viernes, 25 de febrero de 2022

 

“DESBANDE EN MASA”

Cuando jugar con un oso desata su furia. Por qué Washington y Londres han perdido la pulseada por Ucrania

 

Por Charles H. Slim

Las consecuencias de jugar con Rusia están a la vista. El gobierno de Kiev tiro demasiado del hilo creyendo que EEUU y la OTAN le iban a respaldar en el terreno. Las exclamaciones de Biden, Johnson y el Secretario de la OTAN no fueron precisamente un respaldo político a la posición de Volodymyr Zelensky sino más bien, el aporte a la extensa cadena de provocaciones, ninguneos y humillaciones que dio lugar a la tensiones que han terminado por desencadenar la intervención militar de Rusia.

Diez minutos antes de las 6:00 horas de la mañana (Rusia) y las fuerzas rusas lanzaron un ataque devastador contra todas unidades de artillería ucranianas que venían bombardeando a Donetsk y Lugansk mientras al mismo tiempo, extendían sus ataques con misiles y la fuerza aérea a toda la infraestructura militar del país. Tan solo en dos horas de operaciones, el Comando y Control de las Fuerzas Armadas de Ucrania había sido descabezado y toda su fuerza aérea sacada fuera de combate. En el edificio de la Guardia Nacional donde se hallaban varios asesores angloestadounidenses ya nadie respondía los teléfonos.

Por el contrario para los habitantes ruso parlantes del Donbass, fue el alivio ver como un milagro como sus sitiadores fueron rápidamente anulados y muchos de ellos rindiéndose sin remedio. Volodymyr Zelensky su gabinete se hicieron humo y nadie sabía su paradero. La situación del país se podía describir en un “sálvese quien pueda”.

Apenas unos días antes de que el presidente Putin ordenara una operación militar para frenar los bombardeos del ejercito ucraniano sobre la región del Donbass, los medios en occidente y en particular los subalternos medios sudamericanos (especialmente de Argentina) que solo levantan y replican lo que dicen en el norte, solo se avocaban a rumiar al pie de la letra la versión de Washington sin tocar siquiera un ápice las intenciones que La Casa Blanca buscaba con su injerencia en Ucrania. Mucho menos, hacer referencia a la OTAN con su largo historial de agresiones y su desenfrenada carrera por extenderse a las puertas de Rusia.

Mientras algunos medios acudían a la táctica lacrimógena y victimista para despertar empatía con Ucrania, otros con corresponsalía en Londres lanzaban bravatas dando cuenta de que Londres le había proporcionado a los soldados leales a Kiev, asesores militares para el uso de misiles anti carro de última generación entre el ellos el FGM-148 “Javelin” como garantía de freno contra un intento de avance de los tanques rusos. A pesar de estas bravuconadas y de estos recursos militares no se ha sabido de una efectividad gravitante para detener a los tanques rusos. Tal vez, parte de ello se deba a que tan pronto se inicio el ataque, gran parte de los efectivos ucranianos abandonaron sus posiciones dejando en ellas, a estos misiles intactos.

Pero los medios occidentales debían proseguir con su función de crear un relato maniqueo, infantil y falsificado de “buenos y malos”.

Como parte de todo ese circo desinformativo con una notoria tendencia rusofoba, en ningún momento estos medios hicieron pie en el fondo de la cuestión (el avance de la OTAN) relativizando el asunto al simple slogan de la “invasión rusa” elaborado principalmente por medios como CNN y la BBC. El reduccionismo simplón es incontestable y solo demuestra a grandes rasgos la baja calidad en el conocimiento de la región y parcialidad de los informadores. Y es entendible que así lo hagan ya que, son simples serviles (y bien pagados) desinformadores pro-occidentales (EEUU, Gran Bretaña y la UE).

A la par de las acciones rusas estos medios occidentales comenzaron con su propia operación de engaño e intoxicación informativa tratando de confundir a la opinión pública global. Algunos ejemplos de ello fueron las alegaciones de que tenían pruebas de que tanques rusos estaban pasando por la frontera norte con Bielorusia e incluso teatralizando supuestos bombardeos indiscriminados sobre Kiev. Lo cierto era que los misiles lanzados por Rusia habían destruido los puntos militares estratégicos y de comunicaciones terrestres, navales y aéreos incluyendo por supuesto, al aeropuerto a las afueras de la capital.

Zelensky y sus funcionarios creyeron que (instigados y envalentonados por Washington y Londres) podrían seguir jugando al gato y al ratón con Moscú, dilatando las conversaciones mientras sus tropas el 18 de febrero comenzaban a bombardear a discreción las aldeas de la región oriental y sus equipos de mercenarios (con implicancia de personal británico) plantaban bombas para recrear una atmosfera de terror sobre los civiles. Pero tal vez lo que más irrito a Moscú, fue la fabricación de ese supuesto ataque a un jardín de infantes del lado bajo control de Kiev que de las fotografías que se presentaron como pruebas de la “agresión de los separatistas”, saltaba a la vista su falsedad por las inverosímiles y crasas fallas en simular un impacto de obús sobre una estructura (como ver los vidrios intactos de las ventanas de esa pared supuestamente impactada).

Mientras el gobierno de Kiev decía una cosa las tropas ucranianas seguían bombardeando a Lugansk y Donetsk y claro, ni Washington y la UE decían nada, por el contrario, apoyaban estas agresiones descontextualizando la situación. El gobierno ruso se cansó de llamar a las conversaciones para atender el tema central de todo esto que no es otro, que frenar la intensión de la OTAN de instalarse en Ucrania.

Según fuentes confiables, por estas horas Kiev se halla virtualmente sitiada, el ejército regular ucraniano esta desbandado y lo único que queda al sur son los “Batallones para militares Azov” de extracción filonazi que desde hace años vienen siendo armados y asesorados por militares norteamericanos y británicos.

Es de esperar que cumplidos los objetivos de la operación militar anunciada por el presidente Putin y firmado un acuerdo sobre las condiciones a tratar en Minsk, las tropas rusas se retiren a sus bases en Rusia sin dejar claro desprotegidas las repúblicas de Lugansk y Donetsk.

Lo real es que más allá de la calificación de “invasión” que se le da a la acción rusa y el aprovechamiento mediático que Washington y la OTAN hacen de todo esto para reforzar las sanciones comerciales y financieras, para Rusia es sin dudas un mal menor ante lo que habría significado el ingreso de Ucrania a la Alianza Atlántica. Zelensky y su gabinete sabían que estaban provocando a Moscú pero terminaron cayendo en el mismo error que han caído otros que han escuchado los cantos de sirena angloestadounidenses y ahora deberán afrontar las consecuencias. Si EEUU o sus socios británicos lograban su propósito e instalaban una base con misiles estratégicos como los que ya tienen desplegados en Polonia y los países bálticos la seguridad estratégica y el futuro de Rusia como nación estaban en serio riesgo.

miércoles, 23 de febrero de 2022

 

“DIRTY GAMES IN SIGHT”

Moscow's announcement to recognize the independence of the Donetsk and Lugansk Republics has left Washington and the EU undaunted, who see it as even more difficult to carry out their plans for Ukraine. Given this, how far will they dare to go to achieve their goals?

 

By Valentin “Komar” Khrabry

It is very clear that Washington and London do not want stability or peace in the Ukraine mess and in that plan, they are not in the least interested in dragging the EU into a calamitous war against Russia in order to deny the security demands made through Moscow. Once again, the lack of empathy, unscrupulosity and opportunism of the Anglo-Saxons for creating war scenarios far from their homes are evident.

So far, Russia has managed to keep NATO at bay in its attempt to penetrate Ukraine and also the Kiev government in its attempt to reoccupy the Donbass region, the jewel in Washington's plans to entrench itself at Russia's gates. With the announcement by President Vladimir Putin to recognize the independence of Donetsk and Lugansk, a new status is born that legally involves Russia and with it, the commitments to ensure the integrity and security of both entities. This is like a card game in which one draws an “ace” and to the surprise of the opponent, that one also has an "ace" to match.

