NACIONAL
“ESTRATEGIA DE LA IMPREVISIÓN”
Cómo décadas de desguace de las estructuras estratégicas del estado y la corrupción política han sido responsables del desastre que sacude a gran parte del país
Por
Pepe Beru
Solo cuando
ocurren las cosas es cuando reaccionan los ineptos solía decir un jefe que tuve
alguna vez. A pesar de que han cambiado
los tiempos y la tecnología proporciona muchas comodidades lo cierto es que las
conductas previsoras nunca pasan de moda y mucho menos en lo que hace a los
recursos que el estado debe tener alistados para previsiones que amenacen sus
intereses tanto internos como externos. Esto a cuento de los impresionantes incendios
que se desde el mes de noviembre se han propagado por tres provincias
argentinas sin que las autoridades hubieran podido combatirlos con eficacia.
La
labor de los bomberos locales y de grupos de voluntarios ha sido encomiable
pero no suficiente para combatir este tipo de incendios de amplisimos frentes
que se han visto agravados por la aparición de vientos rápidos que cambian de
dirección en pocos minutos. Incluso varios rescatistas que se veían visitados
por periodistas y políticos exclamaban “no necesitamos cámaras de fotos y
políticos, necesitamos aviones hidrantes”.
Detrás
de esta tragedia propiciada por una inusitada inclemencia del clima hay el
relato de una larga política de abandono, corrupción y desestructuración de los
principales recursos provinciales y en especial los nacionales, que de haber
existido hubieran evitado en un alto grado, los
daños que aún se siguen registrando. Los políticos argentinos una vez
más demuestran hasta donde llega su ineptitud y su clara falta de vocación de
gobierno, al menos así se desprende de las improvisadas políticas que se han desplegado
para tratar de combatir frentes de fuego que sin pausa avanzan desde el oeste por la provincia de la Pampa y
desde el suroeste por la provincia de Río Negro, que por efecto de los vientos
están llegando al sur de la provincia de Buenos Aires en cercanía de la
localidad de Bahía Blanca.
Las
pérdidas registradas en campos, cosechas, ganado y hasta propiedades
incineradas son parte de un gasto que la imprevisión gubernamental deberá
afrontar pero, sin lugar a dudas de que se hace urgente que el gobierno
nacional comience a reestructurar y en serio, sus estructuras estratégicas que
de haber estado en pie, pudieron haber sofocado estos violentos incendios en un
tiempo mucho más reducido que lo que está costando aún.
Lo
que para la realidad de otros países puede ser un tema atendido y hasta de
segundo nivel en importancia, para la Argentina la corrupción que ha
desestructurado amplios sectores del estado es un tema que aún no ha sido
profundizado y esta contingencia natural lo ha puesto en evidencia. En este
sentido algunos se han preguntado ¿Dónde están los aviones hidrantes especialmente
diseñados para intervenir en este tipo de eventos o los aviones de la Fuerza
Aérea que pueden ser adaptados para llevar tanques de agua en sus bodegas?
Fumigadores que se usan como hisdrantes |
En
otro país éste tipo de cuestionamientos no tiene asidero y se da como un hecho,
de que estarán los recursos disponibles para hacer frente a una contingencia
semejante.
Si
esa pregunta fuera realizada a alguno de los políticos que suelen aparecer en
los circos mediáticos televisivos y que son conducidos por muñecos de alta voz
con buenos salarios, seguramente que lo único que vería el espectador serían
muecas de desconocimiento y hasta tal vez alguno de ellos, se atreva a
estructurar alguna respuesta con argumentos delirantes que tiren la pelota a
décadas antes y si fuera posible, a la “época de los militares”. Pero en medio de este rumiar de todos estos
políticos, está la historia de uno de tantos actos de corrupción de la “década
ganada” que se cobraron con los fondos públicos y que además causó ingentes
daños en la provincia del Chubut por allá en 2015.
En
ese entonces la provincia sufrió uno de los incendios más grandes que se podía
recordar y el entonces gobierno kirchnerista había anunciado que se habían
comprado uno 27 aviones hidrantes con los cuales –de haber existido- se
hubiera podido hacer frente a esta contingencia. La provincia solo contaba con
aviones monomotor turbo que fueron readaptados de fumigadores a insinuados hidrantes
que no pueden cubrir mínimamente las necesidades que demanda un incendio como
el que arrasó miles de hectáreas chubutenses.
C-130. avión de transporte |
La
supuesta compra de esos aviones habían costado unos 57 millones de pesos que
obviamente, salieron del erario público. Pero para cuando se presento la
ocasión para combatir estos incendios, los aviones nunca aparecieron y por
supuesto, los 57 millones tampoco volvieron a las arcas del estado.
Haciendo
un pequeño ejercicio de deducción, veremos que con aquella suma solo se podrían
haber comprado una determinada clase de avión que precisamente no reúne las condiciones óptimas
para el combate de fuegos de alta intensidad.
