miércoles, 9 de noviembre de 2022

 

“HACIA UN DESDOBLAMIENTO INTERNACIONAL”

Los esfuerzos de Washington por obstaculizar la labor de los representantes rusos ante Naciones Unidas ¿Podría traer más dolores de cabeza que alivio para los anglosajones?

Por Dany Smith

Dos siluetas encorvadas que venían con sus manos alzadas en señal de rendición son imágenes que todos los días se registran en el frente ucraniano. En este caso, eran dos sobrevivientes de lo que quedo de un grupo de asalto enviado por Kiev en la llamada contraofensiva contra Rusia. Se trataba de Igor y Vasili, dos jóvenes reclutas ucranianos de un regimiento especial muy bien pertrechado, conducido por “asesores británicos” que había sido destinado a infiltrarse en cercanía de la central eléctrica de Kajovkaya en Khersón. La fortuna hizo que sobrevivieran a la respuesta de las tropas rusas. Con sus caras deformadas por la frustración y la fatiga exclamaron a sus captores “Fuimos enviados al matadero” dijo uno de ellos mientras los trasladaban a un camión. Para alguien que lo ve desde afuera se pregunta ¿Hasta cuándo seguirá esta guerra?

La evidencia del apoyo occidental y en particular de EEUU y Gran Bretaña está regado por todos lados. En lo que va de la guerra, las tropas rusas y las ucranianas de la RPD y de la RPL han capturado incontable variedad de fusiles de asalto entre los que hay SCAR L belga, SA80 británicos, FAMAS francés y claro, las infaltables AK-47 en todas sus versiones. Sumado a ello, cientos de piezas de misiles anti tanque FGM-48, antiaéreas MANPAD, los lanza misiles estadounidenses HIMARS y vehículos varios donados por algunos miembros -especialmente alemanes, polacos y británicos- de la OTAN.

En ocasión de rechazar esta malograda infiltración, los Drones kamikaze rusos lograron abatir un sistema de misiles de fabricación estadounidense HIMARS y junto a los restos humeantes, yacían los equipos de radio, algunos Drones de reconocimiento y pertrechos gentileza de la “Royal Navy” demostrando la estrecha implicancia de elementos británicos.

La nueva estrategia conducida por el general ruso Sergei Surovikin apodado “Armagedón”, responsable de haber aplastado a los “yijadistas” reclutados por los turcos y coordinados por occidente para destruir a Siria, está dando resultados y con creces. Los ucranianos leales a Zelensky están desesperados y como forma de contra restar esto, tratan de crear una catástrofe humanitaria atacando centros de abastecimiento de agua potable, plantas de energía eléctrica y lo más peligroso, a la Central nuclear de Zaporiye con tal de crear un impacto mediático, todo ello sin dudas, bajo la dirección de la polifacética democracia angloestadounidense.

A pesar de que estas evidencias han sido puestas sobre la mesa ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (como los laboratorios de Guerra Biológica estadounidenses), el interés por abordar la situación con la debida imparcialidad brilla por su ausencia. Esto vuelve a poner en discusión una vez más, la neutralidad del organismo que hace tiempo ha fracasado por constituir un sistema de seguridad internacional y velar al respeto de la Carta orgánica que con solo ver lo que viene sucediendo desde hace treinta años hasta el presente con mucha seguridad podemos decir, no se respeta.

Como principio de cuentas, hoy más que nunca ha quedado a la vista la indeseable e ilegítima influencia que tiene su anfitrión sobre Naciones Unidas, es decir los EEUU, país que es parte en acciones desestabilizadoras, agresiones bélicas de todo tipo y propulsor de la inestabilidad alrededor del mundo.

En realidad, hace tiempo que muchos mascullaban en los rincones de este organismo y en los de muchos gobiernos de varios estados parte, que había que hacer reformas que le dieran a las facultades del foro, verdaderas prerrogativas (obligatorias) que estén por encima de todos los miembros (incluyendo a los EEUU) sin las odiosas excepciones que ya conocemos.

Ello ha causado un grave daño a la imagen de este organismo y también a la legalidad internacional, aún más que las agresiones y latrocinios que se han venido registrando en los últimos treinta años hasta esta parte. No es posible que el anfitrión cabildee con total descaro, en favor o no de ciertas votaciones, se ejerzan presiones o se impulsen complots o censuras contra los miembros catalogados por las partes interesadas como “indeseables”.

No es un secreto de que EEUU ha estado jugando un juego cínico y esquizofrénico en el cual haciendo gala de su influencia política y financiera (dado que es el que más dinero pone para el mantenimiento de la ONU), se comporta como juez y parte restando credibilidad al foro.

Ya a comienzos del 2000 el entonces presidente venezolano Hugo César Chávez clamaba a bocajarro y frente a multitudinarias audiencias como fue en la ponencia ante el foro en septiembre de 2005 la necesidad de cambiar el lugar de sede y reformar Naciones Unidas. Chávez tuvo la valentía de denunciar crímenes y las arbitrariedades que EEUU y socios como Israel cometían ante la vista pasiva de la llamada “Comunidad internacional” y por ello, se ganó la admiración de unos, pero también el odio de los sectores más oscuros y tenebroso de esos estados. Y es que, a la vista de grandes injusticias internacionales harto comprobadas ¿Puede seguir teniendo legitimidad semejante ente para señalar a los estados miembros cuáles son los lineamientos para la paz?

Estas inconsecuencias se vienen reiterando hoy día contra Rusia, que bajo la excusa de la guerra en Ucrania y anteponiendo una verdadera propaganda sesgada en la que (como no podía ser de otra manera) no se muestra las injerencias -que desde 1996- tiene la OTAN, se ha estado poniendo obstáculos y barreras administrativas a los representantes rusos en el foro. Ante esto, la Federación Rusa ha enviado a cada uno de los miembros de Naciones Unidas una carta denunciando este proceder arbitrario y abusivo que viola entre otras obligaciones, lo previsto en la Resolución 76/122 de la Asamblea de Naciones Unidas. De esta forma y aprovechando su condición de país anfitrión, las autoridades estadounidenses vienen negando el visado y poniendo trabas burocráticas a cada uno de ellos en momentos que (casualmente) EEUU pretende impulsar reformas en la Carta de Naciones Unidas que excluirían a Rusia de su membrecía.

Es posible que de prosperar semejante engendro administrativo, Rusia lleve adelante la constitución y construcción de un foro mundial alternativo que más allá de cualquier juicio de disvalor que desde la maquinaria mediática occidental pueda llegarse a formular, creará un hito revolucionario e histórico que de prosperar cambiará el equilibrio geopolítico y geoestratégico del mundo y en dónde podrán ventilarse asuntos que hasta hoy, son imposibles plantear ante la ONU.

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