martes, 4 de junio de 2019




LA ESTAFA DEL SIGLO”

Los anuncios que la Administración Trump y los medios occidentales amplifican engañosamente como un Acuerdo definitivo para la “problemática palestino-israelí” esconderían en realidad graves desventajas para los derechos personales y colectivos de los árabes palestinos ¿Podrán los palestinos discernir el peligro que ello conlleva para el futuro de sus legítimas expectativas políticas?



Por Charles H. Slim
Los acuerdos son el encuentro de dos o más voluntades coincidentes referidos a un objeto en concreto que las partes contratantes mediante negociaciones en situación de paridad pretenden lograr. Algo así es lo que Washington trata de presentar ante el mundo sobre el tema palestino y su situación de brutal ocupación por Israel. Según la Casa Blanca existe la posibilidad de establecer el “Tratado del siglo” para resolver el asunto entre Israel y los palestinos aunque, ya se han filtrado algunos pareceres que reflejan escepticismo a su aceptabilidad.

Desde la Argentina, el tema no tiene la trascendencia mediática que merece y ello no sorprende. Esto es parte de una conducta que durante años se ha traducido en su política estadual de diversos gobiernos marcada por la cómoda e interesada equidistancia sobre este conflicto (JTA 1985d)[1]. Pero en los noventas, Buenos Aires con su alineamiento automático a EEUU fue al mismo tiempo girando moderadamente hacía una posición más pro-israelí que era (y sigue siendo) una conditio sine quanon en la política exterior norteamericana.

Tras un impas con la llegada de gobiernos populistas, esto se moderó (no desapareció) hasta la llegada del actual gobierno de Macri quien ha dejado en evidencia su explicito alineamiento hacía las políticas de Tel Aviv. 
Igualmente esto no termina allí. La influencia sionista que existe en los emprendimientos de comunicaciones y el entretenimiento del país es notable y cualquier posibilidad de promover un debate profundo sobre los puntos de vista de este antiguo conflicto que haga pensar a los argentinos sobre la naturaleza real de lo que sucede en el Medio Oriente y en particular en Palestina, será rápidamente interceptada para que no llegue a nada. Hay una mezcla de prurito hacia los árabes y musulmanes sembrado durante años por la industria del cine y los medios estadounidenses (muy consumido durante años por estos lares), muy bien explotado por sectores islamofobos y un miedo perenne de parte de la ciudadanía argentina (en particular de Capital federal) a caer bajo la cancina y falaz acusación de antisemitismo.

La iniciativa aunque presentada a bombo y platillo como una oportunidad histórica para la paz y la prosperidad en el Medio Oriente, solo es el intento por consolidar una nueva estafa que trata de beneficiar –solamente- a los intereses israelíes. Antecedentes de esto sobran y los acuerdos de Oslo[2] son quizá la muestra más palpable de la falta de respeto y violación expresa a lo acordado por parte de Tel Aviv con los palestinos, algo que Yasser Arafat sabía de antemano y maniobro con sagacidad hasta su muerte.

El problema es que hoy dentro de las facciones palestinas no hay líderes con la capacidad y el carisma de aquel viejo zorro quien supo darles muchos dolores de cabeza a los sionistas. Se dice que los racistas sionistas odiaban más la inteligencia y astucia de Arafat que los ataques que sus hombres de la OLP perpetraban contra sus objetivos. Ese vacío no ha podido ser llenado por los viejos dirigentes de la OLP y mucho menos por el líder FATA Mahmud Abbas quien no goza precisamente de la popularidad entre su población. Ello a su vez ha reforzado la posición de la resistencia armada sostenida por “Hamas” (en árabe “Entusiasmo”) que desde 2007 y más allá de ser un actor funcional a las políticas represivas del estado judío, es la única vía de contrapeso militar para canalizar el principio universal del “derecho a la resistencia” ante un agresor claramente brutal. Sin la presencia de “Hamas”[3] en Gaza hubiera representado la aniquilación de la población local y la ocupación inmediata por parte de Israel.

