a los
demás, en particular a los palestinos como infrahumanos. Según algunas fuentes de
inteligencia, ello estaría muy bien premeditado dado que Tel Aviv buscaría con
esto, empujar a los palestinos para expulsarlos por el paso de Rafah en la
frontera con Egipto y así desalojar a toda la población palestina no para
combatir a la resistencia sino, para ocupar definitivamente el territorio.
Es tiempo
que las organizaciones internacionales y en especial la Corte Penal
Internacional tomen decidida intervención y comiencen a investigar de forma
imparcial todo esto.
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