miércoles, 9 de septiembre de 2020

 

“EL TRIANGULO DE LOS LOBOS”

La Patagonia Argentina ¿Un escenario para un nuevo conflicto geopolitico?

 

Por Charles H. Slim

Si usted mira a la Argentina en un mapa cualquiera verá que tiene la apariencia de un triangulo. Obsérvelo, verá que es así. Si refinamos nuestra mirada y solo tomamos en cuenta su Patagonia que se extiende desde el Río Colorado hasta su extremo sur en Ushuahia podrá notarse que ese triángulo se hace más patente. Un extenso territorio aún virgen y con una riqueza incalculable, no sólo por las que se hallan en el subsuelo y en la de sus glaciares con las últimas reservas mundiales de agua dulce pura y cristalina. No, desde hace décadas que es una joya ambicionada por varios actores foráneos que ven en esas vastas extensiones, un capital inmobiliario de inapreciable valor que los gobiernos de Buenos Aires nunca quisieron o no supieron proteger.

Es un territorio paradisiaco, donde las variedades en la fauna y la flora permiten idealizar una vida renovada no solo para aquellos individuos que buscan alejarse del manicomio que significa vivir en la intoxicación de las grandes ciudades y que tiene un alcance global, sino para grupos étnicos y sus respectivos gobiernos que asfixiados por sus propias fechorías, quieren escapar de realidades y regiones devastadas.

Lo cierto es que, antes no existían los lobos en la Patagonia pero desde hace quince años hasta esta parte, especialmente en los últimos tres años y tras los últimos acontecimientos en "Villa Mascardi" a las afueras de Bariloche, parece confirmar que una extraña y exótica especie de esos “lobos”  han pasado a ser parte del paisaje de la región.

Las ambiciones sobre este territorio se extienden a ambos lados de la extensa frontera entre Chile y Argentina.  Pero hay diferencias entre ambos países. En el país trasandino las causas y las consecuencias del activismo etnonacionalista de los “Mapuches” contra el poder político “huinca” en Santiago se vienen arrastrando desde hace décadas. Se trata de una lucha originaria de ese país ya que, esta tribu indígena no tuvo presencia en lo que hoy es la Argentina. Por el contrario, en épocas pasadas los “mapuches” fueron una entidad agresora y depredadora contra las tribus que vivían en paz en lo que hoy es la Patagonia Argentina.

En Chile la organización de estos mapuches se identifican con la C.A.M. “Coordinadora de Comunidades en Conflicto Arauco Malleco”  que surge a finales de la década de los noventas y que paulatinamente van adoptando una organización de tipo para-militar. Socios en sus acciones están miembros del grupo setentista MIR y grupos anarquistas chilenos y argentinos.

La realidad de ese conflicto en Chile es sin dudas ajena a la Argentina, no solo por la historia sino también por que los “mapuches” no formaron parte de los pueblos indígenas originarios de la región patagónica argentina. Obviamente que existe un componente de oportunidad estratégica para estas organizaciones, de ampliar el teatro de operaciones a un territorio más extenso y de ese modo escapar del alcance de las fuerzas de seguridad chilenas, mucho más determinadas y duras para combatirles.

El paso de los años ha ido mostrando una escalada progresiva en la violencia de estos grupos que entre otras cuestiones, puso de manifiesto, la introducción de elementos novedosos que no tienen relación alguna con los indígenas. Ciertamente que la situación se está enturbiando cada día más y la clase dirigente argentina no encuentra formulas para afrontarla.

Incluso, a tal grado llega ésta confrontación que se han detectado elementos foráneos que no tienen nada que ver con los Mapuches ni con indígena alguno. En el lado chileno hace tiempo que se han detectado el tráfico de armas de guerra y explosivos para pertrechar a estos grupos. No solo están operando estos “mapuches”, sino también grupos que responderían a intereses privados ligados a la seguridad de algunos de los más prominentes terratenientes de la Patagonia.

Por otra parte, también se han detectado velados contactos entre estos grupos y gobiernos europeos, en particular con el Foreign Office británico que como de costumbre, operan tercerizadamente bajo máscaras de organizaciones humanitarias y de defensa de los derechos humanos. El ejemplo contemporáneo de esta táctica la vemos en Siria con los “White Helmets”, una fachada de la inteligencia británica que mientras escenifica prestar ayuda a los sirios, se haya coligada a las acciones de grupos “seudo jihadistas” como “Jabbat Al Nusra” entre otras subsidiarias.