Igualmente dentro de la juventud palestina y de los países árabes circundantes la conciencia de lo que significa el sentir y el ser palestino no se ha perdido. El emerger mediático de casos como el de la adolescente palestina Ahed Tamimi ha trascendido al mero hecho de haber golpeado a un soldado israelí y actualmente lleva adelante junto a organizaciones simpatizantes de la causa palestina viajes al exterior para concientizar a la gente del mundo sobre el sufrimiento al que están siendo sometidos remarcando siempre que, “los palestinos no son víctimas que dan lástima sino luchadores por la libertad” .
inmoral y cobarde

Otra manifestación del activismo por continuar con la lucha política por un estado propio, surgió a comienzos del 2018 cuando comenzaron las manifestaciones populares de la llamada “Marcha del regreso” donde miles de palestinos autocongregados en los campamentos situados en el borde alambrado –no limite- de Gaza, demostraron y siguen demostrando que no habrá rendición a las condiciones unilaterales de un estado ocupante. Estas demostraciones no han pasado sin que los palestinos debieran pagar horribles consecuencias a manos de impiadosos e inhumanos tiradores israelíes quienes no han ponderado a la hora de disparar, si sus blancos eran mujeres, enfermeras, periodistas o niños.

Igualmente y pese a la brutalidad de las tácticas sionistas para tratar de aterrorizar y disuadir a las masas árabes de abandonar sus reclamos, la fuerza de voluntad de cada palestino ha prevalecido. Esta renovada conciencia de lucha política no solo se vive en Palestina sino que se ha extendido a todos los rincones del mundo preocupando en demasía a la militancia sionista que opera dentro de países como Argentina y que reporta a Tel Aviv.

A la brutalidad explicita de las fuerzas militares y de inteligencia israelíes hay que sumar las políticas de usurpaciones y desplazamientos que (involucrando fabulosos negocios inmobiliarios)[4] Tel Aviv viene llevando a cabo con la ayuda de “colonos”  y militantes ultraderechistas que son traídos desde varias partes del mundo, incluidos desde Argentina, para que ocupen los asentamientos y granjas en donde anteriormente habían aldeas con olivares o barrios árabes palestinos.

Sin eufemismos, estos “colonos”, son parte de la maquinaria bélica demográfica que con el apoyo gubernamental israelí y por supuesto de organizaciones sionistas internacionales (quienes proporcionan el apoyo político, financiero y económico), tienen el permiso de asaltar, expulsar y de ser necesario asesinar a los palestinos que se les interpongan.

Para peor, ha quedado en claro que Washington y más precisamente la administración Trump, es abiertamente sionista y para que no queden dudas de esta lealtad, le otorgó a comienzos del 2018 en forma ilegal e ilegítima a Jerusalén como la capital de Israel[5]. Igualmente y pese a los esfuerzos del régimen de Netanyahu por obtener el asentimiento de otros países para que radiquen sus embajadas en Jerusalén, ha tenido muy poco éxito.

A partir de allí, las bandas de colonos y matones sionistas han multiplicado sus ataques contra propiedades árabes en Jerusalén e incluso a la vista de la policía israelí han usurpado viviendas expulsando con el uso de la fuerza a familias enteras. Estas arbitrariedades son tan explicitas que causan fuertes debates y enfrentamientos entre los mismos sectores de la política israelí que sabe que el mundo los está observando.

