MI AMIGO EL ESCORPIÓN
¿Por qué algunas agencias de inteligencia no pueden con su naturaleza?
Por Yossi Tevi
Los países del occidente y muy particularmente
en los anglosajones y todos los de la UE parece que no han aprendido de la
fábula del escorpión y el sapo por medio de la cual se enseña que por más que
alguien diga ser amigo y pese a arriesgar su propia supervivencia, no puede con
su naturaleza dañina.
Eso es lo que viene pasando con las relaciones entre Israel y sus
lacayos occidentales que pese a la esclavitud culposa en la que se han sometido
por hechos del pasado y que tratan de globalizar para beneficio de dicho
estado, son usados y traicionados a placer por sus servicios de inteligencia.
Por estos días una de las mayores preocupaciones del Mossad es hacer
control de daños por los brutales y masivos crímenes que se han cometido y que
los asesinos a sangre fría de reservistas y colonos siguen llevando a cabo en
Gaza y Cizjordania. A propósito de esto, muchos de estos cobardes que han
masacrado niños y mujeres palestinas en campos de refugiados ya han sido
eliminados en el sur del Líbano poniendo en evidencia la naturaleza de su valor
para pelear mano a mano con combatientes reales.
Hace una semana se supo que una red del Mossad a través de una empresa
privada con base en Milán, había estado escuchando e interviniendo desde el
2019 las comunicaciones de organismos de seguridad y de altos funcionarios de
gobierno de Italia incluida a la presidenta del Consejo de Ministros Georgia
Meloni y el presidente Sergio Mattarella.
Esto no es una novedad en Sudamérica y en particular países como
Argentina donde sus gobiernos (sin distinguir en ideología o partido), bajo una
combinación de idiotez, desconocimiento y complicidad ha instalado en sus
sistemas informáticos de organismos militares y policiales (y hoy seguramente
en la nueva SIDE), Soft-Ware israelíes que luego terminan trayendo sorpresas o
como se suele decir, puertas traseras que el fabricante no te dirá.
El escándalo en Italia se desato tras las publicaciones en diarios
italianos[1]
en donde se detallan las implicancias de ex funcionarios policiales y elementos
de otros gobiernos europeos con agentes de Tel Aviv. Como era de esperar, la
noticia no trascendió con la fuerza y magnitud que el escándalo representa.
Tal como suele operar el servicio de inteligencia israelí, el trabajo
lo hacen otros algo para lo cual compran voluntades, especialmente de aquellos
elementos más corrompibles de una sociedad. Como verán el Mossad no es una
agencia de beneficencia ni es un órgano policial (como algunos idiotas
sugieren), todo lo contrario. En este caso los implicados italianos ya han sido
detenidos y según sus identidades las filtraciones que proporcionaron habrían
comprometido información sensible del estado de la república y lo más
escabroso, información sobre la vida privada de Meloni y Mattarella.
Pero lo sucedido en Italia no es nuevo. EEUU mismo en el pasado ha sido
blanco de traiciones similares por parte de sus socios israelíes. Incluso no hace mucho, durante la
administración Trump-Pence, una de las más obsecuentes con el régimen sionista y
la que más beneficio a la carrera política de Benjamín Netanyahu, fue blanco de
una operación de espionaje en los edificios gubernamentales más importantes en
Washington ¿Qué sucedió? El Mossad había instalado una red de dispositivos de
escucha que intrusaba en las comunicaciones telefónicas, internet y ambientales
dentro de los recintos del gobierno, incluido el despacho presidencial del buen
Trump.
En esa ocasión cuando el servicio secreto de La Casa Blanca por
casualidad detecto los dispositivos en las inmediaciones del edificio y tras
inspecciones en otros edificios públicos, sonaron las alarmas y los más
recalcitrantes funcionarios de Donald no tardaron en acusar al FSV ruso o
incluso a los chinos de esta afrenta a su seguridad. Pero apenas la CIA rastreo
el asunto supo que había sido el Mossad y lo había ordenado en persona “Bibi”
Netanyahu quien desconfiaba de la verborragia de su colega neoyorkino.
En aquel entonces tras bambalinas se pusieron de acuerdo y como dice el
dicho que “la sangre no llego al río” pero la comunidad de inteligencia
estadounidense y en particular la CIA tomaron medidas para evitar nuevas
sorpresas de sus traicioneros socios.
Por supuesto que los servicios de inteligencia estadounidenses no
tienen las manos limpias. Pese a toda propaganda y los cansinos discursitos que
durante décadas han salido desde Washington sobre la democracia, la libertad y
bla, bla, bla, sus métodos son tan abrasivos y sucios como los de una dictadura
militar africana o de aquellas que supieron alentar en Latinoamérica. La única
diferencia entre unos y otros es que en la CIA no se usa uniforme.
Fue la CIA y la NSA quienes intervinieron los teléfonos de los mandatarios
de los principales países de la UE y los funcionarios de este bloque siendo el
caso más publicitado el de la canciller alemana Angela Merkel a quien se le
había intervenido su teléfono y pese a estar encriptado, pudieron monitorear
sus llamadas y mensajes ¿Acaso Merkel era considerada un mandatario sospechoso
como cualquier enemigo de Washington?
Hoy con el escandalo del Mossad en Italia, vuelve a salir a la
superficie quién es quién en este supuesto bloque democrático. Lo descubierto
allí solo es una pequeña parte de lo que seguramente está llevando a cabo
Israel en toda Europa y que no se limitaría a espiar comunicaciones de los
gobiernos sino también para acechar a partidarios de la causa palestina y a
organizaciones afines. Lo que sucedió en Gran Bretaña unos meses atrás no fue
solo la instigación inducida por sectores sionistas gestionada por elementos
del MI5, sino también con nexos con el Mossad.
No hace mucho que el MIT turco detuvo a una red de espías israelíes que
estaba reclutando criminales para llevar adelante una campaña de terror y
secuestros contra partidarios pro-palestinos. Obviamente hay una extensa
distancia entre Erdogan y Meloni aunque, ambos son mandatarios de países
miembros de la OTAN que se han visto acechados por un estado supuestamente
aliado.
Sin dudas, Meloni encaja mejor en la fábula del sapo y el escorpión y
confiada por la supuesta afinidad política con Tel Aviv y su membrecía en la
OTAN nunca se imaginó que le podían hacer esto. En cambio, Erdogán, es otra
cosa. No porque sea un gran mandatario y menos aún una buena persona, sabrá que
ese escorpión lo acecha para picarlo ¿Y cómo lo sabe? Por el solo motivo de que
es tan bastardo y traicionero como Netanyahu.