martes, 14 de noviembre de 2023

 

EL VIVO, EL TONTO Y EL PERDEDOR

¿Será el resultado del debate entre Massa y Milei un preludio del resultado electoral? La hora de elegir entre lo malo y lo pésimo

 

Por Javier B. Dal

Es muy posible que haya mal gastado mi tiempo y el valor de un café para ver lo que se presentaba como un “debate” entre los candidatos presidenciales. Como venía el domingo me decidí a quedarme en un bar de retiro para ver este debate que se presentaba como un “gran espectáculo” entre Massa y Milei.

Creo que apenas vi las caras de ambos en esa pantalla partida, me di cuenta que había un serio problema en uno de ellos y no era de maquillaje.

La cara de Javier Milei ya se veía desencajada, forzadamente calmada y totalmente desorientado, una impresión que contrastaba de forma bizarra con la cara inexpresiva y fría de Sergio Massa que parecía un adoquín. Se que sonará petulante y hasta poco creíble pero, desde el primer momento que Milei abrió la boca me di cuenta que ya había perdido.

Massa no habría tenido mejor oponente que Milei. Y no por sus capacidades intelectivas o de liderazgo político. Nadie le habría regalado tantos huecos en esta charla como lo hizo el economista neurótico quien parecía no dominar sus diálogos internos y que cada vez que pretendía dar una respuesta sagaz al incisivo adversario, se trababa o articulaba de forma lastimera y sin sentido las oraciones.

Si el público se vale de estas percepciones no hay dudas de cuáles serán los resultados el domingo venidero. En realidad, no hay que ser un genio para advertir cuál es el humor de los argentinos y en valor de qué toman sus decisiones. Como pueblo tienen el don del oportunismo y siempre están del lado de lo seguro; y en este esquema para las próximas elecciones es muy posible que ante la torpeza de Milei y la verba del charlatán Massa una buena parte de los argentinos diga “más vale malo conocido que bueno por conocer”…si es que el candidato libertario puede considerase como tal.

Algunos han especulado en decir que Milei obró con la impronta honesta ante un adversario prepotentes y altivo, como si ello ayudara tratar de enmendar tanta torpeza y candidez. En la política no hay lugar para ese tipo de dispensas. No hay explicación que valga si un candidato a presidente de un país alega como excusa de que “la tos de algunos de los presentes lo perturbaba”. Aquí sin dudas hay algo que definitivamente no está bien con el carácter de este hombre ya que, si se le encarga la administración general de la nación a un sujeto con estas debilidades sensitivas ¿Cómo hará para tomar decisiones en medio de una crisis en la que además de los gritos y el nerviosismo seguramente deberá enfrentar acciones violentas de la oposición?

La tontería seguiría sin pausa y un capitulo central de ello fue cuando Massa astutamente le recordó a Milei su devoción por la primer ministra británica Margaret Thatcher, algo que muchos en la clase política y los medios comparten por su más que reconocida anglofilia. Pero el marco para esto no era el propicio y sabiendo que la causa Malvinas es una piedra angular que no ha logrado partidizarse, Massa aprovecho para exponerlo en su contradicción ante un electorado que este particular tema tiene un sentimiento inalterable y de no negociación sobre la soberanía de las islas.

Si revisamos cada hora que duró este espectáculo, no hubo una sola respuesta inteligente y mucho menos un contrainterrogatorio de Milei que al menos, pusiera a dudar por un minuto a un gélido Massa.

No se entendió por qué Milei que es economista y esa es su materia fuerte, no cuestionó la calamitosa política económica que lleva adelante Massa, la existencia de una veintena de dólares y que al momento que se llevaba adelante este debate, el índice de inflación de los precios en las góndolas y negocios superaba con creces el 12% ¿Por qué no sacó ese tema a la palestra?

Tan solo esto muestra una falla sistémica en su inteligencia salvo, que haya estado decidido de antemano y de forma acordada a allanarle el camino a su adversario ya que podría haber caído en cuentas que los problemas del país son demasiado para sus capacidades.

Esto último no sería una tontería. Solo hay que ver cómo ha ido bajándole intensidad a sus discursos de recortar ministerios y sacando de sus mitines, la famosa motosierra y esa furiosa alegoría a destruir el Banco Central ¿Habrá recapacitado o los dueños que manejan a la Argentina le hicieron llegar el mensaje que no tolerarían sus locuras? 

Como sea que fuere, ambos son parte del sistema el cual es un negocio y como tal hay que protegerlo. Massa es un camaleón que seguramente no cree nada de lo que dijo y mucho menos cumplirá con lo que ha prometido. Su historia en política es la muestra del arribismo y el oportunismo político que aunque no guste, refleja una gran parte del carácter y la maleable idiosincrasia argentina. Milei no es un producto antisistema o un elemento revolucionario, por el contrario, es tan sistémico y corrompible como todo lo que Massa representa ya que él también recibe los apoyos de los más revulsivos y recalcitrantes sectores de la banca financiera, corporativa y política de EEUU, la UE y del expansionista estado de Israel.

Como ya se sabe y se habla desde hace décadas en Washington, “la Argentina no existe y los argentinos ya fueron vendidos” con lo cual todo lo que hoy los medios y el establecimiento rodean de supuesta importancia solo es una gran sombra chinesca sobre la pared.

Con esto a la vista queda claro que Milei es el tonto, Massa el vivo y la Argentina la gran perdedora.

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