VETERANOS DE AYER
“ARGENTINA, EL
GOLFO Y LA REGIÓN”
Cómo impacto la experiencia operacional de la Armada Argentina durante la Guerra del Golfo Pérsico en las FFAA de la región ¿Cuestiones profesionales o envidia corrosiva?
Por Dany Smith
El impacto de la participación argentina en la Crisis
y Guerra del Golfo Pérsico en 1991 tuvo un alcance regional más allá de lo que
el mismo gobierno argentino quiso revelar. En un sentido más central, el
impacto de la misión se pudo ver en la atención prestada por las armadas de los
países vecinos como Chile y Brasil, éste último con un importante interés en
mantener un control cercano de ver cómo evolucionaba su vecino del Río de la
Plata ante su crítica posición geoestratégica.
La armada chilena –bajo conducción de almirantes pinochetistas- tomo este hecho
histórico como un suceso preocupante para sus hipótesis de conflicto (en
particular con sus ambiciones por controlar la ruta atlántico-pacifico) y
pronto la coloco como una bolilla más en sus manuales de los liceos militares.
Para quienes conocen de la importancia que reviste la experiencia de
situaciones extremas y mucho más, la vivida por una armada como la argentina
con un envidiable antecedente que es el de haber sido el único país del hemisferio
que peleo en el siglo XX contra una potencia de la OTAN, el haber desarrollado
operaciones junto a las armadas más poderosas del globo, implicaba una
sustancial enseñanza y un serio desafío para sus inexpertas tripulaciones.
El factor humano ha demostrado ser central en el
desarrollo de un sector crítico como lo es la defensa. Hay en la historia amplios
ejemplos de ello.
Puede dotársele a un grupo de hombres del mejor equipo y
armamento de última generación pero si carecen de motivación y profesionalismo
todo aquello no servirá de nada. Pues a la inversa era la situación de los
argentinos. Su desempeño con el modesto equipo que tuvieron a la mano, dentro
de un esquema organizacional complejo, fue formidable y destacable tal como lo
evaluaran en informes dados a conocer por la Oficina de Inteligencia Naval en
Washington y que durante años mantuvo inquietos a los británicos.
En el caso de los brasileros el impacto no fue menor
pero, sin la particular ponzoña que tenían los almirantes chilenos al momento
de abordar la experiencia argentina. El carácter de los militares brasileros se
hallaba más enfocado a criterios objetivos sin contaminación ideológica como se
ve en los cuadros militares chilenos. En aquellos momentos se comenzaron a
tender puentes de entendimiento duraderos. En esos momentos las relaciones
bilaterales iban en crecimiento gracias en parte, al impulso del MERCOSUR como
proyecto de un mercado común con ilusiones de volverlo un bloque competitivo de
cara a la globalización neoliberal que ya se había instalado en la región.
Brasil respiraba tranquilo cuando Argentina firmo el
Tratado de No proliferación nuclear asegurándole que no tendría competidor en
la región y ello gracias a Washington. Pero aun así, seguía la preocupación por
el desarrollo de sus fuerzas armadas que a pesar de su ya para ese entonces
paupérrimo estado propiciado por la derrota en la guerra de 1982, seguían
operativas. Fue allí el interés de
estudiar la experiencia argentina en la guerra del Golfo.
Fue de ese modo que los militares brasileros y
asesores políticos en defensa realizaron sus propios estudios de aquel
acontecimiento histórico y del desempeño de la armada vecina operando tan lejos
y en un teatro desconocido para sus acostumbrados entrenamientos insulares. Los antecedentes operativos de la Armada Argentina fueron materia de análisis durante la guerra de Malvinas. En lo referente a la Crisis y Guerra del Golfo, la
experiencia era particularmente importante para analizar las capacidades
humanas de aquellas dotaciones navales. Incluso se hicieron publicaciones en
medios de círculos militares como “Seguridad & Defensa” donde se detallaban
los aspectos operativos de la misión “Alfil 1”.
Aún más, en estas publicaciones se realizó un
cuidadoso examen de las misiones de cada navío y de cada helicóptero embarcado,
informando así la naturaleza real de aquel conflicto y el alcance en sus
consecuencias que durante casi tres décadas, los gobiernos argentinos han
tratado de enmascarar –para evitar
reclamaciones de sus efectivos- como una “Misión de paz” de Naciones
Unidas.
