martes, 12 de julio de 2016

INTERNACIONAL



“A QUÉ JUEGA RUSIA EN SIRIA”


Cuáles serían las ventajas que Rusia ha obtenido con las últimas omisiones a las incursiones aéreas israelíes sobre Damasco




Por Charles H. Slim
Sin dudas que la guerra que se ha llevado a Siria es una verdadera historia sin fin, en la cual los artífices en crear el caos, no reparan en medios, gastos y oportunidades para llevar el dolor y la destrucción sobre la población.  Más allá de las apariencias y de los compromisos asumidos por todas las partes ante la vista expectante de la opinión pública, parecieran existir extrañas situaciones que hablan más bien de “arreglos” entre algunos de los actores que juegan a los dados costa de la vida de los sirios.  

Desde el inicio de todo esto, Israel había venido siguiendo de cerca la evolución de los acontecimientos, aparentando solo ser un mero espectador. Pero con el paso de los meses, se pudo comprobar que Tel Aviv tenía mucho más que curiosidad en todo lo que pasaba en la  vecina república árabe. Tras la detección de intervenciones de las comunicaciones civiles y militares e incluso la infiltración de comandos navales que plantaron ingenios electrónicos de espionaje camuflados de rocas en cercanías del puerto de Tartus, los sirios pudieron concluir que Israel tenía una implicancia mucho más amplia en todo lo que estaba ocurriendo, que iba más allá del aparente oportunismo.

Como siempre, los conglomerados mediáticos ayudaron a mantener estas intromisiones en el más absoluto silencio y encargándose a su vez de seguir manteniendo la versión radiada desde Washington que refería al “régimen maligno de Al Assad” y la del apoyo a los “rebeldes sirios”, dos grandes mentiras que quedaron claramente descubiertas apenas tres años atrás cuando comenzaron a manar las pruebas de la colaboración entre las agencias de inteligencia como la CIA, MI-6, el Mossad israelí y el MIT turco con las agrupaciones de mercenarios que reclutaban de todas las latitudes.

A medida que iban cayendo bastiones de los mercenarios, se pudieron ir recopilando piezas probatorias que revelaron la verdadera naturaleza de esos rebeldes y sus patrocinadores. Y aunque muy seguramente los servicios de inteligencia sirios e iraníes sabían que entre los principales sustentadores del material que se enviaba a los cuadros de mercenarios que se entrenaban en Libia y que luego se moverían a Turquía, Jordania y los campamentos del Sham en el desierto de Iraq,   eran los sauditas y sus colegas del CCG, detrás de estos meros monigotes estaban los cerebros de Washington, Londres y Tel Aviv, digitando la estrategia para tratar de quebrar en pedazos a Siria y a su población.

Sin dudas que estos interesados, comenzaron a verse frustrados en sus expectativas, ya que guiándose por la experiencia tejida contra Libia en 2011, les hizo creer que Siria sería mucho más fácil de destruir. 

Recordemos como Damasco comenzó a ser blanco de brutales atentados terroristas muy similares a los que asolaban –y siguen asolando- a Bagdad y que, demostraban tener una muy buena cobertura celular que los hacía indetectables. En realidad, aquello solo funciona en Iraq por el simple hecho de que por efecto de la ocupación, los estadounidenses y los israelíes plantaron sus propias “cloacas” bajo los escombros de un estado derruido y ampliamente corrompido que ha facilitado la operatividad de estos grupos de asesinos que responden a sus intereses.

Por el contrario, en Damasco tras haber logrado cometer algunos cruentos crímenes en sitios públicos asesinando a cuantos civiles pudieran reportar como un dato de terror a favor de los medios occidentales que lo endilgaban al gobierno de Al Assad, lo cierto es que al permanecer la estructura de gobierno incólume –pese a algunos episodios de traición internos- aquellas tácticas que se usan cotidianamente en Iraq, no pudieron prosperar en Siria y muy pronto esas redes subterráneas de saboteadores fueron desmanteladas de los suburbios de Damasco. Tal como se venían dando esos “misteriosos atentados”, buscaban dividir la sociedad siria tratando de seccionarla mediante la desconfianza entre las comunidades alawitas, sunitas y cristianas lo que conllevaría a desarmar la unidad de las Fuerzas Armadas. Tan eficaz como siniestra es la táctica que emplean históricamente aquellas agencias de inteligencia.

Pero el fracaso de estas tácticas llevaría a medidas desesperadas; al menos así se podría entender las arremetidas de las Fuerzas aéreas israelíes sobre Damasco y sus alrededores a comienzos del 2013, que a pesar de haber lanzado sus ataques al amparo de la noche, no pudieron pasar desapercibidos y sus marcas quedaron a la vista en la mañana. En ese momento fue imposible que Tel Aviv pudiera argumentar algún elemento creíble para justificar la flagrante violación de la ley internacional y de la Carta de Naciones Unidas y salvar su deteriorada imagen política ante la cada vez más informada opinión pública mundial.