According to some reliable sources, the attempts of special groups and other irregulars to generate incidents along the line of contact failed and failures in communications and electronic surveillance systems have even been registered in several Ukrainian military units as a result of some interference of unknown origin.

The same would have been experienced by the navigation systems, weapons and airborne devices of the ships of the US Navy and their British colleagues that swarm the Black Sea, only that they maintain a closed silence so as not to create panic among the allies of the NATO.

But the levels of confrontation could go down to other darker and not pleasant levels that will have the same Ukrainian citizens as their favorite target of their operations. We are referring to the use of terrorism as a tactical and dramatic tool to try to counterbalance the political position of the contenders before public opinion and in particular to seek legitimacy for an open intervention by NATO now, with the signature of the United Nations.

With these dirty deployments, it was intended to compromise the security of the residents of Donbass and once plunged into chaos, the regular troops of Kiev would enter practically on foot. But Putin's political maneuvering has changed the landscape and from now on, the perpetration of terrorist attacks within this region will be interpreted as aggression against the Russian population. With this, the message is loud and clear for those who use these tactics.

Those who have proven to be using this tool are the Americans and their British partners, exposed to the point of exhaustion in their pseudo-jihadist lies in Iraq, Syria, Afghanistan and also in Libya. It has been precisely in Syria where the Russian troops have been able to learn a lot from the dirty tactics of these mercenaries disguised as local rebels who, imposing a supposed radical Islamism on the military, only sought to cover the indirect intervention of their constituents in Washington.

On the Eurasian stage, the operating mask is Slavic nationalism.

Do not think that because the setting differs from the arid deserts of the Middle East, these terror experts will not operate in the humidity, fog and snow of Ukraine. Those same ones today dress in civilian clothes, militating within ultra-nationalist cells such as “Right Sector” or wearing the uniforms of the Ukrainian army who, intermingled with the unsuspecting locals, crouched waiting for orders to start operating.

As they did in post-occupation Iraq, the snake of terror nested within the very government structure the invaders helped build.

But these elements have already been working behind the Donbass lines, setting up mines, booby-trapping roads and bridges, seeking to sow terror among the residents of Lugansk and Donetsk. In recent days, with the beginning of the bombing by the Ukrainian Forces, these “groups of assassins” have tried to penetrate deep into the Donbass with the clear intention of settling behind the front and even with possible attempts to penetrate Russian territory.

In recent days the situation has worsened. The bombardments have intensified and the pressure from the Ukrainian army has increased inclemently, but it has also not been able to break the will to resist the militiamen. Morale is high and they do not doubt their legitimate right to defend their land and their customs rooted in Slavic traditions that have nothing to do with the pro-European Union westernization that the illegitimate government in Kiev intends to impose. Likewise, the militias have decided to protect the civilian population by evacuating it to Russian territory.

In the meantime, and while Moscow intensifies its diplomatic efforts to seat its American counterparts at a table for serious talks to deal with the proposal of December 17, 2021, the military forces and their human and electronic intelligence are attentive to the movements of these terrorist cells that They seek to create an incident with a strong impact that will be broadcast by the Anglo-Saxon media correspondents who are currently accompanying the Ukrainian forces.

Faced with this evidence and without being able to hide, NATO has already confirmed its involvement with advisers and weapons, so Russia could not do anything.

 

 

domingo, 20 de febrero de 2022

 

“EL ENGAÑO DEL ENGAÑO”

Cuando una mentira es tan grande y evidente es cuestión de tiempo para que se caiga por su peso

 

Por Charles H. Slim

El notorio fracaso de Washington por crear un incidente para que Rusia salte a la contienda ha desesperado al “partido de la guerra” y en especial a los neoconservadores que dirigen el Departamento de Estado. Sin dudas, las agencias de inteligencia de occidente y sus colaboradores en Ucrania fracasaron en crear la situación que provocara a los rusos, pero eso no significa que sus esfuerzos hayan terminado.

Aclaremos que si estas acusaciones se hubieran dirigido contra un país sin las capacidades y la fortaleza militar con las que cuenta Rusia, es muy seguro que estas “predicciones” se habrían cumplido de forma irremisible y hoy veríamos por los medios una guerra en progreso.

