“ARGENTINA
¿STAY BEHIND?”
Si
realmente Alberto Fernández cumple con sus dichos en Moscú y pone en movimiento
una política de verdadero acercamiento geopolítico a Rusia ¿Qué es lo que
Washington y sus socios podrían hacer?
Por Dany Smith
La
necesidad tiene cara de hereje dice el refrán y la Argentina encaja
perfectamente en él. La necesidad de salir del atolladero con el FMI, de
encontrar liquidez en dólares para invertir en el país sin que el gobierno
entre en una crisis política terminal, parece ser una misión imposible. Como se
ve el panorama, el gobierno de Alberto Fernández se presenta muy complejo y
tras su gira por Rusia y China en donde se ha comprometido más allá de
esperable, le ha agregado el elemento de peligro.
Argentina no solo es un país económicamente quebrado y
con una sociedad altamente polarizada, también es un estado completamente
indefenso y que hace tiempo abandono la materia de seguridad como pilar de su
política estratégica. No solo no cuenta con Fuerzas Armadas adaptadas a los
nuevos peligros (gracias a la misma clase política que hoy predomina) sino, que
no cuenta con una inteligencia dedicada a informar, prevenir y conjurar
peligros potenciales sobre su soberanía. La crisis del Sars-CoV2 en 2019 (papara
anticipar lo que realmente estaba ocurriendo) fue la última demostración de
esta absoluta inoperancia reflejada en las palabras de un obtuso ministro de
salud.
Pero esto podría cambiar si las palabras del
presidente Fernández se hicieran realidad tomando las primeras determinaciones
ejecutivas tendientes a ello. Las afirmaciones de Fernández como fue su
ofrecimiento a Vladimir Putin para que “Argentina sea la puerta de entrada de
Rusia en América latina” y sus compromisos con China que han quedado rubricado
en más de una docena de convenios bilaterales, sin dudas ha desatado la sorpresa
y la ira del peligroso sector neoconservador en Washington y de sus socios
británicos.
Pero más allá de las amenazas y algunas propuestas
puntuales para escarmentar al gobierno argentino como las presentadas por los
senadores republicano Marco Rubio y el demócrata Bob Méndez ¿Es posible esto?,
en referencia a un alineamiento con Rusia. Y en caso de serlo ¿Cómo podría
lograrlo?
En cuanto a lo primero debemos decir que sí es posible
siempre y cuando el gobierno de Alberto Fernández deje de lado la política de
contingencia populista (de subsidios que perpetúan la miseria social) se
organice (y eso significa deshacerse de los elementos díscolos) y diseñe una
planificación estratégica de largo alcance (de la cual adelantamos no cuenta)
que establezca la forma, los temas y los plazos temporales para que Argentina
se transforme realmente en la puerta de Rusia en el Cono sur.
En lo que respecta a Rusia, Vladimir Putin no desdeña
la propuesta de Fernández ya que la posición geográfica del país lo hace
estratégicamente interesante, pero también es consciente de las limitaciones
que aquejan a su colega argentino aunque si es cierto, que Moscú puede brindar
un buen apoyo para que una empresa como la referida pueda concretarse si
existen los pilares básicos para ello y sin lugar a dudas, uno de esos pilares
es la “decisión política”.
Esta claro que sin decisión política y el apoyo
sostenido de sus partidarios (peronistas), no sería posible semejante empresa.
Pero algo es ineludible y eso es, la necesaria e ineludible convicción propia
del presidente, basada en el carácter irreductible para afrontar la adversidad
que dicha empresa le deparara ya que Washington y Londres tocaran todos los
resortes para desbaratar esta empresa.
Pero solo con palabras no se construye una realidad,
antes hay ciertas condiciones que se deben dar comenzar.
