domingo, 15 de enero de 2017

EN DEBATE




“ENGAÑOS BLANCOS”

El uso de ONG como los “Cascos Blancos” como una pantalla para ejecutar tácticas destinadas a perpetuar la guerra sucia contra Siria ¿puede prosperar a la vista de Naciones Unidas?




Por Javier B. Dal
Cuando allá por el 2010 comenzó aquel supuesto movimiento espontáneo en el norte de África y que los medios occidentales lo vendieron como la Primavera árabe el detonante para que se produjeran algunas de aquellas revueltas fueron la provocación y ejecución de hechos violentos que serían potenciados y masificados por los medios informativos direccionando las responsabilidades a las autoridades de los países donde se estaban produciendo éstos “fenómenos”. Vimos en esas jornadas como supuestamente la policía disparaba contra los manifestantes y éstos contra la policía produciéndose baños de sangre que irremediablemente enceguecieron a las partes mientras desde las sombras, los verdaderos artífices se frotaban las manos de regocijo.

No debió pasar mucho tiempo para que varios advirtieran que detrás esas supuestas “revoluciones populares” se movían elementos foráneos y equipos  de personas ajenas a las masas enardecidas que, fueron utilizadas como escudo y blanco de sus propósitos. Agitadores profesionales, matones y francotiradores apostados en sitios estratégicos fueron los jugadores ocultos tras todas estas movilizaciones manipuladas por los medios occidentales. Se había puesto en marcha una verdadera “operación psicológica” que debía convencer a la opinión pública sobre masivas movilizaciones populares, aunque ello fuera falso.  Agudizando la vista y atando cabos investigadores independientes comprobaron que en última instancia detrás de todo esto estaban las manos de la Unión Europea y por supuesto, de Washington.   

Y las razones eran previsibles. No se había logrado cumplir con los objetivos tazados y se hacía necesario iniciar una nueva fase en éste plan geoestratégico de cara a remodelar el Medio Oriente.

Solo para tener en cuenta, cabe recordar que la farsa denominada “Al Qaeda” no había logrado uno de los objetivos trazados por los intereses anglosajones y sionistas que era la de fragmentar el mundo árabe-islámico y hundirlo en una lucha sin fin entre las dos ramas principales del Islam, la “Sunna y la Chía”. El problema era que ese embuste no cuajaba  –a pesar de los preconceptos de estos planificadores-. Era por ello que los planificadores debieron saltar a otra fase y para mediados del 2008 cuando el “Islamic State of Iraq” –semilla del actual “ISIS”-  trataba de desarticular a la resistencia en Iraq, comenzaron a detectarse en la península arábiga y en el norte de África, la presencia de grandes contingentes de mercenarios occidentales que, coincidiendo con grandes movimientos de dinero ilegal detectados por la ONG Global Financial Integrity, supuestamente estaban interesados en algún asunto sucio en Yemen.   
James Le Mesurier

Obviamente aquellos movimientos pasaron “desapercibidos” para los medios, pero no para los lugareños y menos aún para los gobiernos de la región que se vieron condicionados a mantener silencio por las obvias presiones de EEUU y la UE. Así para el 2010 todo el norte de África estaba infiltrado y con  la magnífica ayuda de las redes sociales como FACEBOOK y TWITTER,  fueron instigando en las poblaciones de cada país el descontento y la iniciativa a protestar en las principales plazas de sus países. Con la difusión masiva de grandes volúmenes de propaganda anti-árabe y que fue liderada por intelectuales sionistas como el francés Henri Levi argumentaron la “legitimidad” de levantarse contra los gobiernos seculares, casualmente aquellos que venían siendo contestatarios e independientes de las garras de EEUU y no, contra las corruptas monarquía del Golfo (socios y aliados de EEUU y de Israel).

Pero esa empresa no fue ni lúdica ni honorifica. El Departamento de Estado norteamericano a través de la CIA se encargo de financiar la estructuración de grupos y ONG que entrenaban a los “ciberactivistas” en pro de promover la “democracia” a través de movilizaciones que supuestamente debían ser no violentas. Una vez conformadas estas agrupaciones, la CIA se dedico a canalizar desde el año 2005 unos 12 millones de dólares para mantener a los opositores al gobierno sirio, para comprar políticos en el exilio y alquilar a periodistas árabes que detestaban a Al Assad.

La pata de la financiación fue el 50% de la operación “Primavera árabe”; comprados los objetivos clave, todo andaría solo. De esa manera, se deshicieron de Hosni Mubarak en Egipto sin tirar un tiro  y de Mohammar Al Kadafi con el uso de mercenarios latinos en Libia. Curiosamente, si las redes sociales eran usadas para difundir lo que ocurría en Iraq, Palestina o comprometía políticamente a EEUU e Israel simplemente cancelaban la cuenta.

Lo mismo ocurrió con las cuentas de FACEBOOK de los “rebeldes moderados” que invadieron Siria desde el 2011, en las cuales se llegaban a colgar videos de degollamientos, torturas y ejecuciones contra soldados y funcionarios sirios sin que ello hubiera sido motivo de censuras o escándalos mediáticos. Claramente todo estuvo arreglado.  Pero cuando advirtieron que era más inteligente presentar esos crímenes como obra del gobierno, perfeccionaron sus tácticas mediáticas para que se vieran como tales.

De ese modo aquellos mismos “rebeldes moderados” y con la asistencia de agencias de inteligencia foráneas  ejecutaron acciones brutales tratando de endilgárselas a las tropas del gobierno. Una de ellas fue la  siniestra masacre en “Al Ghouta” en 2013, un tema que –gracias a la intervención rusa- al quedar develada la intervención de manos británicas, francesas y turcas, dichos gobiernos se vieron obligados a suspender la tan ansiada intervención militar  por lo cual ese proyecto, paso al cajón del olvido.

Para finales del 2013 las cosas estaban estancadas para los interesados en derrocar a Damasco y pronto se pondría en marcha una nueva fase en las operaciones para definitivamente tratar de despedazar a la república árabe de Siria y para ello se deberían movilizar recursos del otro lado de la frontera, en Iraq. En septiembre del 2013 se produce el insólito asalto y la fuga de varios prisioneros de la cárcel de Abu Graib en Bagdad. Lo particular de este acto fue que, entre los fugados se hallaban varios cabecillas del “ISI” entre ellos el mismísimo “Abu Bakr Al Bagdadi”. Pero eso no fue todo. La resistencia anteriormente había tratado de ejecutar este tipo de rescates sin éxito, pero en éste caso, además de ello, los atacantes –no identificados- y sus profugados lograron evaporarse mágicamente de Bagdad sin que jamás pudieran ser detectados. No quedaron dudas de que esta fuga estuvo arreglada y el gobierno de Nouri Al Maliki hizo la vista para otro lado ya que se trataba de un asunto de la CIA sin advertir que luego, esos prófugos serían usados en su contra.

De esa manera y para el 2014 el “ISIS” o “ISIL” ya rodaba sobre flamantes  y muy bien armadas camionetas “Toyota” y muy pronto realizarían aquella proeza militar que no hubiera podido lograr un ejército regular.

Igualmente y pese a que lograron instalar –intensa campaña psicológica mediante- a ese falso ente denominado “Estado Islámico” con capital en Mosul, no contaban con la eficacia de la intervención rusa o incluso, no contaban con que los rusos se involucrarían tanto y conseguirían tan rápidos resultados. Rusia le puso un freno a las campañas de expansión del “Daesh” y a sus colegas en Siria, frustrando los planes de una región bajo un  caos controlado como aspiraban en Washington y Londres. Pero eso no era todo; dicha intervención dejo a la vista la falsa lucha que los estadounidenses realizaban supuestamente contra “el terrorismo”; esa revelación de cara al público fue tan o más dañina que las batallas ganadas por Al Assad.

En el área psicológica a las operaciones de los medios corporativos, las campañas de  ONGs con base en Londres no lograron conmover a la opinión pública con sus operaciones de desinformación que llegaron a tal grado de descaro que confeccionaron listas de supuestos ciudadanos sirios desparecidos o asesinados por el “régimen” usando la guía telefónica del área de Damasco en Siria, estafa que puedo ser desbaratada con la aparición en televisión de los supuestos asesinados.   


El último intento por tratar de cambiar el rumbo de la situación  política de Siria y promover los intereses de occidente, esta dado por la ONG llamada “Cascos Blancos”, que supuestamente ayuda a los civiles sirios en territorios bajo control de los mercenarios. Pero indagaciones más a fondo pusieron de manifiesto que este supuesto grupo “humanitario”, operativo en el este de Alepo, no es más que una “Task Force” del MI-6 británico y conducida por el agente  James Le Mesurier que además de fabricar falsos heridos, maquillar mutilaciones en niños  y montar escenarios acondicionados, aparentemente ha estado involucrado en el envenenamiento deliberado del río Barada que surte de agua potable a Damasco como táctica para presionar al gobierno a que detenga sus operaciones ¿Tomará Naciones Unidas cartas en el asunto?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario