UNA
RESILIENCIA CONTINUA
¿Cuánto dolor e injusticia deberá soportar el pueblo palestino ante la
limpieza étnica que viene ejecutando un estado ocupante como lo es Israel?
Por
Pepe Beru
Eran horas entradas en la madrugada del 1 de noviembre cuando la joven
madre llamada Marwa y sus cuatro pequeños hijos son sobresaltados por potentes
explosiones en las cercanías y unos segundos después son alcanzados por un
misil israelí cuando estaban refugiados en las instalaciones de un colegio
primario que funcionaba en el campamento de refugiados de Jabalía, al norte de
Gaza.
Tiznada con
el polvo de los escombros que yacían flotando por todas partes, aún tullida por
la explosión y con dificultades para respirar, salió presurosa a buscar a sus
hijos sin advertir que ella misma tenía uno de sus brazos colgando, desprendido
por haber sido alcanzada por uno de los escombros que se derrumbaron del
edificio. La preocupación por sus hijos era superior a su propio dolor y para
peor, al poco de andar hallaría a tres de sus más pequeños hijos, muertos
aplastados por la mampostería. Impotente por no poder mover esos escombros no
lo quedó otra que gritar desesperada mientras estallaba en llanto. Su hijo
sobreviviente de solo 9 años trataba de consolarla en un mar de sollozos y lágrimas
por tanto dolor y desconsuelo.
Su caso se
multiplica por miles y de lo que va de esta intervención israelí en la Franja,
muchas familias enteras han sido exterminadas sin la menor contemplación ni justificación
militar ¿A quién le preocupa el dolor psicológico, emocional y demás de estas víctimas
de semejante brutalidad?
La masacre
sobre Jabalía no sería la única e incluso, horas después las FDI llevaría a
cabo varios ataques similares sobre la misma zona sabiendo y viendo a los
civiles allí. Antes las evidencias, Tel Aviv no pudo esconderse como lo hizo
con la primera de esas infames masacres contra un hospital de la misma zona
unas semanas antes. Fue así como el portavoz de las Fuerzas de Defensa de
Israel (FDI), el teniente coronel Richard Hecht, confirmó a CNN que el ejército
israelí fue responsable del ataque y dijo que tenía como objetivo un alto
comandante del grupo extremista Hamas, a quien acusó de “esconderse, como lo
hacen ellos, detrás de civiles”. Igualmente, este argumento no alcanza ni por
asomo para justificar la repetición de este tipo de masacres contra los
civiles.
Lo que para
cualquiera representa un verdadero acto de inhumanidad y de injusticia, para
los sionistas es un legítimo ejercicio de la defensa y al mismo tiempo un
motivo de algarabía para los extremistas de la ultraderecha religiosa que
secundan a Netanyahu en el poder.
Esta aberrante
visión ha estado acompañada por otro escandaloso y vomitivo argumento como es
calificar a los palestinos como “animales humanos” y por dicho motivo, dignos
de ser exterminados. A tal punto llega el rechazo de esta clase de expresiones
que incluso intelectuales judíos antisionistas como el periodista y escritor
Gideon Levy considera esto como una verdadera limpieza étnica.
En
Argentina y en especial dentro del círculo de sionistas locales, en particular
con activa participación en los medios y quienes son muy bien representados por
la DAIA y la OSA, este calificativo se ha visto muy usado en su discurso y el
cual se ha estado difundiendo con mucha enjundia en algunas radios,
conglomerados de medios y programas de la televisión abierta capitalina que no
tienen reparo en mostrar su abierta adhesión pro-israelí y a todo lo que se
está haciendo.
Incluso desde
Tel Aviv sabiendo de la importancia de construir un relato que justifique lo
injustificable ya han sido convocados varios periodistas -entre ellos los
más obsecuentes- de medios de todo el mundo (entre ellos argentinos) con
una línea editorial notoriamente pro-israelí para ser llevados a Israel donde
se les adoctrinará sobre cómo proceder para maquillar informativamente la
cruenta situación de Gaza con el obvio objetivo de lavarle la cara al estado
judío.
