martes, 27 de marzo de 2018

EN DEBATE



“ALISTANDO LOS CUCHILLOS"

Los últimos cambios en el gabinete de Trump preanuncian que la guerra continuará y se extenderá




Por Dany Smith
JOHN BOLTON LLEGANDO
Los últimos y sorpresivos cambios en el gabinete de La Casa Blanca no sorprenden a quienes vienen interpretando con su propio discernimiento, cuáles son los verdaderos planes que tiene Donald Trump y el verdadero cerebro detrás de la política exterior norteamericana que no es ni más ni menos que el ala de los halcones y los neoconservadores que anidan en el Congreso norteamericano.

Recordemos que hace más de una semana y más precisamente el 13 de marzo el presidente Trump removió sorpresivamente al Secretario de Estado Rex Tillerson a quien simplemente le dio una palmada en la espalda y se deshizo de él como ya lo había hecho con una docena de funcionarios que no cumplieron con las expectativas de la agenda que  EEUU no puede eludir si quiere sobrevivir en el complejo escenario internacional que hoy se le presenta. Tillerson pasó a ser reemplazado por Mike Pompeo quien deja el cargo de jefe de la CIA para pasárselo a nada menos que a Gina Haspel, una muy discutida funcionaria quien tras haber participado como miembro del ejército en la invasión de 2003 a Iraq esta sindicada como participe en las torturas, vejaciones y ejecuciones sumarias que se llevaron a cabo en el complejo de detención de Abu-Graib de Bagdad durante la ocupación.

Estos cambios comenzaban a preanunciar algo. Sin dudas que ello fue una reacción a las revelaciones llevadas adelante por la Federación rusa el 1º de marzo cuando el hoy reelecto presidente Vladimir Putin con más del 70% de los votos, anunciaba los adelantos tecnológicos de la industria militar rusa que además de sorprendentemente avanzados, son simplemente escalofriantes para los jefes del Pentágono, del Departamento de Estado y por supuesto, la Comunidad de inteligencia. Precisamente y en referencia a las operaciones de la CIA, con éstos últimos hechos, seguir jugando sucio con los aliados de Rusia o incluso contra la misma Federación implicaría la posibilidad de que uno de sus misiles “Vanguard” pueda llegar hasta Washington eludiendo todos los escudos antimisiles que halle en su camino. Esto le ha dado a Rusia el poder político de negociación suficiente para volver plantear condiciones y ser  tomado en cuenta en los asuntos de la geopolítica.

Para los sectores ultraconservadores y sus aliados en el Congreso esto no podía ser más desastroso y acusaban constantemente de estas falencias a las políticas blandas de un Consejo de Seguridad Nacional  sin objetivos claros y con funcionarios mediocres.

Todo estaba terrible. Así lo veían los sectores neocon y sionistas que cabildean en el Congreso y que buscaban desde hace tiempo una mano más firme en el sector exterior, dirigidas contra Rusia pero también y tal vez mucho más importante –especialmente para los sionistas-, contra Irán. Fue de ese modo que cuando se conoció que Trump designaba a John Bolton para el cargo de asesor de Seguridad nacional aquellos sectores sonrieron de satisfacción y respiraron aliviados sabiendo que él es uno de ellos.

Aseguran que Bolton reorganizara el área de la Seguridad Nacional y eliminara a los funcionarios principiantes e infieles que han dejado mal parado al presidente  Trump, quienes según el punto de vista de aquellos, fueron los autores de las filtraciones bochornosas y de los escándalos que dejaron a La Casa Blanca en el ridículo público. Bolton limpiara la Casa Blanca y pondrá en orden el Consejo de Seguridad Nacional CSN, han asegurado algunas voces. Pero esta algarabía es una preocupación para el resto del mundo y mucho más, para los países que EEUU tiene como blanco de sus intervenciones.

