jueves, 3 de julio de 2025

JUICIO DE CONVENIENCIA

¿Por qué el gobierno argentino y a pedido de quiénes acelera su intención de abrir el juicio contra funcionarios iraníes y ciudadanos libaneses?

 

Por Charles H. Slim

El publicitado anuncio del inicio del juicio en ausencia contra los sospechados de ser autores de los atentados en 1992 y 1994 en Buenos Aires no podría ser más conveniente. Lo hemos dicho muchas veces, la casualidad no existe y mucho menos en la política argentina. La armada acusación que se lanza sobre ciudadanos iraníes y libaneses bajo el rótulo de terroristas no solo es una injuria más contra los musulmanes sino, una vergonzosa operación a la cual el gobierno argentino se presta atendiendo a meros y circunstanciales intereses geopolíticos.

Ciertamente, no hay casualidad en este anuncio. En momentos que Israel intentó (con la ayuda de EEUU) destruir a las potencialidades tecnológicas y al sistema político iraní, la administración de justicia argentina notablemente signada por los tiempos del poder, decide que iniciará un proceso valiéndose de una herramienta legal ajena a la tradición jurídica argentina. 

Esta movida ya era advertida a comienzos de año, cuando entre gallos y medianoches, en el senado se sanciono el “juicio en ausencia”, una institución del sistema anglosajón (Commonwealth) y por ende extraña a la Constitución nacional. Tal como lo afirman sus propios relatores, esta institución fue insertada con el propósito de abrir un juicio por el atentado contra la AMIA de 1994 con lo cual se advierte una poderosa presión sectorial orientada a un sector bien determinado. Como vemos no se trata de una decisión “judicial” en busca de justicia sino una movida de carácter netamente político y que claramente a su vez responde a intereses geopolíticos de un actor llamado Israel.

Pero este no el único problema en esta pretendida búsqueda de justicia. Durante décadas se ha prejuzgado sobre los posibles autores de ambos atentados, algo que fue funcional para tapar las injerencias locales que involucraron a personeros políticos de DAIA y AMIA con el entonces gobierno menemista. Al mismo tiempo y ese prejuicio por efecto de una prensa ajustada a un solo relato lo ha carnificado en una opinión general que por ignorancia, miedo a comprometerse o simple desinterés ignora los pormenores de aquellos hechos y solo repite lo que los medios dicen.

Incluso si diéramos algo de credibilidad a las pesquisas y supuestas pruebas valoradas por las instancias inferiores, la pregunta que las personas del común deberían hacerse es ¿Cuáles son esas pruebas y quiénes las aportaron?

Pero regresando a la decisión de abrir un juicio contra personas que no estarán presentes y sobre las cuales pende un innegable prejuicio por razón de su nacionalidad, ideología y religión, no se necesita tener conocimientos en derecho para saber cuál será la sentencia.

Más allá de este particular caso, la incrustación forzosa de este engendro del derecho angloestadounidense, sentará otro mal precedente para el tan trillado y exclamado respeto por la república y la democracia. Tan clara y alevosa es la direccionalidad con la que se han conducido (supongamos que las hubo) las investigaciones que la posibilidad de que semejante engendro pueda materializarse ya advierte de su inevitable nulidad.

Obviamente que los beneficiados por esta movida (y que no son las víctimas), ven de parabienes el desarrollo de esta parodia de proceso judicial que forma parte del frente propagandístico de Tel Aviv contra la república de Irán.

Y también vemos que no es casual este sorpresivo diligenciamiento de una justicia federal recurrentemente acomodaticia a los tiempos de los gobiernos de turno, que hoy se repite con este llamado “gobierno libertario” que solo es una máscara de otros intereses.

Pero volviendo a lo exclusivamente jurídico podemos intuir que los abogados de la parte iraní (que suponemos deberían tenerlos) tienen para echar mano y fundar la falta de imparcialidad, el sesgo notoriamente anti iraní e islamófobo de la propia posición del gobierno y que surgieron de las propias palabras del presidente Javier Milei cuando para apoyar a su amigo Benjamín Netanyahu en su ilegal agresión catalogó a Irán como “enemigo de la Argentina”.

