VETERANOS DE AYER
“ALABADO SEA…SU DINERO”
El acercamiento de Macri a Qatar demuestra el dicho que la necesidad tiene cara de hereje
Por
Javier B. Dal
Para muchos causó mucha sorpresa que el presidente argentino
Mauricio Macri, claramente direccionado a los intereses políticos y
estratégicos de Israel se haya entrevistado con el Emir de Qatar Tamim Bin
Hamad en ésta última semana. Es una situación ciertamente rara si consideramos
que al parecer sin que nadie se haya enterado, fuentes reservadas han informado
que se están trasladando en forma masiva, contingentes israelíes a zonas patagónicas sin que las
autoridades políticas de las provincias de la región hayan sido notificadas al
respecto. Pero más allá de esto y en lo
que hace a esta particular visita habría que aclarar algunos puntos. Tal vez,
usted no esté al tanto de las alianzas que existían –y que se mantuvieron
ocultas durante más de una década- entre
los gobiernos del Golfo y Tel Aviv para generar todos estos golpes contra los
países árabes con gobiernos laicos y revolucionarios. Es por ello que no hay objeciones en el
entorno de los asesores de política externa del gobierno, en que el mandatario
se acerque a Doha.
Pero
para los lectores desconocedores de la realidad política regional y
consumidores de la basura mediática que rueda por los medios televisivos,
creerán que Qatar es otro país árabe enemigo de Israel o cosas por el estilo.
Oh
si, Qatar es uno de esos emiratos que dice respetar al pie de la letra los
versículos del Corán –y por ende tendiente a la solidaridad con los
musulmanes- y públicamente apoyar a la causa palestina pero, bajo cuerdas
negocia y bajo absoluto secreto trata con
los organismos represivos de Tel Aviv y claro, de Washington que están
asesinando desde hace varias décadas a musulmanes en toda la región.
Igualmente
el presidente argentino tan cándido como ignorante de esta situación, solo
tiene un propósito en esta visita y es que el emirato aporte inversiones para
su país, que dicho sea de paso, se halla sumido en una muy delicada situación
socio-económica que algunos están comenzando a diagnosticar como terminal. La
potencialidad que exhibe el emirato pasa por ser la potencia gasífera más
importante de la región, con amplia experiencia en las tareas de prospección y
extracción de dicho recurso energético el cual precisamente, se viene
derrochando y sin explotar bajo el suelo argentino. Sobre esto último, una estafa revelada hace
poco señala que por efecto de meras especulaciones empresariales, miles de
pozos de gas fueron deliberadamente tapados en el norte de Salta, una maniobra
que tendría como parte a la empresa “Vertúa S.A.” que había logrado la
concesión de la obra del gasoducto de integración “Juana Azurduy” y que fue
abandonado en diciembre del 2015.
Pero
volviendo a estas tratativas y para poner en contexto con quien trató en
mandatario argentino, hagamos un breve resumen de la cercana historia política
del reino y veremos que tan previsibles pueden ser. El predecesor del joven hoy
emir de Qatar, era el jeque Hamad Bin Jalifa Al Thani un estrecho y conocido colaborador de las políticas de la Casa Blanca
y un aliado estrecho de las actividades de Arabia Saudita dentro del CCG
(Consejo de Cooperación del Golfo) que entre otras empresas comunes, vienen
tratando de ocupar militarmente el Yemen desde comienzos del 2015.
La
historia de Qatar y del reinado de Hamad Bin Jalifa Al Thani en particular, nos
remonta a las negras épocas de la era “Bush-Cheney”, administración republicana
que dio el puntapié a las agresiones directas sobre la región especialmente
dirigidas a gobiernos nacionalistas árabes como el de Saddam Hussein que
culminarían en la invasión del 2003 y sus apoyos clandestinos a las operaciones
de inteligencia contra la resistencia iraquí.
Fueron momentos de algidez en las relaciones bilaterales entre
Washington y Doha caracterizadas por una muy buena relación personal entre
Hamad Bin Jalifa Al Tahni y el presidente George W. Bush lo que facilito el
amplio despliegue militar norteamericano para trabajar junto a sus colegas
británicos quienes operaban provisoriamente desde Bahrein y Omán.
En
aquellos momentos el régimen de Jalifa Al Thani gozaba de la más completa
colaboración de Washington con quienes a su vez, mantenían las más estrechas
cooperaciones en materia militar e inteligencia siendo Doha, su capital, una
sede de la CIA para sus operaciones no solo contra la resistencia iraquí que
estaba complicando la existencia de las tropas ocupantes sino también para
hostigar a Irán. Incluso desde allí se habían concertado varias reuniones
secretas entre las agencias de inteligencia norteamericanas, británicas e
israelíes para coordinar sus operaciones entre las cuales estuvieron, la
difusión de material propagandístico por señales de TV y por internet para
tratar de desmitificar la creciente resistencia chiita iraquí que operaban
letalmente contra los invasores.