Como ya he
señalado anteriormente, la táctica discursiva de estos sectores es poner el
carro delante del caballo y establecer un hito temporal engañoso sobre cuáles
son las causas del actual conflicto.
En
realidad, estos simples obsecuentes del poder y de las influencias que ejerce
globalmente Tel Aviv, son ignorantes de lo que realmente ocurre en Gaza, pero
también a la mayoría no les importa lo que les suceda a los palestinos ya que,
comparten ese racismo que no es otra cosa que verdadero antisemitismo. Tan solo
alguno de ellos se atreviera, por solo unos minutos a pisar las calles en Gaza,
bloqueadas de escombros que antes fueron casas, mezquitas, iglesias y colegios,
vomitarían tan solo por el hedor a muerte que surge de los miles de cadáveres
de civiles palestinos que aún no han podido ser rescatados por los continuos
bombardeos de las FDI.
Ciertamente,
estos sujetos que viven a expensas de su amo, no criticaran semejantes fechorías
pero, por cuestiones de consciencia y por terrible ignorancia deberían callar
por respeto a tanto dolor ¿O acaso los palestinos no pueden sentir dolor?
Estas madres
que han perdido a sus hijos de una forma tan aberrante y esos niños que han
quedado huérfanos por las bombas, la metralla de los fusiles israelíes o por el
accionar de los escuadrones del Shin Bet y sus colaboracionistas de Al Fatah en
Cizjordania ¿Creen que se olvidaran de estas horribles injusticias?, ¿Cómo
pueden ser tan arrogantes muchos de estos “informadores” para hacerse los
sorprendidos por el odio que existe contra un estado invasor y ahora
abiertamente exterminador?
En lo que
hace al estado de Israel, como entidad política, está muy claro que no tiene
moral. Y es por esa razón que miles de judíos no han caído en esa trampa
dialéctica del discurso ideológico del “Eretz Israel” elaborado bajo fundamentos
mesiánicos. Los mismos eruditos judíos saben muy bien cuál es la diferencia
entre este estado moderno y moldeado a la europea, surgido de la imposición en
1948 cimentado en sangre y el verdadero Israel bíblico.
El estado
actual, la elite que lo constituye, su administración política encabezada por
un criminal como Benjamín Netanyahu y sus extremistas de la ultraderecha
racista están más preocupados por salvar la viabilidad política de su propio
poder que el de incluso, la vida de sus propios ciudadanos. Las pruebas
recopiladas (cuerpos calcinados por efecto de los cohetes de sus helicópteros) y
testimonios de algunos rehenes sobrevivientes en la mañana del 7 de octubre que
afirmaron como los helicópteros y tanques del FDI dispararon indiscriminadamente
sobre ellos mismos matando a muchos de los que luego Israel trata de presentar
como asesinados por Hamas, son la prueba de sus engaños.
En estos
momentos, mientras las tropas israelíes tratan de consolidar terreno sin éxito
y acusando bajas diarias con daños y pérdidas materiales inesperadas sobre sus
blindados, equipos especiales de zapadores como otra forma de vengarse de estos
golpes minan edificios y casas sin importarles que se hallen ocupadas por
civiles.
A tal punto
se evidencia la impotencia de los comandantes de las FDI que sus “medicados”
soldados han estado arrestando a cualquier varón palestino que hallan por las
calles de la derruida Gaza acusándoles de ser agentes de Hamas. Estos son los
hombres que han sido expuestos desnudos y con sus ojos vendados presentados por
los medios israelíes y sus subalternos en occidente como una supuesta “rendición
en masa” de combatientes palestinos. La necesidad de dar buenas noticias a su
sociedad llega a estos extremos.
El mundo
esta observando y sacando sus propias conclusiones. Aun cuando los organismos
internacionales siguen evidenciando la influencia pro-israelí, la gente del
común les cuestiona. La opinión pública tiene a la vista los hechos y los
antecedentes para no dejarse condicionar con las argucias y manipulaciones del
sionismo que tratan de victimizarse por encima de las verdaderas víctimas
(incluidas las israelíes), usando el pasado holocausto como si ello fuera un
salvo conducto para hacer lo que los nazis hicieron con ellos.