Lo que supuestamente habrían tenido en vista para la adquisición fueron
pequeñas avionetas con una cantidad limitada de carga hídrica, totalmente
inoperantes para el tamaño y extensión del territorio argentino.
Pero
si no habían estos equipos a la mano de la defensa civil, ¿por qué no coopera
la Fuerza Aérea? Se sabe bien que en otros países, incluso vecinos, la
asistencia militar para catástrofes naturales es casi un recurso que se da por
inherente a la batería de recursos que el estado puede acudir para solucionar
problemas en los que la movilización de equipos, personal, resguardo de bienes
y personas se haga necesario.
En el caso
de Argentina esto no sucede. El motivo de ello está en la carencia de este tipo
de aviones o incluso helicópteros de gran porte que también podrían ser
adaptados para albergar tanques de agua provisorios.
Según
algunos precios de mercado, los aviones de transporte como “Hércules C-130” en
sus versiones clásicas rondan actualmente unos 25 millones de dólares la unidad
pudiendo hallarse otras alternativas tan loables como asequibles. El avión ruso “Beriev B-200” sería una de las alternativas más acertadas
para combates de incendios de grandes proporciones. Su tamaño y su diseño hacen
que pueda albergar varias toneladas en peso de agua mediante recogida de agua
de lagos, ríos o incluso el mar.
También
existen en vidriera aviones como el “Antonov” de fabricación rusa que además de
ser mucho más amplio y con mayor capacidad de carga, tendría un costo
menor en su precio algo que no es poco
para economías enfermas como la argentina.
Con éste ejemplar el país resolvería
dos problemas a la vez: dotaría a su Fuerza Aérea de una movilidad operativa de
la cual actualmente carece y un recurso alternativo para atender un problema extraordinario
como son los incendios tan vastos.
Y-8 chino |
Otra
alternativa no apta para “anglófilos” es la adquisición de aviones de
transporte “Shaanxi-Y-8” de fabricación china. Con un porte similar al C-130 y
con cuatro motores a hélice que le proporciona mayor maniobrabilidad a baja
cota, ésta versión china de un avión multipropósito podría resolver los
problemas logísticos de las FFAA y en especial, atender en situaciones de
emergencia como actualmente debe lidiar el país.
Si
bien el problema de fondo –como acostumbradamente se argumenta- es la
continua falta de fondos que los gobiernos suelen acusar por sus malas
políticas administrativas y la galopante corrupción existente en el país,
haciendo un pequeño ejercicio de la lógica y el sentido común nos mostrara que
en solo dos años Argentina puede adquirir una flota respetable de aviones que
puedan resolver estos problemas. Veamos, si durante la era K, se crearon ciento
de miles de puestos públicos para esconder el gran problema de la
desocupación, si hacemos algunas cuentas
veremos cómo se puede reestructurar una fuerza aérea polivalente con solo un
manejo transparente de las cuentas.
Canadian CL125T |
Si
tan solo consideramos que en promedio estos ñoquis K cobraban en puestos
administrativos de bajo rango unos 13.500 a 14.000 pesos mensuales, otra franja
de ñoquis de más alta graduación y con mayor compromiso político como eran los
de la “Campora” que se enquistaban en puestos y empresas clave, se alzaban con
sueldos de entre 80.000 a 150.000 pesos mensuales (para ser conservadores). Si
tan solo tomáramos doscientos de estos parásitos y sumamos lo que cobraban por
mes la cuenta nos daría la friolera suma de 16 millones de pesos mensuales; si
a esto lo multiplicamos por un año esta suma nos da 192 a 200 millones de pesos
y solo por un puñado de “empleados públicos” que solo tenían como mérito, ser
chupamedias del poder de turno. Está
claro que esta obsecuencia rentada no puede existir sin un oferente que pague
por aquella por lo que, quedará en manos de la tan discutida justicia revisar
todas estás incongruencias que hoy le cuesta al país, estar sin una
infraestructura real para cumplir con los objetivos de proteger el interés
general.
Según
las estadísticas de pérdidas que tuvo Aerolíneas Argentinas hasta noviembre del
2014, la empresa intervenida por el gobierno K perdió la friolera suma de 984
millones de dólares estadounidenses que se fueron por las grietas sin fondo de
la corrupción.
Con este dato, podemos ver que además de que la Argentina pudo
haber adquirido cómodamente cinco aviones hidrantes canadienses como el CL215T
o diez C-130 J que traerían un alivio a la famélica Fuerza Aérea, hubiera
prevenido todos los daños que se están produciendo por la imposibilidad de
atacar los frentes de fuego.
Sin
lugar a dudas que con un ahorro semejante, el problema logístico y de material
para combatir a desastres naturales como los que actualmente están azotando al
país, se verían ampliamente paliados pero ¿Existe voluntad política para ello?
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