LOS SOTANOS DE KURSK
La recuperación paulatina de pueblos ocupados por elementos de las FAU en
Kursk está revelando, además de los crímenes, quiénes y cuáles son los
antecedentes de los patrocinadores atlantistas de la junta neonazi de Kiev
Por
Charles H. Slim
Ya se cumplen seis meses desde que una fuerza ucraniana, con la apoyatura innegable de la OTAN (con EEUU a la cabeza), penetraron en el oblast ruso de Kursk causando además de los daños materiales, un cúmulo de crímenes contra la población rusa local. Desde ese momento lo que allí sucede y las implicancias atlantistas ha sido material de toda clase de interpretaciones y especulaciones.
La prensa en occidente ha tratado de superponer esto a todo lo que
implica el conflicto en Ucrania y los objetivos de la intervención militar
especial rusa. De esa manera tratan constantemente de validar en alguna medida
esta incursión para que sirve en algún momento como moneda de cambio en unas
hasta ahora, posibles negociaciones de paz.
Por lo pronto y como ya lo ha dejado en claro Moscú, no hay interés de
que nadie imponga dichas negociaciones sin el interés y conveniencia de Rusia. No
hace falta y no es nada creíble la intervención de iluminados o figuras excepcionalistas
que se arroguen un poder omnímodo sobre las decisiones soberanas de otros
estados. Incluso más, parafraseando al canciller ruso Serguei Lavrov, será
Rusia quien al ganar esta guerra contra la junta neonazi de Kiev determinará
los puntos para el final del conflicto.
Al presente la evolución y avance de las operaciones rusas para liberar
al Oblast invadido, están arrojando grandes resultados conllevando a su vez, la
comprobación de toda clase de crímenes de guerra contra los vecinos civiles
rusos, incluidas sus mascotas.
La saña sobre civiles indefensos comprobada por las brigadas rusas que
lograron recuperar la aldea Russkoye Porechnoye ubicada al suroeste de Kursk,
hablan muy claro de quienes son los brazos armados de la OTAN. Aquí las
evidencias no son brumosas y no muestran sospechosos elementos de un posible
montaje como el de Bucha. En el último mes los reveces a las FAU y a sus tropas
mercenarias -entiéndase de la OTAN- les han obligado a retiradas
apresuradas y hasta desorganizadas de los sitios que mantenían bajo su control.
La principal señal de esta situación se evidencia con los cadáveres de sus propios
hombres abandonados, material intacto abandonado y lo más siniestro, los
cadáveres de civiles con señales de torturas y en algunos casos con sus
mascotas, todos salvájemente asesinados en los sótanos de varias casas.
Según fuentes rusas, citando a las autoridades del distrito de Leninsky en el Oblast de Kursk, se detuvo a un miembro de las FAU identificado como Yevgen Fabrisenko (que se ve en la foto, bajo interrogación) quien habría participado en los crímenes contra los civiles de la aldea contándose entre los actos criminales cometidos por el mismo, la violación y asesinato de varias mujeres.
Desde ya que los medios angloestadounidenses no hablan de todo esto.
Incluso y pese a los crudos testimonios de ciudadanos rusos que pudieron ser
liberados tras la ocupación de los grupos neonazis apoyados por los chicos de
la OTAN, no forman parte de las crónicas ni de las noticias de esos medios. Por
fortuna y para quienes están interesados en conocer toda la verdad la tecnología
de los móviles actuales y canales alternativos, permite que las propias
víctimas puedan trasmitir en el momento mismo de los hechos.
Como era de esperar y con el cinismo que impera en los medios
occidentales, estos hechos son maliciosamente calificados como “propaganda
rusa” aun cuando los documentos y los testimonios que se registran son más que
contundentes con lo que se denuncia. La muerte brutal de un ciudadano ruso es
tan equiparable a la de un ucraniano o de cualquier otra persona de este mundo
y ya hace tiempo que ese exclusivismo odioso que desde esos medios se reflejan,
no debiera hoy seguir manifestándose.
Tal vez debamos refrescar la memoria de quiénes han sido los creadores
de la actual circunstancialidad geopolítica mencionando solo algunas de sus
fechorías, tales como: Legalización de los secuestros y las torturas; el
mantenimiento de cárceles secretas y campos de concentración y sádicas torturas
para musulmanes como Guantánamo (prontamente para alojar inmigrantes), Abu
Graib, Bucca, Nama, Bagram etcetc; la interceptación, recopilación y espionaje
de toda clase de comunicaciones sin límites ni distinción de nacionalidades;
las invasiones e intervenciones basadas en mentiras (instigadas por lobies
sionistas) con millones de personas asesinadas entre muchas otras calamidades.
Los marines y grupos especiales (sin contar con sus bulos de la
inteligencia como “Al Qaeda-Iraq”; “ISIS” y “ISIS-Khorasan”) hicieron un
festival sangriento durante las ocupaciones en Iraq y Afganistán donde además
de disparar sobre todo lo que se movía, asesinaron a familias enteras
dinamitando sus casas o arrojando granadas con sus familias dentro ¿No es una
curiosa coincidencia?
Muchos de esos empleados vienen asesorando a los grupos nazis de
Volodymyr Zelensky en el manejo de sus
técnicas sucias contra los pobladores rusos de Donbas y de la Federación de
Rusia. Una mezcla de carniceros, psicópatas y sádicos de toda especie conforman
estos “grupos especiales”. Muchos de ellos son parte de organizaciones que aprovechando
el conflicto, trafican los órganos de quienes son asesinados para ser rápidamente
transportados a hospitales en Europa e Israel.
Tan brutal como demostrativo del odio que despliegan los neonazis
ucranianos, es la forma como han asesinado a muchos de estos civiles entre los
cuales hay ancianos quienes fueron encerrados en los sótanos lanzando granadas
de mano en su interior. No es un secreto el apoyo que el Pentágono, la CIA y
otros actores atlantistas han prestado a Kiev para cometer estos crímenes. Si
la nueva administración en La Casa Blanca habla sinceramente de frenar la
guerra, debería comenzar por condenar estos crímenes pero, ¿Veremos algo
semejante?
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