INTERNACIONAL
“GOLPE DE EFECTO EN TURQUÍA”
Cuales habrían sido las verdaderas causas de este intento de golpe en Turquía
Por
Charles H. Slim
Para muchos se trato de una noticia sorpresiva que toma
desprevenidos a todos los habitantes de Turquía y del mundo, pero para otros
muchos, especialmente los que seguimos los acontecimientos que vienen
sucediendo en la región con la inserción del “ISIL” como el actor disonante que
de los argumentos geoestratégicos a Washington, Londres y Tel Aviv, esta
reacción interna en la nación musulmana lindera con la Europa cristiana y
filosionista no representa una novedad.
Si
hay algo que no distingue al gobierno de Tiyip Recep Erdogan es su popularidad.
La llamada democracia en Turquía es una, claramente al estilo e interpretación
del gobierno. Continuadamente, Washington y la UE han tolerado las violaciones
a los derechos humanos que lleva a cabo Ankara y es que, como dijo un recordado
funcionario estadounidense de uno de sus títeres en el Medio Oriente y que le
cabe muy bien al mandatario turco es, “Erdogan es un HDP, pero es nuestro HDP”.
Pero
las motivaciones para esta tentativa no estaba en las incongruencias del
gobierno de Erdogan que se habían venido conociendo, vinculadas a la asistencia
que se le estuvo prestando al “ISIL” y otras bandas seudo-jihadistas que asolan
Siria e Iraq o, a los recortes a la libertad informativa mediante los cepos a
la internet, los arrestos a diputados y periodistas que habían descubierto los contubernios y los
trabajos sucios entre el MIT y la CIA para expandir el terror en Siria. Las
verdaderas razones de esto se basaron en la repentina decisión de Erdogan de
dar un giro hacia Moscú y darle la espalda a Washington algo que no iba pasar
sin consecuencias.
No
hay que olvidar que la crisis del gobierno de Ankara había comenzado por
finales de noviembre del 2015 cuando dos cazas F-16 guiados por un avión de
inteligencia electrónica AWACS del Comando estadounidense con base en Arabia
Saudita derribaron arteramente a un S-24
ruso que operaba contra los mercenarios del Frente Al Nusra en el norte de
Siria. Para Vladimir Putin y su gobierno la situación era intolerable y no
había forma de que lo ocurrido quedara en el olvido.
Desde
la ocurrencia de ese hecho muchos con muy buenos argumentos sospecharon que
había sido una operación que estaba destinada a amedrentar a Moscú sobre las
consecuencias de involucrarse en Siria.
Pero la decisión de llevarla a cabo no
había podido ser ejecutada autónomamente por los turcos, eso queda claro.
Incluso viendo como se desarrollo ese ataque se comprobó que la acción
involucro a los comandos aéreos de la OTAN, aviones aliados de la alianza y marcación
del blanco por un avión comandado por tripulación estadounidense.
Tras
ello, lejos de dejarlo en la anécdota, Vladimir Putin se comprometió en que
dicho crimen no quedase impune comenzando a imponer sobre el gobierno turco una
serie de sanciones comerciales que irían desgastando a la economía turca,
especialmente basada en el turismo y la exportación de productos a Rusia. Sin dudas que Putin y sus generales no
ignoraban que detrás de todo esto se hallaba la OTAN que respaldaba a Erdogan
para que pudiera hacer “la pata ancha” a Rusia, que estaba complicando las
operaciones contra el gobierno de Bashar Al Assad y demorando sin solución de
continuidad su derrocamiento.
Con
este panorama, la situación de Erdogan y su gobierno se complicó aún más con la
pelea con su ex aliado político el predicador
Fetulá Gulen, quien tras ser señalado por el círculo del gobierno como
el “cerebro” de la intentona, rechazó de plano tener parte en la conspiración.
El
hecho real que no todos saben en occidente, es la real situación interna dentro
del gobierno y de las FFAA turcas, que se hayan divididas entre “Kemalistas” y
“Islamistas” éstos últimos además de estar conformados por los altos oficiales que son favorables a las políticas intervencionistas
de Turquía en los asuntos de Iraq y Siria, apoyan a Erdogan y a su familia. Pero
también existe otra división que no es conveniente que se conozca en occidente
y es la que divide al ejército entre oficiales pro-OTAN y los pro-rusos, éstos
últimos arduamente perseguidos por el gobierno llevando en varios casos al
encarcelamiento e incluso a la muerte de
oficiales de alto rango en circunstancias nada claras.
Sin
dudas se trata del síntoma de una seria crisis en el estado profundo turco. Hay
una lucha intestina que puede haberse iniciado mucho con éstas cruentas consecuencias,
que tuvo como primeas manifestaciones los atentados que habían golpeado a
Estambul un mes antes. Lo visto en las
calles de Turquía solo fue la visualización de una parte de esa lucha intestina
que, ya venía desarrollándose y seguramente seguirá haciéndolo en el campo
clandestino del espionaje que sin dudas, se halla tan dividido como sucede con
los militares.