Pero se les han quemado los papeles a los anglosajones y ello requiere de otras y urgentes tácticas. Los anuncios del Secretario de estado Anthony Blinken ante el Consejo de Seguridad dejan lugar a una serie de preocupaciones y llaman a no perder de vista la evolución de los acontecimientos. Sus afirmaciones sobre que Rusia prepara un ataque de bandera falsa con armas químicas en Kiev, han encendido las alarmas sobre lo que ello podría llegar a ocasionar ¿Acaso eso sería posible? Las experiencias en Siria, dejaron en claro que Washington y sus socios británicos cuentan con gente muy mala y sin el menor escrúpulo para crear y escenificar situaciones siniestras contra civiles inocentes ¿Recuerdan el incidente de “Al Gouta” en 2013?

La advertida presencia de especialistas en fabricar estos eventos en Ucrania justifica estas preocupaciones y los que deberían realmente estar preocupados por esto deberían ser el mismo presidente Zelensky y su administración.

Mientras tanto, en los altos niveles de la diplomacia las presiones y los tironeos entre los miembros más importantes de la OTAN complican aún más los planes de Washington. La fracasada visita a Moscú del presidente francés Emanuel Macron impostando el papel de mediador de buena voluntad y la compleja posición del primer ministro alemán Olaf Scholtz presionado por las instigaciones de La Casa Blanca para involucrarse militarmente y la necesidad de mantener el abastecimiento de gas que proviene de Rusia afectan sin dudas a la cohesión de la organización atlántica.

También existen dudas entre los miembros de los países de la Europa del este como Hungría que no está dispuesta a romper sus fructíferas relaciones comerciales y tecnológicas con Rusia por una guerra que no tiene sustento jurídico pero que en el fondo (y entre otras cuestiones) ayudaría a reflotar las situaciones políticas internas de Boris Johnson y Joe Biden.

Precisamente, cada uno de los miembros de estos países sabe que más allá de la poca o mucha cercanía que tengan con la administración de Vladimir Putin, hay un trasfondo en el discurso de Washington que no convence y ese es el referido a los argumentos por los cuales Kiev no quiere cumplir con los Acuerdos de Minsk en especial el segundo.

Así desde el presidente húngaro Viktor Orban quien tiene una relación de amistad con Vladimir Putin hasta el pragmático mandatario polaco Andrzej Duda ven que hay un principio de razonabilidad que no se está contemplando en el asunto. Si bien cada uno de ellos lo mira desde su ángulo lo cierto es que advierten que la situación no se presenta tan llana como lo muestran en Washington y Londres. Todos ellos en grados diversos saben que Rusia no tiene interés en invadir Ucrania como lo han vaticinado desde occidente, reconociendo en el fondo de que se trata de una exageración maliciosa parte de la guerra psicológica para demonizar a Rusia.

En este sentido el papel de los medios anglosajones (y sus repetidoras) es lamentable. No ha bastado con deformar los hechos, insultar al mandatario ruso y mucho menos, esgrimir historias claramente rusofobas de épocas pretéritas y personajes siniestros como el senador norteamericano Joseph Mc Carthy. La mera difusión de infundios y mentiras ha superado todas las barreras de la ética y la buena fe blanqueando de cara al público su histórico el papel de “quinta columna” que los medios han jugado en las campañas bélicas y justificando las intervenciones disfrazadas de golpes de estado o simples revoluciones.

El engaño es una de las estrategias centrales de la guerra. EEUU, Gran Bretaña y su estado tapón en Oriente Israel, lo han usado hasta el hartazgo. No solo se busca engañar al “enemigo” con esto, sino a toda la opinión pública que ya ignora lo que sucede en otras latitudes, aprovechan esta ignorancia para venderles una realidad fabricada a medida del Departamento de Estado, del Pentágono y claro, de la misma Casa Blanca.

