INCERTIDUMBRE
ARGENTA
¿Cuáles son las fuerzas políticas que se tumultúan y delinean para el
futuro inmediato de la Argentina?,¿Responden estás fuerzas políticas a los
intereses argentinos?
Por
Charles H. Slim
Los resultados que vimos en las elecciones PASO del 13 de agosto pasado
no solo han demostrado que hay un cambio en el balance del poder electoral en
detrimento de las estructuras políticas del Status Quo de la partidocracia
argentina sino y tal vez lo más preocupante, la desintegración del tejido
social que marca el comienzo de una era oscura donde la luz de la salida no se
verá de forma inmediata.
Hace mucho
tiempo que en la Argentina no existen fuerzas nacionalistas (entendidas en el
buen sentido) y cada administración que ha transcurrido en los últimos cuarenta
años solo han debilitado (mediante el clientelismo, la corrupción y la
ineficiencia) el sentido del ser que vincula al pueblo con el estado que los
administra y representa. Es más hoy la pregunta que habría que hacer es ¿A
quiénes realmente representa el actual estado?
En la
actualidad en Argentina hay una evidente disociación no solo del pueblo con sus
gobernantes y sus referentes políticos (incluido el Peronismo), lo que ya
altera la definición del Estado-Nación sino algo mucho peor. Hay una progresiva
disgregación y descomposición dentro del mismo pueblo que lleva a otra pregunta
¿Cómo se puede volver a cohesionar una identidad en común sin caer en el
totalitarismo? Otra pregunta clave sería ¿Cuáles son las raíces comunes del
pueblo argentino?
Ciertamente
no lo es el Liberalismo pro-anglosajón o su variante alocada libertaria, ni el
progresismo europeo ni mucho menos el sionismo disfrazado de espiritualidad. No
es el fin de la política, sino de la corrupta partidocracia.
El gran
dilema que acucia a los argentinos es el constante manoseo y estafas económicas
que llevan adelante sus dirigencias y el notorio abandono de los asuntos de
interés geopolíticos producto de ese carácter pusilánime y ventajero de sus
políticos. Ningún partido esta exento de esto, que además ha sido secundada por
una corporación mediática obsecuente y atenta a los intereses en danza, creando
una severa crisis ético-moral y de credibilidad que ha terminado por parir a
una versión sudamericana del Trumpismo encarnada en un joven líder como Javier
Milei.
Ahora todos
se escandalizan con la apronta y desaforada personalidad de este producto
llamado Milei, pero ninguno se hace cargo de su contribución a ese emerger que
viene acompañado de una inspiración pseudo-espiritual de tinte sionista. A
cuenta de esto, las preocupaciones de la intelectualidad por una supuesta
“amenaza para la democracia” en realidad ello esconde el pánico que sienten por
un sistema corrupto del cual viven.
Milei es
una amenaza y por ello reaccionan. Sus competidores garantizan la continuación
de este Status Quo y es por ello que claman por su apoyo. Igualmente, todos ellos
no son más que la sombra de los mismos hilos que sostienen sus posturas. A
diferencia de los engaños y las manipulaciones de siglos pasados y en especial
de todo el siglo XX, hoy esos engaños están a la vista de quien quiera verlos;
si lo acepta eso ya es otra historia.
Como ya lo
he dicho antes, los dirigentes políticos y sindicales que tienen los argentinos
no han venido de Marte. Son el producto de su propia historia, de la
idiosincrasia y de un retraso en el carácter que lo sigue presentando de cara
al mundo como un pueblo adolescente, que vive en la queja perpetua, llorando y
remordiendo por el pasado que no termina por definir cuál debe ser el destino
de su nación.
Como ese
adolescente, sus dirigentes lo han malcriado ya que lejos de gobernarle bajo
una ley de equilibrio y sensatez lo han conformado bajo una pésima (y torcida)
interpretación de los derechos humanos materializado con un eterno asistencialismo
y una panacea de derechos sin obligaciones.
Así se
presentan las cosas hoy. Pero esto no tiene soluciones mágicas ni inmediatas. Tanto
al candidato del “peronismo K” Sergio Massa, o la parca representante de
“Juntos por el Cambio” Patricia Bullrich como el “libertario” Javier Milei son
sostenidos en sus proyectos y por detrás de bambalinas por los intereses
externos. Solo son distintos caballos de carrera en manos de un solo apostador.
Todos y
cada uno de ellos en última instancia, aunque con lenguaje y argumentos
distintos, rinden loas a EEUU y a Israel prometiendo con ello un alineamiento
automático con todo lo que ello conlleva.
No es una
exageración. Estos actores podrán cooptar sin problemas las débiles áreas
estratégicas del estado. Así el clamor de la sociedad por la seguridad será
capitalizado mediante el asesoramiento de las fuerzas policiales y militares de
estos países que además de invadir y ocupar territorios ajenos, tienen extensos
records de violaciones a los derechos humanos ¿Por qué Argentina no reconstruye
sus propias capacidades por sí misma?
He allí el
quid de la cuestión. Washington les dará el acceso a los créditos y Tel Aviv
sus horrendos asesores (expertos torturadores y asesinos) y ustedes se signarán
a nuestras necesidades olvidándose de sus intereses. Macri hizo esto y tuvimos
el incidente del “ARA San Juan”. En última instancia, la Argentina solo será la
plataforma de sus geopolíticas y nada más, las cuales (y tras el ropaje de
políticas de estado argentinas) se centrarán propulsar las sospechas, el odio y
la desconfianza contra Irán, Rusia y China.
Sin una
visión geopolítica propia, sin FFAA y tapándose los ojos sobre la realidad en
el Atlántico sur, el circulo vuelve a cerrarse y una vez más, el país vuelve a
caer en la misma lógica.
Para los
momentos que se están viviendo a nivel global, con la crisis alimentaria y
energética creada por EEUU en su carrera por pretender desbancar a Rusia y China,
con una guerra en Europa que en breve podría escalar de forma dramática no solo
por el uso de armas nucleares, químicas y biológicas sino, por ya revelado uso
del terrorismo por parte de las agencias atlantistas (asesinando periodistas
rusos y volando gasoductos) escudándose detrás de los servicios secretos
ucranianos, la Argentina además de desarmada volvería a encadenarse con estos
intereses sin advertir los potenciales peligros de ello.
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