Si la puñalada israelí del 13 de junio pasado -que implico la detonación de autos bomba en residencias familiares de funcionarios iraníes- hubiera salido como lo esperaban Netanyahu y sus acólitos del sionismo revisionista, otra sería la historia e incluso las palabras injuriosas del presidente argentino podrían carecer de importancia ya que, los lideres iraníes asesinados y su país sumido en el caos (como Iraq en 2003 y Libia del 2011) la parodia de juicio no encontraría reparo alguno e incluso seguramente, sin una mínima cobertura de los medios sería apoyada por las marionetas políticas que los estadounidenses pondrían en Teherán.

Más allá de la insustancialidad probatoria de la que sufre esta causa y que solo tiene como sostén los informes de inteligencia del Mossad y la CIA (que no son organismos auxiliares de la justicia) insertados judicialmente por el fiscal Alberto Nisman, ambas agencias hostiles a Irán y expertas en falsificar pistas para crear intervenciones bélicas hechas a medida de los intereses de sus gobiernos, el actual posicionamiento del gobierno argentino y muy particularmente de su presidente, no da las seguridades jurídicas mínimas para un debido proceso.

Pero más allá de esta clara maniobra geopolítica, la inserción del instituto del juicio en ausencia podría ser más ventajoso que lo que sus impulsores han pensado ya que, atendiendo a los delitos que procesa (lesa humanidad, crímenes de guerra y todos los contemplados en el Estatuto de Roma y Convenciones Interamericanas e internacionales contra la desaparición de personas y tortura entre otros), se abre la posibilidad de que las víctimas (o sus representantes) del terrorismo y genocidio a manos de Israel se conviertan en querellantes en juicios similares sin ninguna dificultad.

 

  

martes, 1 de julio de 2025

THE FALSE CLASH OF CIVILISATIONS

What did Samuel Huntington's work really pursue?

 

By Sidney Hey 

Today, as never before, the schemers who inspired Samuel Huntington with his fallacious thesis of a clash of civilisations need a similar argument to try to restore the Anglo-American hegemony that is partly collapsing due to the accumulation of its crass inconsistencies. That book, presented as a scientific work, was nothing more than a pamphlet to prepare public opinion for the new war that had been planned against Islam since the early 1990s.

Thus in a passage of his book Huntington stated: ‘The West is and will remain in the years to come the most powerful civilisation’ without stating at what cost and by whom it would be paid.

Today more than ever the need to create a bloc or rather a Judeo-Christian front to support the stupid and criminal policies of a peculiar duet like Trump and Netanyahu is imperative.

In the last thirty years the alliance between neoconservatives and Zionists (Israelis and Americans) bore its poisonous fruits which materialised in pre-emptive wars, invasions and the deployment of the most sinister and stark repressive policies not seen since the Nazi and Soviet concentration camps dedicated curiously to Muslims. Behind these aberrations was Huntington's ‘clash of civilisations’ argument, which was not enough to convince Westerners themselves of its veracity.

Yesterday it was easy to murder simple Iraqi, Afghan and Yemeni citizens, all under the justification of non-existent weapons of mass destruction and the Islamic ‘fight against terrorism’ that gave authorisation to shoot anyone of that confession. Nor should we forget the pernicious campaign of hatred and disinformation aimed at inflaming confessional rivalries, targeting the Sunnis who according to Washington DC (based on their CIA reports) were part of the fable called ‘Al Qaeda’ and which the agency under the direction of the Islamophobe John Brennan later repackaged with another hoax called ‘ISIS’. Having rehearsed this, these thugs went one step further and, like the mafia, commissioned the assassination of high-ranking dignitaries, as happened with Gaddafi in 2010.