Sin dudas una de las áreas que primero debería ordenar
Argentina es su economía (resolviendo de forma definitiva su deuda con el FMI) y
paso seguido, la reestructuración de sus Fuerzas Armadas (guste o no a las organizaciones
sociales inoperantes) y la organización de competentes y activos cuadros de
inteligencia con objetivos enfocados a la tarea de trabajar sobre una realidad
geopolítica en la que se halla el país reflejada en la ocupación de las islas
Malvinas y del archipiélago del Atlántico sur. Solamente con esto último, se
produciría una verdadera revolución dentro de las cloacas del estado, pobladas
de todo tipo de organizaciones y facciones que trabajan para cualquier interés
menos para los del estado argentino.
Si es real esta intensión ello representará un
verdadero “salto hacia adelante” que no estará exento de un alto precio.
No hace falta decir que los anglófilos y sionistas capitalinos
(disfrazados de “republicanos”) que secundan el relato de Washington no han
ahorrado epítetos para atacar esta gira y las palabras del presidente. Mientras
siguen llenándose la boca con el falso argumento de una “inminente invasión
rusa”, tapan las inconsecuencias de los EEUU e Israel quienes por separado,
pero en un mismo plan, tratan de jaquear los procesos de estabilización
política propiciados por Rusia en lugares como Ucrania y Siria, empleando para
tales fines el desarrollo de toda clase de operaciones arteras y criminales. Incluso
Israel, quien en 2018 tras realizar una de sus incursiones asesino a más de una
docena de soldados rusos al derribar un avión de transporte IL-20 que se
preparaba a aterrizar en Siria, ha sido pillado nuevamente a comienzos de
febrero por las Fuerzas Aeroespaciales rusas tratando de atacar a sus efectivos
en el puerto de Latakia. Es por ello que las causticas acusaciones que aquellos
sectores lanzan contra Rusia acusaciones y descalificaciones antes bien
debieran explicar estas inconsecuencias que plagan sus discursos.
Alberto Fernández no debiera perder de vista estos
antecedentes ya que, si hiciera honor a sus palabras, que no le queden dudas de
que estos actores pondrán todo tipo de obstáculos y presiones a su proyecto. Para
muestra de cómo proceden los amigos de los anglófilos locales, no hay que
olvidar el espionaje electrónico masivo que la GCHQ británica había estado
realizando sobre las comunicaciones argentinas detectado por casualidad hace
unos años atrás y el no esclarecido hundimiento del submarino “ARA San Juan”
que rápida y vergonzosamente fue encubierto por el entonces anglófilo gobierno
de Mauricio Macri.
Retomar un camino realmente nacional implicaría
desmontar todas estas complicidades y ello desataría la ira de los anglosajones
quienes pondrían en marcha alguna de sus “operaciones democráticas” para
convencer al gobierno que no debe seguir adelante.
Tender una red Stay Behind (Esperar detrás) podría
ser una opción que Washington y sus socios de la OTAN podrían usar en
Argentina. Esto fue implementado durante la guerra fría en toda Europa y más
allá de las supuestas finalidades a las que estaba destinada, terminaron siendo
utilizadas para operaciones criminales como fue el asesinato de opositores y
funcionarios molestos.
Pero de que se trata esto. Es el montaje de grupos
irregulares para llevar adelante operaciones encubiertas financiados y
dirigidos por la CIA y el MI6 británico para sabotear a gobiernos que
simpatizaban con el comunismo. Igualmente y pese a que ya no existe la URSS,
los cerebros del Departamento de Estado y de sus agencias de inteligencia no
dudan en continuar con estas tácticas clandestinas e ilegales y viendo la
mentalidad retrograda de los sectores anglófilos locales, este tipo de montajes
no sería nada difícil de orquestar.
Ello es muy probable si consideramos que los
británicos y sus socios de la OTAN están de hecho ocupando territorio insular
(islas Malvinas, Sandwiches y Georgias), la influencia política que ejercen
desde la embajada británica en Buenos Aires y la complicada situación
político-económica que sacude al país, son factores que no debieran pasarse por
alto. Es un momento muy complejo en las relaciones internacionales y es por
ello que Alberto deberá abrir bien sus ojos si en realidad quiere cumplir con
sus palabras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario