viernes, 15 de junio de 2018

EN DEBATE




“POLITICA DE LA MAGNOLIA”

Tras la celebración de la cumbre de Singapur entre Trump y Kim Jom Un aún hay dudas de quién fue el vencedor en la negociación ¿Hará falta un nuevo encuentro?



Por Charles H. Slim

Cuando el presidente Donald Trump se subió al “Air Force One” estacionado en la base aérea de Bagotville de Quebec, Canadá, sus asesores respiraron hondo y en voz baja se dijeron “solo esperemos que no lo arruine”. 

Y es que la personalidad narcisista y petulante del presidente norteamericano ha probado que puede ser mucho más dañina que una bomba; esto a cuento de la turbulenta reunión que tuvo con los socios del G-7 que termino en un escándalo con el anfitrión y muchas discusiones con sus socios europeos. En ese sentido, aquellos estaban muy preocupados en lo que podría suceder en el próximo objetivo al que debía llegar Trump.

El avión despegaba de Canadá con rumbo a Singapur donde Trump se reuniría con el mandatario norcoreano Kim Jon Un con quien debería negociar la desnuclearización de la península coreana a cambio del retiro de las sanciones comerciales. Para ello, debería utilizar la seducción algo así como estar dispuesto a –metafóricamente- entregarle un ramo de Magnolias, que es la flor nacional de Corea del Norte. En resumen, Trump tenía la posibilidad histórica de lograr el desarme de Corea del norte sin disparar un solo tiro pero, él no es quien tiene la última palabra y además de ello cabe hacernos una pregunta ¿Le interesa a EEUU pacificar la región?

Como lo hemos dicho en varias oportunidades en las democracias occidentales, el presidente no es quien realmente ejerce el poder y mucho menos en la Unión americana. Solo es una mera figurilla representativa pero nada más. En ese sentido Trump podría realizar sus acostumbradas y ampulosas actuaciones que inmediatamente más tarde serían tiradas abajo por los planes de los cerebros del Departamento de Estado y el Pentágono. Quienes decidirán en el fondo de la cuestión serían el Secretario de Estado Mike Pompeo y el asesor de Seguridad Nacional John Bolton quienes no son precisamente funcionarios moderados a quienes les interese la paz. En este sentido el gobierno de Kim Jon Un deberá tener mucho cuidado en no caer en una celada que pese a las formas legales y las sonrisas de Trump, solo sean humo sobre el agua. En este mismo sentido el caso del acuerdo de Irán y el grupo de los “cinco más uno” es tristemente referencial.

Cuando vimos como de la noche a la mañana la Casa Blanca decidió deshacer el acuerdo firmado por Washington con Teherán por el tema del desarrollo nuclear iraní, quedo claro que no es posible confiar en las palabras si no se respeta la seguridad jurídica de lo oficialmente pactado.
Flota de submarinos china

Igualmente para los intereses de la región el acercamiento ha sido un paso positivo, tal como lo señalo el presidente ruso Vladimir Putin al referirse al encuentro que tuvieron Trump y Kim Jon Un en Singapur el 12 de junio pasado. Y ciertamente que lo es para Rusia que tiene sus intereses estratégicos en la península. Para China esto también es un punto importante de distensión pero, solo si ello tiene una resolución equilibrada que garantice la integridad soberana de Pyongyang que a su vez garantizara la tranquilidad de Pekín. Y es que los chinos tienen mucho que recelar de los estadounidenses quienes además de estar enfrascados en una guerra comercial por las restricciones impuestas por Washington, ven como su secta flota viene operando con maniobras provocativas en el Mar Meridional.

Por otra parte, los estadounidenses tampoco han abandonado sus intentos clandestinos de crear bolsones de descontento en regiones limítrofes de China especialmente entre Nepal y la India, tratando de manipular las diversidades étnicas y culturales que mediante programas con supuestos fines humanitarios (USAID), lleven a crear a largo plazo situaciones pre insurrecionales que más tarde trataran de pasar a estallar en pretensiones independentistas que inmediatamente pasarían a ser reconocidas por Washington y todos los países de la OTAN.

Pero estos intentos que vienen llevándose adelante desde hace años, pueden encontrar un mejor marco con una Corea del norte con la guardia baja e incluso con el peligro de ser cooptada y digerida políticamente por EEUU, aunque ello no estaría exento de consecuencias. 

Sobre esta situación geopolítica, Pyongyang no es ajena y el mismo Kim Jon Un es muy consciente de la relevancia que ella tiene para que su país pueda subsistir sin el peligro de tener que renunciar a sus principios políticos de soberanía que se encuentran condicionados por las presiones que ejerce Washington con sus sanciones comerciales y financieras que han tratado de matar de hambre al pueblo norcoreano.  También es consciente de la importancia que tiene para China y aunque Pekín lo considere como un hijo problemático sabe que es mejor que uno domesticado por un extranjero.

Desde el ángulo estrictamente legal la aplicación de sanciones de carácter unilateral por parte de EEUU viene siendo un tema altamente controversial ya que ¿Cuál es la legitimidad que se arroga Washington para implementar medidas como esas contra una nación soberana?  Como bien decimos, esto desde lo legal no tiene ningún respaldo más que la de la fuerza militar con la cual puede imponerse aunque en el caso de Corea del Norte ha sido precisamente su perseverancia por fortalecer su defensa lo que ha permitido resistir el éste chantaje que viene seguido de una puñalada, entonces ¿Será Kim Jon Un tan crédulo para ceder ante las promesas de un país como EEUU que tiene un record de bestialidades y que se ve signada actualmente por la megalómana personalidad de su presidente?

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