THE TRUMP´S AND HALLEY´S
WATCH UP SHE IS MAN
EATER
Por
Dany Smith
Para quienes están metidos en el lodo de la política en Washington DC se
suele decir que lo más importante en la vida es el poder, el sexo y el dinero
dependiendo de cada uno el orden que le dé a cada uno de estos factores.
Sacando
cualquier juicio de valor o de moralidad, Washington hace tiempo que se ha
convertido en un gran y lujoso prostíbulo para la “elite” política de EEUU en
donde es seguro que nadie puede acusar a nadie de estar limpio sobre sus
inconfesables “affairs sexuales” que muchas veces involucran y ocultan detrás
de supuestos matrimonios ejemplares.
Con el
comienzo de la campaña para las presidenciales ya hemos visto como se juega
rudo y muy sucio cuando se trata de buscar desbancar al oponente. Lo dijimos
mucho antes de que Donald Trump pese a las acusaciones y las rabiosas campañas
mediáticas en su contra lograría levantarse y lanzarse como candidato. Incluso
tras la última y escandalosa acusación de E. Jean Carroll contra Trump por
difamación no lo ha desanimado y al contrario, lo ha usado para mostrarle a los
norteamericanos que tan corrupto e influenciable es la justicia en EEUU.
Pero ese
intento de ver la paja en el ojo ajeno no es nuevo en este círculo de puritanos
y neoconservadores hipócritas. Tan fuera de lugar esta todo que los mismos
medios que hacen una novela con Trump se olvidan de las feas y antiguas acusaciones
contra el mismo Joe Biden y ni hablemos de los asuntos sucios de Biden junior
que lo implican en negocios tan turbios (el asunto Burisma) como en diversiones
donde las prostitutas caras y la cocaína no faltaban.
Es por eso
que no hay muchos en Washington D.C. y tal vez en todo el arco político de la
Unión sin importar que sean Demócratas o republicanos con el culo limpio para
evitar ser señalados por viejas rencillas con algún empleado despechado o aún
peor, con alguna mujerzuela (o varias a la vez) con la que contrataron sus
servicios. O acaso ustedes no se han preguntado ¿Cómo encajaba Jeffry Epstein
en este ambiente? Al parecer la sonriente y esbelta Nikki Halley con sus aires
de honorable mujer casada con un militar de carrera y de familia tradicional,
tampoco es tan transparente como ha pretendido ser.
Realmente
poco debería importar si un funcionario es moralmente reprochable o poco
convencional en lo referente a su vida sexual, siempre y cuando además de
mantenerla entre cuatro paredes cumpla con sus deberes con honestidad y lealtad
a los intereses de los Estados Unidos, pero Nikki Halley no parece escapar a
esta regla ya que al parecer aquello le ha valido precisamente como peldaño
para llegar a donde está hoy.
Nikki una
preferida de los viejos neoconservadores y ferviente militante sionista parece
que su meteórica carrera estaría más vinculada a su talento en la intimidad que
con su vocación de funcionaria pública. Más allá del amarillismo del “Daily
Mail” un artículo ventilado el 18 de enero pasado (https://www.dailymail.co.uk/news/article-12970377/Nikki-Haley-cheated-affair-husband-affidavits-witnesses.html ) señala que desde 2007 y por 2010 Niki Halley que se hallaba casada
con Michael Haley en momentos que era legisladora por Carolina del Sur,
mantenía dos relaciones paralelas con dos tipos como Larry Marchant Jr. y Will
Folks, dos cabilderos muy bien conectados con el poder en Washington.
Tal vez sea
de mal pensado deducir que tras estas relaciones Halley se convirtió en
gobernadora y no mucho tiempo después, salto a la arena de la política federal
como funcionaria de la administración de Donald Trump. No sería de extrañar que
usando ese mismo razonamiento algunos sospechen que tal vez haya logrado su
designación haciendo lo que se conoce como un “casting sábana” ¿Con quién? Eso
quedara a consideración de cada uno, pero no es muy difícil de adivinar.
Ella fue la
embajadora de los EEUU ante Naciones Unidas y como tal trató de justificar
varias situaciones injustificables de la política exterior y muy
particularmente de las acciones de Israel en torno a la situación de ocupación
sobre la población palestina y sus injerencias en el Medio Oriente. Halley
mostraba sus dientes contra las posturas que iban contra los posicionamientos
de Washington y muchos la recuerdan por ese ardor.
Otros la
recuerdan como una mujer astuta, fría y políticamente ambiciosa a tal punto de
bautizarla como “Lucifer” tan peligrosa que la creían con la intensión de
reemplazar a Trump.
Otros
también la recuerdan por ese ardor solo que en la intimidad de un asiento trasero
de un automóvil de un viejo neoconservador y de otros colegas quienes
aparentemente han dado testimonio de esa fogosidad.
Con este prontuario
que hoy día esta siendo parte de la campaña sucia en su contra, Halley se ha
estado ganando la fama de una come hombres, especialmente de los veteranos
neoconservadores con conexiones políticas tanto dentro de EEUU como en Israel.
Tal vez sea por eso que los sionistas adoran a Nikki y su ferviente lealtad al
estado sionista.
Hasta el
momento las preliminares contra Trump van mal y ya ha sido derrotada.
Igualmente aún falta para que las cosas se consoliden pero, la tendencia puede
ir ampliándose y es allí donde la sonriente “mujer de familia” y afable ex colaboradora
de Trump puede echar mano a sus mañas para sacar ventajas.
Tal vez
quien debiera cuidarse de este sensual y trepidante historial sexual sea su
anterior superior ejecutivo y hoy adversario político, si así es, el mismo Donald
Trump quien no sería de extrañar algún abogado pagado por los demócratas salga con
alguna nueva e imaginativa acusación en su contra y esta vez se trate de nana
menos que de…Nikki Halley.