By then the intoxicating smoke of this clash of civilisations had dissipated and Barak Obama, another of the scams of the American deep state, changed strategy and as part of the same policy of his Republican predecessors, also changed the tactic of intervention and occupation to proxy warfare, that is, outsourcing labour on a massive scale, so that the jihadists who were supposedly the enemy in the ‘fight against terrorism’ became the infantry of Western plans.

What are we seeing today? The return of Donald Trump is ushering in a grossly hostile and brazen era, so much so that even a Brooklyn slum gangster would blush. He need not hide behind the dirty machinations of the neocons who propped up George W. Bush or Obama's stealthy double standard policies of ordering the assassination of officials of another country. Soleimani was perhaps the first sign of the criminal nature of his governance.

Trump has already shown that he has no filters and, worst of all, he likes to be that way. When Israel blew up an apartment building in Damascus in order to assassinate one of the Hizbollah commanders, Trump surely felt very identified. When Israel repeated this policy of assassination by murdering the entire Hesbollah top brass gathered in their bunker under a building in the middle of Beirut, killing several families living next door, his admiration for Netanyahu surely increased. That fervour would grow even more with the Mossad terrorist attack that killed Palestinian leader Ismael Haniyah in the middle of Tehran. It's certain that in his mustachioed head he must have been scheming ‘Why can't I do it?

This brings us to the threat he made on 27 June in his X account about Iran's spiritual leader Ali Khamenei, which, in addition to being contemptuous, is a demonstration of a poor (not to say absent) conception of how a leader should behave with his counterparts.

Disqualifications, disrespect and contempt should have no place in diplomacy or in a nation's foreign policy. If this is the Western potentiality Huntington spoke of, it has done that culture a disservice. Trump has certainly not inaugurated this mode, but he has made it worse. When the neoconservatives were in power under George W. Bush we witnessed an astonishing contempt for foreign leaders, so much so that we saw some of Bush's evangelist spiritual advisors call for the assassination of opponents of US policy.

The false prejudice-based conception of a clash of civilisations in which everything Eastern is alien and even dangerous (especially centred on Islam) to the self-styled civilised and democratic West has largely been the academic screen in an attempt to justify what the US and its partners hoped would be a quick and inconsequential task beyond the tolerable.

But the indiscriminate bombing of cities, the collective massacres, the systematic practice of torture, abuse and humiliation (Guantanamo, Abu-Graib, Bucca, Bagram, etc.), the systematic plundering of cultural wealth and, as a final result, failed states without sovereignty (Iraq and Syria), are intolerable consequences of all this and will not be erased by specious narratives.

The thirty-four years of a progressively aggressive Anglo-American policy towards both the Near and Far East make it clear that what Huntington wrote in his pamphlet was not a foreshadowing or, if you will, an analysis of the consequences of a meeting of cultures, but rather an attempt to disguise a brutal and inhumane Western onslaught on the East for the sole purpose of consolidating its global hegemony. 

domingo, 29 de junio de 2025

 

THE ARGIE AND THE WORLD

Who with ambiguous and false arguments has facilitated Israel's aggression against Iran and which Donald Trump tried to finish off?

 

By Sir Charlattam 

How could I forget that goal with Diego Maradona's hand in the game with the British national team in the 1986 World Cup, while I was on a mission and waiting for a courier in a Berlin safe house. At the time I just said: ‘you miserable Argentine cheating son of a bitch’, but on reflection I realised that it was just a ruse, like the ones my employers at the time used to put me up to for 10 Downing Street.

Today it's all just child's play, but I thought I'd never hear of any more cheating Argentinians.

When our lovely plump prime minister David Cameron in 2010 embarked with Francoise Sarcosi's France and the libidinous Italian PM Julio Berlusconi on Barak Obama's plans to remove the Arab regimes in North Africa that no longer served him and which with the cooperation of the mainstream media and social networks like Facebook (scripted by MI6 and the CIA) spread as a spontaneous revolt they called the ‘Arab Spring’. One of these was the destruction of Libya, the massacre of part of its population and the assassination of Muhammar al-Gaddafi.

