EN LA MIRA
“LA
TEMPLANZA DE SIRIA Y LA ESQUIZOFRENIA DE WASHINGTON”
Cómo las inconsecuencias de Washington sobre la lucha contra el ISIS han enredado el discurso de Obama y cía.
Por
Charles H. Slim
Entrando en el quinto año desde que se iniciaron las operaciones
subversivas contra Siria, el gobierno ha comenzado a mantener un camino sin
retorno en el cual será “la victoria o la muerte” de la república árabe siria,
último bastión árabe de la resistencia contra los imperialismos occidentales y
claro, contra los planes expansivos de Israel. Los sirios como pueblo y su gobierno siguen
dando una batalla cruenta contra un enemigo ficticio y anónimo aunque ha
quedado revelado al día de hoy, quienes son los que mueven los hilos por detrás
del telón.
La
situación es tan confusa en los lugares donde se lucha que muchas veces, esa
misma confusión da la oportunidad para poder engañar a las fuerzas que tratan
de expulsar a los grupos mercenarios que ocupan Siria y parte de Iraq. Las tácticas más sucias y brutales pueden
verse a cada paso del camino por liberar las zonas sirias ocupadas. Solo los
iraquíes y hoy por hoy los sirios pueden dar testimonio de las brutalidades que
un ser humano puede verse obligado a soportar por los siniestros juegos de
intereses extranjeros que nada le interesan los derechos, la integridad física
y la vida de sus pobladores.
En
Siria hemos sido testigos de las más repugnantes y claras maniobras
políticas e informativas por tratar de
fabricar una “revolución popular” , algo
que ha quedado probado como un costoso y muy bien elaborado embuste que había sido planificado cuando menos, diez
años atrás.
La
inesperada resistencia de Damasco y el menos aún esperado, incremento en el
apoyo popular al liderazgo de Bashar Al
Assad descalabró los planes de
Washington y sus cómplices europeos y regionales, que tenían como meta
principal, el derrocamiento –y de ser posible- la desaparición física
del líder sirio. A la vista de cualquier pensante, estamos ante una componenda
mafiosa que liderada desde la Casa Blanca, dice una cosa y hace todo lo
opuesto. Pero ¿hasta cuándo seguirá Obama con esta esquizofrénica discursiva?
Precisamente
en este tren de continuas y graves inconsecuencias relejadas desde Washington,
que al ser puestas en evidencia por los medios orientales –y que ante la
imposibilidad de taparlos- fueron levantados por los medios anglosajones
pero, para reinterpretarlos a molde y gusto de relato occidental. De esta
manera, si aviones de transporte norteamericanos o sauditas dejaban caer
toneladas de pertrechos y armas para el “ISIS”, primero era negado y cuando las
evidencias eran irrefutables el argumento era que “había sido un error, un
hecho aislado”. Pero cuando intentaron
desviar la atención sobre estos vuelos, los mismos colaboracionistas iraquíes
que comenzaban a realizar avances, denunciaron que aviones de transporte
norteamericanos sin matrícula, aterrizaban de noche en los aeródromos bajo
control del “ISIS”. Y aunque las fuentes
que le proporcionaron la inteligencia a los iraquíes provenían de informaciones iraníes, aquellos ya habían encontrado
suficientes evidencias en el terreno, de las armas y equipos que estaban usando
los grupos bajo el control de aquella franquicia.
Y
allí no acaban las incoherencias. En Siria las irregularidades sobre la
actuación de la llamada “Coalición internacional” eran tantas, que ya no se podía hablar de fallos. Desde los
ataques aéreos completamente inútiles y sobre sectores donde no había
mercenarios, como los ataques contra las fuerzas del gobierno sirio para evitar
que pudieran auxiliar a los kurdos del YPG en Kobani a finales del 2014,
marcaron la pauta de que todo eso estaba más dirigido a mantener intacto al
“ISIS” que a combatirlo.
Pero
que era lo que ocurría; qué había detrás de estas maniobras? Pues la respuesta
ha quedado expuesta cuando se supo de la intervención del Clan kurdo Barzani,
quien asociado con Turquía y EEUU unidos para desarrollar un proyecto dentro de
todo lo que Washington estaba
orquestando, habían venido presionando a
las autodefensas YPG para que se unieran al plan de extender los dominios del
Kurdistán a suelo sirio.
Como los kurdos sirios mostraron su lealtad a Damasco
y se negaban a particionar a la nación, Washington puso especial énfasis en que
sus aviones no rasguñaran a “ISIS” y permitirles que pudieran avanzar y libremente
pudieran hostigar a las autodefensas kurdas que se negaban a participar de este
proyecto. Hace bastante que esto dejó de ser un secreto y que lo que realmente
está sucediendo está más allá de una supuesta lucha contra el terrorismo.
Otro
punto que quedo revelado, fue la escandalosa impunidad con la cual, el “ISIS”
moviliza por las fronteras turcas –con la connivencia de Ankara- miles
de camiones tanque con petróleo robado a Siria y parte de Iraq; pero lo peor de
todo, es que lo había venido haciendo a la vista de los aviones estadounidenses
y sus aliados, quienes no solo podían verlos en sus supuestos raids de ataques
contra el “terrorismo” sino que, la agencia de inteligencia CIA, estaba
involucrada –y sigue aun- en estas operaciones junto a uno de los hijos
del primer ministro turco. Todo indicaba
que lo que menos estaba haciendo EEUU, era atacar al “ISIS” sino más bien, dándole
una mano para que se mantuviera.