También
fue un estrecho colaborador y activo participe en las operaciones para invadir
a Libia en 2010 proporcionando junto a sus socios norteamericanos y europeos,
el apoyo a las hordas de mercenarios que apoyados por la aviación de la OTAN,
destruyeron la infraestructura del país norafricano sumiendo a toda la
población en una situación de miseria e inseguridad que continua que perdura hasta
esos días. En ese sentido, se recordara, las continuas visitas del secretario de estado Hillary Clinton, en
continuas idas y venidas para tomar
conocimiento de los resultados que se estaban obteniendo y coordinar los pasos
a seguir.
A
partir de allí, el juego de “crear revoluciones árabes” –en el marco de la
Primavera árabe- abrió un nuevo capítulo en el cual, había que crear las mismas
condiciones de agitación en Siria para luego pasar a la fase más virulenta
de la acción.
En
ese sentido, el reino ha venido siendo un estrecho colaborador y promotor de
los grupos mercenarios que Washington denomina “rebeldes moderados” que no se
originaron en Siria, sino que fueron insertados mucho antes en el norte de
África en 2009 y 2010, para que actuaran como lo hicieron sobre Libia y de allí
sí, completar sus planes contra un molesto gobierno sirio, que entre otras
inconveniencias políticas, es un histórico aliado de la resistencia árabe
islámica contra la brutal ocupación israelí.
De este enjuague sucio veremos cómo inexplicablemente aparecen en la
misma escena, “Al Qaeda”, la CIA, Al Thani, la Casa real Al Saud y Tel Aviv, juntos
para que esos grupos de mercenarios reclutados de todas partes del mundo
pintados como “revolucionarios o rebeldes” o incluso descaradamente denominados
en los medios occidentales como “resistencia”, destruyan primero a Siria y
luego ir por Irán.
Todavía
sigue siendo una materia pendiente, el silencio institucional de la Argentina
sobre su posición en lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en el norte de
África y el Medio Oriente lo habla bastante de la debilidad política y geoestratégica
para poder expresar sus intereses máxime si tenemos en cuenta el
involucramiento que tuvo el país en la campaña bélica de la “Tormenta del
Desierto” de 1991.
Por
supuesto que no se le puede achacar al presidente argentino que no sepa de
semejantes antecedentes y menos aún, de cómo se manejan los asuntos de la
geopolítica regional que cabe aclarar, tiene impacto mundial. Se supone que
debe contar con un gabinete de asesores que más que advertirle del particular
protocolo al que se vio sometido respetar, deben informarle sobre la realidad
geopolítica en la que se encuentra. Tal
vez estemos prejuzgando y en su silencio, Mauricio Macri sepa o se le haya
informado de cuáles son las circunstancias políticas que rodean al reino y sus
reales implicancias en todo lo que hoy sacude a la región.
Sobre
esto último debemos decir, que precisamente por el gran fracaso de las
operaciones sucias que se disfrazan mediáticamente como presuntos “rebeldes
sirios”, que financiadas en parte por Qatar en colaboración con la CIA, se
vienen lazando contra el gobierno sirio,
llevo a que en 2013 Hamad Bin Jalifa Al Thani debiera abdicar de su trono a
favor de su hijo, el nuevo amigo de Washington.
Recordemos sobre esto, que tras la ventilación de un supuesto informe
del FBI que bautizaron como “Documento 17” y que consta de 28 páginas, se
sindica como partícipe de los ataques del 11/S nada menos que a Arabia
Saudita algo que causó una seria controversia
entre ambos países que aún no parece tener resolución y que ya tiene como
primera consecuencia, el acercamiento de Riad hacia Moscú.
Igualmente
lo que lleva a Macri a este particular reino, es su necesidad imperiosa de
dinero contante y sonante para inyectar en la maltrecha economía de su país que
semejante a un barco averiado y con agujeros por todo su casco, parece hundirse
lentamente sin que alcancen las manos para taparlos.
Pese
a esta crudeza en la compleja realidad mundial, Macri se urgido a “insertarse
en el mundo” a como dé lugar, aunque solo busque la participación de Qatar en
el área comercial y nada más, con lo cual, solo queda esperar que no se mesclen
las cosas mediante malos consejos y colaboraciones indebidas sugeridas desde
Washington. Añadido a esto, un
comentario oportuno para hacer se refiere a la posibilidad –imposible de
esperar- de que el mandatario argentino gestione la compra de material
militar el cual el emirato cuenta con cantidad y variedad.
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