EN LA MIRA
“¿REGRESO A LA
INESTABILIDAD?”
La salida de EEUU del Tratado de misiles INF ha desatado éste cuestionamiento el cual sin dudas, es crucial para evitar la proliferación y utilización de armas nucleares tácticas en conflictos convencionales ¿Primara la cordura?
Por Charles H. Slim
En la carrera por la dominación global, el desarrollo
de sistemas ofensivos de armas estratégicas siempre ha sido una prioridad para
los países enrolados en esa empresa, como apoyo irreductible y estratégico a
sus políticas diplomáticas. La era de la llamada “Guerra fría” durante la
segunda parte del siglo XX fue la muestra de aquello. Pese a la disolución de
la URSS todo aquello parecía acabado incluso se llevaron adelante gestiones y
tratados bilaterales para terminar con la carrera armamentista que significaba
tratar de estar un paso más adelante del rival.
A pesar del paso del tiempo las cosas no han
cambiado e incluso se puede asegurar que han empeorado. La era de las
teorizaciones y las ideologías abstractas ha pasado y con los ejemplos más
descarnados de la geopolítica internacional contemporánea se puede ver como se
ha consagrado el triunfo de la Realpolitik.
En resumen: Quien tenga el musculo más grande impone sus decisiones. Obviamente
ello matizado con nuevas y poderosas herramientas de persuasión conducentes a
manipular a la opinión pública como paso previo a desplegar cualquier uso
masivo y despiadado de la fuerza.
El primer fundamento que vimos a comienzos de los
noventas fue “combatir a los dictadores”
–los mismos que el departamento de Estado y la CIA apoyaron-, luego vino
“implantar la democracia y la libertad” en regiones donde regían otros valores
tan respetables como los imponibles por los occidentales, y lo más siniestro
fue el presumido combate al “terrorismo” mediante la orquestación de una muy
real y cruenta violencia explícita y gratuita. Esto era imponible a pequeños países o estados
poco estables, vulnerables a la influencia de Washington o de sus aliados, pero
no lo era para nada con los grandes actores como Rusia y China que trabajan en
sus propias agendas geopolíticas en un marco de multipolaridad.
Pese a que el sector del Conglomerado de medios anglosajón invirtió decena de millones
de dólares por tratar de pintar a los estados orientales como los únicos
armamentistas y con malas intenciones hacia sus vecinos e incluso, como una
amenaza real para el mundo entero, la
realidad se impuso por sí misma y ella dejo bien en claro que los EEUU, Gran
Bretaña y otros pequeños aliados eran los verdaderos peligros para la paz.
El reciente abandono por los EEUU del Tratado de misiles
de alcance intermedio INF firmado por la administración Reagan con la URSS en
1987, puso blanco sobre negro sobre quienes son realmente un peligro para
subsistencia de la paz en el globo y desata a su vez dentro de la misma
comunidad política angloestadounidense, un amplio debate sobre el papel que
desempeña La Casa Blanca en la nueva carrera armamentística que parece haberse
dado inicio con estas señales agresivas hacia Oriente.
Agregado a
esto, la situación parece reflejar el ingreso o más bien, el regreso de viejas
caras al staff de la administración Trump que pueden verse deambulando por los
pasillos del Departamento de Estado y el Pentágono que hoy están impulsando una
nueva política exterior que podría desencadenar una oleada armamentística que a
su vez puede llevar al mundo a una nueva crisis de alcance global como se ha
visto desde la crisis de los misiles en Cuba en el siglo pasado, relacionada
con la proliferación de armas de destrucción masiva de alcance
intercontinental.
La declinación del acuerdo nuclear entre Washington
y Teherán durante la administración Obama, es solo un capítulo más en todo
esto. Detrás de ello se encuentra la intensión de multiplicar el desarrollo de
misiles de alcance intermedio con la finalidad de que sea posible utilizarlos
como elementos tácticos en batallas clave o para ablandar posiciones
(incluyendo ciudades) que no puedan ser capturadas con facilidad por las tropas
convencionales. Los ensayos de este uso ya vienen siendo llevados a cabo desde
hace mucho en escenarios como el polígono israelí en el desierto de Negev, como
en teatros reales en Afganistán, Iraq y hoy en Yemen.
No se trata del accionar o la maquinación de un
orate como Trump o de sus asesores cercanos. No para nada. Ello es una
planificación bien trazada y ensayada por funcionarios de gestiones anteriores
en otros escenarios y contextos geopolíticos como fue la era de la Guerra fría.
La salida unilateral de EEUU del Tratado de Misiles de Alcance Intermedio,
viene acompañado de una constante expansión de la OTAN sobre las fronteras de
la Federación rusa cooptando a gobiernos corruptos y de endeble legalidad de
países como Polonia, Macedonia y Bulgaria que creen que obtendrán ventajas
económicas y comerciales por prestar sus territorios y sus bases militares para
albergar bases, equipamientos y tropas
de la Alianza Atlántica.
Este tipo de acciones da razones y muy poderosas
para que Rusia fortalezca sus sistemas de defensa misilistica que no hay que
olvidar, ha escalado a un nivel de sofisticación y alcance sorprendente, tanto
que Washington entró en pánico el año pasado al comprobar que sus
multimillonarios sistemas de escudos eran inútiles ante los nuevos vectores
rusos.
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