REFRENDANDO LA NUEVA ERA
¿Qué significará para el occidente atlantista la reelección del
presidente ruso Vladimir Putin y cuáles son las causas de este triunfo?
Por
Javier B. Dal
Era de esperar que las elecciones en Rusia pasaran muy por el costado en los medios occidentales y en particular en los de países con administraciones díscolas y pendulares como en Argentina hoy muy alineada (por esas cosas de sus cambiantes ánimos) a las directivas del norte con un gobierno anglófilo en La Casa Rosada.
Tal como se
acostumbra por estos lados, los medios capitalinos adeptos atemporales a la
línea política de Washington no guardaron su desagrado para dar cuenta del
aplastante triunfo del presidente Vladimir Putin quien para su disgusto, seguirá
en el cargo hasta el 2030.
Es cierto
que no son todos los medios argentinos los que se hallan apadrinados por la
embajada de EEUU en Buenos Aires. Los principales medios como AMERICA, TN y
CLARIN y sus respectivos empresarios fueron la caja amplificadora de la rabia
del círculo anglófilo nacional, costumbristamente rusófobo y por supuesto, subalterno
de su muy respetado gobierno estadounidense.
Pero el
mayor desconsuelo es para Washington y Bruselas quienes tras intentar boicotear
las elecciones apoyando las acciones terroristas ucranianas sobre las regiones
fronterizas de Belogorod, Jersón, Zaporozhye y los frustrados intentos de
infiltrarse en Kursk y Bryanst, no lograron sus propósitos.
No era para
menos. Tener que informar que tras una gran concurrencia de la ciudadanía Putin
fue reelegido por nada menos que casi el 88 % por ciento de su electorado (compuesto
por unos 112 millones de personas) es algo que ni siquiera se ve en la
representación política de los EEUU y de la Argentina, que dicho sea de paso,
no pueden alardear de transparencia en todos los órdenes de la vida
político-económica.
El triunfo
de Putin ha representado un duro golpe para los planes atlantistas y claro por
supuesto, para sus liderazgos político-militares en Washington y Bruselas. El
occidente anglosajón no puede tragar la demostración de civismo que ha dado la
ciudadanía de la Federación de Rusia al refrendar la legitimidad de su
presidente con tamaño caudal de votos. La campaña de infundios sobre “fraude” provenientes
de los medios con comentarios maliciosos sobre el resultado de estos comicios
se ha difuminado como el humo por el simple motivo de que carecen de
fundamentos. Si el fastidio y el supuesto mal humor de la población rusa (difundidos
por informes de la CIA) hubieran sido reales no habría habido el 77,44% de
participación del electorado y que por el resultado de las votaciones muestra
que lo ha reelegido una gran parte de esa concurrencia ¿Cómo es posible
semejante resultado electoral para un malvado y tétrico mandatario que pretende
apoderarse del mundo?
Claramente
esta pregunta tiene una respuesta, pero no la que le agradaría escuchar al
Establecimiento angloestadounidense y a sus súbditos argentinos. Va de suyo que
dicha pregunta tiene un componente de sarcasmo basado en las maliciosas exageraciones
de la propaganda que los medios atlantistas venden a diario.
Pero en
cuanto a lo que cuestiona, ella se responde por el simple hecho de que un
presidente que desde marzo del 2000 (tras ser elegido por el 53% del
electorado) ha levantado de forma
progresiva a Rusia tras la calamitosa gestión del títere Boris Yeltsin,
desarmando el sistema corrupto en cabeza de oligarcas conectados con los
banqueros de Wall Street saneando con ello la economía, que le devolvió el
orgullo a sus Fuerzas Armadas (que estadounidenses y británicos querían ver
disueltas) y que ya más cerca en el tiempo, tras el golpe de estado en Kiev de
2014 que terminó con la necesidad de intervenir en 2022 defendido la vida de
los habitantes ruso parlantes de la “Novorossiya” y la integridad de la propia
Federación de la inocultable intensión expansionista de la OTAN a costa de
llevar sobre sí, una pesadísima carga política, no podía tener otra
compensación que el reconocimiento de su pueblo.
Vladimir
Putin lo sabe y quienes lo rodean están convencidos de ese reconocimiento a su
honestidad, su carácter y sacrificio. Los mismos norteamericanos saben muy bien
incluso, que las políticas sociales y económicas de los últimos diez años han
beneficiado a los trabajadores y en especial a los jóvenes que buscan
establecerse y formar una familia.
Por el
contrario, esos valores han desaparecido en el occidente anglosajón e incluso
más, lo que más se promueve desde sus capitales para el resto de los países del
hemisferio es la desintegración de la familia y la caída de la natalidad todo
ello disfrazado bajo la apariencia de un liberalismo naif (que en realidad
disfraza un liberalismo económico-financiero de pocos) matizado con ideologías
de género y transgénero LGTBQJKSN.
En este
último sentido, esta ingeniería social con finalidad geopolítica está siendo
usada de forma deliberada e insidiosa como agente pervertidor y disgregador de
las costumbres y modos de vida de las sociedades en Oriente algo a lo cual,
Putin se ha opuesto de forma frontal y pública.
Ha sido
Vladimir Putin el arquitecto de esta nueva Rusia y el Departamento de Estado
norteamericano sabe muy bien que ello le ha valido la popularidad de la cual
hoy goza.
Incluso
más. Su popularidad trasciende a Rusia y aunque los medios de occidente no lo
muestren, saben que Vladimir Putin es una personalidad conocida y admirada
tanto en África, Asia como en Latino américa. Él lo sabe y también está al
tanto de la esperable mala fe del occidente anglosajón y de la ignorancia que
muestran algunos gobiernos del hemisferio que aún le siguen brindando pleitesía
a Washington (como el argentino).
Este
triunfo también tiene una importante influencia en los acontecimientos que se
viven en Ucrania. Mientras el régimen de Kiev y el mismo Volodymyr Zelensky
hace rechinar sus dientes por esta victoria electoral, la crisis que sufren sus
tropas en el campo de batalla, se verán mucho más expuestas ante un crecimiento
de la moral de las fuerzas rusas que a pesar de la persistencia de algunos
problemas en la logística de algunos frentes, están determinadas a concretar la
misión que se les ha encomendado.
Es por eso
que revive con más fuerza la esperanza de una nueva geopolítica en la que el
sur global tendrá el lugar y la voz para terminar con las iniquidades y las
arbitrariedades de las cuales todos somos testigos.