EN DEBATE
“GEOESTRATEGIA DEL AGUA”
La guerra por el petróleo termino siendo una cruenta realidad y desde hace unos años EEUU y sus aliados han comenzado a desandar los planes por concretar su nuevo objetivo geoestratégico destinado a controlar los recursos acuíferos globales ¿Cuál es la situación de Argentina en este peligroso contexto?
Por Charles H. Slim
Mientras el mundo se ve en una constante predica por los
conflictos creados por los negocios especulativos sobre las fuentes energéticas
como lo son el petróleo y el gas, hay otros recursos que por su carácter limitado
no parecen estar en el radio de atención de los gobiernos de los países que los
albergan en sus territorios. El caso de la Argentina con el tema del agua
potable –de una pureza inigualable- que
se alberga en gigantescos acuíferos en el noreste (Acuífero Guaraní que se
extiende bajo el subsuelo de Brasil, Uruguay y Paraguay) y el sur del país (Hielos
Continentales en la provincia de Santa Cruz y los hielos antárticos) hacen a
éste como un objetivo estratégico apetecible y prioritario por parte de las
potencias más importantes del globo (entre ellas Gran Bretaña).
El agua ya es un recurso escaso a nivel global y
motivo de serios conflictos entre algunos estados e incluso al nivel regional.
Los ejemplos en los países africanos como Eritrea y Somalia o el que mantiene
el estado de Israel con el Líbano (desvío del Jordán al lago Tiberiades) y la
población palestina (corte del agua potable a Gaza, el desvío del “Wadi Gaza” y el control de las fuentes de Cizjordania),
son tal vez los más insignes en lo que se refiere a los esfuerzos por arrebatar
y controlar cursos de agua potable necesarios y vitales para abastecer los
asentamientos poblacionales de sus propios conciudadanos.
El crecimiento poblacional, las deficiencias en la
infraestructura sanitaria por falta de inversiones y la corrupción estructural
que afecta a grandes sectores del estado, falta de sistemas cloacales
eficientes por los mismos motivos, desinterés político por el tratamiento de
las aguas servidas por una evidente falta de conciencia, educación preventiva y el vuelco
indiscriminado de las aguas contaminadas sobre las napas y las costas de muchos
países, ha causado la presente crisis que no parece encontrar una solución
inteligente, salvo algunos pocos casos.
Como recurso vital para la creación y desarrollo de
la vida hace que muchos estados hayan tomado el tema como un tema estratégico
del cual están determinados a tomar todas las medidas necesarias en pro de
custodiar la integridad y propiedad de sus yacimientos y cursos de agua sin
caer en las mismas lógicas mercantilistas que se desarrolló con el petróleo.
Precisamente en el este del continente africano,
gobiernos con sus revitalizadas aspiraciones coloniales (Francia y Gran
Bretaña), multinacionales y corporaciones privadas ligadas a los intereses
políticos de potencias occidentales, hace años que se encuentran en campaña por
controlar extensos territorios en
lugares como Tanzania y Etiopía con especial punto de interés, en el acceso a
los afluentes del río Nilo, que atraviesa Egipto y sus aguas bañan al vecino
Sudán.
Aquellos intereses operan de varias formas, pero la
principal se camufla bajo los ropajes de ONG y misiones humanitarias con la
financiación de firmas privadas que exploran y prospectan muy disimuladamente
los territorios que han sido declarados como ricos en el líquido elemento. Una
de esas corporaciones dedicadas a explotar el agua bajo el suelo africano es NGBP Global Adaptation Partners que ha
centrado sus actividades en los afluentes del Nilo, una región que por éste
tema hace décadas que se ha vuelto muy inestable. Lamentablemente no existen
tratados internacionales sobre el uso y conservación del agua haciendo el
abordaje de este problema, un serio desafío para los estados que se ven
explotados o amenazados de ser sometidos a una posible intervención para tal
fin.
Las tácticas utilizadas actualmente se basan en una
conquista por medio de la persuasión (siendo los medios una parte importante
para ello) y obviamente, la de aprovechar la codicia y corrupción de los
gobiernos que administran los países que poseen tan valioso recurso. En este
sentido, el nivel de cultura y preparación de su población redunda en los
objetivos que persiguen estos intereses. Si la población se halla con serios
problemas de pobreza y desempleo, de alfabetización y sometidos a gobiernos
abyectos, la labor de manipulación será mucho más fácil que la que hay que
desplegar en una población –aunque bajo
gobiernos corruptos- con alto nivel de educación y preparación per
cápita. Igualmente, la vieja regla de
“divide y vencerás” sigue siendo la piedra angular del accionar de estos
intereses llegando a crear situaciones de inestabilidad política, caos social,
inestabilidad política y militar que facilita su instalación sin controles
gubernamentales.
En los países centrales la gestión y el acceso a sus
propios recursos acuíferos es un problema. El caso de los Estados Unidos es
acuciante, según un informe realizado en 2007 que pronosticaba que en el
término de cinco años de los 50 estados que componen la Unión 36 tendrían
serios problemas de abastecimiento de agua potable. Pese a la organización y el
omnipresente actuar del gobierno federal en la prestación de servicios, las
sequías, el crecimiento de sus poblaciones que produce una sobrecarga en
infraestructuras con desperfectos en los tendidos, el derroche imprudente de
los usuarios y el abuso de muchas
empresas en el vertido de líquidos químicos de gran impacto ambiental, ha
llevado a que gran parte de las fuentes de agua se hallen contaminadas
conllevando a una creciente carestía del líquido elemento
En el cono sur donde existen grandes reservorios vírgenes
de agua potable, las tácticas para establecer un control para establecer un total
acceso a aquellos, ha escalado a niveles similares al ejercido en países
africanos o asiáticos, viéndose en el caso de Argentina una progresiva y
discreta intervención de fuerzas militares e inteligencia. Precisamente en éste
último país, el ingreso de inversiones extranjeras en especial de la mano de
las mineras para la explotación metálica y de hidrocarburos, han causado y
continúan causando un serio perjuicio en el recurso del agua en los lugares
donde desarrollan sus explotaciones. Caso de las provincias de Catamarca, Santiago
del Estero, San Juan, Jujuy y Santa Cruz dónde el empleo de sustancias químicas
venenosas, debido al no tratamiento de sus vertidos a fuentes de agua naturales
o directamente sobre piletones en el terreno que terminan permeándose a las
napas de las corrientes de agua subterráneas, las cuales en muchos casos
terminan siendo la fuente de abastecimiento de agua potable de las localidades
circundantes causando graves afecciones en la salud de los habitantes.
Aquí también se denota la indefensión y debilidad
del estado argentino que, además de estar claramente infectado del virus de la
corrupción, no cuenta con recursos potentes (legales y materiales) con los
cuales moderar y condicionar a las empresas transnacionales que operan la
actividad minera dentro de las provincias. Sumado a esto, se debe agregar la ya
caótica situación de las redes cloacales tan solo de la provincia de Buenos
Aires, que sigue siendo uno de los temas menos tratados y más requeridos en los
últimos años a todos los gobiernos que han pasado. La falta de redes cloacales
en muchos municipios y de estaciones de tratamiento de aguas negras causa focos de contaminación de las fuentes
de agua de ríos, lagunas y aguas subterráneas.
Como fuese, lo cierto es que los recursos acuíferos
en el territorio argentino, se hallan a merced de los intereses extranjeros
quienes con la complacencia de los gobiernos de turno y en especial el actual, no
tardaran en –democráticamente- apropiárselos
para su explotación en beneficio de sus propios países.
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