En este marco se inscribe la “The Mapuche Nation”  una organización de carácter político que desde 1976 tiene su asiento administrativo y político en la localidad de Bristol, Gran Bretaña. A la postre de esta sede central comenzaron a operar en el Cono sur por finales de la década de los noventas grupos como el “Coordinadora Arauco Malleco” (C.A.M.) en Chile, para luego florecer en suelo argentino con el “Movimiento Autónomo Del Puel Mapu” (MAPU) que a su vez fue la inspiración ideológica de la organización “Resistencia Ancestral Mapuche” (R.A.M.), que desde 2016 actúa como un brazo operativo de aquella.

No hay dudas que existen otros “amigos” de la causa que junto a los británicos, están llevando adelante sus propias agendas para ubicarse en la región en búsqueda de sacar ventajas propias de lo que ya parece una realidad imposible de detener. Más allá de que los representantes políticos en Gran Bretaña niegan que Londres presta apoyo financiero y político a las actividades de estas organizaciones “indigenistas”, ello es una verdad a medias. Si bien podría ponerse en duda de que “oficialmente” el gobierno británico presta un apoyo semejante, cierto es que se hace necesario un caudal financiero para que estos grupos puedan operar trasnacionalmente y por tal motivo es que dirigen sus actividades desde Gran Bretaña, quedando revelado en algún sentido la anuencia de Londres.

Y que nadie se engañe. Londres mientras mantiene sus lazos estratégicos con el estado chileno, bajo cuerda y de forma encubierta trabaja codo a codo con estas agrupaciones irregulares (enemigas de ese mismo estado) con la evidente intensión de proyectarse a territorio argentino ¿A dónde hemos visto o estamos viendo esto?

Los británicos al igual que sus socios geopolíticos se valieron de engaños y el ocultamiento para ir avanzando en sus campañas de dominación. La hegemonía política y cultural fue imprescindible para ello. Incluso en la mayor parte del siglo XX, Londres y Washington contaron con un amplio control del relato geopolítico que pudieron ejercitar gracias al inestimable apoyo de la Corporación de Medios y la industria del entretenimiento cinematográfico y televisivo. Fue por ello, que en este particular tema y los movimientos que se estaban dando de forma aislada pero sin pausa en un lugar tan recóndito como la Araucania chilena, fueron silenciados a la opinión pública.

Durante esas décadas la Argentina pudo contener la penetración de este conflicto gracias, a su mayor organización y control que ejercía sobre las fronteras australes que comenzaron a debilitarse tras el final de la guerra en 1982 situación que se fue agravando por la ineptitud y el desinteres de los gobiernos “democráticos” en Buenos Aires que olvidaron por completo (salvo para hacer negociados) la soberanía de este territorio.

Actualmente esta región presenta un escenario tan complejo como interesante. Con una base de inteligencia aeroespacial de la República Popular China en la provincia del Neuquén y una base estadounidense en cercanías de “Vaca Muerta” en la misma provincia, deja a las claras que hay intereses cruzados en pugna que cada potencia trata de preservar y hacer prevalecer sin esperar que el gobierno argentino les de permiso.

Asimismo, estos no son los únicos elementos extraños que distorsionan la realidad política de esta región. Otros actores foráneos como ser los grupos de seguridad privada de los grandes terratenientes como Lewis y las exploraciones israelíes disfrazadas como ONG, tal el caso de la denominada “Mochileros sin fronteras”, evidencia una zona de intensa actividad que Buenos Aires ha tratado de esconder a la opinión publica.

La dinámica que presenta este conflicto es preocupante y Buenos Aires debiera tomar conciencia de ello. El problema central que presenta la actual situación argentina es la carencia de un sistema de defensa que pueda responder a este problema. A tal grado se halla la indefensión y ausencia de autoridad que estos grupos han asaltado y ocupado predios del ejército en una de las márgenes del “Río Azul” en la provincia de Río Negro. Aunque sin dudas ya es tarde para cortar de raíz el problema, (lejos de rehuir) el estado federal debe tomar medidas de orden estratégico urgentes que detenga el avance de lo que puede llegar ser el foco de una fractura territorial y política con consecuencias fatales para la sobrevivencia del país.

Pero, la realidad política se impone y como se ven las cosas, el gobierno de Alberto Fernández no parece ser el más idóneo y mucho menos determinado para encarar una empresa tan compleja como esta. Ante esto ¿Cuál será el futuro de este país? 

 

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