La individualización de cada aparato y sus
correspondientes roles en las operaciones “Escudo del Desierto” y luego en
plena guerra durante la “Tormenta del Desierto” no les dejo lugar a dudas de la
capacidad que aún mantenían los argentinos en desplegar sus conocimientos en un
teatro altamente peligroso y hasta casi imposible de delimitar atento a la
existencia en ese momento, de armas de largo alcance y de precisión casi
milimétrica. En éste sentido, no hay que olvidar que los iraquíes contaban en
sus arsenales con los temibles misiles “AM39 Exocet”, los mismos que ellos
habían usado con mortífero éxito contra
los británicos en la guerra de Malvinas en 1982.
Pero eso no era todo. La variedad de misiles
antibuque iraquíes con alcance suficiente para darles de lleno a cualquiera de
las unidades navales desde las costas kuwaitíes o desde su propia línea costera,
quito el sueño a los planificadores de la operación naval ya que, ello pudo
haber cambiado el curso de la guerra extendiéndola más allá de lo deseado por
Schwarzcopf y su estado mayor. No hay
que olvidar que más allá de que las batallas más importantes fueron terrestres,
fue la vía marítima por el Golfo Pérsico, la ruta estratégica por la cual, se
aprovisiono más del 90% de las cargas (3.000.000 de Toneladas) de pertrechos y
equipamiento bélico para surtir a la
misión de la Coalición. Sin aquella ruta la campaña se habría complicado y muy
seguramente habría extendido las acciones bélicas más allá de lo tolerable.
Según lo ha comentado el mismo Vicealmirante Stanley
Arthur y coincidiendo con los planificadores de las operaciones “Escudo y
Tormenta del Desierto”, esta maniobra estratégica fue la clave del éxito
militar al conceder a las fuerzas navales participantes, tareas parciales en
coordinación cuya finalidad era asegurar la llegada en tiempo de los convoyes
de transporte.
Pese a todo, la misión argentina cumplió con su
parte y ello fue motivo de análisis de los expertos militares brasileros. Uno
de los aspectos que más destacaron en sus publicaciones fue las tareas
realizadas por los helicópteros embarcados SA316B provenientes de la Base
Aeronaval Comandante Espora que se ubica en la ciudad de Bahía Blanca, al sur
del país. En plenas operaciones bélicas los helicópteros “Alluette”
desempeñaron vitales tareas de vigilancia y rastreo de minas para proveer
seguridad tanto a sus buques como al
tren de convoyes que debían escoltar hasta las aguas kuwaitíes y para ello llevaron
adelante operaciones combinadas con buques franceses como el Marne con el buque hospital Comfort, con los canadienses embarcados
en el Athabascan y la fragata
italiana Zeffiro.
Los aparatos argentinos realizaron dentro de la zona
de operaciones y en pleno de la guerra
28 vuelos de búsqueda de minas, las cuales cobraron sus bajas entre la flota de
la Coalición; unos 14 vuelos de transporte y 2 vuelos de evacuación médica,
todos ellos lanzados desde la fragata “ARA Almirante Brown”.
A la par de esto, las armadas aliadas también
interactuaron con los buques argentinos y en este sentido el destructor
“Almirante Brown” recibió en su cubierta de vuelo a los helicópteros SA316
franceses, el sobrevuelo de los SH-3 “Sikorsky” y SH-60 “Seahawk” de la armada
estadounidense, los AB212 italianos y un fluido contacto con el Alto mando
naval situado en Darham desde donde se coordinaban los movimientos de la flota
de la Coalición que más allá de haber operado con relativa independencia
operativa, debían cumplir con lo planificado por el “MarCent” (Comando Central
Naval) dirigido por Almirantes y generales estadounidenses, británicos y
franceses.
Se reconoció la experiencia como inédita destacando
la pertenencia regional de dicha misión militar, la cual tuvo su paso obligado
para reabastecimiento en puertos brasileros. Sin perder el hilo de las
consecuencias -Realpolitik- que ello tuvo, no huelga en nada tener que recordar
que detrás de la decisión de permitir las operaciones de reabastecimiento de
víveres, pertrechos y alije de combustible fue permitido por Washington y bajo
la atenta observación de Gran Bretaña que monitoreo todo el procedimiento desde
sus aguas e incluso en los mismos puntos por donde tocaron los navíos
argentinos.
En conclusión y a la vista de estos documentos
históricos que dan cuenta de una experiencia tan importante para el desarrollo
de una arma como la marina de guerra, se puede ver que son los brasileros
quienes más saben de este acontecimiento que los mismos argentinos,
protagonistas históricos de aquellas jornadas.
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