“DESBANDE
EN MASA”
Cuando
jugar con un oso desata su furia. Por qué Washington y Londres han perdido la
pulseada por Ucrania
Por Charles H. Slim
Las
consecuencias de jugar con Rusia están a la vista. El gobierno de Kiev tiro
demasiado del hilo creyendo que EEUU y la OTAN le iban a respaldar en el
terreno. Las exclamaciones de Biden, Johnson y el Secretario de la OTAN no fueron
precisamente un respaldo político a la posición de Volodymyr Zelensky sino más
bien, el aporte a la extensa cadena de provocaciones, ninguneos y humillaciones
que dio lugar a la tensiones que han terminado por desencadenar la intervención
militar de Rusia.
Diez minutos antes de las 6:00 horas de la mañana
(Rusia) y las fuerzas rusas lanzaron un ataque devastador contra todas unidades
de artillería ucranianas que venían bombardeando a Donetsk y Lugansk mientras
al mismo tiempo, extendían sus ataques con misiles y la fuerza aérea a toda la
infraestructura militar del país. Tan solo en dos horas de operaciones, el
Comando y Control de las Fuerzas Armadas de Ucrania había sido descabezado y
toda su fuerza aérea sacada fuera de combate. En el edificio de la Guardia
Nacional donde se hallaban varios asesores angloestadounidenses ya nadie
respondía los teléfonos.
Por el contrario para los habitantes ruso parlantes
del Donbass, fue el alivio ver como un milagro como sus sitiadores fueron rápidamente
anulados y muchos de ellos rindiéndose sin remedio. Volodymyr Zelensky su
gabinete se hicieron humo y nadie sabía su paradero. La situación del país se
podía describir en un “sálvese quien pueda”.
Apenas unos días antes de que el presidente Putin
ordenara una operación militar para frenar los bombardeos del ejercito
ucraniano sobre la región del Donbass, los medios en occidente y en particular
los subalternos medios sudamericanos (especialmente de Argentina) que solo
levantan y replican lo que dicen en el norte, solo se avocaban a rumiar al pie
de la letra la versión de Washington sin tocar siquiera un ápice las
intenciones que La Casa Blanca buscaba con su injerencia en Ucrania. Mucho
menos, hacer referencia a la OTAN con su largo historial de agresiones y su
desenfrenada carrera por extenderse a las puertas de Rusia.
Mientras algunos medios acudían a la táctica
lacrimógena y victimista para despertar empatía con Ucrania, otros con
corresponsalía en Londres lanzaban bravatas dando cuenta de que Londres le
había proporcionado a los soldados leales a Kiev, asesores militares para el
uso de misiles anti carro de última generación entre el ellos el FGM-148 “Javelin”
como garantía de freno contra un intento de avance de los tanques rusos. A pesar
de estas bravuconadas y de estos recursos militares no se ha sabido de una
efectividad gravitante para detener a los tanques rusos. Tal vez, parte de ello
se deba a que tan pronto se inicio el ataque, gran parte de los efectivos
ucranianos abandonaron sus posiciones dejando en ellas, a estos misiles intactos.
Pero los medios occidentales debían proseguir con su
función de crear un relato maniqueo, infantil y falsificado de “buenos y malos”.
Como parte de todo ese circo desinformativo con una
notoria tendencia rusofoba, en ningún momento estos medios hicieron pie en el
fondo de la cuestión (el avance de la OTAN) relativizando el asunto al simple
slogan de la “invasión rusa” elaborado principalmente por medios como CNN y la
BBC. El reduccionismo simplón es incontestable y solo demuestra a grandes
rasgos la baja calidad en el conocimiento de la región y parcialidad de los
informadores. Y es entendible que así lo hagan ya que, son simples serviles (y
bien pagados) desinformadores pro-occidentales (EEUU, Gran Bretaña y la UE).
A la par de las acciones rusas estos medios
occidentales comenzaron con su propia operación de engaño e intoxicación informativa
tratando de confundir a la opinión pública global. Algunos ejemplos de ello
fueron las alegaciones de que tenían pruebas de que tanques rusos estaban
pasando por la frontera norte con Bielorusia e incluso teatralizando supuestos
bombardeos indiscriminados sobre Kiev. Lo cierto era que los misiles lanzados
por Rusia habían destruido los puntos militares estratégicos y de
comunicaciones terrestres, navales y aéreos incluyendo por supuesto, al
aeropuerto a las afueras de la capital.
Zelensky y sus funcionarios creyeron que (instigados y
envalentonados por Washington y Londres) podrían seguir jugando al gato y al
ratón con Moscú, dilatando las conversaciones mientras sus tropas el 18 de
febrero comenzaban a bombardear a discreción las aldeas de la región oriental y
sus equipos de mercenarios (con implicancia de personal británico) plantaban
bombas para recrear una atmosfera de terror sobre los civiles. Pero tal vez lo
que más irrito a Moscú, fue la fabricación de ese supuesto ataque a un jardín
de infantes del lado bajo control de Kiev que de las fotografías que se
presentaron como pruebas de la “agresión de los separatistas”, saltaba a la
vista su falsedad por las inverosímiles y crasas fallas en simular un impacto
de obús sobre una estructura (como ver los vidrios intactos de las ventanas de
esa pared supuestamente impactada).
Mientras el gobierno de Kiev decía una cosa las tropas
ucranianas seguían bombardeando a Lugansk y Donetsk y claro, ni Washington y la
UE decían nada, por el contrario, apoyaban estas agresiones descontextualizando
la situación. El gobierno ruso se cansó de llamar a las conversaciones para
atender el tema central de todo esto que no es otro, que frenar la intensión de
la OTAN de instalarse en Ucrania.
Según fuentes confiables, por estas horas Kiev se
halla virtualmente sitiada, el ejército regular ucraniano esta desbandado y lo
único que queda al sur son los “Batallones para militares Azov” de extracción
filonazi que desde hace años vienen siendo armados y asesorados por militares
norteamericanos y británicos.
Es de esperar que cumplidos los objetivos de la
operación militar anunciada por el presidente Putin y firmado un acuerdo sobre
las condiciones a tratar en Minsk, las tropas rusas se retiren a sus bases en
Rusia sin dejar claro desprotegidas las repúblicas de Lugansk y Donetsk.
Lo real es que más allá de la calificación de “invasión”
que se le da a la acción rusa y el aprovechamiento mediático que Washington y
la OTAN hacen de todo esto para reforzar las sanciones comerciales y
financieras, para Rusia es sin dudas un mal menor ante lo que habría
significado el ingreso de Ucrania a la Alianza Atlántica. Zelensky y su
gabinete sabían que estaban provocando a Moscú pero terminaron cayendo en el
mismo error que han caído otros que han escuchado los cantos de sirena
angloestadounidenses y ahora deberán afrontar las consecuencias. Si EEUU o sus
socios británicos lograban su propósito e instalaban una base con misiles estratégicos
como los que ya tienen desplegados en Polonia y los países bálticos la
seguridad estratégica y el futuro de Rusia como nación estaban en serio riesgo.