EN DEBATE
“Mr. PRESIDENT, PLEASE!”
Cuál será el tono de la relación entre el presidente Mauricio Macri
y el presidente estadounidense Donald Trump?
Por
Javier B. Dal
Las vueltas de
la vida a veces llevan a que lo imposible de creer en un momento, se vuelvan
una realidad ante nuestra mirada. No
importa cuánto tiempo pase o cuantos gobiernos cambien en la Argentina, sus
gobernantes sin distinciones de orientaciones políticas o sociales, parecen
estar siempre un paso atrás de la historia y diez pasos más atrás de la
realidad política global. ¿De dónde surge esa vetustez en la forma de pensar
que se traslada a la realidad de las políticas domésticas de un país que parece
sumido en una continua contemplación y autismo político?
A pesar
de que el supuesto régimen kirchnerista
pintado de “revolucionario” se diluyo como el vapor del rocío con los primeros
rayos del sol, los argentinos y sus
políticos siguen jugando a ser lo que no son o al menos, lo intentan en forma lastimera, saltando de un lado a
otro para acomodarse a las nuevas tendencias.
Actualmente hay un gobierno que exuda sin vergüenza un claro sentimiento
anglófilo que se ve muy bien representado por un Maurcio Macri que habla perfecto
inglés, un detalle que hay destacar en comparación a sus impresentables homólogos.
Más
allá de extendernos en hacer una revisión sobre la idiosincrasia política
argentina, vamos a ver cómo el actual
presidente Mauricio Macri quien coqueteó impertinentemente con los demócratas
norteamericanos haciendo su propio diagnostico, asegurando que sería Hillary
Clinton la próxima presidente de los EEUU, terminó metiendo la pata. Y no solo
eso. También y colgado a aquella corriente de burlas y cotilleos sobre la peculiar
personalidad del candidato Donald Trump que abundaban en los medios
estadounidenses hasta antes del 7 de noviembre, Macri quedo doblemente mal
parado debiendo prepararse para ver cómo será la reacción de la Casa Blanca a
partir del mes de enero.
En
realidad y para tranquilidad del mandatario argentino y su corte de obsecuentes
con las políticas anglosajonas y sionistas, Donald Trump tiene en su agenda
temas mucho más importantes que la de recordar que un pequeño presidente –a
quién él mismo conoció en épocas de negocios- de un inexistente gobierno
del cono sur, se rió de su personalidad
y de sus capacidades para lograr llegar a donde ha llegado. Es más, según lo
han referido algunas fuentes cercanas al círculo de Trump, no existe un interés
capital –o de carácter político para la nueva administración- en prestar
atención a la situación regional si no es de estricto interés para Washington.
Aunque
ello pueda ser un alivio al ahorcado gobierno de Macri, es una desesperanza
para los leguleyos y arrastrados que buscan ser más norteamericanos que los mismos
yanquis con tal de ver ingresar a sus bolsillos unos cuantos dólares. Con ello
queremos decir, que no habrá un espectáculo como el que se montó a comienzos de
año con Obama en Buenos Aires y todo el circo mediático que lo rodeó; aquí no
veremos a un Trump bajando de su avión presidencial y luego atosigado por una
corte de alcahuetes políticos y mediáticos para
ser agasajado con “comida tradicional” y verlo bailar tango con alguna
bailarina que crea que ha estado bailando con Dios. Todo eso puede darlo por
descartado.
Si
Donald Trump levantara el teléfono para llamar a la Casa Rosada será para
avisarle a Macri que se acabaron las pocas ventajas que Argentina podía obtener
de su intercambio comercial con el país del norte –especialmente de sus empresarios
que tienen estrechas relaciones con Wall Street- , que tenga listo el
permiso de construcción para sus “Torres Trump” en plena capital o que vaya
preparando una excusa para que los chinos desalojen su base de comunicaciones
en Neuquén ya que, pese a sus promesas de campaña, a EEUU le sigue interesando
establecer una base militar estratégica en la región. Claro que estas son solo especulaciones pero,
no puede dejarse de mencionar.
Recordemos sino, que Macri y Cía mostraron su abierta adhesión a Hillary
Clinton y al partido demócrata, dejando expreso su deseo inconsciente de que el
Stablishment financiero mafioso que maneja al estado profundo en EEUU,
se mantuviera manejando los destinos del país. Igualmente que ganara Trump no
hará que eso cambie, solo le dará otros matices, pero nada más.
Fue
el mismo Trump quien denunció estos lazos oscuros y a los cuales se propuso
cortar para que su país retome el rumbo de una política propia “de América para
los americanos”, alejado de los intereses foráneos que sostienen ideas y
proyectos mesiánicos como son las continuas refriegas a las que EEUU tuvo que
embarcarse para cubrir al –dicho por Henry Kissinger- inviable estado de
Israel. Según sus propias promesas de
campaña, los lobbies se terminaron y ello debería incluir a los más influyentes
en las decisiones de política exterior de los últimos sesenta años como son los
sionistas de AIPAC y la docena de otras organizaciones que contribuyen activamente
para que el caos sea la regla en el mundo árabe.
Estos
mismos lobbies y sus intereses financieros mantienen una muy estrecha
vinculación con Argentina y poco les importa quien tenga la administración
pasajera del país. Incluso podríamos
decir que a estos intereses poco les importa que el gobierno de Macri sea un
reservorio de leales sionistas (v. ADRÍAN SALBUCHI. http://www.asalbuchi.com.ar/2010/02/mauricio-macri-gerente-del-sionismo-y-de-israel-en-la-argentina/) dispuestos a luchar por la causa claro, por una buena
remuneración. Al final de cuentas y como
siempre lo han demostrado aquellos solo son elementos dispensables.
También
en este tema estamos seguros de poco cambiara y solo habrá algunos retoques
cosméticos para tratar de suavizar la realidad ante la opinión pública
norteamericana y mundial. Solo basta
escuchar las palabras del vice Mike Pence quien autoproclamado “cristiano,
conservador y republicano” no dejado ningún lugar a dudas de cuál será la
política de la Casa Blanca en el tema Israel y todo lo que sucede en el Medio
Oriente, haciendo explicita una argumentación mucho más mesiánica y ciertamente
nociva para los que se opongan a ese punto de vista. Tal como lo ha dicho en
uno de sus spots de campaña y para ser breves, quienes no estén a favor de
Israel son enemigos, una postura muy similar a la de psicópata George W. Bush
quien tras los embustes del 11/S que sirvieron para montar falsas pruebas contra Afganistán e Iraq,
declaro que “O están con nosotros o con los terroristas”, quedando a la vista que significaron esas
palabras para millones de personas.
Pero
regresando a la insípida vida política argentina y para ir concluyendo, no
caben lugar a dudas de que el único tema que podría llegar a poner frente a frente
a Mauricio Macri con su par Donald Trump sería las tratativas para que la
empresa “YY Development Group” pueda comenzar con sus obras en la ciudad
autónoma, lo cual podría darse en el marco de –y con mucha suerte- una
fría y lacónica llamada telefónica en la cual Macri tratando de ser amistoso
con su par del norte lo saludaría diciendo “Hello, Donald” quien este a su vez
y con su peculiar modismo e impredecible carácter le replicaría al instante “Mr
president, Please!!, Mr presidente for you!”
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