domingo, 17 de septiembre de 2023

 

INCERTIDUMBRE

ARGENTA

¿Cuáles son las fuerzas políticas que se tumultúan y delinean para el futuro inmediato de la Argentina?,¿Responden estás fuerzas políticas a los intereses argentinos?

 

Por Charles H. Slim

Los resultados que vimos en las elecciones PASO del 13 de agosto pasado no solo han demostrado que hay un cambio en el balance del poder electoral en detrimento de las estructuras políticas del Status Quo de la partidocracia argentina sino y tal vez lo más preocupante, la desintegración del tejido social que marca el comienzo de una era oscura donde la luz de la salida no se verá de forma inmediata.

Hace mucho tiempo que en la Argentina no existen fuerzas nacionalistas (entendidas en el buen sentido) y cada administración que ha transcurrido en los últimos cuarenta años solo han debilitado (mediante el clientelismo, la corrupción y la ineficiencia) el sentido del ser que vincula al pueblo con el estado que los administra y representa. Es más hoy la pregunta que habría que hacer es ¿A quiénes realmente representa el actual estado?

En la actualidad en Argentina hay una evidente disociación no solo del pueblo con sus gobernantes y sus referentes políticos (incluido el Peronismo), lo que ya altera la definición del Estado-Nación sino algo mucho peor. Hay una progresiva disgregación y descomposición dentro del mismo pueblo que lleva a otra pregunta ¿Cómo se puede volver a cohesionar una identidad en común sin caer en el totalitarismo? Otra pregunta clave sería ¿Cuáles son las raíces comunes del pueblo argentino?

Ciertamente no lo es el Liberalismo pro-anglosajón o su variante alocada libertaria, ni el progresismo europeo ni mucho menos el sionismo disfrazado de espiritualidad. No es el fin de la política, sino de la corrupta partidocracia.

El gran dilema que acucia a los argentinos es el constante manoseo y estafas económicas que llevan adelante sus dirigencias y el notorio abandono de los asuntos de interés geopolíticos producto de ese carácter pusilánime y ventajero de sus políticos. Ningún partido esta exento de esto, que además ha sido secundada por una corporación mediática obsecuente y atenta a los intereses en danza, creando una severa crisis ético-moral y de credibilidad que ha terminado por parir a una versión sudamericana del Trumpismo encarnada en un joven líder como Javier Milei.

Ahora todos se escandalizan con la apronta y desaforada personalidad de este producto llamado Milei, pero ninguno se hace cargo de su contribución a ese emerger que viene acompañado de una inspiración pseudo-espiritual de tinte sionista. A cuenta de esto, las preocupaciones de la intelectualidad por una supuesta “amenaza para la democracia” en realidad ello esconde el pánico que sienten por un sistema corrupto del cual viven.

Milei es una amenaza y por ello reaccionan. Sus competidores garantizan la continuación de este Status Quo y es por ello que claman por su apoyo. Igualmente, todos ellos no son más que la sombra de los mismos hilos que sostienen sus posturas. A diferencia de los engaños y las manipulaciones de siglos pasados y en especial de todo el siglo XX, hoy esos engaños están a la vista de quien quiera verlos; si lo acepta eso ya es otra historia.

Como ya lo he dicho antes, los dirigentes políticos y sindicales que tienen los argentinos no han venido de Marte. Son el producto de su propia historia, de la idiosincrasia y de un retraso en el carácter que lo sigue presentando de cara al mundo como un pueblo adolescente, que vive en la queja perpetua, llorando y remordiendo por el pasado que no termina por definir cuál debe ser el destino de su nación.

Como ese adolescente, sus dirigentes lo han malcriado ya que lejos de gobernarle bajo una ley de equilibrio y sensatez lo han conformado bajo una pésima (y torcida) interpretación de los derechos humanos materializado con un eterno asistencialismo y una panacea de derechos sin obligaciones.

Así se presentan las cosas hoy. Pero esto no tiene soluciones mágicas ni inmediatas. Tanto al candidato del “peronismo K” Sergio Massa, o la parca representante de “Juntos por el Cambio” Patricia Bullrich como el “libertario” Javier Milei son sostenidos en sus proyectos y por detrás de bambalinas por los intereses externos. Solo son distintos caballos de carrera en manos de un solo apostador.

Todos y cada uno de ellos en última instancia, aunque con lenguaje y argumentos distintos, rinden loas a EEUU y a Israel prometiendo con ello un alineamiento automático con todo lo que ello conlleva.

No es una exageración. Estos actores podrán cooptar sin problemas las débiles áreas estratégicas del estado. Así el clamor de la sociedad por la seguridad será capitalizado mediante el asesoramiento de las fuerzas policiales y militares de estos países que además de invadir y ocupar territorios ajenos, tienen extensos records de violaciones a los derechos humanos ¿Por qué Argentina no reconstruye sus propias capacidades por sí misma?

He allí el quid de la cuestión. Washington les dará el acceso a los créditos y Tel Aviv sus horrendos asesores (expertos torturadores y asesinos) y ustedes se signarán a nuestras necesidades olvidándose de sus intereses. Macri hizo esto y tuvimos el incidente del “ARA San Juan”. En última instancia, la Argentina solo será la plataforma de sus geopolíticas y nada más, las cuales (y tras el ropaje de políticas de estado argentinas) se centrarán propulsar las sospechas, el odio y la desconfianza contra Irán, Rusia y China.

Sin una visión geopolítica propia, sin FFAA y tapándose los ojos sobre la realidad en el Atlántico sur, el circulo vuelve a cerrarse y una vez más, el país vuelve a caer en la misma lógica.

Para los momentos que se están viviendo a nivel global, con la crisis alimentaria y energética creada por EEUU en su carrera por pretender desbancar a Rusia y China, con una guerra en Europa que en breve podría escalar de forma dramática no solo por el uso de armas nucleares, químicas y biológicas sino, por ya revelado uso del terrorismo por parte de las agencias atlantistas (asesinando periodistas rusos y volando gasoductos) escudándose detrás de los servicios secretos ucranianos, la Argentina además de desarmada volvería a encadenarse con estos intereses sin advertir los potenciales peligros de ello.

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