It was on this occasion that the prosecutor of the International Criminal Court, another Argentinean, Luis Moreno Ocampo, took the ridiculous step of accusing the Libyan government which was in the midst of an incredible and brutal aggression by nothing less than waves of Arab mercenaries (jihadists paid by Qatar and Saudi Arabia) in the service of NATO. Moreno Ocampo's role was so obvious that it was not long before he was removed from his post. When I consulted with some contacts in Buenos Aires about this guy I understood everything and surely, the prosecutor had decided to ‘play it safe’ and get an extra profit for it.

Guys like that not only ruin the reputation of the institutions they represent, they spread corruption like a damn virus.  And understand me well, it's not something against Argentines per se since in 1982 they were about to kick us in the ass and send us back from the south atlantic. It is these guys like Moreno Ocampo who, with high positions, have a remarkable vice with influence and money. 

But today it is another Argentinean who takes a pitiful lead and who has repeatedly brought the world to the brink of a nuclear holocaust. The head of the International Atomic Energy Agency, Rafael Grossi, has been displaying a shameful bias on the issue of control and safety at nuclear facilities around the world, pretending to be distracted on some issues and misinforming on others.

It is true that the IAEA's record of performance in contemporary history is simply lamentable, if not to recall the fabricated history surrounding Iraq's weapons of mass destruction and the falsified evidence of Saddam Hussein's plans for a nuclear programme. Back then it was the individuals of honest and courageous men who made a difference even at the cost of their own lives.

The American Scott Ritter in his position as UN inspector in Iraq may have sung the song of those in Washington DC who were imposing (through the Media Corporation) as truth, but he was honest and made it clear that there was no such thing as what the George W. Bush administration and its band of neo-conservative thugs grouped in the PNAC were claiming. Or what can I say about David Kelly (who should be declared a Sir) who, also driven by his honesty and having seen for himself what was being done in Iraq, told the truth and exposed Tony Blair's government who would pay him for that honesty by sending him an MI5 assassin.

So Kelly and Ritter could have made a difference if they had looked the other way and sold their souls to the devil. But they didn't and despite this and the heavy price they paid, they are a testament to transparency in a very opaque and dirty world.

But these sizes are too big for Mr Grossi. For him, it would seem, one has to stand on the side that warms the sun according to the occasion, similar to the politicians who govern his country. But a post of such sensitive importance as the one he holds should not be filled by careerists or those with a malleable will such as he has shown himself to have.

During the constant Ukrainian drone attacks on the Energhodar nuclear complex in Zaporiye, despite Russia opening its doors to him to inspect and study the evidence of the crime that Zelensky's neo-Nazis were committing at the risk of creating a new Chernobyl, Grossi said he could not determine where the attacks were coming from. He may have believed he was dealing with amateurs or a government using his twisted logic. Had it not been for the Russian defence that was inhibiting each of these attacks, it could have created a catastrophe that Kiev sought to capitalise on militarily. His pro-Atlantistic positioning has been so disgusting that even a blind man would see through it.

Rafael Grossi should know that respect for the Nuclear Non-Proliferation Treaty is for all, not for some.

With the current circumstances surrounding the deliberate Israeli attacks on Iranian nuclear plants, which put and may continue to endanger the security of all humanity, we see this bias again. Some rumour that it was Donald Trump himself, speaking for Bibi Netanyahu, who called Grossi to intimidate him to behave in this way. Equally if he had integrity (like David Kelly) it doesn't matter if the devil himself orders him to turn a blind eye.

Tehran has for years and with respect for international law been willing to show its facilities and nuclear development for peaceful purposes, something we have not seen from Israel. But the most serious thing that this man has demonstrated and that Netanyahu used to justify his aggression on 13 June was the provision of information to Tel Aviv that Grossi should not use as a bargaining chip. Or can anyone believe that he has not received a good reward for that hand?

sábado, 28 de junio de 2025

 

EL AGRESOR INTERNACIONAL

Históricamente ¿Qué hay detrás de la agresión israelí contra Irán?

