jueves, 1 de diciembre de 2022

 

“LA DEMOCRACIA DE LAS BALAS”

El fracaso de las tácticas sucias y la extorsión económico-financiera de Occidente, sumado a los reveces en el campo de batalla y la inminencia del invierno está desesperando a los cerebros en Washington y Bruselas dejando a la vista sus verdaderos rostros ¿Hasta cuándo aguantaran los caprichos de Zelensky?

 

Por Charles H. Slim

Como se sabe, para los medios occidentales lo que está ocurriendo en Ucrania no es más que una guerra producto de una invasión rusa impulsada por el capricho de Vladimir Putin. Esto significa (en teoría) que el gobierno ucraniano de Volodymyr Zelensky está luchando solo contra Rusia y que el apoyo occidental es meramente simbólico, pero en realidad todos sabemos que eso es una falacia que ya nadie se traga.

El famoso artículo 4º del Tratado de la OTAN que prescribe la posibilidad de que cuando “la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las Partes fuese amenazada”, se pueda consultar a los países miembros si se debe actuar, hace rato que se está implementando de forma solapada.

Cuando se montó aquella escenografía en Polonia sobre la caída del “misil ruso” sin dudas fue un intento por blanquear y apresurar la intervención de la OTAN y facilitar con ello (y entre otras cuestiones) el flujo fluido y urgente de armamento para tratar de sostener todo el frente oriental que más allá de la retirada rusa de Jersón, queda muy claro que como lo dijimos antes, fue un repliegue estratégico para dar un salto más allá de la capital provincial. Los hechos de la última semana avalan esto y la situación en los alrededores de la ciudad confirman la precariedad de los milicianos ucranianos. Sumado a esto, los avances en Donetsk recapturando Ugledar y Artiomovsk a pocos kilómetros de Sloviansk, esta comprometiendo de forma fatal a las tropas de Kiev.

Las fotografías y filmaciones de Zelensky y sus lugartenientes festejando la retirada rusa de Jersón solo captaron un instante de ese triunfalismo ya que no perduró mucho ese sentimiento y es que los bombardeos rusos han estado destruyendo las modernas y costosas piezas de artillería de fabricación francesa y estadounidense “Cesar” (de 155mm) y “HIMARS” (de 227 mm). Para peor, los últimos golpes sobre bunkers usados como depósitos de municiones para alimentar a estos sistemas han puesto en problemas a los ucranianos.

Ante esta situación fue que en una reunión celebrada el martes 29 de noviembre por los representantes de la OTAN en Bucarest y a la cual Kuleba fue el participante más interesado, se le prometió que Ucrania (recordando las observaciones formuladas en 2008 por William Burns) podría ser admitida pronto como miembro de la organización con lo cual, se estaría confirmando nuestra conclusión de que Bruselas y Washington buscan blanquear su participación en las hostilidades.

Pero también es posible que estas promesas sean solo un placebo para calmar las ansias de Zelensky y buscar que se siente a conversar con Rusia para un final de las hostilidades. Los norteamericanos no están interesados en que las cosas se salgan de madres y puedan escalar a un incidente nuclear. El incidente del misil sobre Polonia parece haber sido la gota que derramo el vaso. Hay algunos trascendidos que no podemos confirmar referentes a que la CIA habría abortado un par de intentos de grupos afiliados al “Sector Derecho” para provocar una catástrofe en Zaporiye.

Más allá de estos rumores, hay algunas señales de que Washington está perdiendo la confianza en el cómico -quien tras sus grandes metidas de pata ha quedado mal parado- y eso es muy peligroso para el personero ucraniano. En realidad, esto no es una novedad. Se sabe bien que la seguridad y la inteligencia del régimen está directamente controlada por estadounidenses y británicos con lo cual queda evidente que son ellos quienes tienen el control del régimen y obviamente, acceso directo a su cabeza. A los burócratas en Washington solo les importa poder enclavarse en Ucrania y ello -a estas alturas- podría negociarse antes de que las cosas empeoren con Moscú. No se olviden las palabras de Biden al preguntarle sobre la farsa del misil en Polonia …”las evidencias dicen otra cosa”, desacreditando las afirmaciones del personero de Kiev. Por lo pronto Zelensky seguirá siendo útil para la OTAN hasta nuevo aviso.

Por lo pronto y como es costumbre, Washington seguirá con su doble rasero dando con una mano armas y con la otra negociando con Moscú un posible acuerdo de alto al fuego.

Según algunas fuentes confiables Washington estaría evaluando la entrega de nuevos sistemas de misiles tierra-tierra de mayor alcance denominado GLSDB, producido por la Boeing y que el ejército estadounidense no ha probado en combate real. Las características de este sistema con un alcance de 100 millas constituyen una amenaza a la soberanía de la Federación Rusa ya que con este armamento será más fácil bombardear puntos estratégicos como son las bases aéreas rusas y navales de la Península de Crimea. 

Los últimos pedidos públicos del Ministro de Relaciones Exteriores ucraniano Dmytro Kuleba para que la OTAN aumente la provisión de armamento es sin dudas el síntoma de que las cosas están mucho peor de lo que Kiev quiere reconocer. También es la confirmación de la degradación material que están sufriendo sus unidades armadas con la pérdida de piezas como las nombradas.

Al mismo tiempo se supo que en Bruselas, los personeros de la organización atlántica pusieron en conocimiento a sus colegas del Pentágono sobre la necesidad de incrementar el apoyo material a las FSU reconociendo al mismo tiempo el riesgo que conlleva agotar los stocks de municiones y armamentos para consumo propio.

Esto solo es lo que se ve en la superficie. A esto debemos agregarle la perdida de personal (asesores) y de valioso equipamiento de comunicaciones que se conecta a la red de satélites “Starlink” que según varios informes de inteligencia y contrainteligencia (y aunque Elon Musk lo haya negado), ha sido hackeada en varias ocasiones dejando a brigadas y unidades de combate ucranianas totalmente ciegas y aisladas de apoyo. En cada una de estas ocasiones los ucranianos perdieron sus blindados y vehículos ligeros artillados los cuales se añadirían a los desesperados pedidos de Kiev.

Por supuesto que esto beneficia a los fabricantes de armas y proveedores de las Fuerzas Armadas estadounidenses y a sus pares de la OTAN pero también obliga a una comparecencia ante los estamentos políticos, en especial del Congreso norteamericano desde donde se requerirán informes pormenorizados del caudal de armamento que se está enviando a Ucrania y si realmente está llegando a destino. Como lo han señalado algunas fuentes, se ha visto parte de ese armamento en Bosnia y Kosovo. También será un tema muy interesante el saber a dónde está yendo el dinero que supuestamente se envía para financiar a la administración gubernamental en Kiev pero que, según algunas fuentes está enriqueciendo al mismo Volodymyr Zelensky y a sus más estrechos colaboradores.

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