“LA CAIDA DE LAS DEMOCRACIAS LIBERALES”
Cuando la realidad se sobrepone a las escenografias
y los cuentos de hadas de los medios occidentales
Por Javier
B. Dal
La guerra que hoy sacude a Eurasia sin dudas es
una tragedia que muy bien pudo haberse evitado, pero que por otra parte ha servido
para demostrar ante la vista de los escépticos y los abúlicos, que tan
respetuosos son de la ley internacional y los derechos humanos las
autoproclamadas democracias liberales occidentales.
No solo son sus
gobiernos y la infraestructura que los sostienen sino también esa casta de intelectuales
y fabricantes de dogmas que formatean a gusto e interés de aquellos, los
argumentos para sostenerlos en la cúspide del poder. Para ello, tienen como
principal vehículo las tentaculares empresas de medios masivos que les dan el
espacio para que puedan “discursar con total libertad” siempre y cuando, sirva
a los lineamientos del poder que al que ellos responden. Claramente eso no es
libertad. Todos estos “filósofos” e informadores de toda clase de calaña ven hoy
flaquear su paradigma que durante décadas fue mantenido en parte, embarrando al
adversario y construyendo en rededor de él, una imagen diabólica y desagradable
demostrando ser -paradójicamente- los mejores alumnos de Goebbels.
Son los instigadores
del odio a los musulmanes conocido como islamofobia catalogándoles de forma
generalizada y arbitraria de “terroristas”, una siniestra estrategia discursiva
y psicológica que sirvió magníficamente al oscurantismo neoconservador y sionista
angloestadounidense que emergió tras el nada claro evento del 11/S. Bajo esta
sombra y al amparo de una impostada “lucha contra el terrorismo” se
persiguieron, encarcelaron, torturaron y asesinaros a millones de musulmanes
sin que ello sea digno de ser considerado un genocidio premeditado.
Son también los
rusofobos de hoy, que se encargan de ensuciar a todo el colectivo ruso por el
simple hecho y conveniencia de ser funcional al discurso de La Casa Blanca y de
la OTAN. En la misma línea callan las incongruencias en Ucrania que se materializan
con el apoyo a un régimen neonazi liderado por un judío askenazi que es
financiado y armado por occidente que no duda en alentar el terror nuclear
bombardeando plantas nucleares y ejecutar actos de terrorismo dentro de Rusia.
En Argentina como en
todo Sudamérica también están haciendo su labor aprovechando la circular crisis
socio económica propiciada por una clase política archi corrupta e
impresentable que desde hace décadas es cómplice y funcional al debilitamiento
de la institucionalidad que sin dudas también carcome a la administración de
justicia. Aquí reina la confusión y la pelea es de todos contra todos por un
puñado de dinero. Sumado a esto el desconocimiento y una caída en los niveles
de la educación, las nuevas generaciones demuestran poco interés y capacidad
para la crítica y razonar de lo que les venden estos supuestos informadores de
la realidad.
Pero estas aves que se
disfrazan de “republicanos” son en realidad, entusiastas partidarios del
segregacionismo (obviamente solapado) que en las últimas épocas ha ido saliendo
a la luz en la sociedad estadounidense y europea, casualmente sus modelos
admirados del liberalismo infectados del odio al negro, al hispano y a los
musulmanes.
Para estos sectores la
islamofobia no tiene lugar en su vocabulario por el simple hecho que ellos
mismos lo practican a diario. Se presentan como defensores de los derechos
humanos y de la legalidad internacional pero, lo hacen de forma selectiva,
acusando a unos de terroristas (sin pruebas de ello) mientras no dicen nada de verdaderos
estados terroristas como Israel (una teocracia disfrazada con traje y corbata) que,
bajo el amparo del imperialismo estadounidense comete por día violaciones a los
derechos humanos de toda clase como ninguno. Y a pesar de eso, osan llamarla la
“democracia” del Medio Oriente.
