INTERNACIONAL
“ALERTA ROJA:
¿NUEVA CRISIS DEL GOLFO?”
Cuáles serán las consecuencias a mediano plazo por el crimen del jeque Nimr Al Baqir Al Nimr a manos del régimen Saudita
Por Charles H.
Slim y Horace Husseini
Apenas unas horas antes de que se hiciera pública la
ruptura de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán, los precios del crudo seguían en una
pendiente descendente que tras confirmarse que todos los reinos del Golfo –incluido
el amigo Kuwait- se habían plegado a Riad, simplemente el precio del Brent se
desplomo por los suelos lo que me llevo a concluir que esto no puede traer nada
bueno.
Mirando para atrás y revisando los datos de la época de
los noventas, pude comprobar cómo aquella crisis que se desató tras la invasión
de Iraq sobre Kuwait en agosto del 1990, causo que el precio del crudo trepara
al máximo histórico de los 40,15 dólares el barril de Brent (al 9/10/1990), lo
que fue aprovechado por los grandes ladrones de la banca en Wall Street ,
Frankfur y la City de Londres.
Aquella invasión llevó a que se doblara el precio del
crudo causando a su vez el aumento del precio de los combustibles en todo el
mundo, demostrando el alto impacto y la vital importancia que revestía el
control de la producción del petróleo en una de las regiones más ricas pero
conflictivas del globo.
Ahora la causa desencadenante de una notable crisis en la
región, es la ejecución de un clérigo chiita que, por sus posturas críticas
hacia las políticas de Riad con respecto a su participación en Yemen y el apoyo
que provee a EEUU e Israel contra Siria e Iraq, fue ejecutado mediante la
decapitación, una variante que a lo largo del año que se ha ido hizo conocida
la franquicia del “ISIL”.
Pero para no caer en los recurrentes engaños que los
medios masivos y sus repetidoras regionales suelen levantar con tanta candidez,
hay que subrayar que más allá de que Arabia Saudita es un país árabe de mayoría
sunita y la república Islámica de Irán es mayoritariamente persa y chiita, no
significa que se trate de un conflicto inter religioso o como le gustaba llamar
a la CNN “una guerra sectaria”. No, lejos está la realidad de eso.
Aquí se están jugando importantísimos intereses detrás de
la producción petrolera y por supuesto, fuertes ambiciones geopolíticas que,
usando a los grupos mercenarios –en especial ISIL- están siendo fogoneadas desde los centros de
poder occidentales y que sin dudas, llevara a que los de Oriente hagan lo
mismo.
Para ello, Arabia Saudita ha venido jugando un papel importante
que al comienzo no era evidente y se confundía con supuestas compulsas internas
y hasta incluso, complejas manipulaciones mediáticas orquestadas desde
Washington. Es que, hasta no hacía
mucho, los analistas occidentales no entendían o les costaba creer que por
ejemplo, Riad colaborase con Tel Aviv
para que pudiera atacar u operar en países árabes vecinos. Tal vez si hacían
lugar a las sospechas de las estrechas colaboraciones con la CIA, pero no al
grado que se ha venido comprobando. Si bien esto no se dejaba trascender en
Occidente, en la región las poblaciones lo saben muy bien. La visión de “blanco
y negro” que se mantenía en occidente sobre cómo mueven las políticas rastreras
en la región, demostraba claramente un nivel de infantilidad intelectual que
obviamente convenía a Washington.
Las implicancias de Riad en pasadas operaciones israelíes
contra Iraq, Sudán o incluso contra el Yemen, habían dejado de ser una mera
especulación para ser corroboradas con lujo de detalle por fuentes en dichos
países y levantadas por investigadores independientes. Tras el desastre creado en Libia en 2011 y la
aparición de grupos armados en Siria que fueron creciendo gracias a la
financiación y armamento provisto por –entre otros- por Riad, las implicancias del reino en
los continuos crímenes que asolaban a la república árabe, quedaron como un
secreto a voces. Pero eso, solo fue el
comienzo de algunas de las revelaciones.