 

Por Javier B. Dal

En estas épocas la palabra “agresión” se ha vuelto de uso muy común en la política internacional, especialmente vinculada a la que ejecuta una nación sobre otra. Pero en la política contemporánea y especialmente la de los últimos treinta años al presente, hay naciones que han hecho de esto una política una continuidad llevando al descredito del sistema de derecho internacional.

Según la RAE, la palabra agresión tiene dos acepciones: 1) f. Acto de acometer a alguien para matarlo, herirlo o hacerle daño. U. t. en sent. fig. Sinónimos: ataque, golpe, embestida, atentado, acometida, acometimiento, arremetida. 2) f. Der. Ataque armado de una nación contra otra, sin declaración previa. Esta segunda acepción concuerda perfectamente con las repetidas acciones del estado de Israel contra sus vecinos.

El ataque artero que realizó Israel contra Irán en violación de toda la legislación internacional (incluida la Carta de la ONU), solo es un recordatorio de una operatoria bien pensada y contraria a la ley que la historia documenta con abundantes antecedentes. En dicho plan, Tel Aviv ha operado relativamente solo y en las más importantes lo hizo con el respaldo de EEUU. 

El proceder de Israel encaja en cada una de las acepciones de la palabra “agresión”, tanto en las principales como en sus sinónimos.

Desde que el estado sionista se instauro en 1948 con la cooperación de Gran Bretaña y Naciones Unidas, además de acaparar territorios árabes, su principal tarea para sostenerse ha sido la de avocarse a la conspiración y el espionaje permanente sobre todos sus vecinos. A tal grado llega su paranoia que incluso para mantener la supremacía tendría como blancos de oportunidad a sus propios benefactores.  

La decisión de Netanyahu implica en sí mismo un crimen de guerra (uno más en su larga lista) y una violación del derecho internacional. Ante todo, desarmemos la excusa del “ataque preventivo” que es una creación israelí y ajena al derecho internacional; incluso si algún jurista o todos los juristas que simpaticen con Israel pretendieran justificarle con argumentos jurídicos simplemente no los tendrían.

El estado de Israel entra dentro de todas las categorías de la palabra que agreden al derecho internacional y pese a ello desde hace décadas vemos una escandalosa tolerancia del “sistema” internacional.

Solo para mencionar algunos de sus antecedentes veamos el tema nuclear que hoy está sobre la mesa. Mientras Israel a comienzos de la década de los sesentas logró iniciar su propio programa con la ayuda clandestina de Francia y hasta un cierto punto por los EEUU, hizo todo cuanto pudo para anular los avances de sus vecinos árabes recurriendo tanto a la agresión abierta y directa como a métodos más subrepticios y sucios como el asesinato y el terrorismo.

Con ese desarrollo con fines militares fue aventajando a sus vecinos despertando razonables preocupaciones que motivaron la búsqueda de una paridad. A pesar de que las instancias internacionales como la OIEA aseguraban que no había proliferación nuclear en la región, Israel desarrollaba un programa de armas nucleares que amenazaba a sus vecinos. Los árabes conscientes de esto con total legitimidad buscaron equiparar la balanza pero, a diferencia de Israel, se vieron bajo el constante escrutinio de estas instancias.

A comienzos de los setentas Iraq entendió que no podía cruzarse de brazos y fue con el gobierno de Saddam Hussein que dio inicio a una política para el desarrollo nuclear propio con la construcción del centro de investigación en “Al Tuwaitha”. Esto fue motivo de preocupación en Tel Aviv y de intensas presiones de sus lobbies en Washington para cancelarlo.

Sin lograr el apoyo estadounidense, la inteligencia militar israelí aprovechando la guerra entre Iraq e Irán (instigada y apoyada por Ronald Reagan) el 7 de junio de 1981 ejecuto la “operación Ópera” que fue el ataque aéreo que destruyó el reactor de Osirak. A pesar de la abierta violación a la ley internacional, las consecuencias para Israel no fueron más allá de las condenas. Esto sentaría un precedente nefasto. Tras la invasión y ocupación angloestadounidense científicos nucleares y académicos iraquíes fueron asesinados en una clara continuación de las acciones israelíes por frustrar el avance científico en el mundo árabe-islámico.  

