DE AQUÍ A LA FINITUD?
¿Por qué un alineamiento automático que el gobierno del presidente
Javier Milei pretende con EEUU no sería la mejor de las ideas para la
Argentina?
Por
Charles H. Slim
Se hace muy plausible que el gobierno del atlantista Javier Milei lleve a que oficialmente se le extienda el certificado de defunción del país. En realidad eso ya paso hace tiempo dado que el estado argentino se puede decir sin miedo a equívoco que “vive de prestado” siendo el continuo entuerto con el FMI una prueba de eso.
Teniendo esto último en consideración ¿Qué grado de autonomía política
puede tener un país en esta situación?
El “simbólico” viaje a EEUU del presidente entrante sin dudas tuvo algo
más que ver con lo espiritual. Más allá de visitar la tumba del líder de la
doctrina religiosa de una corriente judía que Milei fue a rendir pleitesía,
están en expectativa el desarrollo de fuertes intereses políticos y comerciales
que esta corriente ortodoxa buscará afincar en una Argentina que está de remate.
No hay que ser un experto en política internacional ni tener un HPD en
ciencias políticas para entender a dónde se quiere llevar el país. Eso no quita
el derecho y la legitimidad que tiene el nuevo gobierno por encausar sus
políticas de estado a una determinada orientación geopolítica, pero si tiene la
obligación de informar clara y pormenorizadamente de cuál es la situación política
y geopolítica de sus modelos idealizados y los riesgos que ellos conllevan.
Si realmente se habla de democracia, lo mejor sería ejercitarla y no
caer en los vicios sistémicos en los cuales precisamente, uno de sus modelos
(EEUU) lleva practicando con sus injerencias subrepticias y abiertas sobre
otras soberanías, las censuras y adulteraciones de manera escandalosa que desde
la mitad del siglo pasado. Si a eso le sumamos las probadas y brutales
violaciones a los derechos humanos que desató y llevó adelante con sus
intervenciones ilegales contra Afganistán, Iraq y Siria, o las que promueve de
forma discreta contra Venezuela para citar un ejemplo regional, toda alegoría a
la democracia se diluye como un monigote de barro bajo la lluvia.
Esto es algo más que una precaución. Se trata de una obligación del
estado argentino encabezado por el presidente Milei para conocer de forma pormenorizada
las ventajas, pero también los riesgos y los peligros ciertos que estos
alineamientos traerán para los intereses nacionales. La historia contemporánea lo
advierte. El amateurismo en asuntos geopolíticos del presidente Menem a
comienzos de los noventas dio cuenta de inmediato de ello cuando el país fue
empujado a las arenas movedizas de conflictos geopolíticos altamente complejos
y en los cuales el estado argentino no estaba a la altura de intervenir.
No hay que perder de vista que Milei solo es una marioneta más en manos
de los digitadores globales. Su voluntad política estará condicionada a la
decisiones e intereses de esos sectores. Pero esto no tiene nada que ver con su
persona o incluso con su “ideología”. El “liberalismo” que invoca quizá lo crea
con mucho fervor en su interior, pero no sucede lo mismo en Washington. Es
decir, no hay nada personal con él. El marco de la macro política financiera y
de la geopolítica lo convierten en ese tipo de actor y nada más. En estos
mismos momentos los EEUU se halla en un cuello de botella, comprometido en dos
frentes de guerra muy peligrosos y los cuales no puede sostener por igual.
Para peor, las provocaciones de la administración Biden contra China
por el asunto de Taiwán y el tráfico por el Mar Meridional ha estado calentando
de forma peligrosa la región del Indo-pacífico que se halla bajo la vigilancia
de los operativos navales AUKUS y QUAD, que no son otra cosa que dos fuerzas
navales de países vasallos -algunos con problemas entre ellos- de un
imperio que se está despedazando ¿Los motivos? No hay suficiente dinero para seguir
manteniéndolos leales y eso es un problema que no parece tener una solución inmediata.
¿Ah no es por la democracia toda esta movilización belicista? Como dijo
alguien, “es la economía estúpido” y siempre ha sido así. Los partidarios de la
guerra interminable -los neoconservadores y el lobbie sionista- que
inspiraron las intervenciones desde 2001, han llevado por sus ambiciones expansionistas
a que el país contrajera una deuda pública impagable a tal punto que actualmente
el estado federal se halla endeudado por encima del 100% de su PBI. Esto es lo
que ha llevado a la ruina a la economía de la Unión, creando la gran
desigualdad social y una altísima tasa de desocupación poniendo en serio riesgo
a los capitales financieros y es por ello que la “elite” planearía volar el
sistema y reiniciarlo.
La elite global no es un mito o historias “conspiranoicas”. Las
familias puritanas -multimillonarias- estadounidenses que forman parte
del Establecimiento y los más importantes inversores financieros que desde Wall
Street manipulan las economías (incluida la estadounidense) de todos los países
del occidente tienen planeado un borrón y cuenta nueva, en previsión del
desastre económico financiero y social en que ya se halla EEUU y ello se
traducirá en una fabulosa crisis global. Una vez más, los bancos serán los
protagonistas de este cataclismo financiero y al parecer tras cerrar sus
puertas retendrán las cuentas de sus clientes con lo cual, las calles arderán
en manifestaciones sangrientas.
Los conflictos en los cuales Biden y sus seguidores neoconservadores han
metido a la Unión para buscar destruir a Rusia, desbancar comercialmente a
China y revivir su moribunda hegemonía global, son una parte importante en el
descalabro que se predice. En Ucrania ya se está viendo como el régimen al cual
se le inundó con billonarias sumas de dineros en efectivo y a cuenta mediante
toda clase de aprovisionamientos bélicos comienza a ver su fin. En lo que
ocurre en la Franja de Gaza, el temor a una escalada regional se ve potenciada
por la presencia de una fuerza de tareas naval estadounidense frente a las
costas de Gaza, pero que a su vez está secundada por otras fuerzas de la OTAN
que ya fueron desplegadas rodeando la región y están en expectativa ante un
escenario imprevisible.
Todo eso cuesta mucho dinero y el Tesoro estadounidense hace tiempo que
no cuenta con respaldo monetario real para sustentar sus gastos y mucho menos,
semejantes gastos. Incluso aún, cuando el Departamento del Tesoro “fabrica
billetes” sin el menor respaldo, EEUU está provocando a su suerte al tratar de
sostener estos tres frentes bélicos sin el riesgo de que por primera vez (y tal
vez la última) su territorio se convierta en campo de batalla de una guerra
total que pese a su brevedad por la velocidad y destructividad de las armas
existentes, sería devastadora.
¿Dónde entra el gobierno de Javier Milei en todo este marasmo? Si
pretende volver a carnificar las relaciones con Washington antes debería ver el
panorama completo y revisar bajo la cama.
Según el coronel estadounidense retirado Douglas McGregor la crisis que
se planifica será tan grave que vaticina que no se celebrarían las elecciones
en 2024. Si esto se cumple, la crisis arrastrará a todo el hemisferio
occidental y en particular a todas las economías ligadas a Washington entre las
que se halla…la argentina ¿Qué hará el gobierno de Javier Milei y todos sus
adláteres anglófilos que comparten su visión del mundo ante semejante escenario?
Quizás sea una visión pretenciosa y hasta de ciencia ficción, pero
Milei y sus asesores debería tener en cuenta esta situación y ampliar la visión
macro de la actual geopolítica y no hacer consideraciones a la ligera tal como
ya lo ha hecho al anunciar la salida de Argentina del BRICS.
En la política siempre hay tiempo para rectificar los errores, salvo
que ya sea tarde.