miércoles, 30 de septiembre de 2015

INTERNACIONAL


LA NUEVA Y VERDADERA FASE


Como la intervención rusa puede frustrar definitivamente los planes de EEUU y de Israel para destruir a Siria


La situación en Siria había venido siendo desesperante sin haber encontrado en los organismos internacionales, la ayuda real y necesaria para combatir a esa entelequia que se conoce como “Estado Islámico”.  Y ha sido suficiente para el pueblo sirio, que a la ignominia de Naciones Unidas y las impostadas posturas de Washington,  deben soportar que día con día esos grupos de mercenarios, reciban descaradamente la ayuda externa otorgada por los mismos que dicen combatirles.

Era cuestión de tiempo para que Moscú tomara una determinación clara en el asunto. Luego de la ponencia de Vladimir Putin ante la Asamblea de Naciones Unidas, dejó bien en claro que Rusia estaba con los que están contra el terrorismo y los que únicos en Siria que lo combaten, es el gobierno y sus Fuerzas armadas.

Sin más rodeos, el Congreso ruso había venido estudiando la propuesta del ejecutivo para que fuerzas militares rusas se involucren en la lucha abierta contra los grupos que están asolando al país árabe, todo ello como parte de un interés vital para la Federación de cortar inmediatamente con una amenaza que  se está buscando extrapolar a sus regiones.

Solo faltaba la requisitoria oficial del gobierno sirio, para que los asesores rusos puedan ingresar legalmente y colaborar con el gobierno en las diversas áreas que hagan al combate contra organizaciones como “Jabbat Al Nusrah”, “Al Qaeda” y por supuesto el “ISIS”. Tal como lo dejó en claro el mandatario ruso, la intervención de su país se haría dentro del estricto marco de la ley internacional con lo cual, oficializado el pedido desde Damasco, Moscú puso en marcha los mecanismos para agilizar los aprestos para concretar el comienzo de las operaciones conjuntas. Con ello, se deja a la vista una diferencia superlativa con las acciones que EEUU y sus aliados –especialmente el Reino Unido- quienes sin permiso y obrando en la clandestinidad, sin dar cuenta de a quienes y a cuantos mataba, además de bombardear instalaciones en territorio nacional,  cometen graves crímenes contra la población civil.

Sin medias tintas y yendo a la médula del problema, Vladimir Putin y su gabinete dejaron bien en claro las diferencias existentes entre la intervención que se preparaba para desplegar en Siria y la que habían venido llevando a cabo estadounidenses y sus aliados; y la diferencia puntual y crucial era que ellos lo hacían fuera de la ley internacional.

Según se ha informado desde el Kremlin, el senado ha autorizado el despliegue de aviones de combate en Siria para concretar operaciones contra blancos de los grupos armados y que estarán coordinados con las fuerzas árabes sirias y aliados regionales –como Hezbolla- marcando otra de las grandes diferencias que se pueden hallar entre las acciones de la Coalición encabezada por EEUU que desde hace ya un año ha venido bombardeando con criticable éxito a estos grupos.

Precisamente en este marco, Washington ve con clara inquietud el despliegue de una fuerza aérea rusa  dado que ya no será posible operar con la dudosa selectividad y la impunidad con la que sus aviones habían venido atacando blancos que no estaban dentro del rango de los mercenarios. Era por esto que desde el Pentágono el Secretario de Defensa estadounidense Ashton Carter, ordenaba a sus mandos establecer canales comunicación con el comando militar ruso en Siria. Se había  denunciado muy seguido, que los aviones estadounidenses y británicos han atacado posiciones del ejército árabe sirio, instalaciones petroleras del estado, gasoductos y otros puntos de interés económico que solo dañan a la república Siria.

Tal como lo anunció el jefe de la Administración del Kremlin Sergüei Ivanov,  la participación de Rusia será exclusivamente aérea y no se contempla accionar con fuerzas terrestres dado que ello es imposible. Las precisiones de Ivanov parecían señalar el grado de peligrosidad que representa la región donde se hallan los mercenarios, encuadrándola casi como una situación de “infestación”  territorial.  Y esta definición no es para nada errada. Según los informes de inteligencia que los mismos rusos habían venido realizando sobre la situación en las zonas donde operan los grupos mercenarios, colocar hombres en el terreno representaba una situación que no era recomendable.

Pero la evaluación de los rusos no se basa en especulaciones o acusada a  temores por la integridad de sus soldados o miedo a enfrentar los peligros de un campo de batalla; éstos además de tener duros entrenamientos en todo tiempo, cuentan con la experiencia sobre lo que es combatir en los escenarios más duros que cualquiera pudiera haber conocido. Entre líneas, sus informes dejaban en claro que si sus hombres ingresaban a la lucha terrestre muy seguramente se cruzarían con invitados no previstos como eran los SAS británicos, los “Rangers” americanos e incluso a los mismos israelíes.


Lo cierto es que con este comunicado oficial, Rusia confirmaba su participación en exclusiva ayuda al gobierno sirio, sin dar detalles sobre el tiempo y las características estratégicas de las operaciones a realizar. 

Sin lugar a dudas, la entrada en juego de los aviones rusos MIG-31, MIG-29 y SUKHOI-25, marcaría una determinante ventaja para los combatientes sirios en tierra y darán una protección letal contra los muy bien equipados “pseudo-yijadistas” que entre otras armas, cuentan con los sofisticas misiles anti tanque “TOW 2” y misiles aire aire “STINGER”.

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