viernes, 11 de febrero de 2022

 

 

“ARGENTINA 

¿STAY BEHIND?”

Si realmente Alberto Fernández cumple con sus dichos en Moscú y pone en movimiento una política de verdadero acercamiento geopolítico a Rusia ¿Qué es lo que Washington y sus socios podrían hacer?

 

Por Dany Smith

La necesidad tiene cara de hereje dice el refrán y la Argentina encaja perfectamente en él. La necesidad de salir del atolladero con el FMI, de encontrar liquidez en dólares para invertir en el país sin que el gobierno entre en una crisis política terminal, parece ser una misión imposible. Como se ve el panorama, el gobierno de Alberto Fernández se presenta muy complejo y tras su gira por Rusia y China en donde se ha comprometido más allá de esperable, le ha agregado el elemento de peligro.

Argentina no solo es un país económicamente quebrado y con una sociedad altamente polarizada, también es un estado completamente indefenso y que hace tiempo abandono la materia de seguridad como pilar de su política estratégica. No solo no cuenta con Fuerzas Armadas adaptadas a los nuevos peligros (gracias a la misma clase política que hoy predomina) sino, que no cuenta con una inteligencia dedicada a informar, prevenir y conjurar peligros potenciales sobre su soberanía. La crisis del Sars-CoV2 en 2019 (papara anticipar lo que realmente estaba ocurriendo) fue la última demostración de esta absoluta inoperancia reflejada en las palabras de un obtuso ministro de salud.

Pero esto podría cambiar si las palabras del presidente Fernández se hicieran realidad tomando las primeras determinaciones ejecutivas tendientes a ello. Las afirmaciones de Fernández como fue su ofrecimiento a Vladimir Putin para que “Argentina sea la puerta de entrada de Rusia en América latina” y sus compromisos con China que han quedado rubricado en más de una docena de convenios bilaterales, sin dudas ha desatado la sorpresa y la ira del peligroso sector neoconservador en Washington y de sus socios británicos.

Pero más allá de las amenazas y algunas propuestas puntuales para escarmentar al gobierno argentino como las presentadas por los senadores republicano Marco Rubio y el demócrata Bob Méndez ¿Es posible esto?, en referencia a un alineamiento con Rusia. Y en caso de serlo ¿Cómo podría lograrlo?

En cuanto a lo primero debemos decir que sí es posible siempre y cuando el gobierno de Alberto Fernández deje de lado la política de contingencia populista (de subsidios que perpetúan la miseria social) se organice (y eso significa deshacerse de los elementos díscolos) y diseñe una planificación estratégica de largo alcance (de la cual adelantamos no cuenta) que establezca la forma, los temas y los plazos temporales para que Argentina se transforme realmente en la puerta de Rusia en el Cono sur.

En lo que respecta a Rusia, Vladimir Putin no desdeña la propuesta de Fernández ya que la posición geográfica del país lo hace estratégicamente interesante, pero también es consciente de las limitaciones que aquejan a su colega argentino aunque si es cierto, que Moscú puede brindar un buen apoyo para que una empresa como la referida pueda concretarse si existen los pilares básicos para ello y sin lugar a dudas, uno de esos pilares es la “decisión política”.

Esta claro que sin decisión política y el apoyo sostenido de sus partidarios (peronistas), no sería posible semejante empresa. Pero algo es ineludible y eso es, la necesaria e ineludible convicción propia del presidente, basada en el carácter irreductible para afrontar la adversidad que dicha empresa le deparara ya que Washington y Londres tocaran todos los resortes para desbaratar esta empresa.

Pero solo con palabras no se construye una realidad, antes hay ciertas condiciones que se deben dar comenzar.