Por ese entonces Siria no tenía un sistema defensivo antiaéreo capaz de neutralizar la incursión de los aviones israelíes. Este dato duro de la realidad, facilitaba las incursiones para espionaje y los ataques impunes de Israel no solo contra Siria sino también como lo había realizado pocos años antes contra objetivos en el cuerno de África –con la complicidad de Arabia Saudita y otros estados del golfo- e incluso contra objetivos en territorio de Iraq.

Cuando se reveló la alianza bajo cuerdas entre Riad y Tel Aviv muchas cosas quedaron explicadas e incluso, muchos  misteriosos eventos bélicos que beneficiaban a Israel que no podían adjudicársele sin alguna explicación razonable –que lo dejaban impune- , se revelaban ante la mirada de los más escépticos.

Pero este tipo de relaciones inesperadas y que para muchos superan la ficción más extrema, en política son los intereses los que gobiernan y no lo sentimientos. Esto puede verse muy bien graficado en la salida de Gran Bretaña de la UE y su acercamiento inmediato a la China Popular que en la teoría de los historiadores atrasados, creen que es un modelo comunista que ha encontrado el éxito económico. Pues para aquellos, hay que darles una noticia: China es tan comunista como Cuba lo es. Mientras Pekin reporta  una conexión secreta con la banca financiera Rothschild, el Castrismo cubano es una maqueta de cartón que se lleva muy bien con el sionismo de Tel Aviv.

Y todo esto viene a cuento de los últimos hechos que han ocurrido en pleno Damasco cuando aviones israelíes lanzaron impunes, ataques contra unidades militares del ejército árabe sirio ante la mirada pasiva de los sistemas de defensa rusos S-400. ¿Cómo pudo pasárseles a estos sistemas una intrusión aérea semejante sin una respuesta? Es posible que los aviones israelíes posean un sistema para anular la detección de los poderosos radares de los “Triump” o incluso que los mismos sistemas pudieran haber fallado. Para los mal pensados  los rusos por algún motivo que los mismos encargados de manejar estos misiles no saben, se les ordenó desde Moscú no hacer nada. 

Es necesario entender que en los conflictos actuales y en este en particular, no existen lealtades como se las pudo llegar a ver en épocas pasadas. Aquí no hay rastros de honorabilidad o de algún tipo de buena voluntad en las movidas que realizan los grandes actores detrás de los bandos que combaten en Siria. 

Incluso cabe señalar que existen conflictos intergubernamentales dentro de Washington, como los que se están corroborando entre la CIA y el Pentágono, ambos implicados por separado, en el asesoramiento y apoyo de diversos grupos de mercenarios que les ha llevado incluso a cruzarse fatalmente en el campo de las operaciones.

Tal vez no sea eso lo que ocurra con Rusia, pero si es muy posible que entre Tel Aviv y Moscú se hayan acordado que dejarían pasar algunos de esos eventos a cambio de ciertas ventajas mutuas que realmente, solo conocen los que las han negociado. A su vez esto no significa que Putin y Netanyahu sean grandes amigos o incluso mantengan algún tipo de concordancia en cómo se manejan los asuntos en la región pero, si es muy posible que hayan acordado, tras la visita a Tel Aviv por finales del 2015 del representante ruso Alexander Lavrentiev,  un “toma y daca” en el cual Moscú le concedió a Tel Aviv hacer la vista gorda para un golpe como el realizado hace pocos días en cercanías de la capital, lo que despertó fuertes criticas de un general de brigada iraní que reprochó con mucho énfasis la pasividad de las baterías rusas ante las incursiones israelíes.

Hay que remarcar, que el sionismo –simpatizantes y partidarios del Gran Israel- domina la banca financiera internacional y como el poder tentacular que ello representa, puede muy bien ahogar –aunque más no fuera por un tiempo limitado- al gigante ruso lo suficiente como para desesperar a su población y con ello crear el caos económico-social y político como lo han hecho alrededor del mundo.

Pero los incidentes como estos son solo uno de los aspectos de la participación solapada de Tel Aviv en lo que pasa en Siria y en el Líbano donde vería con mucho interés, que floreciera una franquicia del “Daesh” como trato de gestarse hacer dos años atrás con la aparición sorpresiva de grupos militantes que respondían al “Jabbat Al Nusra”  en pleno Beirut y que tras una cruenta campaña de atentados contra sedes del Hesbolla y altos funcionarios del gobierno, fueron anulados y empujados por las fuerzas libanesas fronteras afuera a regiones sirias como Quneitra y Zabadani, donde regularmente los israelíes lanzan ataques aéreos contra el ejército sirio y combatientes de Hesbolla.


Sin lugar a dudas se puede concluir que nadie en este conflicto está apoyando a un band o a otro por simpatías políticas, religiosas o culturales –salvo los iraníes- . Aquí y en especial los dos grandes actores como son EEUU y Rusia juegan sus propias cartas orientadas a sus propias agendas geopolíticas aunque muchos crean que haya una especie de cruzada por defender a Israel por parte de Occidente y una a favor del mundo árabe por parte de Rusia. 

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