miércoles, 25 de mayo de 2022

 

“SILENCIANDO LA REALIDAD”

Cuál puede ser la naturaleza de un estado que vive a la zaga de una estructura criminal y que hace del crimen una normalidad

 

Por Charles H. Slim

Cubrir la realidad de los hechos en Palestina era la pasión de Shireen Abu Akleh, una periodista norteamericana de origen palestino que fue asesinada con un certero disparo en la nuca en momentos que se disponía a entrar en el campo de refugiados de Jenín. Su autor, un francotirador israelí bien escondido en algún recoveco de las casas en la zona, concreto su ejecución con la intensión de hacerlo pasar por un acto de la Moqawama (resistencia palestina).

Este asesinato es tan repudiable como los que el estado de Israel ha cometido y sigue cometiendo contra cualquier niño, mujer u hombre palestino. No es algo nuevo. Los crímenes que los israelíes tanto militares, policías como sus colonos cometen, se extienden en una larga lista que documenta la impunidad con la que el estado sionista pretende legitimar su establecimiento y la tan trillada victimización apelando al antisemitismo. Desde Gaza a Belén y Cizjordania a Jerusalen, la lista de muertos árabes-palestinos (semitas) a manos del estado ocupante no para de contar eso sin mencionar las incontables arbitrariedades (profanaciones, usurpaciones, detenciones, secuestros, torturas, violaciones, etcetc) que se cometen contra los palestinos bajo la aplicación de “medidas administrativas” dignas de las SS o de la extinta KGB soviética.

Estas cosas eran las que la periodista Shireen Abu Akleh mostraba al mundo con sus reportes desde como solía cerrar sus presentaciones “la Palestina ocupada”. Para Tel Aviv y el circulo sionista, ella molestaba y mucho. Al igual que muchas de sus colegas de la misma cadena “Al Jazeera” como de otras cadenas árabes Shireen soportó los atropellos de los soldados de las FDI israelíes quienes no les importa abusar y golpear a una mujer entre varios. Esto es un punto muy interesante que en occidente nadie quiere hablar ya que, muchos de estos efectivos son judíos con familias en países de occidente (Argentina entre ellos) donde se rasgan las vestiduras sobre moralidad, el humanismo y el respeto los derechos de la mujer y la violencia de genero.

También es cierto decir, que no es una regla esto y existen muchas familias judías que no comulgan con lo que hace Israel e incluso muchos jóvenes en edad de enlistarse en el ejército se vienen negando a participar en estas políticas abominables e inhumanas.

El asesinato de Shireen se inscribe en una política de estado destinada a silenciar los crímenes israelíes y enviar un mensaje de terror a quienes pretendan continuar con esta labor. Claramente, es una amenaza colectiva lanzada sobre el periodismo que no se halla comprometido con los intereses sionistas que han comprado sus voces especialmente en EEUU, parte de Latinoamérica y notablemente advertible en Argentina donde se hace tanta alaraca de la democracia y la libertad de expresión.

Este crimen atroz paso inadvertido en los medios de Buenos Aires, algo que no sorprende ya que es sabido la influencia que tiene el sector sionista local y que es muy bien receptada por sus empresarios del medio. Los atentados en Buenos Aires en la década de los noventas ha sido la puerta de entrada para la militancia sionista digitada desde la embajada. Hoy por hoy esto no asombra e incluso algunos de estos exponentes con total desparpajo niegan las atrocidades de Israel. Tampoco asombra esto ya que muchos de estos tienen doble ciudadanía (argentino-israelí) e incluso tienen propiedades o parientes ocupando alguna propiedad en Jerusalen o algún asentamiento que seguramente fue arrebatada a alguna familia palestina.

La invasión rusa sobre Ucrania ha venido como anillo al dedo para tapar el crimen de Shireen. Los adeptos a Israel no han reparado en hace enjundia sobre las atrocidades de esa guerra. Incluso cuando se ponen a relatar o “informar” sobre los acontecimientos que se desarrollan en Ucrania, teatralizan una sentida angustia o de una impostada indignación por la crueldad y la muerte de civiles ucranianos que son parte de un guion propagandístico bajado desde los medios angloestadounidenses (CNN, NBC, BBC, The Guardian etcetc).

La hipocresía de la corporación de los medios occidentales y de los periodistas argentinos capitalinos ante el asesinato de un par como la periodista Shireen es la muestra de una lamentable realidad que deja bien en claro que no hay compromiso ni con la verdad ni con la realidad, salvo cuando le convenga a los poderes que les sostienen.

    

 

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