Siria también había estado tratando de avanzar en el campo nuclear con la asistencia de Corea del norte en Dayr az-Zawr pero, sometido a una intensa presión desde occidente angloestadounidense alineado con Israel, los progresos fueron lentos pero iban en buen camino. Una vez más y esta vez con la anuencia de EEUU Israel en septiembre de 2007 bombardeo un edificio donde se investigaba el desarrollo nuclear. Pese a que los avances sirios no representaban ninguna amenaza, Israel directamente busco anular cualquier investigación.

Los intentos de hacer lo mismo con los iraníes ya tienen más de 20 años de frustraciones para los sionistas. A pesar de las farsas montadas por Netanyahu ante la ONU, las costosas campañas de intoxicación informativa y propaganda en occidente, los atentados terroristas y los asesinatos, Teherán nunca bajo los brazos. El 12 de Junio pasado, Israel con su agresión directa y traicionera trato de reeditar esta cronología de impunidad pero, a diferencia de sus vecinos árabes que cayeron por su menguado desarrollo en su potencial militar, pudo ponerle un freno e incluso responder al mismo nivel de fuerzas pese, al apoyo estadounidense.

Hoy como nunca antes, la opinión pública está expectante y se halla bien informada de lo que es el estado de Israel. Toda la novelada historia del pueblo elegido que se hilo desde su instauración a sangre y fuego en los territorios de la Palestina histórica ya es algo intragable, mucho más desde que las pruebas de descarnada y sádica brutalidad con la que actualmente este estado lleva adelante un genocidio contra los árabes-palestinos.

Por fortuna ya hay muchos que con un sentido crítico y sin dejarse presionar por el entorno se cuestionan: Si esto es lo que hacen los israelíes con todo un pueblo ¿Qué es lo que sería capaces de hacer con el resto del mundo?     

 

 

jueves, 26 de junio de 2025

EVALUANDO UNA CLARA DERROTA

¿Por qué el cese al fuego de último minuto de Trump fue en realidad una tirada de toalla para un arrinconado Israel?

 

Por Ali Al Najafi

Pese al anuncio de Netanyahu de una supuesta victoria de su “Operación León Ascendente” en realidad esconde una gran frustración que le traerá consecuencias políticas que sabe no podrá detener. Brevemente, Netanyahu con la ayuda de EEUU pretendía descabezar al gobierno iraní y crear las condiciones para reeditar una situación similar a la del Líbano. De haberlo logrado, el genocidio de los palestinos sería tapado con la complaciente participación de los medios que responden al lobbie sionista.

Para Netanyahu el alto al fuego era tan esperado como sus atemorizados ciudadanos quienes acostumbrados a burlarse de la capacidad de los cohetes artesanales palestinos, han conocido como nunca tener que sufrir lo que sus FDI le han causado a los gazaties, a los libaneses y los sirios. La presión interna sobre su gobierno para el alto al fuego era mucho más intensa de lo que la censura permite saber y prueba de esto es el creciente éxodo de sus ciudadanos.

Ante esta circunstancialidad Netanyahu y su régimen supremacista quedan expuestos ante los ojos de la opinión pública los atroces y cobardes crímenes contra palestinos que acudían a buscar comida y agua. Solo para mencionar uno de estos casos fue el cometido por fuego de obuses de tanque contra un grupo de personas en su mayoría niños cerca de la escuela Al-Hashimiya en el barrio de Al-Tuffah, al este de la ciudad de Gaza.

Un caso más y que se pudo individualizar es el del joven Ammar Mutaz Hamayel, de 13 años, quien recibió disparos esa misma tarde y fue detenido por fuerzas israelíes quien luego, posiblemente por torturas, aparecería muerto, nada nuevo. Pero enfrentar a la resistencia o un ejército bien armado como el iraní ya es otra cosa y fue por eso, como siempre, atacaron de forma artera…pero les salió muy mal.