Esto
me hizo recordar a un interesante artículo del sitio Foreing Affairs en
el cual se señalaba el peligro de que Erdogan confiara un mayor acercamiento hacia las fuerzas
armadas con las cuales, desde un punto de vista político, se hallan bastante
distanciados especialmente por las diferencias que surgen de las
irreconciliables miradas por el estricto laicismo que defienden los militares
turcos, del islamismo soft que
Erdogan y su gente tratan de insertar en la Turquía republicana fundada por
Kemal Ataturk (v. https://www.foreignaffairs.com/articles/2016-05-30/turkeys-next-military-coup ) .
Igualmente
y pese a estas circunstancias particularmente turcas no hay que sacar de la
vista a las posibles implicancias de factores externos, involucrados e
interesados a sacar a un Erdogan caduco y sin el peso político necesario para
encarar los desafíos que se le habían encargado y de los cuales tras las
últimas señales dadas a conocer a Moscú, parece haberse rendido por la presión.
Recordemos que éste repentino e
inesperado cambio en el discurso del mandatario turco, fue calificado por
varios analistas políticos internacionales como un éxito rutilante para Vladimir
Putin en particular y para la política de Moscú en general. Sobre esto mismo es
necesario no olvidar el revuelo y desagrado que causó entre los altos jerarcas
de la OTAN en Bruselas y los personeros políticos de Washington, la decisión de
Ankara de ofrecerle a Rusia su cooperación para luchar decididamente contra el
“ISIL” proponiéndole incluso, el uso de la base de “Incirilik”, histórico punto
estratégico de la alianza y de EEUU en sus campañas contra Iraq en 1991 y 2003.
Este
giro repentino de Erdogan puso muy nerviosos a los generales del Pentágono y a
los diversos jefes de la inteligencia, en especial a John Brennan director de
la CIA quien se halla profundamente implicado en las operaciones de las bandas
mercenarias que son entrenadas por los asesores de la “agencia” en Jordania y los campamentos montados al sur
de Turquía, donde junto a sus colegas del MIT turco y otras agencias
occidentales, entrenan, arman y facilitan la entrada de armas, equipos y
mercenarios frescos para que operen en Siria. Así de simple y grave es la
implicancia que se advierte entre una Ankara cooperadora bajo la dirección de
Tiyip Erdogan y su repentino giro que daría la espalda a todo lo comprometido.
El
pedido de disculpas a Vladimir Putin por el derribo del SU-24 entre otras
fechorías cometidas con la implicancia de los mercenarios que son asistidos por
la CIA y la inteligencia militar del Pentágono –quienes surten de misiles
antitanque y sistemas antiaéreos- , solo sería uno de los factores
detonantes de un posible golpe. Una de
las versiones que no se ventilaron por los medios oficiales de prensa, refieren
a que la lucha interna entre los partidarios de la OTAN y los pro-rusos había
llegado al grado de que el atentado del 16 de julio en el aeropuerto de
Estambul habría estado dirigido a matar a un general de la OTAN que buscaba
llegar a Moscú, para advertir de peligrosos planes que no compartía con sus
colegas de la organización atlántica y
que pondría en peligro a la paz mundial.
Según
esta versión, se le encargó a las “cloacas del estado” llevar adelante una
operación que en apariencias tuviese la forma y la simbología de un ataque
extremista del “ISIL” para desviar las
sospechas sobre cualquier implicancia interna.
Lo cierto es que, una acción semejante a cargo de esta franquicia no
solo es políticamente una inconsecuencia sino también, una provocación estúpida
a las autoridades de un gobierno que les ha venido apoyando desde el inicio de
las agresiones contra Siria.
No
caben dudas de que éste conato ha sido en cierta medida, sospechosamente beneficioso
para Erdogan y pareciera ser, que saldrá más fortalecido que no significa que
tenga mayor legitimidad y menos aún mayor adhesión popular, pero si le servirá
para apretar los tornillos de la seguridad interior con la cual, comenzara a
estrechar aún más la cacería contra los disidentes políticos y cualquiera que
se atreva a cuestionar sus políticas internas y externas. Es por ello que más que un golpe de estado ha sido
un golpe de efecto que dará vía libre para una profunda limpieza de opositores.
La purga ha comenzado y se habla de 5 generales, 20 coroneles y 1600 soldados
de tropa, arrestados lo que seguramente se extenderá a jueces, funcionarios de
inteligencia y contrainteligencia que podría llevar a que se revelen los
posibles nexos externos en esta fallida acción.