EN DEBATE
“INTERVENSIONISMO DEMOCRÁTICO”
Entre las históricas incoherencias y la inmoralidad propia de las agencias de inteligencia estadounidenses
Por Charles H. Slim
Durante gran
parte del siglo XX la política exterior estadounidense estuvo orientada a
meterse e influir y hasta modelar las situaciones políticas de otros países. La
situación de Latinoamérica durante los años de la “Guerra fría” es uno de los
paradigmas más notables de esa política de intervención y hoy sigue siendo la
pauta en Sud América.
Como era de costumbre por aquel entonces, el insuflado temor a una
imaginaria invasión del comunismo soviético y sus malignas consecuencias para
la “democracia” occidental, fueron el argumento recurrente para que Washington
pusiera en marcha y sostener en el tiempo varios de los programas secretos para
–entre otras excusas- proteger la “Seguridad nacional” de todo el
hemisferio. Esto significo, además de los fabulosos negocios armamentísticos y
del juego de la intriga política, el
impulso de regímenes dictatoriales en todo el continente los cuales, además de
ser apadrinados por el Departamento de Estado y el Pentágono, garantizarían el
Status Quo geopolítico agradable a Washington.
Detrás de todo esto, bajo el subsuelo de la política oficial de la
Casa Blanca operaban (y siguen operando) las agencias de inteligencia como la
CIA y la NSA, las cuales arrogándose una supuesta custodia de la integridad
política de los países del hemisferio occidental, desarrollaron con la
complicidad de los gobiernos dirigidos desde el Departamento de Estado
norteamericano, sus solapadas intervenciones en la vida política de cada uno de
los países de la región, cada uno con sus respectivas consecuencias.
Mediante el juego a dos puntas y al mismo tiempo, EEUU tenía
representación en ambos lados del juego. Cuando oficialmente apoyaba a las
juntas militares del Cono sur, sus agencias de inteligencia interactuaban con
los grupos guerrilleros marxistas quienes cándidamente creían en el supuesto
apoyo del Castrismo cubano que en realidad muy poco sirvió a los intereses
geoestratégicos de la entonces Unión Soviética.
Incluso, a la distancia se puede ver que aquellas organizaciones de
corte marxista terminaron siendo un elemento más funcional a los planes del
Departamento de Estado dirigido por Henry Kissinger que a la “liberación de los
pueblos”.
Actualmente ello no ha cambiado. Las agencias de inteligencia
estadounidenses no solo nunca abandonaron sus mañas, sino que han quedado en
evidencia hasta donde han ido para imponer (a fuerza de torturas y asesinatos)
las políticas de estado de Washington.
Fue así que para tratar de perpetuar esa preciada hegemonía que George
H. Bush inauguro el 11 de septiembre de 1991 tras la caída de la URSS y la brutal
guerra contra Iraq, comenzó a masificar sus operaciones de escuchas, sus
intervenciones de las comunicaciones y las manipulaciones electorales en todo
el mundo. En fin, dio rienda suelta a su impertinente e ilegal injerencia en
los asuntos de la política interna de cada nación.
Pero de pronto Washington tropezó y se dio de bruces cuando sus
agencias comenzaron a mostrar filtraciones de información que jamás hubiera
esperado ver. Abu Graib, Guantánamo y Bagram solo fueron el inicio de ello.
Tras las inesperadas filtraciones del ex agente de la NSA Eduard
Snowden ventiladas en 2013, las actividades de la NSA y de sus colegas de la
CIA quedaron inconvenientemente expuestas a la luz pública desatando un extenso
debate sobre el alcance real de las actividades gubernamentales dirigidas a
hurgar la intimidad y amenazar la integridad física de los habitantes de la
Unión como de todo el globo. Fue así que los estadounidenses recapacitaron
sobre esta situación que no solo se centraba sobre los “sospechados de
terrorismo”, la comunidad islámica o sobre países tildados de ese modo. Todos y
cada uno de ellos, estaba siendo escudriñado en sus teléfonos, sus tablets,
redes sociales…todo; el Tío Sam los estaba vigilando y quería saberlo todo.
Hoy podemos saber de esto gracias a periodistas realmente
independientes como Glen Greenwald (editor de https://theintercept.com/ ) y Laura Poitras, quienes publicaron más allá de las amenazas
sufridas, muchos de los documentos filtrados por Snowden[1].
James Clapper |
En estas tareas de “inteligencia” colaboran obviamente sus aliados
como son el MI-6 británico (mediante el GCHQ)[2] y la
BND alemana que extienden sus actividades intrusivas por toda Europa. Sumado a
ello tenemos las unidades de
ciberseguridad israelíes del Mossad que actualmente mantienen una intensa
actividad de control ideológico de los internautas de la región del Medio
Oriente como del mundo.
Las consecuencias de estas temibles actividades pueden verse en los
años del oscurantismo neoconservador de la administración Bush y la elite que
compone el “estado profundo”, quienes instalaron la maquinaria de espionaje
masivo y del control pormenorizado de la opinión pública dentro y fuera de las
fronteras de los EEUU que ha servido para violar en forma sistemática y
dantesca, los derechos y las libertades básicas de los seres humanos.
Y aunque esto aún no se ha terminado y las 17 agencias federales de
inteligencia estadounidenses solo están tratando de esconder mejor sus trapos
sucios, siguen saliendo a la luz más y más de sus operaciones de intrusión
ilegal en la vida social y política de otras naciones soberanas, dejando en el
ridículo a aquellas acusaciones contra Rusia sobre sus “supuestas”
intromisiones en procesos electorales de otros países –incluido EEUU- como
forma de justificar sanciones políticas y comerciales contra el gobierno de
Putin.
Cuando vimos y oímos el 18 de mayo último como el ex director de
Inteligencia Nacional de los EEUU James Clapper ante un Comité judicial en
Washington[3] declaraba sobre las actividades de
intervención en más de ochenta países, no pudo eludir las preguntas entre las
cuales, cuestionaban las actividades intrusivas en la intimidad de la
población. Así, Clapper acorralado por las evidencias justifico las mismas
alegando que “se hizo con los mejores intereses de la gente del país en
cuestión”, tratando de argumentar que los derrocamientos de gobiernos, las
intervenciones como las vistas en Iraq, Siria y operaciones para adulterar procesos
electorales en otras regiones estaban guiados por la mejor intención.
[1] MILENIO. “¿Qué aprendimos de las
filtraciones de Snowden? Publicado el 08/12/2016. http://www.milenio.com/internacional/que-aprendimos-de-las-filtraciones-de-snowden
[2]
Government Communications Headquarters es la Inteligencia electrónica
británica, la contraparte de la NSA estadounidense que actualmente tiene una
instalación en las Islas Malvinas.
[3] RT.com. “Así justifica el ex jefe de la
Inteligencia Nacional de los EEUU la injerencia electoral en 80 países”.
Publicado el 3 de junio de 2018. https://actualidad.rt.com/actualidad/274182-exmimebro-inteligencia-eeuu-justificar-interferencia-electoral
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