miércoles, 30 de septiembre de 2015

EN LA MIRA


CARRERA CONTRA LA MUERTE


Entretelones de lo que puede desatarse en Siria con la participación rusa



Tan lapidarias como realistas, fueron las palabras de Vladimir Putin en una entrevista concedida a la cadena estadounidense CBS NEWS, cuando aseguró que “en Siria hay un gobierno y un ejército legítimo y está enfrentándose que algunos de nuestros socios occidentales califican de oposición. En realidad el ejército de Assad está luchando contra organizaciones terroristas”, dejando estupefactos a los asesores de inteligencia en Washington. Esto causó un ataque de alergia en los burócratas de la Casa Blanca y los militares del Pentágono que comenzaron a intuir lo peor.

Tal cual lo intuyeron y confirmando los informes sobre la llegada de aviones de transporte militar rusos trayendo personal con equipamientos y armas de última generación, los militares norteamericanos y sus colegas de equipos de fuerzas especiales que, junto a la CIA estaban trabajando sucio dentro de Siria, deberían hacer sus maletas y huir cuanto antes para borrar cualquier rastro que comprometa aun más a la Casa Blanca y a sus aliados en Tel Aviv.

Imaginarse por un instante, que podría suceder si los aviones rusos empezaran sus operaciones y en el proceso, arrasaran alguno de los campamentos donde  se entrenan los llamados “rebeldes moderados” supervisados por estadounidenses; y en ese acto, quedaran los impertinentes rastros  que revelaban que aquellos rebeldes eran lo mismo que los de “Al Qaeda” y que los “asesores” estadounidenses eran elementos de la CIA con extensos historiales de crímenes en Iraq, Libia y Afganistán. Simplemente sería un terrible dolor de cabeza para la administración Obama y una mancha más a la ya de por si enlodada imagen estadounidense.

Pero los descubrimientos podrían ir  más allá de estos actores. Si se combinaban exitosamente las operaciones aéreas y las terrestres, hasta podrían llegar a hallar los convidados de piedra intuidos desde el inicio de toda esta agresión, que podrían estar operando con elementos propios o tercerizados –como de costumbre para cubrir su presencia-.  

Las posibilidades de que esto pudiera ocurrir son tan altas, que los números que el mismo Putin ha revelado en aquella entrevista, dejan en claro que lejos de la aludida torpeza en la selección de los llamados moderados, hubo un actuar liso y llano que no espero ser descubierto por filtraciones indiscretas. Según dejó entrever Putin, de los 12000 voluntarios que había reclutado el programa norteamericano, solo “sesenta”  estuvieron preparados para actuar y de estos solo quedan “cinco” o “seis” dado que el resto se pasaron al bando de los mercenarios de línea dura.

Desde el punto de la macro política regional, esto significa un obstáculo que frenaran  los planes de Washington y un serio inconveniente para Israel en momentos que, aprovechando el caos sirio que distrae a la resistencia árabe,  mediante el uso de la fuerza trata de arrebatar al pueblo palestino la propiedad de la Mezquita de “Al Aqsa” para la concreción de planes mesiánicos.

Pero a pesar de que Vladimir Putin y su gobierno saben muy bien como se creó esta crisis y de dónde salió el ISIS, mantiene el protocolo oficial y ajustándose a la ley internacional aprovecho en la sesión de la 70º Asamblea de Naciones Unidas para llamar a todos los países del mundo, a unirse en esta lucha, marcando la diferencia con sus “socios” occidentales que, con dobles raseros, jugarretas y una gran carga de cinismo, lejos han estado de comprometerse a luchar realmente contra este flagelo que –y hay que reiterarlo hasta el hartazgo- fue creado por sus propias agencias de inteligencia.
   


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