Pero
fue sin dudas, el derribo de aquel avión ruso a finales del 2015 la gota que colmo el vaso para que toda esta
pudrición se pusiera sobre la mesa y comenzaran los cuestionamientos a Turquía
y por supuesto a Washington. Como se
podía explicar que dos aviones F-16 turcos pudieran ser guiados tan
precisamente al sector y no solo eso, invadir espacio aéreo sirio y derribarlo
sin previo aviso. Pese a las disculpas y las explicaciones de Ankara y la
actuada sorpresa de la Casa Blanca, las investigaciones rusas descubrieron que
aquellos dos cazas habían sido guiados por un avión de vigilancia electrónica
AWACS saudita pero bajo el comando estadounidense.
A
todo eso, las denuncias de tropas iraquíes sobre haber visto como helicópteros de la marina estadounidense
estaba rescatando a altos jefes del “ISIS” que se hallaban rodeados en Ramadi e
incluso, en siria, se habían reportado que estaban evacuando masivamente a
mercenarios con la cooperación de aviones de transporte sauditas para llevarlos
al Yemen, la Casa Blanca se mantuvo en silencio y ante los cuestionamientos de algunos
periodistas los voceros o funcionarios
inquiridos solo decían… next cuestion ¿?
A
pesar de lo grave de ello, Obama salía a dar en rueda de prensa sus fabulosos
discursos en donde ni siquiera se aludía a esto y no solo eso, como si nada
pasara, continuaba hablando de los “esfuerzos por combatir al terrorismo” y a
su vez, llamado al legitimo gobierno sirio como “régimen” y sentenciando como un juez omnipotente que
“Al Assad debe irse”. Pero como bien señalaron varios periodistas y analistas
norteamericanos; señor presidente ¿Qué hay de ISIL y los grupos yihadistas en
Siria? Como siempre, la única respuesta para ello eran frases retóricas como “hacemos un esfuerzo por combatir al
terrorismo” –para punto seguido decir- “el gobierno sirio debe detener su opresión
contra su pueblo” y desvaríos semejantes. Con este tipo de respuestas,
periodistas, analistas e incluso muchos militares de alto rango del Pentágono
se miraban desconcertados dado que el contenido de esas respuestas carecían de
lógica.
Estos
desencuentros dentro del mismo poder norteamericano no son poca cosa. Se ha
podido advertir como las desavenencias entre altos funcionarios de inteligencia
y militares con el presidente Obama, referidas a las políticas de cómo encarar
el “fenómeno ISIS” , o cómo articular una colaboración efectiva con Rusia e
Irán y efectivizarlas en el terreno han sido continuamente raleadas llevando a
que varios fueran removidos de sus cargos.
Desde
fuera da la impresión de que cada área del gobierno hace lo que le parece y de
ese modo, podemos ver como el ejecutivo de Obama dice una cosa, el Pentágono
otra y la CIA hace todo lo contrario. Por ejemplo, Obama ha venido hablando de
la lucha contra el “Estado Islámico”
mientras que los generales del Pentágono han venido recriminando sus
pésimas decisiones militares que para colmo, se ven matizadas con las
operaciones de la CIA que ayudan descaradamente y por debajo a las bandas
mercenarias –incluyendo al ISIS- contra las fuerzas árabes sirias. Como se ha descubierto hace poco, las
operaciones clandestinas por surtir
armamento de la era soviética ha llevado a que países como Bulgaria, con los
auspicios de la CIA, se hayan prestado a remitir todo tipo de cañones, fusiles
y ametralladoras montables en vehículos que hoy pueblan especialmente el
territorio sirio. Y ni hablemos de los sofisticados misiles TOW, que además de
ser exclusivamente norteamericanos, fueron introducidos inmediatamente en la
asombrosa ofensiva del “ISIS” en junio del 2014 sobre Iraq.
Cuando
se confrontaron estas curiosidades, el secretario de estado John Kerry en sus
entrevistas con su homologo ruso Sergüei Lavrov lejos estaba de explicar el por
qué estaban surtiendo con estas armas a las bandas mercenarias que estaban
destrozando a los blindados sirios. Igualmente, cuando no podía evitar las
preguntas de los periodistas rusos, Kerry no dudaba en asegurar que en Rusia los
EEUU “veían un socio” en la lucha contra el terrorismo y que “estaban
coordinando acciones en común”. Pero ni bien regresaba a Washington, el
discurso cambiaba ciento ochenta grados y Rusia pasaba de ser un socio, a un obstáculo
para lograr la estabilidad en Siria.
Similares
incoherencias se habían visto en comentarios del jefe de la CIA John Brennan,
quien atosigado por el escandaloso informe del Congreso sobre torturas y las revelaciones que se habían venido dando
en referencia a las operaciones de la CIA junto a grupos mercenarios sirios,
paso de la discursiva de “la necesidad de derrocar a Assad” a “es mejor Assad
que los extremistas ocupen el poder” y “no buscamos derrocar a Assad”. ¿Y esto que quería decir? Que darán la respuesta
conveniente de acuerdo al momento por el que estén transitando y nada más.
Las
últimas incoherencias del discurso de la Casa Blanca se está viendo en los
planes de instalar una base aérea en Siria, lo que de por sí, no es aceptado
por Damasco pero a su vez llama a las sospechas a Rusia, quien sabe que lo que
menos tiene en mente Washington, es ayudar a erradicar a los mercenarios “seudo-yihadistas”.
Por
ello, se puede concluir que a pesar de la farragosa tela de araña que ha
tendido EEUU sobre la región y en especial en Siria, no ha logrado inmovilizar
a la república árabe de Siria que, quien demostrando una templanza más allá de
los límites tolerables, ha impedido que los intereses que ha desplegado
Washington no han logrado fagocitar a las instituciones nacionales para que,
como en Iraq y en Libia, solo sean una fachada vaciada ocupadas por meros
mercenarios que solo responder a los intereses norteamericanos pero que a su
vez, deben aparentar ser funcionarios comprometidos con decisiones soberanas.