Cuando para mediados del 2013 fuentes iraquíes señalaban
que en la zona del “Levante” estaban creciendo grupos y campamentos de
adiestramiento para mercenarios llegados de Arabia Saudita, Washington miro
para otro lado. Y esta actitud no fue
para nada baladí. Con el paso de los meses, algunos episodios bastante curiosos
sacudieron Bagdad y casualmente estaban vinculados a lo que tan solo unos meses
más, serían noticia de alcance mundial. Muchos presos de cárceles de Arabia
Saudita eran indultados para cooperar en un proyecto en el cual, asesores
estadounidenses y británicos, ejecutarían un tiempo después en el corazón de
Iraq.
Sorpresiva y ferozmente, hacia su aparición el “ISIL” o en inglés “Islamic State of Iraq and Levant” que luego se modificó la palabra
“Levante” por su traducción en árabe “Sham” y quedo “ISIS”.
Para los iraquíes, popularmente se los conocía como el
“Daesh” que para el 2010 no era más que una pequeña célula extremista que
rivalizaba incluso con los grupos de la resistencia iraquí. Cuando comenzó a
mostrar un crecimiento anormal y con un poder de fugo demasiado sofisticado
para los recursos que podía acceder, todos se dieron cuenta de que la mano de
la CIA estaba metida y con ella, la de Arabia Saudita.
Lo mismo podríamos decir de lo que pasa en Siria y la
malograda invasión al Yemen que, dicho sea de paso, Naciones Unidas mantiene un
cauto y desubicado silencio por un simple motivo: EEUU. Toda esta
circunstancialidad, que casualmente estaba
agrediendo a las relaciones que Irán tenía con las comunidades chiitas
de la región y beneficiando a su vez las estrategias de EEUU que trataba –incluso
hoy sigue intentándolo- por todos los medios de aislar a Siria, no podía
sino tener este final.
La ejecución del jeque Al Nimr ha sido la gota que
rebalso el vaso no solo para el gobierno iraní sino también para una importante
parte de la Umma en especial, de la rama del Chiismo que dicho sea de paso, se
extiende ampliamente en Iraq. Sobre éste último, los más importantes referentes
del chiismo iraquí encarnado en los más combativos sectores populares, han
expresado su abierta condena y su decisión de que los planes de Riad y sus
socios estadounidenses e israelíes no se dejarán prosperar.
Lo imperdonable de las actividades del sheij chiita –para
Riad-, fue que iba ganando popularidad más allá de los musulmanes chiitas
sauditas; estaba conquistando y atrayendo cada día más a los pobres sunitas del
este del país, que han quedado relegados de los opulentes círculos sociales de
la elite saudita que vive de las obsecuencias
y los negocios conexos con el mercado petrolero.
Todavía no se puede prever cuales serán las consecuencias
mediatas por esto y por sus continuas inconsecuencias y conspiraciones contra
los vecinos árabes. Pareciera que la
Casa real Al Saud no llega aún a comprender, el precio que puede llegar a pagar
por tanta arbitrariedad –que obviamente está respaldada desde Washington-; y
como muestra de ello, solo basta ver la situación que aún mantiene con los
“Huties” en Yemen, que a pesar de ser superados en tecnología y con los aviones
estadounidenses e israelíes a la zaga, han mantenido a raya al real ejército
saudita e incluso, han avanzado sobre varios kilómetros dentro del reino.
Recordemos que a comienzos del 2015, Arabia Saudita puso
en marcha una invasión sobre Yemen que estuvo inspirada y dirigida por los
altos comandos militares estadounidenses que, además de proveer inteligencia
electrónica, darían cobertura aérea creyendo que las operaciones durarían tan
solo unas semanas logrando que Yemen tendría un títere obediente a Riad y a su
vez, servil a Washington y Tel Aviv.
Si Riad buscase una situación similar contra Irán,
ciertamente las cosas no se presentarían tan favorables para los sauditas, aún
con la ayuda de EEUU. En la actualidad, una provocación de carácter militar necesariamente
debería hacerse por sobre las aguas del Golfo que desde ya y en el estado
actual de las Fuerzas Amadas iraníes, los sauditas deberán pensarlo no dos
veces, sino diez. Incluso si el régimen
Saudita quisiera dar alguna muestra de fuerza en contra de Teherán, con seguridad será frenado por Washington por
el simple motivo de que no solo no sería prudente desde el punto de vista
militar aventurarse contra el territorio persa, sino porque no le conviene a la
Casa Blanca.