Para muchos, esto es la señal de que Trump ha conformado un gabinete de guerra que tiene como principales objetivos, Irán, Venezuela y Siria. Aunque también Corea del Norte es uno de sus objetivos, la realidad demuestra que no es factible de una acción que complique a toda la península y mucho menos, cuando tiene a China haciendo fuerza en el Mar Meridional y menos aún cuando Rusia ha demostrado que puede con mucha precisión golpear muy duro y desde muy lejos.  Igualmente desde lo político, la Casa Blanca ha visto dificultado sus planes contra Pyongyang con los acuerdos arribados por el gobierno de Kim Yon Un con Seúl, lo que ha representado un dolor de cabeza para la administración estadounidense que aún no pasa.

Desde el punto de vista de quienes apoyan a Bolton, esto ha sido responsabilidad de los miembros del CSN que vienen desde la administración de Obama y que es tiempo de remover. Hay una pequeña guerra interna en Washington DC y son pocos los medios que se atreven a relatar sus entretelones, pero está claro que habrá bajas.  Desde que el general retirado McMaster tomo el cargo del general retirado Michael Flynt tras ser despedido, todos los activos de éste último fueron siendo sacados por McMaster para poner a sus propios subordinados. Al parecer Bolton remediara esto, aunque llevara tiempo.

Para muchos el pecado de McMaster fue hablar mucho y lo peor, verdades. El realismo de éste general chocaba continuamente con las caprichosas disquisiciones de un comandante en jefe (Trump) claramente ignorante.

Pero además, McMaster fue desplazado por Trump por las continuas idas y venidas que se entrecruzaban por temas tan complejos como irrelevantes. 
Desde las continuas alegorías a que el presidente pudo llegar a la Casa Blanca por la intervención rusa hasta tonterías como el comentario de éste general que en algún momento dijo a “The New York Times” en una entrevista gráfica que “Trump nos ha sacado a muchos de nuestra zona de confort, incluido a mí”, fueron los motivos para que los cercanos al presidente (en especial su hija y su yerno Kushner) le sugirieran tomar medidas contundentes. Eso toco el ego del maniático carácter presidencial quién sentenció con su famoso “you fired”, la salida del sensible cargo del Consejo de Seguridad Nacional. 

Pero lo más preocupante no es la designación de Bolton y “Cía”, sino quienes componen esta última. Uno de ellos es el controvertido Matthew Freeman un activo militante sionista que opero constantemente para llevar adelante las intervenciones en Iraq y Siria cuando cumplía funciones en sus anteriores cargos en el Departamento de Estado y Naciones Unidas. Esto marca la pauta de cuáles pueden ser la prioridades de una CSN  bajo la dirección de Bolton y sus secuaces. Se pueden oír los cuchillos afilar y eso es señal de que los carniceros se preparan para la faena.

Bolton tiene credenciales de su dureza en política exterior. Como fiel seguidor de las políticas neocon que entre otras cuestiones, fueron responsables de embarcar a la Unión en dos guerras calamitosas. Precisamente, Bolton fue el representante permanente de EEUU ante Naciones Unidas entre 2005 y 2006, años en los cuales la ocupación de Iraq no dejaba de ser fuente de noticias malas para Washington. Además no hay nadie dentro de la comunidad política norteamericana que dude de los lineamientos que sigue Bolton para la resolución de los problemas exteriores. Como un fiel adherente al partido de la guerra, sin dudas será un constante artífice de profundizar los planes bélicos en Siria, de volver a ahorcar a Iraq para que no abandone la dependencia que le fue impuesta desde 2003 y reevaluar los programas de juegos sucios que implementan las agencias de inteligencia para argumentar los movimientos políticos y militares alrededor tanto en el Medio Oriente como alrededor del globo.

Aunque esas son las orientaciones de Bolton, hoy las cosas no son como en 2003 y la libertad de pasar por encima de la ley internacional con argucias y embustes sucios se ven complicados por la omnipresente Rusia que ha demostrado tener el freno para el unilateralismo de Washington.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario