UNA ESTRATEGIA MAL PENSADA
¿Tiene pensado el gobierno argentino involucrar a sus FFAA en el Medio
Oriente para apoyar los operativos que EEUU y sus socios han desplegado para
cubrir a Israel en su campaña sobre la Franja de Gaza?
Por Javier B. Dal
Estamos llegando al año del comienzo de la crisis en la Franja de Gaza surgida de la operación “Inundación de Al Aqsa” lanzada el 7 de octubre del 2023 por la resistencia palestina mediante la cual se recuperaron por unas horas territorio palestino usurpado en 1967, capturando en el proceso a más de 230 prisioneros israelíes que se hallaban en kibutz y posiciones militares cercanos a la franja.
Dejando a un lado las muy sospechosas circunstancias y hechos de
aquella mañana, lo que para muchos sionistas incluido Netanyahu era la
oportunidad de oro para hacer desaparecer a todos los palestinos, se fue
convirtiendo en una verdadera pesadilla. Si hubo una colusión secreta entre la
inteligencia israelí y Hamas para beneficiar a Benjamín Netanyahu quien ya
estaba acosado por su propia gente, solo lo dirá el tiempo. Lo cierto es que ni
Netanyahu ni su núcleo extremista han podido resolver la situación y por el contrario,
la han complicado aún más tratando de involucrar a Irán y a Siria con los
arteros ataques hace 24 horas a la ciudad de Masyaf y Damasco.
Hoy ha quedado demostrado que sin el apoyo de EEUU y la OTAN, las FDI
no podrían haber sobrevivido a una y aún posible ofensiva de la resistencia
árabe-islámica en ayuda de la población palestina. Incluso con todo el apoyo
que recibe Israel no ha logrado destruir a la resistencia palestina y mucho
menos amedrentar a Hesbolá en el norte que ha obligado a una masiva migración
de colonos israelíes.
Tampoco ha logrado darle seguridad a su comercio marítimo por el Mar
Rojo hostigado por los yemeníes en solidaridad con la población palestina. Desde
entonces se han tratado de proteger buques destinados a puertos israelíes mediante
un operativo naval enviado por Washington y secundado por Gran Bretaña.
Igualmente ello no ha servido para disuadir a la resistencia árabe islámica con
lo cual toda la ayuda que se ofrezca será bienvenida. El actual gobierno
argentino, subyugado ideológicamente (sin abordar las causas reales del
conflicto) ya tiene partido.
Sobre esto hay rumores de que el gobierno argentino y en particular el
ministro de defensa Luís Petri estaría estudiando junto a colegas
estadounidenses e israelíes la posibilidad de hacer participar a las FFAA en
las acciones bélicas que se llevan a cabo en torno a Palestina, siendo la
Armada la candidata más viable.
Cuando Macri
fue gobierno el intento de colgarse al eje Washington-Bruselas y Tel Aviv para
bloquear al Yemen. Gracias a Dios quedo en la nada ya que las consecuencias
pudieron haber sido calamitosas para una participación argentina (https://pensamientoestraegico.blogspot.com/2016/10/veteranosde-ayer-una-mala-idea-por-que.html)
Si hoy esto fuera posible y la Armada tuviera algún tipo de
participación hay dos escenarios en los cuales podría participar: En el
mediterráneo frente a las costas de la Franja de Gaza donde aún los combates y
las masacres continúan o en el Mar Rojo, en especial el estrecho Bab Al Mandeb,
del otro lado del mapa donde opera un grupo de tares angloestadounidense bajo
la denominación “Operación Guardián de la Prosperidad”.
En la Casa Rosada deberían estar al tanto que las épocas del
alineamiento automático y las relaciones carnales no dieron frutos.
Para quienes están al tanto de la situación de las FFAA argentinas en
general y de la Armada en particular, una posible participación en semejante
teatro es poco factible. La actual flota en servicio apenas llega a las doce
unidades y solo una (la MEKO-360 “ARA Sarandí”) podría cruzar el atlántico para
cumplir tareas en una zona de guerra. Así mismo habría que constatar que dicha
unidad se halle en condiciones para dicha travesía y cuente con sus sistemas de
armas en condiciones de uso.
Para un país con un litoral marítimo tan extenso ¿Dónde están las
corbetas, destructores y los submarinos que la Armada supo tener incluso hasta
después de la guerra de 1982? En su mayor parte hoy se remata como chatarra
gracias al abandono y los recortes presupuestarios que aplicaron cada uno de
los gobiernos que han pasado en los últimos cuarenta años bajo un -verdaderamente
estúpido- claro sesgo político. Sobre el estado material de esta última
deja muy claro que, salvo que le proporcionen buques o refaccione canibalizando
a otros y modernice sus sistemas informáticos de los únicos que tiene en
actividad, su presencia en las operaciones navales sería simplemente imposible.
Esto nos lleva a pensar que quizá lo que ha ofrecido el ministro sea
personal embarcado y especializado (si es que aún queda una raza semejante) en
ciertas áreas para que ocupen puestos en alguna dotación mixta de algún buque
de la OTAN. Si no quedarán profesionales del mar como alguna vez supo tener la
Armada, podría entregar una buena cantidad de burócratas y administrativos que
es lo único que le queda a dicha fuerza. Traduciendo: Lo que el ministro Petri
ofrecería en uno u otro sentido, sería “carne de cañón” para servir al estado
de Israel.
Y esto no es una exageración tendenciosa. La situación que se presenta
en aquella zona y en particular en el Mar Rojo está muy lejos de ser una “joda”
(como se dice en Argentina). El grado de agresividad y destreza con los que los
yemeníes operan sus misiles balísticos y drones contra la flota
angloestadounidense han sobrepasado a los mismos estadounidenses. Los buques
hundidos, dañados y capturados por “Ansar Allah” son prueba de aquello.
Si bien es cierto que los argentinos son de los pocos sino los únicos en
Sudamérica con experiencia en combate (por la guerra en 1982 y la participación
en la Coalición Aliada contra Iraq de 1991), las circunstancias actuales son
mucho más complejas y peligrosas. Así, operar en el Mar Rojo o en el
Mediterráneo no es lo mismo que atlántico sur. Tampoco es asimilable a la
campaña del Golfo Pérsico en la que la Armada Argentina tuvo participación en
sus dos etapas de crisis y guerra entre septiembre de 1990 y marzo de 1991 sin
que al día presente les hayan reconocido sus méritos de veteranos.
El involucramiento que se pretendería pondría al país en una posición
imposible de sostener y mucho menos, proteger ante la dinámica de una guerra
que tiene alcance global.
Si los Milei y el ministro de defensa Petri creen que esta es la puerta para congraciarse con Washington y el universo atlantista, deberían ser más responsables y estudiar la historia contemporánea y recordar que George H. Bush y los republicanos que protagonizaron la guerra del golfo de 1991 no cumplieron con ninguna de las expectativas que Menem había proclamado para beneficio de la Argentina. No hubo asociación extra-OTAN, ni le dieron participación en la reconstrucción de Kuwait, ni mejoras en infraestructura para las FFAA ni la tan vendida ayuda económico-financiera que salvaría a la Argentina.