miércoles, 4 de mayo de 2022

“LOS DEDOS EN LA RATONERA”

Cuando el cazador cae en su propia trampa. Una crisis económico-social más profunda aguarda a Occidente por las arrogantes medidas de La Casa Blanca y entonces ¿Quiénes respaldan a Biden?

 

Por Charles H. Slim

Cuando el presidente Joe Biden y su gabinete de neoconservadores disfrazados de demócratas lanzaron el bombardeo de saturación financiera sobre la economía de la Federación Rusa y una insidiosa campaña de acusaciones falsas (Bucha) todos se restregaron las manos y con una mueca sonriente en sus rostros esperaban que dichas sanciones mataría dos pájaros de un tiro: Ahorcarían a la potencia euroasiática y ello crearía un caos social y político contra el gobierno de Vladimir Putin quien tras semejante catástrofe sería colgado por una turba furiosa en la Plaza Roja.

Pero como estamos viendo, algo salió mal. Ni la economía rusa ha sido estrangulada ni Putin ha perdido el apoyo de su pueblo. Al mismo tiempo, las acusaciones de supuestas ejecuciones sumarias en Bucha repentinamente han sido calladas en los medios ¿Y por qué de ello? Simplemente, tras haberse pesquisado a los supuestos ejecutados se ha comprobado que todos ellos ya habían muerto mucho antes de que les ataran las manos y les vendaran los ojos para simular una ejecución. Pero ¿Qué sucedió?, ¿Quiénes fueron entonces? Ellos habían muerto por las esquirlas metálicas de municiones prohibidas del fuego de artillería ucraniana. Una vez más, se dejó en evidencia el accionar de la maquinaria de propaganda y desinformación occidental direccionada desde Washington.

¿Puede sorprender esto? Estos embustes ya vienen desde hace tres décadas siendo una marca registrada. Los psicopáticos del neocon que han hecho de estas medidas, un arte en la guerra psicológica con las cuales han destruido naciones, a advertirse estas inconveniencias rápidamente perdieron sus sonrisas y poco a poco han empezado a perder su fe en “sleepy” Biden quien pareciera aún no darse cuenta que sus errores podrían costar mucho más a los EEUU y sus socios europeos que lo buscado contra Rusia.

El congelamiento y saqueo de los activos de “Gazprom” en bancos de occidente (incluyendo los 300 mil millones de dólares del Banco de Rusia) simplemente carece de un justificativo legal. La actual opinión pública ya no se traga los discursos de la Casa Blanca y mucho menos le cree los motivos por los cuales está metiéndose en Ucrania. Podrá ser presentado como una represalia contra Rusia o un simple asalto a los bienes económicos del enemigo ruso (lo que implica una declaración de guerra) pero nunca (como los medios occidentales pretenden), una medida sustentada en la ley internacional; en éste último caso, si existiera una pieza legal que le permitiera ello habría que cuestionarse ¿Quién le otorgo legitimación a Washington para implementarla?

Al parecer se han dado cuenta que pretender cortar el abastecimiento del gas ruso a Europa y arruinar la economía de Rusia fue una efímera ilusión.  

La respuesta de Vladimir Putin a esta táctica de terror netamente financiero que enlaza a la banca occidental (Wall Street y La City) fue simple y punzante: “Ahora si quieren gas, habrá que pagarlos en rublos”. Para muchos banqueros y economistas de la línea liberal eso era una broma y nada más, pero al parecer no lo fue en absoluto. Polonia y Bulgaria, dos países que se han puesto a complotar contra Rusia y a las órdenes de Washington han sido los primeros en conocer la decisión de Rusia y simplemente no les causó risa. Por el contrario, además del pánico que ello desato en los funcionarios de ambos estados, los teléfonos en la Casa Blanca no pararon de sonar para preguntarle a Biden ¿Y ahora qué haremos?

La misma preocupación, aunque mucho más disimulada ronda en el Bundestag y en los despachos del primer ministro Olaf Scholz quien apelando a una obsecuencia brutal, intentando cumplir con las espectativas de Washington y Bruselas tratara de resistir comprar gas y petróleo aún a riesgo de arruinar su propio sistema productivo. Para confirmar esta posición el 1º de mayo su gobierno dejaba en claro que “apoyaría” el embargo de petróleo ruso como parte de un sexto paquete de sanciones, una decisión que ya está trayendo consecuencias para los alemanes de a pie.

Todo este descalabro económico propiciado por las sanciones ordenadas por Biden aún no tiene previsibilidad aunque se puede intuir que no traerán nada bueno.

Por supuesto que estas inquietudes han tratado de mantenerse calladas en el país de la “democracia y las libertades” pero, como siempre sucede y contra lo esperado por los políticos, ello se termina sabiendo. De esta forma el presidente polaco Duda y el búlgaro Rumen Radev han dejado entrever su pánico ante la decisión rusa de cortar el suministro de gas y todo por seguir las ilegales instrucciones de Washington.  

Similar preocupación esta sacudiendo a otros gobiernos europeos en especial al alemán quien se ha convertido en el vasallo más estrecho y obsecuente de las locas decisiones de Washington que claramente empujarían a que la guerra se desborde de las fronteras ucranianas.   

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