LA VERDADERA
AMENAZA
¿Quién es
realmente un peligro para la estabilidad regional y la paz global? Un repaso
extra ligero de los engaños que parieron el programa de armas nucleares de
Israel
Por Charles H. Slim
El relato sionista sobre la amenaza que representa la república Islámica de Irán además de su carga racista e islamófoba, es el reflejo de sus propias intensiones aun cuando los medios en occidente (y particularmente en Buenos Aires), serviles a su línea editorial, traten de borrar la historia. El ataque artero y deliberado que llevo adelante Israel contra Irán entra dentro de una acostumbrada forma de actuar que busca, sacar ventajas. Como entenderán, en esa lógica no entran los escrúpulos ni el respeto a ninguna regla, tal como el asesino que apuñala por la espalda.
Pero mientras
Netanyahu y el establecimiento sionista claman a los cuatro vientos por el
“peligro de la bomba nuclear iraní” y los medios adeptos (con banderitas o sin
ellas) amplifican su discursiva, se ha tratado de ocultar quién realmente es el
peligroso con alcance global en cuanto a este tema. El teórico militar israelí y
ferviente sionista de origen holandés Martin van Creveld en septiembre de 2003
expreso: “Poseemos varios cientos de ojivas atómicas y cohetes, y podemos
lanzarlos contra objetivos en todas direcciones, quizás incluso contra Roma. La
mayoría de las capitales europeas son objetivos… Tenemos la capacidad de hundir
al mundo con nosotros. Y les aseguro que eso ocurrirá antes de que
"Israel" se hunda”.
Este comentario
claramente nihilista no hace más que poner en evidencia cuál es la naturaleza
del pensamiento sionista.
Durante décadas
Israel desmintió e incluso se burlaba sobre la existencia de un programa
nuclear propio. Pero las instalaciones de Dimona eran reales y sus propósitos
estaban más allá de proporcionar energía eléctrica como le dijo en 1961 el
embajador israelí Ogden Reid al presidente estadounidense John F. Kennedy. Esta
sería una de la larga lista de mentiras con las que se ha sostenido Israel.
Pero según algunas fuentes de inteligencia, Kennedy fue advertido de esto y puso
reparos a la asistencia técnica hasta, que en 1963 es convenientemente asesinado.
James Jesus Angleton fue uno de los topos más importantes y silenciosos de Tel Aviv dentro de la comunidad de inteligencia estadounidense.
Más allá de las
especulaciones sobre el claro chivo expiatorio Harvey Oswall y quienes
realmente estuvieron detrás de él, durante décadas se mantuvo fuera del radar
las indagaciones a la pista israelí y a sus colaboradores internos, en especial
sobre el fundador y jefe de contrainteligencia de la CIA de ese entonces, James Jesus Angleton quien, luego de descubrirse sus dobleces,
manejaba una agencia de inteligencia paralela que respondía directamente a Tel
Aviv.
Según memos
desclasificados entre los que figura un informe del FBI de 1975, éste
funcionario estadounidense reportaba en la embajada israelí en Washington DC,
informes de contenido altamente sensible que violaban la “seguridad nacional”. Obviamente
Angleton no trabajo solo y fue con su gente quienes en 1960 -con ayuda
interna- pudieron robar 95 kilogramos de uranio altamente enriquecido de la
Corporación de Materiales y Equipos Nucleares de Washington y que dio lugar a
las investigaciones sobre los directivos de la planta de Uranio NUMEC y en
especial sobre su director Zalman Shapiro quien era un militante sionista con
estrechos contactos gubernamentales y relaciones comerciales con Tel Aviv.
Aprovechando esa
posición y traicionando la confianza del gobierno estadounidense, los informes
revelaron que Shapiro colaboró entregando información a altos funcionarios del
Shin Bet, del Mossad e incluso con la rama dedicada al área científica LAKAM. Fue
con ese material que Tel Aviv pudo comenzar a desarrollar su propio programa de
armas nucleares que hoy se halla resguardado bajo los silos en el desierto.
Es entendible que
las personas de a pie (y muy especialmente en Argentina) nunca supieran de todo
esto, incluso, durante décadas una gran parte de los funcionarios de los
gobiernos incluyendo a los de los EEUU. La operatividad de un núcleo de sujetos
y organizaciones con intereses pro-israelíes dentro de las estructuras
gubernamentales estadounidenses fue fundamental para el desarrollo nuclear de Israel.
También hay que señalar que en todo esto y especialmente en las investigaciones
que se hicieron para dirimir estos robos de información y de uranio, más tarde
y tras un detallado informe del Contralor General en Washington se comprobó que
aquellas investigaciones habían sido saboteadas para encubrir a Israel.
Como dice un dicho
y que se ajusta muy bien a todo esto, “no hay misterio, solo encubrimiento”.
Desde hace un
tiempo (y en especial desde las desclasificaciones en el marco de la ISCAP de
2014 y de la CIA en 2015) comienzan a entenderse muchos de los sucesos que
pintados de una manera por los medios occidentales (que se presentaban como
transparentes y adalides de la verdad), en realidad escondían otros propósitos
y por los cuales, muchos seres humanos fueron asesinados tanto de forma directa
como con falsos atentados.
No podemos dejar
de mencionar dentro de toda esta siniestra lógica con la que históricamente se
manejan los sionistas, al técnico nuclear Mordechai Vanunu quien tras revelar
al público la existencia del programa nuclear de Israel y consciente del
peligro que ello representa para la estabilidad en la región, típico a su
proceder, en 1986 fue engañado por el Mossad para atraerlo a Roma donde tras
utilizar un cebo fue secuestrado y trasladado a Tel Aviv para ser encerrado
como traidor. Pero aquello no sería nada si lo comparamos con el actual estado
de cosas.
Según algunas
fuentes de contrainteligencia, el ataque israelí a Irán estuvo motivado por uno
de los fracasos más grandes del Mossad como habría sido mediante una meticulosa
operación de la inteligencia iraní, la pérdida de varias redes de espionaje y
saboteadores en Irán, la filtración del organigrama de los sistemas de defensa
“Cúpula de Hierro” y lo peor, la comprobación de que Teherán se ha hecho con
los secretos del programa nuclear israelí ¿Cuántas vidas se cobrara Netanyahu
para tapar esta verdadera derrota estratégica?