Los engaños más cercanos en el tiempo como los orquestados contra Libia, Iraq, Afganistán y Siria están aún a la vista y esperan una revisión exhaustiva de lo que realmente significo para la vida de millones de personas, el accionar mendaz y malicioso de la Corporación mediática angloestadounidense. El daño causado no es poco y mucho menos puede pasárselo de largo en las consideraciones de lo que podría causar en Eurasia si se les presta atención a estos infundios y no se los exponen a la luz del día como lo que son, falsificadores de la realidad.

A simple vista se puede intuir que las cosas no han salido como los neoconservadores norteamericanos y sus socios británicos esperaban. Apretar un poco por aquí, difundir información falsa y amedrentar a la opinión publica con una imagen falsa de lo que realmente esta ocurriendo en Eurasia sería suficiente para que el camino de la OTAN a Ucrania se viera allanado. Pero para fortuna de Rusia y de los mismos ucranianos, estos enjuagues no han cuajado pero como siempre repetimos, no significa que no sigan intentándolo.

viernes, 18 de febrero de 2022

 

“REVALUE INTERNATIONAL LAW”

Will the crisis around Ukraine be the hinge to return to respect for international law?

 

By Danny Smith

Contrary to what they believe in Washington, the crisis mounted around Ukraine has served to expose who are the main violators of international law and the real actors that threaten peace and security. International relations between sovereign states are based on a set of general rules and principles arising from custom that tend to a good understanding of these public actors.

In the eyes of anyone, this is not something extraordinary to understand, but for thirty years up to this point, we have witnessed a peculiar and very ancient interpretation of these relationships. The Anglo-Saxons, especially the United States -and implicitly- have been applying that odious separation between "civilized states" and "barbarians" for the application of law, a conception born of the modern law of a group of Christian states and therefore, a law imbued with Christian morality. They are the same ones that perceived themselves and still seem to do so as the only "civilized powers."

From this arbitrary perspective, only this reduced spectrum of actors make up the so-called “International Community”.

This interpretative dichotomy was exposed (although an attempt was made to conceal it) since 1990 with the crisis and the Gulf War due to the invasion of Iraq in Kuwait and would continue to be blatantly replicated with subsequent crises and wars in which Arab-Islamic states would be involved. involved. Here the “just war” argument became part of Washington's speech to explain this aggressiveness towards public opinion. Under this (Westernist) conception, the Anglo-Saxon powers (USA and Great Britain), arrogating themselves an authority, disregarded all the treaties and protocols referring to respect for human rights, which are the basis of modern international law with a universal character and scope, leaving of being the humanitarian component, exclusive of any power or morality.

It was not necessary for the treaties and protocols of The Hague and Geneva to be recognized by each state for the inhabitants of the entire planet to enjoy the rights and obligations that they contemplate. The preamble of the Organic Charter of the United Nations of 1945 is foreseen as a pillar for world peace and stability "Create conditions under which justice and respect for the obligations arising from treaties and other sources of international law can be maintained" .

It was assumed that the members of this international organization sought to avoid the abuses and arbitrariness that had been committed in the past and that led to the Second World War.

But the bipolarity between East and West that emerged after the end of the Second World War came to politically disrupt these principles, adulterating the meaning of these principles and complicating the understanding between the states depending on whether they belonged to one or the other bloc. Thus, the principles of the universality of respect for human rights and justice began to be relativized, intoxicating their application by ideology and discriminating according to the convenience of the moment.

But since the fall of the USSR in 1991 this intoxication was far from disappearing. On the contrary, it happened to take a new form and even a new dimension. Nor does NATO disappear despite the disappearance of its rival, the WARSAW PACT. It is then that surviving disguises its activities under the argument of being a provider of Multidimensional International Security that has obviously responded to its own interests.

Within the framework of the hegemonism of an emerging superpower like the US, without limits or rivals to mark them, it began to promote a distorted conception of international law based on the use and abuse of the argument of "human rights" and peace missions to finally, end up violating both concepts.

Within this conception that carried the signature of George H. Bush and the entire sector of the neoconservatives and their partners in the pro-Israeli lobby in Congress, the United States made the Jus ad bellum (right to war) a state policy and a tool on which (and protected by the United Nations) mount their warmongering adventures. But at the same time, through a continuous dissemination of propaganda and disinformation of situations to which this odious understanding was applied, I try to delegitimize the right of resistance that peoples and nations have against the aggressions that were perpetuated under this ruse. This is how Washington and its allies, with the collaboration of the media, mixed the term "terrorism" with "armed resistance" to try to delegitimize the actions of Iraqis and Afghans against the occupation.

