sábado, 3 de diciembre de 2022

 

“EL LADO DE B DE QATAR”

Sin dudas que el mundial de futbol en una monarquía como Qatar es criticable pero, ¿Puede asombrarse el muerto del degollado?

 

Por Charles H. Slim

Desde que se conoció que la sede del mundial de fútbol sería en el controvertido emirato de Qatar, no han parado de retumbar por algunos medios argentinos, posturas contra el evento llamando a un boicot por considerarlo como una monarquía que viola los derechos humanos. A grandes rasgos los argumentos esgrimidos suenan muy fuertes y atendibles salvo, si tenemos en cuenta quienes son los principales impulsores de estas condenas morales.

En los medios argentinos se nota desde hace tiempo la influencia de ciertos sectores de la comunidad que bregan por mantener esta política de mirar la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio. Con las ínfulas que les da una autopercepción engañosa, levantan el dedo y tratan de dar cátedra de moral a los demás cuando en lo que respecta a su propia conducta y la del ente con el cual simpatizan, deja mucho que desear. Otros de la misma calaña, hacen el mismo trabajo pero con un ángulo diferente.

Qatar es una monarquía árabe que está mucho más comprometida con la geopolítica de Washington y Londres que con los derechos humanos y es allí donde está el meollo de la discusión. Ciertamente que fue parte en la componenda tramada por la administración de Barak Obama (gestionada por Hillary Clinton) y que los medios llamaron “Primavera árabe” que destruyó Libia en 2010, que participó en la agresión contra Siria desde 2011 y que sin dudas cooperó con la fabricación del “Daesh” en Iraq allá por 2013.

Pero esto no es lo que estos intelectuales critican. No para nada. Para ellos, es más grave no permitir la militancia LGTBQ que se mate a una persona, mucho menos si son árabes y no digamos nada si son palestinos. Y es que las preocupaciones de estos farsantes del liberalismo no pasan por los derechos humanos o la violación de la legalidad internacional sino, por buscar degradar las sociedades árabes e islámicas con estas creaciones de la modernidad occidental.

Tratando de jugar de maestros de la “democracia” y eruditos en moralidad han hecho todas las observaciones habidas y por haber a esta monarquía corrupta, anteponiendo la plantilla del estilo de vida angloestadounidense sobre la realidad de pueblos milenarios, pero ¿Qué sucede con otras realidades tan o más aberrantes como lo es el Apartheid israelí? Obviamente no entra dentro de su campo visual.

Lo hemos explicado en varias oportunidades que los sionistas no necesariamente son judíos. Los denominados “Goy” (gentiles) suelen ser los partidarios y defensores más celosos de las políticas del estado de Israel, pero esto a su vez los vuelve obsecuentes y ciegos a la realidad de todo el panorama circundante. Desde la instauración de Israel en Palestina estos sujetos, mimados por los sionistas han sido la apoyatura invalorable (y muy costosa) para sostener las políticas de relaciones públicas del sionismo de cara al mundo, especialmente ocultando las brutalidades en los territorios árabes ocupados.

Esa política implicaba y sigue implicando (con mayor dificultad) el silencio sobre crímenes, arbitrariedades y violaciones a los derechos humanos cometidos contra los palestinos. A pesar de haber invertido cientos de millones de dólares en esta empresa, la realidad de los palestinos es imposible de ocultar y mucho menos de explicar y a razón de ello se ha visto lo que se ha visto en Qatar.

Los corresponsales israelíes como Moav Vardi del Canal KAN 11 pese a estar autorizados por las autoridades qataríes a ingresar al emirato, las reacciones de los árabes de a pie no reflejaron la cordialidad que los políticos fuerzan y transan por meros intereses. Esto fue rápidamente advertido por los israelíes quienes (como es su costumbre) y en algunos casos al verse increpados trataron de camuflarse con otras nacionalidades. Y es que esto último no es una capacidad camaleónica sino más bien, la demostración de la culpa y el simple hecho de que los israelíes son en su mayor parte, ciudadanos judíos de otros países quienes cumpliendo con un plan demográfico, Israel tras robar los territorios árabes a punta de fusil y topadoras que derriban sus casas los usurpan para emplazar “Kibbuts” o asentamientos (que encubren fabulosos negocios inmobiliarios) donde crecerán sus familias.

Pronto los israelíes se dieron cuenta que no eran bienvenidos y que incluso como dijo el corresponsal israelí Raz Shechnik de Yedioth Ahronoth “No sentimos odiados, sentimos la hostilidad, y no nos sentimos bienvenidos”. Con la execrable realidad que viven los palestinos y las injusticias como son el asesinato de la periodista de la cadena “Al Jazeera” Shireen Abu Akleh y una larga lista de otros colegas ¿Pueden mostrarse asombrados?

Esa es una realidad que los sionistas argentinos no ven (o mejor dicho no quieren ver) pero que los árabes de todo el mundo que han convergido en Qatar les han recriminado en las calles, en los bares e incluso en los estadios donde se blandieron banderas palestinas, prohibidas en el Apartheid.  Seguramente para los sionistas esto además de una patada en el hígado, caiga en el gastado y baladí argumento del antisemitismo olvidando que los árabes son tan o más semitas que un askenazi europeo venido de Lituania o de Canadá.

Si realmente están tan interesados en la “democracia” y en los derechos humanos, porque no se preguntan ¿Cómo están las cosas para los palestinos bajo la Teocracia judía de Israel? Porque y valga recordar, es un estado que busca la puridad, un estado de judíos y para judíos, y en ese sentido ha venido ampliándose a costa de los territorios palestinos. Hoy la ultraderecha sionista detenta el poder y lo peor de este sector se propone a llevar adelante una política para terminar definitivamente con los palestinos, una “solución final” como le gustaría manifestar al extremista judío Itamar Ben-Gvir y su partido “Poder Judío” que solo podría llevar a la práctica con la bendición de EEUU ¿Algún comentario sobre esto?

Aunque el discurso mesiánico del sionismo religioso que tiene su apoyatura en los evangelistas neosionistas de occidente siga balbuceando que es “Yaveh quien protege a Israel” la realidad es más terrenal de lo que ellos han pretendido mostrar y ella se vincula con los cientos de millones de dólares al año (este año 147 mil millones) y las toneladas de armas de EEUU que desde antes de 1948 ha permitido su estancia en Palestina.

Podemos concluir que a pesar del controversial acuerdo de algunos estados árabes con Israel y los negocios que ello les ha redituado, los simples ciudadanos árabes incluidos aquellos de esos estados firmantes, no se olvidan de la realidad de sus hermanos palestinos y ejercen su derecho de gritárselo en la cara a quienes tratando de disimular que no saben lo que sucede y caminan por sus calles creyendo que no les reconocerán, ocupan un lugar gracias al uso de la fuerza y no del derecho. Es por ello que la Copa mundial en Qatar no servirá para lavar la cara del estado de Apartheid y en el fondo los sionistas saben que como reza el refrán “Lo mal habido, se lo llevará el Diablo”.   

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