MIRANDO A CHINA
¿Por qué la República Popular de China ante la llegada de Donald Trump debe
prepararse para un escenario más hostil?
Por
Dany Smith
El título de este artículo debería ser “mirando
atentamente a China”, pero por razones de brevedad lo deje como esta. Lo cierto
es que quienes se jactan de ser los ojos de la realidad global (los mass media)
han estado muy callados sobre la situación del gigante asiático y mucho más,
sobre la sigilosa vigilancia que sus lacayos regionales de la OTAN, vienen
realizando a cada movimiento que aquella realiza. Obviamente, lo último que
buscan es poner sobre aviso a la opinión pública del hostigamiento y de las
operaciones que Washington está llevando a cabo en toda la zona.
Como ya sabemos no se trata de Biden o Harris ni de republicanos o
demócratas; Washington busca crear un tabique de contención contra China en el
Mar Meridional y Taiwán es el candidato obligado para apuntalarlo.
Mientras los medios mantienen distraídos a la opinión pública con Siria,
especialmente la estadounidense, el Establecimiento sigue tendiendo lazos con los
separatistas de la isla ofreciéndoles como muestra de buena voluntad y su disposición
para fortalecer la democracia, su desinteresada ayuda para “el desarrollo de la
isla” aunque en realidad, ese interés se centra en desarrollar y fortalecer sus
músculos mediante más paquetes de ayuda militar que según los últimos
autorizados por La Casa Blanca alcanzan más de 700 mil millones de dólares los
cuales obviamente, van a cuenta de los contribuyentes.
Donald Trump sin dudas tendrá una agenda agresiva con China, algo que
no debería asombrar a nadie y es por ello que los medios que sirven al
Establecimiento (CBS-Viacom, ABC-Disney, NBC-Universal, Fox-NewsCorp y
CNN-TimeWarne y sus repetidoras en todo el hemisferio -particularmente en
Buenos Aires-) aceleran su campaña de manipulación psicológica con sus
informes y análisis tendientes a ir poniendo en escena al “nuevo demonio” que
amenaza la democracia occidental y de esa forma dividir las tendencias entre
quienes dentro de la opinión pública ya saben que dicho argumento es una farsa.
El desarrollo de China sin dudas es una amenaza a la hegemonía
geoeconómico-financiera de EEUU, mucho más que la que puede representar su
ejército popular y las maniobras que llevan a cabo en torno a Taiwán.
Washington y su estado profundo temen el avance que viene teniendo en todo el
hemisferio gracias a sus políticas de cooperación y trato igualitario que choca
con el paradigma estadounidense de “dámelo todo y que sea rápido”. No hay
diferencias entre demócratas y republicanos en ello. Miremos sino como con la
administración de Biden se ha mentido desde los medios para demonizar la imagen
política y todo lo que se ha gastado para tratar de desestabilizar a China.
Incluso recordemos la deliberada provocación de Nancy Pelosi cuando
sabiendo que la flota del Ejército Popular de Liberación estaba en maniobras en
cercanías de Taiwán, en agosto del 2022 viajó en avión pasando por encima de la
flota china a modo de provocación. Estaba claro que Pekín estaba informado de
ese viaje y previnieron a sus fuerzas de no disparar, pero ¿Esa es una forma de
buscar conversaciones pacíficas?
Con Donald Trump viene un nuevo paradigma, pero nada renovador y
amistoso en cuanto a estas relaciones. Aclaremos que con China hay un peculiar
encono y eso ya ha quedado bien claro, pero esto se extenderá a todos aquellos
países que no se quieran doblar ante su administración. Trump pretende sostener
la hegemonía del dólar ante el avance de los BRICS+ y donde China es la locomotora
que va al frente. Ya está muy claro que llevará una política económica de
confrontación y hostigamiento que podríamos considerar un como “proteccionismo
nacionalista”. Con Trump la apertura económica y el libre comercio se irán al
diablo pero, tal como ya lo ha dejado entrever, eso no le obstará en tratar de
obtener beneficios de terceros países más allá de sus voluntades soberanas. La
posición de Trump la resumiríamos en un nacionalismo económico pero manteniendo
el imperialismo geopolítico.
El gran problema que tiene hoy EEUU es que se ha vuelto dependiente de
una sola industria para exportar y esa es, la guerra. Sumado a ello, su
desmedida deuda pública que crece día a día hace de EEUU un gigante con pies de
barro parado sobre una cienaga. Mientras que China además de no hostigar, ni
generar intrigas en otras regiones ni hacerle daño a nadie, sigue trabajando incansablemente
para su desarrollo económico tejiendo relaciones bilaterales y negociando
nuevas rutas comerciales para acceder más rápido y más económicamente a nuevos
mercados.
Pero mientras China trabaja en esos menesteres constructivos, EEUU hace
lo suyo para sembrar caos y discordia en lugares donde existen potencialidades
de paso de rutas de la seda para que los productos chinos y de Asia puedan
llegar más rápido a Europa y uno de ellos es Oriente Medio que desde que EEUU
puso su primer pie en 1990 en las arenas sauditas no ha parado de crear la
inestabilidad política y la miseria con el único fin de allanarle el camino a
su protegido, Israel.
La actual situación en Siria, en la cual Washington tiene mucho que ver
(aunque los medios traten de ocultarlo) representa un obstáculo para los
gestionados planes con el gobierno de Al Assad por trazar y desarrollar una
ruta comercial que conectará China con el Mediterráneo. Hasta tanto no se
defina quien controla el territorio esos planes se verán suspendidos muy
convenientemente para beneficio de EEUU. A la par de esta situación, no
olvidemos la contradicción en la que vuelve a quedar Washington con el
deterioro de los derechos humanos y su masiva violación con la llegada al
gobierno de bandas terroristas que apoyan.
Al mismo tiempo China observa y (en vez de preocuparse) se ocupa de
prevenir nuevas y más osadas provocaciones de Washington, tanto en las que
llevan adelante las patrullas navales norteamericanas en el estrecho de Taiwán
como en las trapisondas que tratan de implementar contra el mercado tecnológico
en especial de los semi conductores y acceso a minerales estratégicos para la
industria. Como parte de la respuesta china a las sanciones estadounidenses ya
ha recortado la exportación de “Galio” y “Germanio”, importantes para la
industria.
En ello también va la interferencia diplomática y las operaciones
sucias que Washington montará para obstaculizar las relaciones chinas con países
y regiones que poseen importantes yacimientos de minerales como el Litio. En
esta pulseada sin dudas ganará quien sea más elástico para adaptarse a las
circunstancias.