The tactics to disguise these inconsistencies against international law have been changing but have not been abandoned. They have only adjusted to the new strategies that the centers of power have planned. What we see today around Ukraine is an example of this. While Washington and London predict an alleged Russian invasion without tangible evidence, they cannot explain why they themselves have hundreds of thousands of soldiers and combat vehicles deployed in countries bordering the Russian Federation.

But why so much certainty about a possible invasion, even risking tentative dates? With no evidence in sight and only mere statements in the air, the predictions of Biden and his Secretary of State seem to be taken from a top hat. The trick looks quite simple and does not go through clairvoyance or "intelligence reports". Groups of foreign mercenaries and neo-Nazis trained by special forces led by the CIA and MI6 would set out to create the provocations to elicit Russian responses. In this way, groups belonging to the Nazi-affiliated “Azov” battalion would attack the point of contact, forcing the Dombas militiamen to respond. Obviously, the media conglomerate will not expose these details and will only focus on magnifying the response of the "pro-Russian" separatists.

Precisely in the last hours some provocations have materialized without the separatists losing control. The exchanges of shell fire in the city of Stanytsia in Lugansk are undoubtedly part of those intentions. No doubt the Ukrainian generals and their NATO colleagues expected this imaginary spill of armored vehicles crossing the border. But unfortunately for them, Vladimir Putin has once again proved himself smarter and on the day the invasion was supposed to take place, tank and artillery brigades were heading back to Moscow.

Clearly, Moscow shows that it respects international law and far from the accusations that the Anglo-Saxons launch through the media with this, it decompresses the situation but: Will the American troops, armored vehicles and missile systems that are deployed not only in Ukraine be withdrawn? but in the other countries bordering the Russian Federation?

The insistence on continuing with the absurd accusations answers this question.

Thus we see the desperate attempt to materialize that prophecy of the "Russian invasion" and the one who is most interested in it is Joe Biden himself, whose popularity is plummeting and with serious domestic problems that he does not know how to solve. A war could lift his image and save his administration from premature shipwreck. So, the solution emerges predictably…passing international law under the soles of your shoes.

 

martes, 15 de febrero de 2022

 

“OFENSIVA INFORMATIVA”

Antes que suenen los cañones Joe Biden y la Corporación de medios saben que habrá que ganar la batalla por la supremacía del relato informativo

 

Por Charles H. Slim

En los últimos veinte años hasta esta parte, los EEUU y sus socios atlantistas se han visto involucrados en toda clase de aberraciones contra el orden legal internacional que desembocaron en una catarata de violaciones a los derechos humanos y las libertades más elementales para cualquier sujeto. La excusa para ello la conocimos bajo el rótulo de “La lucha contra el terrorismo”.

Así, el espionaje sistemático dirigido primero contra todos los musulmanes del mundo y luego contra cualquier ciudadano (incluido los estadounidenses) que se atreviera a discutir sus acciones, podía ser sometido a un arresto sin cargos ni orden judicial previa lo que de por sí ya era una de las más alevosas violaciones a la Constitución de los EEUU. Oh si. Durante muchos años, la mayoría de los medios agacho la cabeza y miraba para otra parte mientras las tropas anglosajonas arrasaban Iraq y Afganistán, cometiendo en el proceso todo tipo de crímenes que tras quedar expuestos por fuentes anónimas en el internet, hicieron lo posible por borrar las evidencias existentes en la red.

Si alguien salvo al mundo de la perpetuación del embuste de la “lucha contra el terrorismo”, no fueron los medios, sino aquellos que desde el anonimato pusieron en evidencia las mentiras y las contradicciones que desde Washington se desperdigaban al resto del mundo.