Naciones Unidas como de costumbre ha sido un mero espectador demostrando su magra efectividad que garantiza la impunidad. Tel Aviv desde hace tiempo que ha venido incrementando la política de la presión psicológica y económica para obligar a los palestinos a volverse dependientes de sus fuentes laborales e incluso de su dinero. Incluso y está muy bien documentado, Israel corta los servicios básicos (agua potable, acceso al agua potable, medicamentos, comida, etc) para que los palestinos deban solicitarlos y pagárselos a las autoridades ocupantes. La situación en Gaza es paradigmática en si misma sobre los efectos de estas siniestras políticas de sojuzgamiento que conjugan la fuerza bestial, la presión psicológica y económica que causa miseria y muerte entre la población[6]
gozando con el dolor de los palestinos 

Las políticas y acciones israelíes encuadran en todas las previsiones sobre lo que es la agresión y el concepto del terrorismo de estado, las violaciones a los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad y ciertamente los sionistas lo saben muy bien. Y aunque hay una supuesta oposición de sectores judíos en el extranjero, solo sería un distanciamiento momentáneo, una actuación distractiva, por efecto del masivo conocimiento y publicidad que actualmente y gracias a las redes sociales tienen las aberraciones del estado de Israel. 

La propuesta que desde Washington denominan como “El Acuerdo del Siglo” que pretende cristalizarse en la conferencia de Manama, Bahrein,  programada para el día 25 de junio próximo solo se trata de un chantaje para que por una bolsa de dinero ofrecida a miles de familias palestinas empobrecidas por las políticas israelíes, el colectivo palestino renuncie por escrito a sus derechos soberanos. Ello además conllevaría a que la Autoridad Palestina y cualquier sujeto palestino victimas por las incontables acciones de Israel, renuncie a llevar ante la justicia (especialmente ante la Corte Penal Internacional) cualquiera de los innumerables crímenes que se han cometido en los últimos 75 años hasta el presente, representando semejante pretensión una abierta violación al derecho internacional.  Esto ha sido advertido por Rusia y China quienes ya han anunciado que no asistirán a la dicha conferencia.

Con esto, queda en evidencia que Israel ha ido pacientemente preparando el terreno para que los palestinos, por efecto de las políticas restrictivas y segregacionistas que los ha sumido en la miseria más oprobiosa y aprovechando las necesidades que ello conlleva, los sionistas esperan que los palestinos se avengan a firmar cualquier clase de acuerdo que les dé al menos un respiro. Que Jared Kushner, el yerno de Trump y un militante sionista con total influencia sobre la administración presidencial, haya sido quien propuso este acuerdo como una solución definitiva para el tema no lo hace el autor de dicho plan. Sin dudas que detrás de la ingenierización de este pretenso acuerdo que busca cristalizarse en esta Conferencia están los sectores neoconservadores y el Lobbie sionista que sostiene la política exterior norteamericana.




[1] JTA. 1985d. “Argentine jews concerned over anti-semitism and weakening of
Argentine-Israeli relations.” May 17.
[2] EL MUNDO. “Acuerdos de Oslo: Una paz utópica entre palestinos e israelíes, 25 años después”. Publicado el 13 de septiembre 2018. https://www.elmundo.es/internacional/2018/09/13/5b9944ed268e3e56778b467c.html
[3] HISPAN TV. “Resistencia palestina destruye dos vehículos blindados de Israel”. Publicado el 5 de mayo de 2019. https://www.hispantv.com/noticias/palestina/427757/hamas-vehiculos-israel-gaza
[4] AMNISTÍA INTERNACIONAL.org. “Israel/TPO: Las empresas de turismo contribuyen a la expansión de los asentamientos y se benefician de crímenes de guerra”. Publicado el 30 de enero 2019, https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/israeltpo-las-empresas-de-turismo-contribuyen-a-la-expansion-de-los-asentamientos-y-se-benefician/
[5] EL PAÍS. “14 de Mayo de 2018: Un día histórico”, Por David Harris. Publicado el 14 de mayo de 2018. https://elpais.com/elpais/2018/05/11/opinion/1526058297_825807.html
[6]HISPAN TV. “ONU advierte: Israel priva a los palestinos de agua limpia en Gaza”. Publicado el 18 de marzo de 2019. https://www.hispantv.com/noticias/palestina/413865/onu-israel-suministro-agua-gaza  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario