viernes, 22 de marzo de 2024

 

REFRENDANDO LA NUEVA ERA

¿Qué significará para el occidente atlantista la reelección del presidente ruso Vladimir Putin y cuáles son las causas de este triunfo?

 

Por Javier B. Dal

Era de esperar que las elecciones en Rusia pasaran muy por el costado en los medios occidentales y en particular en los de países con administraciones díscolas y pendulares como en Argentina hoy muy alineada (por esas cosas de sus cambiantes ánimos) a las directivas del norte con un gobierno anglófilo en La Casa Rosada.

Tal como se acostumbra por estos lados, los medios capitalinos adeptos atemporales a la línea política de Washington no guardaron su desagrado para dar cuenta del aplastante triunfo del presidente Vladimir Putin quien para su disgusto, seguirá en el cargo hasta el 2030.

Es cierto que no son todos los medios argentinos los que se hallan apadrinados por la embajada de EEUU en Buenos Aires. Los principales medios como AMERICA, TN y CLARIN y sus respectivos empresarios fueron la caja amplificadora de la rabia del círculo anglófilo nacional, costumbristamente rusófobo y por supuesto, subalterno de su muy respetado gobierno estadounidense.

Pero el mayor desconsuelo es para Washington y Bruselas quienes tras intentar boicotear las elecciones apoyando las acciones terroristas ucranianas sobre las regiones fronterizas de Belogorod, Jersón, Zaporozhye y los frustrados intentos de infiltrarse en Kursk y Bryanst, no lograron sus propósitos.

No era para menos. Tener que informar que tras una gran concurrencia de la ciudadanía Putin fue reelegido por nada menos que casi el 88 % por ciento de su electorado (compuesto por unos 112 millones de personas) es algo que ni siquiera se ve en la representación política de los EEUU y de la Argentina, que dicho sea de paso, no pueden alardear de transparencia en todos los órdenes de la vida político-económica. 

El triunfo de Putin ha representado un duro golpe para los planes atlantistas y claro por supuesto, para sus liderazgos político-militares en Washington y Bruselas. El occidente anglosajón no puede tragar la demostración de civismo que ha dado la ciudadanía de la Federación de Rusia al refrendar la legitimidad de su presidente con tamaño caudal de votos. La campaña de infundios sobre “fraude” provenientes de los medios con comentarios maliciosos sobre el resultado de estos comicios se ha difuminado como el humo por el simple motivo de que carecen de fundamentos. Si el fastidio y el supuesto mal humor de la población rusa (difundidos por informes de la CIA) hubieran sido reales no habría habido el 77,44% de participación del electorado y que por el resultado de las votaciones muestra que lo ha reelegido una gran parte de esa concurrencia ¿Cómo es posible semejante resultado electoral para un malvado y tétrico mandatario que pretende apoderarse del mundo?

Claramente esta pregunta tiene una respuesta, pero no la que le agradaría escuchar al Establecimiento angloestadounidense y a sus súbditos argentinos. Va de suyo que dicha pregunta tiene un componente de sarcasmo basado en las maliciosas exageraciones de la propaganda que los medios atlantistas venden a diario.

Pero en cuanto a lo que cuestiona, ella se responde por el simple hecho de que un presidente que desde marzo del 2000 (tras ser elegido por el 53% del electorado)  ha levantado de forma progresiva a Rusia tras la calamitosa gestión del títere Boris Yeltsin, desarmando el sistema corrupto en cabeza de oligarcas conectados con los banqueros de Wall Street saneando con ello la economía, que le devolvió el orgullo a sus Fuerzas Armadas (que estadounidenses y británicos querían ver disueltas) y que ya más cerca en el tiempo, tras el golpe de estado en Kiev de 2014 que terminó con la necesidad de intervenir en 2022 defendido la vida de los habitantes ruso parlantes de la “Novorossiya” y la integridad de la propia Federación de la inocultable intensión expansionista de la OTAN a costa de llevar sobre sí, una pesadísima carga política, no podía tener otra compensación que el reconocimiento de su pueblo.

Vladimir Putin lo sabe y quienes lo rodean están convencidos de ese reconocimiento a su honestidad, su carácter y sacrificio. Los mismos norteamericanos saben muy bien incluso, que las políticas sociales y económicas de los últimos diez años han beneficiado a los trabajadores y en especial a los jóvenes que buscan establecerse y formar una familia.

Por el contrario, esos valores han desaparecido en el occidente anglosajón e incluso más, lo que más se promueve desde sus capitales para el resto de los países del hemisferio es la desintegración de la familia y la caída de la natalidad todo ello disfrazado bajo la apariencia de un liberalismo naif (que en realidad disfraza un liberalismo económico-financiero de pocos) matizado con ideologías de género y transgénero LGTBQJKSN.

En este último sentido, esta ingeniería social con finalidad geopolítica está siendo usada de forma deliberada e insidiosa como agente pervertidor y disgregador de las costumbres y modos de vida de las sociedades en Oriente algo a lo cual, Putin se ha opuesto de forma frontal y pública.

Ha sido Vladimir Putin el arquitecto de esta nueva Rusia y el Departamento de Estado norteamericano sabe muy bien que ello le ha valido la popularidad de la cual hoy goza.

Incluso más. Su popularidad trasciende a Rusia y aunque los medios de occidente no lo muestren, saben que Vladimir Putin es una personalidad conocida y admirada tanto en África, Asia como en Latino américa. Él lo sabe y también está al tanto de la esperable mala fe del occidente anglosajón y de la ignorancia que muestran algunos gobiernos del hemisferio que aún le siguen brindando pleitesía a Washington (como el argentino).

Este triunfo también tiene una importante influencia en los acontecimientos que se viven en Ucrania. Mientras el régimen de Kiev y el mismo Volodymyr Zelensky hace rechinar sus dientes por esta victoria electoral, la crisis que sufren sus tropas en el campo de batalla, se verán mucho más expuestas ante un crecimiento de la moral de las fuerzas rusas que a pesar de la persistencia de algunos problemas en la logística de algunos frentes, están determinadas a concretar la misión que se les ha encomendado.

Es por eso que revive con más fuerza la esperanza de una nueva geopolítica en la que el sur global tendrá el lugar y la voz para terminar con las iniquidades y las arbitrariedades de las cuales todos somos testigos.

 

 

 

miércoles, 20 de marzo de 2024

 

 

DERNIER TOUR

¿Qué espera el presidente francés Emanuel Macron con sus amenazas de desplegar tropas en Ucrania?

 

Por Charles H. Slim

Casí 212 años atrás lo que quedaba de la “Grande Armé” guiada por el genio de la estrategia militar francesa Napoleón Bonaparte, cruzaba a duras penas y en medio de un frío insoportable el río Berézina en momentos que se retiraba de su fracasada invasión a Rusia. Fue el comienzo del fin para Napoleón y de su regencia en Francia.

La semana pasada en el marco de graves reveces a las fuerzas ucranianas, el presidente Emanuel Macron lanzó graves amenazas contra Rusia aseverando que enviaría tropas a Ucrania para luchar. Pero ¿Tienen sustancia semejantes anuncios? Sacando la desesperación política (propia y de la OTAN) que este anuncio representa, Macron demuestra que (además de ser un bocón) no aprendió nada de la historia y en especial la que se vincula a su país con Rusia.

Por supuesto que los tiempos han cambiado y Macron no es asimilable a Napoleón ni mucho menos. La genialidad y la personalidad del Gran corso precisamente han pasado a la historia por su incomparable vida y logros militares producto de su inteligencia y determinación. Macron al contrario solo es otro mediocre y sumiso administrador de las decisiones atlantistas y nada más. Sus posturas políticas y los desmanejos que ellas le han traído a Francia por seguirle el ritmo a Washington y Londres, han puesto al pueblo francés en una crisis económico-social y financiera que está tratando de salvar con sus bravuconadas.

El “Renaissance” (renacimiento) que dice representar no es más que el Renaissance de un rancio Chauvinismo que se descascara con cada día que pasa en el gobierno. Y esa vetusta ideología racista con cual Francia impulso sus colonias, la podemos ver con el revuelo que ha desatado la presentación de la exuberante cantante franco-mali Aya Nakamura que al parecer por su color, tanto molesta a los sectores de la ultraderecha y conservadores franceses (y digámoslo de paso) tan cercanos al sionismo y en particular al sector de los “revisionistas” que adhiere el actual primer ministro Benjamín Netanyahu y su gabinete de extremistas.

Precisamente en esa línea y más allá de su actuada indignación ante los medios, Macron ha sido otro de los cómplices de Israel en las masacres y la hambruna sobre la población palestina ya que más allá de lo que diga ante las cámaras, el establecimiento de París seguirá tratando a puertas cerradas con Tel Aviv.

Como se puede ver Macron y el Establecimiento francés tampoco pueden hablar de democracia y todo ese blablablá con el que adornan sus administraciones. El papel de su país como otro peón en las intervenciones de la OTAN -bajo la dirección del Departamento de Estado norteamericano) en el norte de África en 2010, su injerencia en Siria en 2011, el fiasco de “Charlie Hebdo” montado por el DGSE (en momentos que ISIS impostaba su papel disruptivo) y las últimas incumbencias colonialistas en el África lo ponen allá bien abajo en el escalón de la credibilidad.

Como ha sucedido con los británicos, los alemanes y obviamente los estadounidenses, se han detectado muchos mercenarios franceses peleando para Kiev con lo cual hace ya tiempo que todos ellos han cruzado la línea roja contra la seguridad de los pobladores rusos de la Novorossiya y de la misma la Federación de Rusia.

Tal como les cabe a sus socios británicos, alemanes y estadounidenses, la asistencia con equipamiento ofensivo como los cañones “Cesar”, misiles, armas ligeras y grupos de mercenarios de nacionalidad francesa, hace tiempo que le han declarado la guerra a Rusia. No hacía falta que Macron amenazara con despliegues de tropas por parte de la OTAN; como ya vemos con todas las pruebas que han salido a la luz, hace tiempo que están allí e incluso se han atrevido a usar el terrorismo dentro del territorio ruso.

El último escándalo de las escuchas de la Lutwaffe en donde militares alemanes y contactos norteamericanos comentaban como usar los misiles “Taurus” contra objetivos rusos no deja lugar a dudas de quienes instigan y empujan la continuidad de la guerra. 

Pese a lo políticamente escandaloso que esto pueda suponer, ello ha servido para que los ciudadanos europeos de a pie se den cuenta de quienes son en realidad los responsables de que la guerra les asome por el horizonte y del descalabro económico-financiero y sus consecuencias sociales que dichas incumbencias -en especial en lo energético y la crisis migratoria- les ha traído a su estilo de vida. Los franceses son parte de está realidad y Macron no puede disimular su responsabilidad en esto. Entonces ¿De quoi peux-tu parler ?

Aunque la presencia y asistencia occidental venía siendo denunciada desde 2014 y por medio de la cual se asesinaron a miles de civiles ucranianos del este, todos los organismos internacionales entre ellos Naciones Unidas miraban para otro lado. Incluso tras la revelada estratagema de la UE tejida por la entonces subsecretaria de estado Victoria Nuland en complicidad con la entonces canciller alemana Angela Merkel y el premier francés Francois Hollande mediante los acuerdos de Minsk que buscaba ganar tiempo para armar a Kiev, demostró a Moscú la mala fe de sus socios en Bruselas y la necesidad de atender a los movimientos atlantistas en Ucrania.

Y fue así como la inteligencia rusa logro hacerse con información crucial la cual revelaba una ofensiva prevista en la primavera del 2022 que hubiera significado una carnicería sobre la población del Donbass. Esto obligó al Kremlin y en particular al presidente Putin a tomar una decisión compleja pero necesaria que detuviera la embestida que el régimen de Kiev (con el apoyo estratégico de la OTAN) tenía preparada para marzo del 2022 contra el Donbass.

Esta situación en la cual por supuesto estuvieron implicados la presidenta de la Comisión Europea Ursula Von Leyen y el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad Josep Borrell, habría quedado sepultada en el desconocimiento por la tendenciosa y parcializada cobertura de los medios atlantistas que (como de costumbre) habrían acomodado los hechos a gusto y conveniencia de Washington.