Sin dudas una de las áreas que primero debería ordenar Argentina es su economía (resolviendo de forma definitiva su deuda con el FMI) y paso seguido, la reestructuración de sus Fuerzas Armadas (guste o no a las organizaciones sociales inoperantes) y la organización de competentes y activos cuadros de inteligencia con objetivos enfocados a la tarea de trabajar sobre una realidad geopolítica en la que se halla el país reflejada en la ocupación de las islas Malvinas y del archipiélago del Atlántico sur. Solamente con esto último, se produciría una verdadera revolución dentro de las cloacas del estado, pobladas de todo tipo de organizaciones y facciones que trabajan para cualquier interés menos para los del estado argentino.

Si es real esta intensión ello representará un verdadero “salto hacia adelante” que no estará exento de un alto precio.

No hace falta decir que los anglófilos y sionistas capitalinos (disfrazados de “republicanos”) que secundan el relato de Washington no han ahorrado epítetos para atacar esta gira y las palabras del presidente. Mientras siguen llenándose la boca con el falso argumento de una “inminente invasión rusa”, tapan las inconsecuencias de los EEUU e Israel quienes por separado, pero en un mismo plan, tratan de jaquear los procesos de estabilización política propiciados por Rusia en lugares como Ucrania y Siria, empleando para tales fines el desarrollo de toda clase de operaciones arteras y criminales. Incluso Israel, quien en 2018 tras realizar una de sus incursiones asesino a más de una docena de soldados rusos al derribar un avión de transporte IL-20 que se preparaba a aterrizar en Siria, ha sido pillado nuevamente a comienzos de febrero por las Fuerzas Aeroespaciales rusas tratando de atacar a sus efectivos en el puerto de Latakia. Es por ello que las causticas acusaciones que aquellos sectores lanzan contra Rusia acusaciones y descalificaciones antes bien debieran explicar estas inconsecuencias que plagan sus discursos.

Alberto Fernández no debiera perder de vista estos antecedentes ya que, si hiciera honor a sus palabras, que no le queden dudas de que estos actores pondrán todo tipo de obstáculos y presiones a su proyecto. Para muestra de cómo proceden los amigos de los anglófilos locales, no hay que olvidar el espionaje electrónico masivo que la GCHQ británica había estado realizando sobre las comunicaciones argentinas detectado por casualidad hace unos años atrás y el no esclarecido hundimiento del submarino “ARA San Juan” que rápida y vergonzosamente fue encubierto por el entonces anglófilo gobierno de Mauricio Macri.

Retomar un camino realmente nacional implicaría desmontar todas estas complicidades y ello desataría la ira de los anglosajones quienes pondrían en marcha alguna de sus “operaciones democráticas” para convencer al gobierno que no debe seguir adelante.

Tender una red Stay Behind (Esperar detrás) podría ser una opción que Washington y sus socios de la OTAN podrían usar en Argentina. Esto fue implementado durante la guerra fría en toda Europa y más allá de las supuestas finalidades a las que estaba destinada, terminaron siendo utilizadas para operaciones criminales como fue el asesinato de opositores y funcionarios molestos.

Pero de que se trata esto. Es el montaje de grupos irregulares para llevar adelante operaciones encubiertas financiados y dirigidos por la CIA y el MI6 británico para sabotear a gobiernos que simpatizaban con el comunismo. Igualmente y pese a que ya no existe la URSS, los cerebros del Departamento de Estado y de sus agencias de inteligencia no dudan en continuar con estas tácticas clandestinas e ilegales y viendo la mentalidad retrograda de los sectores anglófilos locales, este tipo de montajes no sería nada difícil de orquestar.

Ello es muy probable si consideramos que los británicos y sus socios de la OTAN están de hecho ocupando territorio insular (islas Malvinas, Sandwiches y Georgias), la influencia política que ejercen desde la embajada británica en Buenos Aires y la complicada situación político-económica que sacude al país, son factores que no debieran pasarse por alto. Es un momento muy complejo en las relaciones internacionales y es por ello que Alberto deberá abrir bien sus ojos si en realidad quiere cumplir con sus palabras.

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