jueves, 6 de enero de 2022

 

“UNA RETORICA RETORCIDA”

Las pretensiones de Washington y Bruselas de no detener la expansión de la OTAN han encontrado una decidida resistencia de Rusia que trata de ser vencida con argumentaciones anacrónicas y poco sustanciales. El 10 de enero próximo Moscú planteará a Washington un plan para superar esta situación ¿Será aceptado o Washington y Bruselas trataran de imponerse por la fuerza?


Por Charles H. Slim

Los asesores y material bélico de la OTAN se siguen movilizando a Europa del este y pese a ello, solo hay un silencio sordo desde Naciones Unidas que hace como si allí no sucediera nada. Sobre el papel de las Corporaciones de medios anglosajonas no hace falta algún comentario ya que son la caja de resonancia de la visión de Washington. Eso no puede sino traer malos augurios pero no para solo para la región euroasiática sino incluso, para todo el mundo.

En Kiev, el gobierno del presidente Volodymir Zelensky apuesta a jugar rudo o al menos, a mostrar desde lo discursivo una postura inflexible con Rusia creyendo que Washington y la OTAN estarán para respaldarlo en el terreno ¿Pero eso es real?

Desde una perspectiva política y de cara a la opinión pública, Washington y Bruselas están dispuestos a respaldar a Ucrania en su intensión de volcarse al bloque euro atlantista pero ello no se traduciría en una intervención militar directa y mucho menos, utilizar sus capacidades nucleares como carta de intimidación contra Rusia. Zelensky no debería ser tan cándido y más bien debiera revisar un poco la historia para ver quienes son los que terminan poniendo los muertos por las sugerencias angloestadounidenses.

A estas alturas, los argumentos de La Casa Blanca además de poco creíbles encuentran limitaciones intrínsecas para un relato veraz.  

Y estos límites se encuentran reflejados en situaciones muy concretas: Una inexplicable estrategia para-legal de Washington (apoyada por la ONU) con la cual intervino en otras naciones; problemas entre algunos miembros de la Alianza (que podrían disgregarla) y una superioridad técnico militar rusa ineludible (entre los que se cuentan los misiles hipersónicos) que podría terminar definitivamente con el hegemonismo estadounidense.

Es por ello que sus estrategas y expertos en medios buscan huecos y fisuras en los argumentos políticos discursivos rusos para sostener su preocupación por la expansión de la OTAN y la continuidad de EEUU por penetrar en Eurasia a toda costa. En resumen, sus medios y sus “Think Thank” tratan de demoler la política de multipolaridad que Moscú viene impulsando desde aquellas jornadas en que el entonces presidente de Venezuela Hugo César Chávez Frías contagió con su entusiasmo a un curioso Vladimir Putin en 2006 que recién venía a medio camino de reconstruir la potencialidad político-militar.

Esta multipolaridad que choca con los intereses de la unipolaridad norteamericana, es una verdadera concepción de una geopolítica que realmente respeta la pluralidad de voces y deshace el mando único  que Washington (con un puño de hierro revestido de un guante de seda) ha ejercido con total libertad desde 1990 hasta no hace mucho, casualmente, cuando Rusia en 2014 decidió que no permitiría que el terrorismo de manufactura occidental (ISIS), destruyera al estado sirio y luego pudiera mudar a gusto y conveniencia sus operaciones al Cáucaso y al Asia Central (como lo pretenden con ISIS-K) para establecer el caos contra la Federación rusa.

A partir de entonces, se le puso un límite claro a las movilizaciones de occidente y más allá de que sus medios y sus “tanques de pensamiento” acusen una recurrente falta de memoria para recordar los golpes que recibieron en Siria por la intervención rusa, los jefes militares del Pentágono, sus asesores de inteligencia y los políticos más preclaros del Congreso saben que no hay margen para molestar de frente al Oso ruso. Por el contrario, seguirán con sus golpes bajos y zanjadillas mediante (otras tácticas) la implementación de todo tipo de sanciones comerciales.