Macron conoce muy bien todo este entuerto y pese a haber sido usado por Washington para involucrarse en Ucrania y traicionado por Londres (tras el asunto AUKUS), sigue aceptando a pie juntillas el juego por ellos planteado demostrando a su vez, no tener el valor político para apartarse de los tentáculos de la OTAN. Por lo tanto, Charles De Gaulle y los verdaderos republicanos que han pasado a la historia luchando para que Francia no sea el juguete del imperialismo, pueden descansar tranquilos sin miedo a que Macron les supere.

Los franceses pueden tener por seguro de que por genialidad y temple no van encontrar en Macron un nuevo Napoleón, pero si es muy posible que pueda llevar a Francia a un nuevo Waterloo.      

sábado, 16 de marzo de 2024

 

NO PICKNIC AT GAZA

Six months after Israel's fierce incursion into the Gaza Strip, everyone agrees that Tel Aviv cannot claim any kind of victory. How much time does the Jewish supremacists have left in power?

 

By Sidney Hey

I could not find a better title for this article than to allude to British Royal Marines veteran Julian Thompson's account of his experiences in the Falklands War in 1982 as a way of explaining how the Foreign Office and especially he and his comrades came face to face with a reality they did not expect.

Something very similar but magnified to the nth degree is happening in Israel with what has been going on in the 162 days of intermittent battles between the IDF and the unpredictable actions of a Palestinian resistance on the ground in Gaza that has left “Bibi” Netanyahu and his Israeli generals with a severe headache.

According to the logic of Israeli commanders, fuelled by military intelligence, Shin Bet and Mossad reports, in two weeks they would crush "Hamas" and take full control of the Gaza Strip. Nothing of the sort has happened. These failed speculations did not arise from the IDF's vaunted (and false) professionalism or the vaunted effectiveness of its intelligence, they simply came from being able to count on the continuous and almost inexhaustible supply of arms, bombs and financial resources provided from Washington. Despite this fabulous aid they have failed and that is where the migraines originate from the commander of the General Staff Herzi Halevi on down.

It is precisely this headache of impotence and the setbacks that their units are suffering on the ground that the Israelis are taking out on the Arab civilian population in the Gaza Strip, Jerusalem and the West Bank, committing all kinds of outrages, violations and crimes that have been recorded for possible criminal investigations.

Likewise, all these massacres and human rights violations that the IDF is committing in the strip have an impact on the psyche of the Israeli soldiers who, in addition to the physical wounds they may suffer, are already experiencing serious psychological and even psychiatric problems, causing suicides and a growing rejection of conscription among the population. These reactions are very understandable since, murdering women and children who only have canvas tents as their only shelter against their automatic rifles, shells and the bombardment of their F-16 planes, it must not be a pleasant thing to see the pieces of these innocents scattered around, let alone to live with it in your conscience for the rest of your days.

Obviously, Tel Aviv is hiding this from the world, and understandably so, as it is part of the lies it has been running on throughout its existence. Today, global public opinion is certain that Israel is not a victim.

Little by little the whole Tel Aviv victimhood narrative accusing Hamas of having carried out beheadings and rapes against women from the Kibbutz captured on 7 October is collapsing under the weight of the lies that make it up. So blatant has this been that many of the survivors of that day not only denied this, but accused the IDF of opening fire indiscriminately, killing both Hamas fighters and the hostages accompanying them.

Unsurprisingly, US media such as The New York Times (renowned for its neocon and pro-Israeli editorials) even published a story endorsing these alleged violations that had occurred at Kibbutz “Be' eri”. But this story was promptly denied by the same people who were the victims of these sexual abuses and with that, the doubts and discredit to the version Tel Aviv has been using to justify the massacres against the Palestinians increased.

In turn, these crimes are feeding back into the actions of the Arab-Islamic resistance on the eastern and northern fronts, which have so far led to a paralysis of the Israeli economy, especially in the port area of Eilat, and the flight of thousands of its settlers from the settlements bordering southern Lebanon.

With each passing day and each massacre committed by the IDF against the Gazans, the forces of “Hezbollah”, “Ansar Allah” and the Islamic resistance of “Kataib Hezbollah of Iraq” show greater determination and adjust with greater precision and power their attacks against Israeli targets and those of their Anglo-American allies, making it clear to them that they are not picknicking in occupied Palestine.