Bienvenidos a la
realidad. Estos son los que defienden o pregonan la “democracia liberal” que
solo se reduce a una mera enunciación carente de contenido y que solo es una
fachada de un sistema consumista y depredador heredado del colonialismo
británico que el delirante Boris Johnson quiso revivir con el Brexit y que su
posible sucesora Liz Truss (tan ignorante como su predecesor) amaga continuar
usando a Ucrania como plataforma.
Cuando el escritor
Salman Rushdie fue apuñalado -a coro de los atlantistas del norte y Europa- no
tardaron en salir a mostrar una impostada consternación aprovechando el hecho
para tirar por elevación contra Irán, el chivo expiatorio que desde hace años
las embajadas de EEUU y de Israel tratan de establecer como culpable de dos
atentados que tienen olor a otra cosa más repugnante. En cambio, cuando Israel
causa una masacre de niños en Gaza o cuando se produjo el cobarde ataque
terrorista que el 20 de agosto último quitó la vida a la joven periodista y
politóloga rusa Darya Dugina (hija de Alekxandr Dugin) no hubo un solo
comentario de estos liberales para denostar esos actos inhumanos. Allí es donde
se ve la parcialidad y la falsedad de su discurso humanista.
Expertos en dar
lecciones de moral y ética solo de la boca para afuera. Si como dijo Jesucristo
-aunque los sionistas no lo respeten- practicasen el dicho “No veas la
paja en el ojo ajeno más bien mira la viga en el propio”, sin dudas se
llamarían a silencio, algo que no hacen dejando en claro la hipocresía y la
parcialidad con la que se mueven por los medios.
Son estos mismos
personajes que chapeando con sus títulos y maestrías en costosas universidades
del mundo anglosajón y como si ello los pusiera por encima del sentido común,
han sido consecuentes y obsecuentes aduladores de las políticas xenófobas,
racistas y mortales contra los pueblos no occidentales (que incluye a los
latinos con las intervenciones dirigidas desde Washington) revelando ese “gen”
supremacista el cual los hace auto percibirse superiores a los demás y con el
cual justificarse y justificar a los entes políticos que admiran para poder
agredir, robar y matar a pueblos enteros escondiéndose detrás del victimismo.
Son los justificadores
de las fechorías de estas “democracias liberales” las mismas que pretenden
reglar al mundo arengando el respeto a los derechos humanos cuando ello quedo
muy claro que ellos mismos no respetan y muy poco aplican.
La demostración de esto
lo vimos en Iraq, Afganistán, Libia y lo seguimos viendo en Yemen, Palestina y
Siria donde EEUU y sus aliados continúan ocupando de forma ilegal y arbitraria territorios
desde donde se lanzan ataques que matan a civiles tanto en Siria como en países
vecinos. Pero claro, esto no se dice ya que según estos fabuladores “las
democracias no hacen eso”. Sin dudas las salas de torturas en los inhumanos presidios
de Guantánamo, Abu-Graib o Gilboa (dedicados a musulmanes) son para estos
crápulas de la pluma, relatos y propaganda.
Los derechos humanos (en
el marco geopolítico) para estos son otra mercancía solo asequible a los
occidentales de una determinada confesión y etnia; quienes no entran en esta
categoría solo son una masa despreciable y dispensable para concretar los
planes de quienes dirigen desde Washington y Bruselas. Hoy los ucranianos de a
pie (tanto los pro-occidentales como los rusofonos del Donbass) son la carne de
cañón para los intereses de estos actores y pese a los extensos antecedentes subversivos
y criminales previos que implican a funcionarios de la embajada en Kiev y a
elementos de la OTAN como provocación de la intervención rusa del 24 de febrero
2022, los medios y estos argumentadores falsean la realidad.
La libertad y la
democracia que tanto han blandido como banderas propias solo son apariencias y
reflejos distorsionados para encubrir las verdaderas dictaduras liberales (esas
de puño de acero con guante de seda) que no hay que olvidar, crecieron a la sombra
del colonialismo y el imperialismo anglosajón que estos esbirros berretas
tratan de maquillar. Si la semilla es mala es seguro que su fruto será similar.
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