Hoy en plena crisis con Rusia, una vez más esos medios (que carecen de pensamiento crítico) que ayudaron a tapar toda la porquería que implicaba aquel negocio de la “lucha contra el terror” y las íntimas conexiones circunstanciales e históricas del "Al Qeada" e “ISIS” con las agencias gubernamentales, vuelven a la carga para hoy por hoy tratar de hacerles creer a los ciudadanos del mundo que Rusia tiene planeas maléficos sobre Ucrania.

Entre los argumentos más estrambóticos que esgrimen, hablan de que Rusia había preparado “operaciones de Bandera Falsa” para iniciar la guerra haciendo de ello un relato como si esta táctica fuera una práctica que solo los rusos han usado tratando de que nadie se acuerde de lo que fue aquel 11/S de 2001 que como ha quedado en la memoria de muchos, como un evento histórico que la administración de Bush-Cheney ni ninguna a posterior ha aclarado ni tampoco ha pretendido aclarar.

Como saben que es muy difícil explicar en casa a su propia ciudadanía el por qué EEUU tiene sus tropas en Eurasia a más de 9000 kilómetros de casa y su papel para pretender meterse en Ucrania reutilizando el viejo y gastado libreto de la “democracia y la libertad” ahora apelan al argumento de verse obligados a librar una guerra informativa contra las artimañas con las que el gobierno de Vladimir Putin pretende manipular la realidad de lo que esta ocurriendo allí. Hasta un niño se da cuenta al ver que miles de tropas anglosajonas y toneladas de material bélico desplegado sobre territorios que no les son propios lo llevaría a preguntarse ¿Quiénes son realmente los invasores?

Acá en la Argentina, las islas Malvinas se hallan ocupadas por la fuerza y para sostener esa ocupación los británicos y la OTAN durante todos estos años han reforzado sus fuerzas militares con sistemas de misiles (algunos de ellos vendidos por empresarios argentinos) y más navíos de combate ¿Acaso están allí para proteger a los argentinos de alguna mala idea que se les cruce por la cabeza?

Y ¿Por qué la Argentina no ha hecho nada desde 1982? Simplemente porque la clase política (gobierno y oposición) cumplen con el mandato tácito impuesto por Londres que todo se mantenga la situación como esta.

La misma inconsecuencia se presenta en el asunto Ucrania. Tanto Washington como Londres solo están usando artificios lingüísticos y la intoxicación informativa para explicar lo inexplicable. Al mismo tiempo usan al sistema títere de Kiev (montado tras un golpe de estado en 2014) para que sea su pantalla que cubra sus verdaderos objetivos y ello son, la de convertir a Ucrania en el puñal de la OTAN a un centímetro del corazón de la Federación Rusa. Los antecedentes históricos en los que occidente demostró su perfidia y falta de compromiso con los acuerdos que firma, dan razones de sobra a los rusos para obtener garantías expresas de que estos actores no conviertan a Ucrania en una base de la OTAN.

Al parecer, más allá de las amenazas de sacar a Rusia del Swap, de los “severos costos” que le demandaría una invasión  y de tratar de fastidiar su economía cortando el gasoducto “Nord Stream 2”, el foco de la ofensiva esta guerra psicológica se centra en colocar una fecha límite como un “ultimátum” predictivo en el que Washington asegura (sobre la base de supuestos informes de inteligencia) que el día 16 de febrero “Rusia invadirá Ucrania”  y que para darle más dramatismo a ello, mueve su sede diplomática y al personal fuera de Kiev.

El gobierno ruso no peca de cándido y es por eso que no le hará el juego a la administración de Biden que presionado por los neoconservadores tratan de llevar la guerra a su territorio.  

Si llega el día 16 y Rusia realiza lo que Biden asegura, no hay dudas de que ganará algo de prestigio entre sus colegas en Washington y en un electorado que no dan mucho crédito a su gestión. Pero si llega ese día y no ocurre nada (como es muy posible que suceda) Biden quedará en el ridículo más absoluto poniendo una vez más en tela de juicio y en el centro de la escena, la credibilidad de sus agencias de inteligencia, las mismas que hace casi veinte años atrás (2002) fabricaron informes falsos para invadir a otras naciones y mantener vivo a un fantasma (Bin Ladem).