In northern occupied Palestine, “Hezbollah” attacks have intensified in number and firepower, destroying several Israeli military and intelligence posts, which in addition to casualties have caused great cost in terms of equipment destroyed or damaged. One of these targets has been the electronic intelligence facility on Mount Meron which has been bombed on several occasions with various weapons systems causing losses that Tel Aviv does not disclose. At the same time, the settlers in all the settlements near the border and especially “Kiryat Shemona” who boasted of being protected by the “Iron Dome” systems and even mocking the Lebanese with laughter and mockingly shouting “Allah Hu Akbar” (God is Great), are now the same ones fleeing, whimpering at the side of the roads forced to get out of their cars for fear of being hit by some “Hezbollah” projectile.

In the face of this, defence minister Yoav Galant and his generals are reportedly planning an invasion of Lebanon that could not only further intensify the predicted (by Henry Kissinger) non-viability of the state, but even its disintegration.

Meanwhile on the Red Sea waterfront and throughout the Arabian Peninsula, Yemeni operations by “Ansar Allah” and Yemeni Arab forces in their steadfast support for the Palestinians have given no respite to Israeli and their Western partners' commercial vessels attempting to pass through these waters with impunity. Despite the presence of the Anglo-American naval force trying to open the way, resistance operations against them continue. Even to the surprise of the Anglo-American naval forces, the Yemeni resistance using ballistic missiles and drones managed to strike hard blows in the Indian Ocean, backing up the words of their leader Sayyed Abdel-Malik al-Huzi who vowed to make it difficult for these ships to pass even as far as the Cape of Good Hope.

Against this, the Israeli government continues to accumulate more protests and disrepute both abroad and from its own population, not because of the indiscriminate massacres of Palestinians but because it is suffering heavy losses in the IDF and the economic cost to the entity.

viernes, 15 de marzo de 2024

GEOPOLITICA E IMPUNIDAD

¿Ha comenzado el principio del fin de la impunidad de los gobiernos anglosajones?

 

Por Charles H. Slim

¿Cuántos serán los crímenes cometidos por el autoproclamado “mundo libre”, que se hallan enterrados en los archivos de los oscuros sótanos de sus agencias de inteligencia? Hace poco leí un interesante artículo en el sitio Vtforeingpolicy.com[1] que precisamente me llevó a formular esa simple pregunta.

Tanto EEUU como su gran colega y mentor Gran Bretaña tienen un extensísimo prontuario en crímenes de guerra y lesa humanidad que no hace falta que se vayan a escudriñar en los recovecos de la burocracia gubernamental de la cual se valen para tapar sus responsabilidades. La historia contemporánea nos da ejemplos claros y descarnados de eso en Iraq, Afganistán, Libia, Siria, Yemen y por supuesto en los cometidos por extensión desde hace 75 años hasta el presente por su protegido el estado de Israel.

Pero estos señeros exponentes de la farsa democrática, también eliminan personas de manera oculta y bien disimulada usando entre otras tácticas el terrorismo. Solo cuando ya no pueden ocultarlo, sus medios matizaran el relato de los hechos tratando de aislar a sus responsables. El caso de Dag Hammarskjöld es uno de ellos y que por décadas quedó sepultado bajo el olvido de un supuesto accidente aéreo en septiembre de 1961.

En su cargo de Secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Hammarskjöld estaba abocado a mediar en el conflicto que se había desatado en la provincia de Katanga en el Zaire o Congo Belga. Al parecer, por su particular carácter y compromiso en el cargo que revestía, Hammarskjöld no solo se limitaría a tareas de mediación sino a profundizar en las causas reales que habían desatado el conflicto. Ello le conduciría a investigar varias irregularidades y negociados en la África post colonial en especial en aquellos países donde se explotan minerales preciosos y la provincia de Katanga estaba en ese cuadro en especial por sus diamantes.

Pero como es muy fácil de advertir, que quienes se enfrentaban a muerte eran africanos, pero quienes estaban detrás de esa guerra vendiendo armas, instigando (con la intromisión de agencias de inteligencia y/o mercenarios) y haciendo negocios indiscriminadamente con rebeldes y gobiernos, eran europeos. En esa trama se movían muchos negocios e intereses que podrían verse en riesgo si aquel alto funcionario de Naciones Unidas metía las narices.  