A pesar de esta nueva acción trapera, Israel no logró ninguno de sus objetivos incluso con la esperable asistencia estratégica de EEUU, Netanyahu no pudo destruir las capacidades nucleares y menos aún, derrocar al gobierno iraní. El ataque aéreo estadounidense con sus bombas antibunker GBU-57 no tuvo el efecto esperado y ello por dos motivos puntuales: Los iraníes advertidos por información estratégica proporcionada por satélites chinos, horas antes sacaron todo el material sensible (las centrifugas y el uranio) de cada una de las instalaciones; y las bombas no causaron los daños esperados. Las evidencias de su fracaso están marcadas en los edificios gubernamentales y residencias de algunos personeros en Tel Aviv, sus bases aéreas e instalaciones estratégicas en el puerto de Haifa (Jaffa en árabe) y muy especialmente en un Irán de pie.

Las consecuencias puertas adentro del gabinete israelí no pueden ocultarse y las disonancias entre quienes suspiran por el alivio del alto al fuego con los extremistas talmúdicos están resquebrajando la ya muy difícil convivencia en una administración desastrosa. Netanyahu con su agresión notoriamente violatoria del derecho internacional, le ha sumado otra oscura mancha al estado de Israel que por este fracaso no podrá ocultar.

Pero las marcas de esta clara derrota no solo se ven en los maltrechos edificios y escombros en varias zonas de Tel Aviv, sus bases aéreas con aviones destruidos en sus pistas o la pérdida de vidas, también se ven en sus reveladas y anuladas redes de alcahuetes tanto en Irán como los que operaron desde ciertos organismos internacionales para propiciar la artera agresión ordenada por Netanyahu.

El Mossad no solo perdió sus redes en Irán, sino que muy seguramente ha visto comprometidos sus activos en Iraq en especial a sus estaciones en el Kurdistán. A las pocas horas de la agresión israelí, las autoridades iraníes localizaron a varios de los implicados en detonar los coche-bomba en Teherán y otros fueron atrapados por la FARAJA (Policía Nacional) cuando se movilizaban en camionetas donde llevaban bien ocultos explosivos y micro Drones para continuar con los planes de Tel Aviv. Uno de estos activos era el ciudadano iraní Majid Masibi quien había sido reclutado por el Mossad en Emiratos Árabes y que tras su captura (arrojando información clave para desarticular las células) y ser sometido a un juicio sumario fue ejecutado por traidor.

Otra marca imborrable para el orgullo han sido los múltiples golpes directos contra la infraestructura de la inteligencia israelí como han sido la destrucción por el impacto directo y preciso de un misil hipersónico sobre su edificio del cuartel general en Tel Aviv, la destrucción de otras sedes administrativas en otras ciudades y la muerte de varios subalternos inmediatos jefe del Mossad David Barnea tras ser alcanzados en uno de estos ataques.

Pero estas solo han sido una parte de las bajas para la inteligencia israelí. La puesta en evidencia del papel pro-israelí y malicioso del argentino Rafael Grossi como director de la OIEA no solo ha sumado más descredito a esta agencia internacional sino que lleva a preguntar cuáles fueron los beneficios que obtuvo por su participación en esto. Si realmente funcionan las instituciones, como mínimo ya debería haber una investigación administrativa en marcha sobre esto y de esa manera salvar la imagen de esta agencia internacional.

No es una casualidad que este funcionario argentino haya cooperado con Israel en esta agresión ya que, no olvidemos que el presidente Javier Milei además de ser un entusiasta sionista, tras su visita a Israel se alineo muy decididamente en favor de la agresión contra Irán.

Por último, si hay alguien además de Israel que ha perdido mucho con esta aventura es sin dudas, EEUU y puntualmente Donald Trump quien ya debe haber sido debidamente informado del craso error de prestarse a los deseos de Benjamín Netanyahu.