domingo, 10 de febrero de 2019


EN LA MIRA




“¿REGRESO A LA INESTABILIDAD?”

La salida de EEUU del Tratado de misiles INF ha desatado éste cuestionamiento el cual sin dudas, es crucial para evitar la proliferación y utilización de armas nucleares tácticas en conflictos convencionales ¿Primara la cordura?



Por Charles H. Slim
En la carrera por la dominación global, el desarrollo de sistemas ofensivos de armas estratégicas siempre ha sido una prioridad para los países enrolados en esa empresa, como apoyo irreductible y estratégico a sus políticas diplomáticas. La era de la llamada “Guerra fría” durante la segunda parte del siglo XX fue la muestra de aquello. Pese a la disolución de la URSS todo aquello parecía acabado incluso se llevaron adelante gestiones y tratados bilaterales para terminar con la carrera armamentista que significaba tratar de estar un paso más adelante del rival.

A pesar del paso del tiempo las cosas no han cambiado e incluso se puede asegurar que han empeorado. La era de las teorizaciones y las ideologías abstractas ha pasado y con los ejemplos más descarnados de la geopolítica internacional contemporánea se puede ver como se ha consagrado el triunfo de la Realpolitik. En resumen: Quien tenga el musculo más grande impone sus decisiones.  Obviamente ello matizado con nuevas y poderosas herramientas de persuasión conducentes a manipular a la opinión pública como paso previo a desplegar cualquier uso masivo y despiadado de la fuerza.

El primer fundamento que vimos a comienzos de los noventas fue “combatir a los dictadores” –los mismos que el departamento de Estado y la CIA apoyaron-, luego vino “implantar la democracia y la libertad” en regiones donde regían otros valores tan respetables como los imponibles por los occidentales, y lo más siniestro fue el presumido combate al “terrorismo” mediante la orquestación de una muy real y cruenta violencia explícita y gratuita.  Esto era imponible a pequeños países o estados poco estables, vulnerables a la influencia de Washington o de sus aliados, pero no lo era para nada con los grandes actores como Rusia y China que trabajan en sus propias agendas geopolíticas en un marco de multipolaridad.

Pese a que el sector del Conglomerado de  medios anglosajón invirtió decena de millones de dólares por tratar de pintar a los estados orientales como los únicos armamentistas y con malas intenciones hacia sus vecinos e incluso, como una amenaza real  para el mundo entero, la realidad se impuso por sí misma y ella dejo bien en claro que los EEUU, Gran Bretaña y otros pequeños aliados eran los verdaderos peligros para la paz.

El reciente abandono por los EEUU del Tratado de misiles de alcance intermedio INF firmado por la administración Reagan con la URSS en 1987, puso blanco sobre negro sobre quienes son realmente un peligro para subsistencia de la paz en el globo y desata a su vez dentro de la misma comunidad política angloestadounidense, un amplio debate sobre el papel que desempeña La Casa Blanca en la nueva carrera armamentística que parece haberse dado inicio con estas señales agresivas hacia Oriente.

Agregado a esto, la situación parece reflejar el ingreso o más bien, el regreso de viejas caras al staff de la administración Trump que pueden verse deambulando por los pasillos del Departamento de Estado y el Pentágono que hoy están impulsando una nueva política exterior que podría desencadenar una oleada armamentística que a su vez puede llevar al mundo a una nueva crisis de alcance global como se ha visto desde la crisis de los misiles en Cuba en el siglo pasado, relacionada con la proliferación de armas de destrucción masiva de alcance intercontinental.

La declinación del acuerdo nuclear entre Washington y Teherán durante la administración Obama, es solo un capítulo más en todo esto. Detrás de ello se encuentra la intensión de multiplicar el desarrollo de misiles de alcance intermedio con la finalidad de que sea posible utilizarlos como elementos tácticos en batallas clave o para ablandar posiciones (incluyendo ciudades) que no puedan ser capturadas con facilidad por las tropas convencionales. Los ensayos de este uso ya vienen siendo llevados a cabo desde hace mucho en escenarios como el polígono israelí en el desierto de Negev, como en teatros reales en Afganistán, Iraq y hoy en Yemen.

No se trata del accionar o la maquinación de un orate como Trump o de sus asesores cercanos. No para nada. Ello es una planificación bien trazada y ensayada por funcionarios de gestiones anteriores en otros escenarios y contextos geopolíticos como fue la era de la Guerra fría. La salida unilateral de EEUU del Tratado de Misiles de Alcance Intermedio, viene acompañado de una constante expansión de la OTAN sobre las fronteras de la Federación rusa cooptando a gobiernos corruptos y de endeble legalidad de países como Polonia, Macedonia y Bulgaria que creen que obtendrán ventajas económicas y comerciales por prestar sus territorios y sus bases militares para albergar bases, equipamientos  y tropas de la Alianza Atlántica.

Este tipo de acciones da razones y muy poderosas para que Rusia fortalezca sus sistemas de defensa misilistica que no hay que olvidar, ha escalado a un nivel de sofisticación y alcance sorprendente, tanto que Washington entró en pánico el año pasado al comprobar que sus multimillonarios sistemas de escudos eran inútiles ante los nuevos vectores rusos.

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