Su trabajo se vería convenientemente truncado por la caída del avión DC-6 en el que viajaba muriendo en el acto junto con las catorce personas que lo acompañaban. Las causas acusadas fueron un supuesto “error del piloto” dado que -supuestamente- no se hallaron evidencias de fallas mecánicas, eléctricas o de la estructura visibles al momento de hallar los restos del aparato. Pero ya en ese entonces hubo muchas sospechas de la veracidad de este “accidente” y fue por eso que las dudas dejaron pendiente muchas preguntas.

Motivos para sospechar de esto no solo provinieron de las incumbencias y el compromiso que Hammarskjöld mostraba sobre el tema, sino también por las características topográficas de la región donde cayó el avión, muy cerca de la frontera sur del Congo (cerca de Dnola, hoy Zambia). La desolación de la zona donde cayó el avión y la espesa vegetación pudo haber ocultado a los perpetradores o una parte de ellos que pudieron haber llegado antes que el equipo de rescate para levantar cualquier rastro que incriminara un atentado.

Precisamente la investigación independiente de Susan Williams que arrojo su libro “¿Quién mató a Hammarskjöld?” publicado en 2011 fue el puntapie junto a otros elementos que más tarde se han ido sumando como el arrimado por el periodista francés Maurin Picard en su libro “Ils ont tué Monsieur” publicado en 2019 (en el cual implica a la organización terrorista OAS) llevaron a que se reabran las investigaciones sobre la muerte del entonces Secretario General y de los otros catorce pasajeros que iban en el avión.

El compromiso por determinar la verdad de lo que paso el 18 de septiembre de 1961 ha llevado a que se comenzara a pedir formalmente información a los gobiernos de EEUU y Gran Bretaña para que por su conducto, instruyan a sus agencias de inteligencia a que abran sus archivos a los fines de indagar en busca de elementos tendientes a dilucidar la verdad material de aquel hecho ¿Por qué son conducentes estos pedidos?

Tanto las agencias de inteligencia de EEUU como Gran Bretaña operaban en la región y no hay que olvidar que en ese entonces tenían pleno conocimiento de todas las actividades (tanto gubernamentales como de insurgentes) bajo las circunstancias del enfrentamiento existente denominado Guerra fría. Especial atención tenía (y sigue teniendo) la operatividad de la NSA (National Security Agency) que llevaba adelante actividades de inteligencia electrónica con la cual podía interceptar y recabar toda clase de comunicaciones radiales (públicas y privadas) incluidas, las de los aviones en las rutas aéreas del día del hecho.

Igualmente y a pesar de los formales pedidos los anglosajones han sido renuentes en proporcionar la información solicitada arrojando fuertes sospechas de un encubrimiento.

Según algunos elementos que surgen de la información reunida por el juez tanzano Mohamed Chande Othman, el avión donde viajaba  Hammarskjöld podría haber sido abatido por un jet “Fouga” que tenían los rebeldes de Katanga y cuyo origen de fábrica es rastreable en Francia. Si vemos un mapa de la zona donde cayo el avión, advertimos que bien pudo haber sido interceptado en el aire por un jet y tras ser ametrallado en los cielos del sur Congo Belga termino cayendo del otro lado de la frontera en la por entonces Rhodesia hoy Zambia. Informes solicitados a los gobiernos de Rusia y Francia y que fueron entregados para su investigación, arrojaron algunos elementos que dan lugar a sospechar que existió una operación tramada para asesinarlo.

Si bien han pasado varias décadas desde este hecho, la continuidad en las investigaciones y la determinación por arribar a la verdad son una esperanza de que aún es posible construir poco a poco, una justicia internacional que por estos días se haya rodeada de sospechas de parcialidad y complicidad política.



[1] https://www.vtforeignpolicy.com/2024/03/hammarskjold-case-intel-ongoing-occulting-on-international-massacre/ 

miércoles, 13 de marzo de 2024

 

NULAND NULLITY

What were the real reasons for Victoria Nuland's departure as Under Secretary of State and what does it mean for US geopolitics?

 

By Sir Charlattam

It is a well-known saying among sailors that when a ship is about to sink, the rats are the first to abandon it. Much the same has been seen in recent weeks in the troubled corridors of the State Department and other Biden administration agencies. Everything seems to have conspired to undermine what little credibility the West has in what has been going on in Ukraine. The leaks from the German Luftwaffe military about their involvement in the terrorist actions being carried out and planned soon against government targets in Moscow, and the covert involvement of USAF F-35s in SEAD missions against Russian missile sites, have caused all sorts of consequences, many of which we will never know about.

It was to be expected that the ripple effects of this scandal would reverberate in Washington. The Foreign Secretary is even quoted as saying that David Cameron tipped his teacup over his desk as soon as he was informed of the news.

The surprise resignation of Deputy Secretary of State Victoria Nuland appears to be part of the fallout. While the news is presented in the US as an unexpected decision by the third most influential diplomatic figure in US foreign policy, it does not surprise those who know what is really going on in Ukraine and the functional implications of her position. Apparently, the failures of the anti-Russian stratagems mobilised his replacement by the veteran Kurt Campbell who specialises in Asia-Pacific unveiling where Washington's and, of course, London's foreign policy will be focused.

This comes at a sensitive time for Biden, who is seeking re-election amidst a degraded domestic public image that barely exceeds 50 percent approval ratings.

Nuland's involvement in Ukraine goes back a long way. In the early 1990s he had the opportunity to take up a post at the US embassy in Moscow and was undoubtedly instrumental in the Democratic Bill Clinton administration's decision to begin concentrating efforts on NATO's eastward advance.

During the Democratic Obama administration he managed all kinds of activities invasive of Ukraine's political sovereignty, even promoting (with the knowledge of Secretary of State John Kerry) the dismissal of judicial officials for investigating the dealings of Hunter Biden and Co. in “Burisma”.

All the plans that Nuland and her coterie of neocon conspirators had conceived have collapsed, especially those woven for Ukraine. The situation on the ground is impossible to conceal and although some reliable sources speak of titanic efforts by the CIA and MI6 to create a counter-offensive in the media, the same Ukrainian commanders who are not part of the ultra-nationalist commissariat in Kiev know that this is no longer the case.

This has led to disagreements within the White House itself, where some sources claim that Biden no longer coordinates even to pick up the phone.  In addition to this, Nuland in recent interviews has not been able to hide her annoyance with the president, something that has not gone down well with those close to Biden.

Victoria Nuland is not the only one responsible for this whole mess, although she has been one of the most industrious pillars of the so-called “war party” made up of neo-conservatives and Zionist groups that lobby within Congress. The latter have had a great welcome in the Biden administration to fund the billionaire's support for the state of Israel even at the expense of the growing needs of the American people.

In that role she was a constant and very active instigator of the anti-Russian policy by making Ukraine a strategic target to realise plans to consolidate US hegemony through NATO. It should not be overlooked that millions of people have been killed, millions more injured and millions more displaced by the wars that she and the war party have instigated since the early 1990s.

There is no doubt that Nuland's departure (or flight) marks a turning point in Washington's foreign policy and the resounding failure of the Russophobic policy. Perhaps if you don't remember her, she is the lady who, with her guards, walked through the centre of Kiev handing out biscuits and bread to Ukrainian passers-by and who back in February 2014 was the protagonist in that hilarious phone scandal with the US ambassador in Kiev Geoffrey Pyatt where it became very clear that Washington was behind the turmoil that led to the bloody coup d'état of February 2014.

But the current situation in Ukraine is part and parcel of the overweening ambitions of “Vicky” Nuland and her people to try to destroy the Russian Federation. Today, in view of the imminent disbanding of the war front, the unpredictable fate of the puppet Volodymyr Zelensky (whom some in London are seeking to rescue) and the very costly financial-military assistance provided to ultimately flush the plans down the toilet, she was forced to make a hasty exit from a very complicated scene.

“Vicky” is certainly no fool and this exit is obviously not to her liking, but she is aware that the Biden administration's foreign policy has imploded and it is time for her to go into winter quarters. But what will the Foreign Secretary do?