Es por ello que la táctica que actualmente están desplegando desde Washington, es la de buscar un consenso en la opinión pública entre sus países aliados y entre aquellos países que se mantienen al margen sobre la necesidad de este avance para protegerles ante un supuesto peligro ruso e incluso, tratando de convertir a los neutrales, en fervientes aliados de la OTAN. En esta lista están Finlandia y Suecia, quienes mantienen con Rusia un extensa frontera y claro, una historia de conflictos y desavenencias que hoy por hoy, los medios anglosajones pretenden explotar para contener a Rusia.

Para la OTAN Finlandia es una barrera estratégica que mantiene una relación con cierta tensión con Rusia. Igualmente y pese a la historia conflictiva entre Helsinki y Moscú, la moderación y el acercamiento ha primado como forma de descomprimir sus relaciones. Pero a pesar de que a los anglosajones les vendría muy bien que estas relaciones se tensaran y entraran en una nebulosa de desconfianzas, los mismos finlandeses y en particular su gobierno, están conscientes de estas intensiones y es por ello que se mantienen alejados de sus cantos de sirena y de las ofertas de “colaboración” provenientes del oeste.

Algo similar sucede con Suecia, quien ha tenido históricas rencillas con Rusia, particularmente en lo que hace al dominio del Mar Báltico, tampoco forma parte de la OTAN pero a diferencia de Finlandia, no ha permanecido muy neutral y en cierta medida coopera con algunos movimientos políticos claramente coordinados desde el Departamento de Estado norteamericano y la ineludible cooperación de Bruselas (como fue el caso de Alexei Navalny).

La retórica anglosajona (EEUU y Gran Bretaña) trata de voltear la realidad en el terreno mediante argumentos retorcidos y claramente sacados de contexto. A la cabeza de esta tarea están (como no podía ser de otra manera) los medios corporativos y sus desinformadores prime time que no dudan en seguir sosteniendo bulos como el “Russia-Gate” o cambiar el significado de las palabras acorde y conveniencia de La Casa Blanca. Uno de los argumentos más graciosos que repetidamente surgen de medios como CNN es la supuesta ambición internacionalista de Rusia como tratando de hacer creer, que Vladimir Putin pretende revivir a la URSS. Tan inverosímil y desatendibles son estos argumentos que ni los mismos politólogos de casa, se ocupan por desmentirlos pero aun así, son vertidos para el consumo de la opinión pública.

EEUU y sus vasallos europeos pretenden seguir expandiendo su influencia político-militar mediante la OTAN y al mismo tiempo, pretenden que Rusia lo acepte. Cualquiera puede ver que aceptar semejante pretensión es como dejar que un verdugo te pase una soga por el cuello para luego (y cuando lo crea conveniente) patear el banquillo donde estás parado. Así es como si dudas lo ve el presidente ruso Vladimir Putin quien está determinado a que esto se detenga.

La narrativa anglosajona para justificar su apetito expansivo es claramente artificiosa y solo busca en la opinión pública un fin efectista, que nos retrotrae a las viejas épocas de la guerra fría con historias y trascendidos oscuros de esa rancia propaganda anticomunista que pintaban a los rusos como demonios ateos. En resumen de cuentas, esta se centra en la reedición de la propaganda “macartista” de la décadas de los cincuenta y sesentas (1950/1960) ayornada a las actuales circunstancias en las que ni el Comunismo soviético existe ni las ambiciones de reeditarlo son políticamente viables.

Pero en realidad y ello no hay que perder de vista, es que Rusia y todo Oriente está bajo un asedio anglosajón que pretende anexar más estados para que se conviertan en sus vasallos y como tales, alojen en sus territorios bases militares y silos de misiles nucleares que apunten a Rusia y China y eso es algo que Moscú (y claramente China) ya ha dejado en claro que no tolerara. 

Ante esto, las opciones para Washington y sus socios se reducen a dos posibilidades: O aceptan el mapa que Moscú le propone en el cual los norteamericanos y la OTAN retiran sus fuerzas (incluyendo sus misiles) de estados títeres como Polonia, Hungría y Ucrania a Europa occidental o se arriesgan a quedar involucrados en un posible escenario de potencial conflicto con una escalada progresiva convencional con posibles implicancias nucleares ¿Quién tendrá los nervios para soportar esta tensión?, ¿Será Biden o Putin?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario