EL PLAN PARA LA DERROTA
¿Por qué la junta neonazi ucraniana liderada por Zelensky debe preparar
un plan para aceptar lo inevitable? Ha llegado la hora de un baño de realidad
Por
Charles H. Slim
La suerte está echada para Zelensky y su junta de neonazis. La llegada
de Donald Trump a La Casa Blanca implicaría en teoría un renunciamiento a los
abultados paquetes financieros y militares que la administración de Biden ha
estado entregando para sostener una guerra que como ya se ha comprobado de
forma categórica, su régimen ya ha perdido.
Es seguro
que en la cabeza del sosias de Netanyahu se le repite de manera insistente una
pregunta ¿Qué hacer?
Recordemos
que hasta hace poco el pretensioso Zelensky
en medio de una situación calamitosa de sus tropas en toda la línea del
frente y obviamente en Kursk habló del un “plan para la victoria” y del cual
sus propios patrocinadores arrugaron la cara en muestra de descreimiento. Y
razones no faltan para ello dado que ¿Qué pruebas hay de que haya un camino
trazado o las condiciones reales para llegar a ese objetivo? Por las pruebas en
el terreno y las notorias derrotas que registran las fuerzas ucranianas, la
única victoria asegurada es la de la Federación de Rusia.
Incluso los
editorialistas de los medios del occidente colectivo y sus subalternos (como
los argentinos), ya no pueden agudizar más su imaginación sin caer en el ridículo
si se atreven a tratar de mostrar a Kiev como un posible vencedor. Alli es
donde radica ese sordo silencio en los medios del hemisferio sobre la situación
en Ucrania.
A la par de
lo que sucede en el campo de batalla, en la política y la diplomacia las cosas
no podrían estar peor, en especial para la OTAN y sus socios interesados en
seguir manteniéndola como caja de recaudación de los negocios que trae la
guerra. Están muy conscientes que Trump se las arrebatara de las manos y
entonces ¿Cómo mantendrán sus estilos de vida, sus costos lujos, gastos
familiares, las prostitutas y las drogas?
Peor aún,
los socios atlantistas hoy más que nunca y tras la victoria de Trump están desatados
en pánico que bien puede traducirse en un verdadero “sálvese quien pueda”.
No importa
lo que diga Macron, lo que afirme Starmer o lo que vocifere Rutte, los
ciudadanos europeos, quienes han estado solventando con sus impuestos la
aventura militar ordenada por una administración norteamericana liderada por un
viejo senil ya han llegado al hartazgo. Eso mismo es lo que en alguna medida
sucedió en la elección de Trump. Los ciudadanos estadounidenses han visto caer
su estilo de vida a niveles de sus antes lastimeros vecinos latinos y hoy es
muy común ver en los vecindarios de las ciudades estadounidenses como los típicos
blancos, viven en sus automóviles, o en cajas de cartón o tal vez en el mejor
de los casos en casas prefabricadas de madera reciclada.
Y mientras
los ciudadanos estadounidenses se hundían cada vez más en el fango de la
miseria y el olvido de sus gobernantes, allá arriba en Washington DC la elite
política y su circulo de aduladores de medios y del superficial mundo del entretenimiento,
facturan sin cesar gracias a dinero dibujado por un Departamento del Tesoro que
no tiene una sola onza de oro como respaldo. Así Biden, los Clinton, Obama y
toda esa panoplia de aduladores que se inscriben bajo el mote de “liberales”,
han demostrado que son tan dañinos y letales como son los republicanos que en
enero subirán al poder con Trump. Pero lo más importante para subrayar es que
todos ellos sirven al “estado profundo”, el verdadero monstruo que los controla
como marionetas.
¿Cómo ha
terminado gran parte de los billones de dólares invertidos en el pozo negro de
Kiev? Las imágenes que el Ministerio de defensa de Rusia son categóricas, pero
de ningún modo serán puestas en las pantallas de los medios del occidente colectivo.
Docenas de vehículos atlantistas yacen quemados, destruidos o algunos
abandonados intactos por sus tripulantes que han preferido rendirse o tratar de
huir a pie. Así vehículos Marder, tanques Leopard alemanes, los Stryker, Humer y
M1224 MaxxPro americanos, los Bushmaster australianos tan solo capturados en Krasnoarmeisk
y Kursk son un golpe seco en los huevos para los jerarcas occidentales.
En cuanto a
la suerte que correrá la aventura militar en Eurasia y con Zelensky y sus
partidarios es algo que Donald Trump no va a poder dejar a un lado a riesgo de
que le vuelen la cabeza. De seguro sus asesores ya deben estar elaborando una
estratagema por medio de la cual trataran de conformar a Moscú.
Pero los
más realistas en Washington y en especial en el área de inteligencia saben que
los rusos no van a picar. Quien realmente debe estar muy preocupado es
Volodymyr Zelensky ya que, aún él no tiene certeza de que lo que le supuestamente
Trump le prometió durante la campaña, lo cumplirá ¿Qué le habría prometido? Según
una fuente no confiable, Trump le habría echo llegar a Zelensky por canales
discretos un mensaje de confianza. Pero sabemos que Trump suele borrar con el
codo lo que escribe con la mano.
Como van
las cosas en el terreno se hace muy difícil que Vladimir Putin y su gente se traguen
cualquier anzuelo y gazapos como los que ya tuvieron que soportar en todos
estos últimos diez años de conflicto. Si las tropas rusas van avanzando de
forma progresiva y con ello van capturando cada vez más trofeos atlantistas que
luego serán puestos en exposición pública o analizados por los militares para
hacer “ingeniería inversa” ¿Qué interés podría tener la Federación de Rusia
para negociar sobre la base de propuestas fantasiosas y hasta delirantes? Si
Zelensky pretende poner un plan en la mesa debería ser el de reconocer su
derrota incondicional.
El mensaje
que envió el secretario de prensa del Kremlin Dimitri Pezcov tras el triunfo de
Donald Trump es más que claro. No hay nadie para saludar del otro lado ya que,
incluso el presidente entrante fue parte fundamental en la escalada que terminó
con la actual guerra. De ahora en adelante Donald Trump será valorado solo por
sus actos.